sábado, 15 de agosto de 2015

Palos Porque Bogas Y Si No Bogas Palos También



Algunas respuestas:  “Tiene que ver con las galeras y los galeotes. Remes o no remes, te darán latigazos. Hagas o no hagas, palos te darán: siempre habrá alguien que te critique por lo que hagas o dejes de hacer.. “

“Que nunca están de acuerdo... “

“Se oponen a que se haga una cosa
y si no se hace te critican por no hacerlo “

“O sea, hagas lo que hagas o dejes de hacer lo que dejes de hacer, siempre habrá alguien que te critique”
“Que nunca están de acuerdo...”

“Que no importa lo que hagas.
Siempre te criticaran, que es tirar palos remes, o no remes.”

Anoche al contestar algunas consultas que se habían acumulado en mi casilla de correo, encontré, como perdida entre los recibidos, la consulta de un joven lector en la cual me manifestaba su desazón  por las injusticias que le deparaba el hecho de ser muy joven y encontrarse inserto, por imperio de las circunstancias, conviviendo  en medio de personas mayores que él, aparentemente muy ocupadas en sus respectivas actividades y totalmente ajenas a lo que pudiese estar aconteciendo con un joven que apenas podían notar en medio de lo abrumadora de sus actividades.

Al leer el contenido de las expresiones de este joven lector confieso que mi primer impulso fue el de solidarizarme  con lo que se exponía ante mis ojos, contener en la madurez de mi análisis  esa reacción natural que nos lleva a pensar en los múltiples  casos de violencia, que diariamente son denunciados, en los cuales se puede apreciar como aquellos que manejan una mayor porción de un mal entendido poder, ejercen un injusto dominio sobre quienes consideramos como más débiles.

Creo que esta vez se accionaron “los frenos de la conciencia”  para evitar una colisión que a nada conduce entre la pasión que generan estos hechos enervantes y la necesaria mesura que debe primar a los efectos de aportar un enfoque que nos permita retrotraernos a los valores fundamentales que deben estar siempre vigentes y ser prevalentes en las relaciones entre humanos falibles, aportar a una convivencia pacífica hacen del hombre un “ser social” por excelencia.

Lo cierto es que situaciones como las descriptas son el caldo de cultivo para quienes se refugian “en dejar pasar”  los acontecimientos, quienes  hemos asumido alguna vez la responsabilidad de tomar decisiones hemos recibido  los consabidos “palos” tanto cuando acertamos o cuando aquello que hemos hecho no satisface a los consabidos “espectadores”  de todo lo que hacemos o dejamos de hacer.

Como puedes apreciar, joven amigo, esta es mi respuesta, nadie de los “hacedores” de algo está exento de los consecuentes palos, a lo largo de la historia, todos los hombres y mujeres que nos han  legado su valioso aporte, no se han librado de ser receptores de la reacción de sus contemporáneos, algunos, por no decir, todos ellos, han pagado el precio de su propia vida por ser coherentes con su pensamiento y sobre todo por no claudicar ante “las presiones” de quienes prefieren el uso de la crítica destructiva que solo destruye y apenas puede ocultar lo grosero de su mediocridad.

Ánimo pues y adelante.

Hugo W. Arostegui


miércoles, 12 de agosto de 2015

Vocación De Servicio

Esta mañana recibí el siguiente Mensaje “Estoy de vacaciones pero me han llamado para trabajar esta tarde..”  mirado así, a simple vista, no parece poseer un contenido, lo suficientemente trascendente, como para que tal mensaje mereciese una especial atención para quién lo reciba.

Sin embargo, tal noticia merece ser tenida muy en cuenta sobre todo considerando la actividad que desarrolla la emisora de esta comunicación, mi amiga –persona a la que quiero muchísimo-  se desempeña como enfermera en uno de los hospitales más calificados de una gran ciudad y su respuesta a la convocatoria recibida bien puede considerarse una verdadera expresión de júbilo.

Para quienes hemos desarrollado tareas en las mal llamadas “Instituciones de Salud” como lo pueden ser, como en este caso, los hospitales, sabemos que en estos centros de atención lo que menos encontramos es precisamente, salud, digamos que en los hospitales por mejor equipados que estén y cuánto mayor sea la tecnología que exhiban, lo que la realidad nos muestra, es que en ellos lamentablemente lo que vamos a encontrar es “ausencia de salud”

De manera que cuando alguien recibe una convocatoria como la que mencionamos lo que ocurre es que quién es convocado integra un grupo humano de características excepcionales, el llamado a servir es una oportunidad de representar con su indumentaria blanca a ojos vista de los pacientes internados la oportunidad de ser asistidos por verdaderos “ángeles de la guarda” quienes acuden muchas veces como respuesta a los anhelos de aquellos que sufren en silencio en la salas de internación.

El “valor agregado” de este personal puede apreciarse en la calidad de la atención que recibe “su paciente” trasuntado en gestos de amor, esperanza, calidez humana y generosidad sin importar si a quiénes, eventualmente, tiene a su cuidado son niños, adolescentes, adultos o ancianos.


domingo, 9 de agosto de 2015

El lenguaje de los símbolos


“Porque teniendo ojos  para ver, no verán y teniendo oídos para oír, no escucharan nada”

En el día de ayer en la publicación de un tema cuyo título decía:
“Una Llave Sin Cerrojo” en la cual mencioné, una clara advertencia al eventual lector, sobre la dificultad que encontraría en la comprensión del contenido del artículo en cuestión, muchos han sido los interrogantes surgidos y como respuesta a tal dificultad algunos, sobre todo lectores jóvenes, me han expresado sus dudas y la necesidad que sentían de alguna explicación de mi parte que les permitiese intentar entender mejor el contenido implícito en su lectura.

El lenguaje utilizado en el citado artículo ha sido justamente esta modalidad de comunicación, el símbolo tiene la particularidad de poder transmitir un mensaje “de persona a persona” preservando no solamente la identidad del destinatario, sino que además, tiene la particularidad de poder mantener la singular vigencia de una “experiencia compartida”.

La ausencia de cerrojo indica la inviolabilidad del contenido el cual permanece atesorado en el corazón de la persona aludida y la llave está indicando que es necesario el uso de “claves de acceso” que solamente podrán ser utilizadas por quienes comparten una misma vivencia.

El símbolo no puede ser enseñado en la academia, el símbolo no es descifrable por el intelecto y el valor inconmensurable de su contenido sólo puede ser percibido “de mano en mano” dador y receptor comparten “el areté” palabra utilizada en la antigua grecia para definir su sentido de “La Excelencia”.

Hace ya unos cuántos años, en ocasión de encontrarme en el caribe, escuché una hermosa canción cuya melodía decía lo siguiente”

                             “… Ella me dice que no va no va y no va porque ya no me quiere
                              Y yo le digo que sí va y sí va y sí va porque de amor se muere”

La mente humana difícilmente pueda comprender el profundo sentido de tales expresiones.

Bueno, como se puede apreciar, este es un intento de aproximación al contenido del artículo publicado y seguramente redundará en una mayor comprensión del lenguaje utilizado.


Hugo W Arostegui

sábado, 8 de agosto de 2015

Una Llave Compartida Sin Cerrojo.

Cuando deslizo mis manos por este ordenador intentando hilvanar un nuevo relato me encuentro conduciendo mis expresiones ante una bifurcación de caminos, y ante la disyuntiva de decidir cuál rumbo tomar, volver a considerar hacia dónde nos dirigimos, cual o quién es el destinatario, y sobre todo, quién será el conductor en la senda escogida.

Cuando la mente conduce seguramente tomará el camino de las razones que pueda dictarle su cerebro y el amplio margen de maniobra que el uso de un lenguaje, rico en expresiones  idiomáticas, pueda otorgarle.

Pero esta es la cuestión, la mente no puede asumir sobre sí misma, atribuciones que claramente no le competen, no nos estamos dirigiendo al intelecto humano, pretendemos  llegar  al único lugar de dónde han partido nuestras emociones y ese lugar no es otro que el corazón, donde anida lo más puro del sentimiento humano.

De manera que nos hemos enfrentado a definir nuestro rumbo y una vez que sabemos hacía dónde y a quién nos dirigimos, dejamos que toda nuestra habilidad expresiva pierda absolutamente todo  su sentido, no se trata entonces de meras construcciones intelectuales, se trata de superar razones y justificaciones que nada valen, para recurrir al único medio que siempre hemos utilizado el genuino uso de los dictados del corazón.

Ahora bien, lo dicho al corazón ya está dicho, este ha sido el destinatario y el único receptor de todo lo que hemos dicho, lo dicho y lo sentido tienen claramente todo lo expresado y no tendría mayor sentido volver a trillar una senda ya recorrida, esto es algo de tu y yo y nadie más podrá jamás entenderlo, es por eso que una vez que abrimos las puertas de nuestro “ser interior” sabemos que hemos tomado una decisión sin retorno, lo que tienes en el corazón pertenece a tu corazón y a nadie más, es algo íntimo, medular e incorruptible.

Las palabras ahora carecen de sentido, el único campo de pruebas eres tú misma, quizás puedas intentar elaborar una muy sesuda disculpa pero tanto yo como tú sabemos en lo profundo de nuestro ser, cuáles han sido los sentimientos que nos han embargado, nadie más lo ha experimentado, puedes cultivar lo que sientes o intentar extirparlo es  allí donde late como un embrión fecundado, unido al cordón umbilical de tu corazón y a sus latidos.

Pocos serán quienes puedan entender esto que hoy menciono, está escrito en un  lenguaje desconocido para muchos, está escrito en el idioma del  amor, el mismo amor que le da sentido a nuestra existencia.

Sinceramente:
Hugo W Arostegui



domingo, 2 de agosto de 2015

Amar o no Amar ¿Es esta la cuestión?



En estos tiempos en que nos resulta tan fácil el establecer una relación con personas que nunca antes hemos visto ni compartido otro vínculo que el que no fuese un “me gusta” en una “red de amigos virtuales”, suelen darse algunas situaciones en las cuales se pueden precipitar, como en una imaginaria cascada, una verdadera vorágine de emociones que en su ímpetu nos arrastre a compartir experiencias de vida, muchas veces traumáticas y dolorosas.

El hombre es por definición un ser social de manera que su irrupción en las llamadas redes sociales se puede considerar como un hecho natural y razonable propio de su naturaleza.

Ahora, los adelantos tecnológicos que han revolucionado los alcances de la comunicación entre personas han creado una brecha cada vez más profunda entre las posibilidades de las llamadas ciencias sociales y la capacidad de razonamiento de este nuevo “homo sapiens” social.

Vemos como cada vez, en forma más frecuente, el hombre y la mujer que cuentan con acceso a estos medios de comunicación anteponen el uso de su razonamiento como si ésta, su capacidad de razonar, oficiase como un filtro, un preservativo, para proteger sus partes más sensibles y de esta manera inocularse de los posibles efectos nocivos de su relación con “él o los otros”.

El recurso de nuestro razonamiento a la hora de pretender tomar una decisión, debería partir de la premisa de que no siempre nuestra capacidad de razonar nos hace actuar en una forma más razonable, como muestra de esta afirmación se pueden apreciar los efectos devastadores que la humanidad en su conjunto le ocasionan a nuestro medio ambiente.

Muchas veces escucho estas exclamaciones:  “No me ames, no creo en el amor, ya he sufrido demasiadas frustraciones por causa del amor, es mejor un pasatiempo que de la misma forma en que viene, de esa misma forma se irá.”

El razonamiento apunta a nuestra intelectualidad, al cerebro humano, pero la razón responde a “nuestro entorno social” a nuestras experiencias de vida y no puede explicar nuestras emociones más profundas, estas emociones no pueden analizarse con el cerebro por más evolucionado que pensemos que pueda encontrarse, debemos escuchar los dictados del corazón, este órgano, muchas veces ignorado y sometido por la soberbia, es el único capaz de darnos a conocer el más noble de nuestros sentimientos, nuestra propia capacidad de amar.

Nuestra resistencia al amor se debe a que es un sentimiento que no puede ser sometido ni condicionado, nuestra propia vida depende del amor, sin amor la existencia se marchita, se torna mustia, pierde su brillo y pierde su capacidad de florecer.

Si pensamos que el amor no es más que una pérdida de tiempo, démosle espacio en nuestro corazón, no le reprimamos, el amor es una fuente inagotable de agua viva que fluye para siempre, el amor es nuestro vínculo eterno con todo lo trascendente de la creatividad humana.

Hugo W Arostegui