viernes, 14 de diciembre de 2018

Pensar Bien Para Hacerlo Mejor


El tiempo es lo que hace que las cosas no ocurran todas a la vez. Sin embargo, “los seres humanos, a través de los recuerdos, podemos vivir todas las cosas simultáneamente”. La memoria es la que se encarga de almacenar todos ellos, ya sean buenos o malos. Además de lo que realmente hemos presenciado, la memoria es capaz de creer y recordar cosas que jamás hemos vivido.

Estos recuerdos van variando según el estado anímico de las personas. Sin embargo, las personas, a la hora de evocar nuestros recuerdos “tendemos a hacerlo de forma defectuosa y muchas veces en nuestra contra”. Asimismo, tendemos a intentar darle sentido al presente desde el pasado.

Sin embargo, “cuando convocamos esos recuerdos, fallamos en las preguntas que nos hacemos”. A partir de éstas, deshacemos el pasado para dar sentido al presente. Por ello, considera que “lo importante no son las respuestas, sino las preguntas que nos hacemos”. A través de éstas, seremos capaces de construir una narrativa conjunta. Y asimismo, esas preguntas contribuirán a buscar los recuerdos que nos interesan.

“Desgraciadamente, los sentimientos negativos son más fáciles de recordar y duran más que los positivos”. Ante esta realidad, es importante aprender a recordar lo positivo. Para ello, Luis Muiño ha realizado un decálogo breve de lo que podría ser un buen viajero en el mundo de los recuerdos. En definitiva, ha hablado sobre varias cosas que nos ayudarán a utilizar bien los recuerdos.

La primera de ellas es el control. “Debemos aprender a rememorar más a menudo los hechos que nos ayudan a llevar las riendas de nuestras vidas”. Es decir, es importante que tratemos de recordar aquellos acontecimientos en los que cada uno de nosotros funcionó tomando el control. Asimismo, hay que evocar imágenes de cambio. Es importante evitar el estatismo, es decir, “evitar pensar que todo lo malo va a seguir estando ahí siempre”. Esto solo puede llevarnos al desastre mental y a sufrir.

Por ello, es importante aludir al dinamismo y recordar los momentos de cambio.
La precisión es también un elemento importante para utilizar bien los recuerdos. Debemos evocar en nuestros recuerdos zonas problemáticas concretas, sin generalizar. Es decir, “tenemos que ser conscientes de nuestras debilidades, pero sin llegar nunca a pensar que no servimos para nada”. De igual manera es importante que seamos capaces de integrar los recuerdos en nuestra historia vital con un cierto sentido; extrayendo de cada recuerdo la experiencia adquirida y evitando horrorizar.

Es fundamental también evitar los pensamientos sobre el pasado que irrumpen en el presente en cualquier momento. Asimismo, debemos tratar de objetivar los recuerdos, “evitando horribilizar los recuerdos“. Aprender a olvidar y eliminar ciertos recuerdos que influyen negativamente en nuestro estado de ánimo.

De igual manera, ha subrayado la importancia de encontrar el equilibrio. “Es importante que tratemos de eliminar los sesgos que introduce nuestro estado de ánimo”. Finalmente, Luis Muiño, ha hecho especial hincapié en que no debemos limitarnos a esperar que los recuerdos vengan a nosotros. Por el contrario, “debemos ser capaces de construir buenos recuerdos”; recuerdos que van a ser importantes y que pueden contribuir a favor de nuestra felicidad.


Ya que ésta supone “tener la fuerza suficiente para cambiar lo que puedes cambiar, la paciencia necesaria para sobrellevar lo que no puedes cambiar y la inteligencia para distinguir una cosa de otra”.

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