El tiempo es lo que hace que las cosas no ocurran todas a la
vez. Sin embargo, “los seres humanos, a través de los recuerdos, podemos vivir
todas las cosas simultáneamente”. La memoria es la que se encarga de almacenar
todos ellos, ya sean buenos o malos. Además de lo que realmente hemos
presenciado, la memoria es capaz de creer y recordar cosas que jamás hemos
vivido.
Estos recuerdos van variando según el estado anímico de las
personas. Sin embargo, las personas, a la hora de evocar nuestros recuerdos
“tendemos a hacerlo de forma defectuosa y muchas veces en nuestra contra”.
Asimismo, tendemos a intentar darle sentido al presente desde el pasado.
Sin embargo, “cuando convocamos esos recuerdos, fallamos en
las preguntas que nos hacemos”. A partir de éstas, deshacemos el pasado para
dar sentido al presente. Por ello, considera que “lo importante no son las
respuestas, sino las preguntas que nos hacemos”. A través de éstas, seremos
capaces de construir una narrativa conjunta. Y asimismo, esas preguntas
contribuirán a buscar los recuerdos que nos interesan.
“Desgraciadamente, los sentimientos negativos son más
fáciles de recordar y duran más que los positivos”. Ante esta realidad, es
importante aprender a recordar lo positivo. Para ello, Luis Muiño ha realizado
un decálogo breve de lo que podría ser un buen viajero en el mundo de los
recuerdos. En definitiva, ha hablado sobre varias cosas que nos ayudarán a
utilizar bien los recuerdos.
La primera de ellas es el control. “Debemos aprender a
rememorar más a menudo los hechos que nos ayudan a llevar las riendas de
nuestras vidas”. Es decir, es importante que tratemos de recordar aquellos
acontecimientos en los que cada uno de nosotros funcionó tomando el control.
Asimismo, hay que evocar imágenes de cambio. Es importante evitar el estatismo,
es decir, “evitar pensar que todo lo malo va a seguir estando ahí siempre”.
Esto solo puede llevarnos al desastre mental y a sufrir.
Por ello, es
importante aludir al dinamismo y recordar los momentos de cambio.
La precisión es también un elemento importante para utilizar
bien los recuerdos. Debemos evocar en nuestros recuerdos zonas problemáticas
concretas, sin generalizar. Es decir, “tenemos que ser conscientes de
nuestras debilidades, pero sin llegar nunca a pensar que no servimos para nada”.
De igual manera es importante que seamos capaces de integrar los recuerdos en
nuestra historia vital con un cierto sentido; extrayendo de cada recuerdo la
experiencia adquirida y evitando horrorizar.
Es fundamental también evitar los pensamientos sobre el
pasado que irrumpen en el presente en cualquier momento. Asimismo, debemos
tratar de objetivar los recuerdos, “evitando horribilizar los recuerdos“.
Aprender a olvidar y eliminar ciertos recuerdos que influyen negativamente en
nuestro estado de ánimo.
De igual manera, ha subrayado la importancia de encontrar el
equilibrio. “Es importante que tratemos de eliminar los sesgos que introduce
nuestro estado de ánimo”. Finalmente, Luis Muiño, ha hecho especial hincapié en
que no debemos limitarnos a esperar que los recuerdos vengan a nosotros. Por el
contrario, “debemos ser capaces de construir buenos recuerdos”; recuerdos que
van a ser importantes y que pueden contribuir a favor de nuestra felicidad.
Ya que ésta supone “tener la fuerza suficiente para
cambiar lo que puedes cambiar, la paciencia necesaria para sobrellevar lo que
no puedes cambiar y la inteligencia para distinguir una cosa de otra”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario