lunes, 17 de diciembre de 2018

Evolucionar


Muchas veces nos encasillamos en moldes que no tienen una razón lógica de ser. Discriminamos y asediamos a los que son diferentes, hacemos a un lado a quien no piensa igual que nosotros, y pretendemos estandarizar a la sociedad en esos moldes “perfectos”, para que todos los individuos sean iguales y no piensen o, en palabras de George S. Patton, cuando todos piensan igual es porque alguien no está pensando. En un mundo tan diverso la diversidad de opiniones debería de ser la regla y no la excepción.

Si bien, biológicamente somos egoístas, pues nuestros genes nos utilizan como vehículos para avanzar a la siguiente generación, socialmente, como seres humanos, hemos logrado crear mecanismos de cooperación que nos permitan interactuar y ayudarnos para la supervivencia de la especie humana y, conforme avanza más la ciencia y nuestro conocimiento sobre ella, caemos en razón de que no es por medio del  egoísmo que logramos la supervivencia  sino que lo es por medio del trabajo en equipo.

Algunos biólogos criticarán fuertemente esta postura, pues asumen que la supervivencia del más apto es la regla y no la excepción, sin embargo, nosotros como seres humanos somos capaces de colocarnos por encima de nuestros instintos primitivos, utilizando nuestro desarrollo cerebral, el cual es mucho mayor que el de otras especies. Hemos podido alcanzar logros que ninguna otra especie en la Tierra ha podido: Utilizamos la geometría, el álgebra, la trigonometría, la biología, y demás disciplinas, para sobrevivir como especie.


Decía Morris que la genialidad de nuestra supervivencia yace en que nos hacemos preguntas, encontramos respuestas a esas preguntas y sobre esas respuestas nos hacemos más preguntas. 

Es, por ende, en la diversidad de opinión donde yace nuestra supervivencia como especie, y no en moldes homogéneos y fuera de lugar que no permiten el desarrollo orgánico de las personas.

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