Se trata de una idea que me resulta interesante, aunque
puede sonar obvia, loca, o para alguno bastante rara o absurda. Bueno la idea
surge de preguntarme de dónde vienen los números, ¿Quién inventó los números?
¿Existieron desde siempre? ¿Están implícitos o son un reflejo de la naturaleza?
Una posible respuesta podría ser que el ser humano los invento por necesidad de
contar las cosas, y a partir de ahí las matemáticas se fueron desarrollando.
¿Pero las matemáticas se inventan o se descubren? Otra posibilidad es que el
ser humano aprendiera matemáticas observando la naturaleza, sus formas y
simetrías, ya que dicen que las matemáticas son su lenguaje.
Aunque no llego a comprender exactamente las matemáticas
como el lenguaje de la naturaleza, hace tiempo se me ocurrió que las
matemáticas, al igual que el resto de conocimiento que conoce el ser humano, no
han sido inventadas a partir de la observación o como resultado de múltiples
pensamientos ideas que una o varias personas pudieron crear, sino, que planteo
la posibilidad que esas ideas o pensamientos originales que dieron como
resultado los conocimientos matemáticos, son ideas descubiertas, son ideas que
desde siempre se albergan en nuestra mente y lo que conseguimos es
contemplarlas.
Es decir, entiendo que el conocimiento es algo innato y que
ya tenemos en nuestra inteligencia pero que está oculto, como si se encontrara
en la oscuridad y no pudiéramos acceder a ello; y lo que ocurre cuando alguien
hace algún avance en algún campo de las matemáticas, es des-cubrir un
conocimiento que ya formaba parte de nuestra inteligencia pero que no habíamos
accedido previamente. Se trataría de conseguir iluminar una idea que estaba en
nuestra inteligencia, pero que permanecía en la oscuridad y no nos era visible.
En otras palabras, cada nueva fórmula matemática, cada avance que se hace con los
números, que sirven para explicar un poco más cómo es el mundo en el que
vivimos, no son invenciones, sino descubrimientos, pequeñas ideas que
conseguimos extraer de lo más profundo de nuestra mente. Habría que entender
que todo el conocimiento se halla ya dentro de nosotros, nos viene de serie; lo
que significaría que tenemos que indagar en nuestros límites de nuestra mente
para destapar o acceder a nuevos conocimientos para traerlos en forma de idea a
nuestra consciencia.
Descartes dijo: "Pienso, luego existo". Era
de lo único que estaba seguro, de su capacidad de pensar, puede que sus
pensamientos fueran todos falsos, que no hubiera ninguna verdad entre ellos. Él
no sabía si lo que pensaba era realmente cierto, pero sabía que podía pensar,
que podía visualizar ideas en su cabeza, como diciendo: no sé si estoy seguro
de lo que pienso, pero estoy seguro que si hay pensamientos dentro de mi
cabeza. Puede que Descartes pudiera apoyar la idea de que los pensamientos
están ahí en nuestras mentes y sólo hay que descubrirlos. Lo que le preocupaba
a Descartes era que no podía distinguir cuáles eran ciertos y cuáles no, pero
quizá ese sea el objetivo de pensar y razonar, el saber distinguir de entre
todo el conocimiento que alberga nuestra inteligencia, aquel que nos revela
alguna nueva verdad.
Dijo un filosofa española, que no existe la verdad como
tal, sino que toda las verdades son invenciones humanas. Nosotros
decidimos que es verdad y que no lo es. Quizá, de entre todo el conocimiento
que albergamos, nosotros tenemos la capacidad de "inventar" que es la
verdad, porque nunca podremos saber que es cierto y que no, y quizá al
descubrir ciertos conocimientos en nuestra mente demos a este la categoría de
verdad, en ese caso la estamos inventando, porque interpretamos que una nueva
idea extraída de nuestra mente es algo verdadero.
Al igual que el conocimiento está dentro de nosotros, la
felicidad también lo está, y controlando nuestros pensamiento llegamos a
reconocer donde se encuentra. Es un hecho común entre todas las personas
intentar buscar la felicidad en los demás, en las cosas, en lo externo. Y en
parte así es, porque las cosas que me ofrece la vida me aportan en ocasiones la
sensación de bienestar, pero no se puede disfrutar de lo externo sino empiezo a
hacerlo desde dentro.
La felicidad se halla dentro de mí, porque aunque tenga
acceso a disfrutar con multitud de cosas de la vida, si no poseo un control de
mi interior, no podré disfrutar de ello.
A continuación incluyo unas notas de Abraham Lincoln sobre
este aspecto sobre el cual reflexiono:
"Nadie ni nada nos puede aportar felicidad, no tiene el
poder de hacernos felices. Este poder tan sólo está en nuestras manos."
"Nuestra verdadera esencia es infinita. La felicidad,
no es algo que debemos buscar fuera si no que constituye nuestra verdadera
esencia. Ya somos eso que buscamos ser. [...] Siempre andamos buscando que algo
externo nos haga felices: una casa, otra pareja, otro libro, otro curso... sin
darnos cuenta, sin aceptar, que ya estamos completos que ya somos esa felicidad
que buscamos.".
Y ahora me pregunto, si según esta teoría el conocimiento
está dentro de nuestras mentes al igual que la felicidad, ¿podría ser que la
felicidad y conocimiento sean lo mismo? De esta manera, vuelvo a pensar en mi
teoría del conocimiento que se basa en que el conocimiento es lo que realmente
nos permite disfrutar de una vida de continua felicidad.
Por lo tanto entiendo que existe la posibilidad que todo el
conocimiento, verdad, felicidad está dentro de mi mente; y a mí solo me queda
tener la intensión de pensar para descubrirlo todo. Está en mí, por tanto,
saber cómo vivir. Otra vez puedo recurrir a Lincoln que una vez
dijo: "La mayoría de las personas son tan felices como deciden
serlo".
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