“El eterno Ensueño nació sobre las alas de la Luz sempiterna que rasga el velo de lo informe y atraviesa el Tiempo urdiendo incesantes modelos de Ser.
Mudo permanece el misterio, el
sentido de éste peregrinar, infinita aventura de la existencia, cuyo correr a
lo largo del cielo enciende innumerables círculos de senderos, hasta que al fin
de la tiniebla brota el conocimiento en lo infinito del humano espíritu; y en
ese alborear indeciso, sin romper su mudez, por entre el claro de la bruma
contempla la visión de la Vida y el Amor, surgiendo del tumulto de penas y
alegrías profundas. ”
Santiniketan,
16 de setiembre de 1929.
En esta mañana, leyendo el periódico,
me entero que en el día de mañana, en el marco del Día Internacional de Acción
por la Salud de las Mujeres, diputados y senadores oficialistas presentarán un
proyecto de ley de salud reproductiva que habilita el aborto legal hasta las
doce semanas de embarazo.
Sin duda este es un tema
trascendente, de impostergable debate y posterior resolución que nos permita
enfrentar este verdadero flagelo que golpea fuertemente en la vida de cada
habitante, no digo solamente de este país sino de todo el planeta.
En el caso de nuestro país, la
República Oriental del Uruguay, nación que cuenta con una bajísima tasa de
natalidad, las estadísticas oficiales nos indican que nacen en el país
aproximadamente unos cuarenta y siete mil niños por año y que la cantidad de
abortos por el mismo período asciende a unos treinta y tres mil.
Con estas cifras, que reflejan una
cruda realidad, los proponentes del mencionado proyecto de ley se animaron a
asegurar que la legislación actual es “absolutamente ineficaz para desestimular
la práctica del aborto.”
Diario
la república, edición del 29/05/2006
Cabe agregar que este es un tema
recurrente que prácticamente ha divido a la opinión pública en posturas
radicalmente opuestas en cuánto a considerandos de carácter: ético, religiosos,
científicos, económicos, etc. etc.
La postura del gobierno actual, coincidente
con la de gobiernos anteriores, es de que el presidente de la República, que
tiene el poder del veto, es la de oponerse a toda legislación que pretenda
legislar sobre el aborto en el país.
Hace apenas algunas horas el tema fue
abordado en una amena charla en familia, esta vez, el enfoque estaba dirigido a
un intento de establecer, “el preciso momento” en que el espíritu se aloja
dentro de un niño engendrado, aunque éramos apenas unas pocas personas las que
interveníamos en la discusión – en el sentido estricto del término – las
posturas asumidas por cada uno diferían sustancialmente unas con otras, no
obstante recurrir cada uno a las mismas fuentes informativas para fundamentar
su postura.
Confieso que el tema me atrapó en el
sentido de que salí presuroso a buscar elementos adicionales en respaldo de mi
teoría, y, al encontrarlos, intenté usarlos rápidamente, como si estuviese
jugando una partida de truco, para retrucarle a mi supuesto adversario, y de
esta manera, ganarle la partida.
Luego de reunirme con mis amigos y
plantearles el tema en cuestión, al escucharles desarrollar sus argumentos,
inmediatamente me vino a la mente las palabras proferidas por Sócrates “yo sólo
sé que no se nada” mi percepción y mi intelecto me pusieron en la perspectiva
de que yo no era más que un mísero gusano pretendiendo escalar una montaña.
Mi amigo Agabo nos dijo: Amigos míos,
este es un tema que está situado muy lejos del alcance de nuestro nivel de
desarrollo, intentar abordarlo con los elementos que están a nuestra
disposición es como pretender alcanzar la luna remontando una cometa.
Hay veces que me parece que estoy
observando las investigaciones científicas de tres científicos ciegos que han
logrado acceder a distintas partes de un elefante.
El primero de ellos, dedicó años de
estudio a la oreja de un elefante que era el único elemento que había
encontrado del mismo, y al concluir su teoría dijo solemnemente:
“el elefante es como una enorme
sábana corrugada”
El segundo discrepó vehementemente,
contra ésta, para él, insólita teoría,
había estado también mucho tiempo estudiando una pata de elefante que era lo
único que había podido encontrar de tal animal, su veredicto también fue
contundente, y dijo:
“el elefante es como el tronco de un
árbol”
El tercero, se reía de la ignorancia
de sus dos contrincantes, él había estudiado la trompa de un elefante, que era
lo único que había podido encontrar, y les dijo con gran autoridad: “el
elefante es como una serpiente muy grande”
Cuando le llegó el turno a Shulem él
nos dijo que no obstante ser un tema difícil de abordar, no necesariamente nos
condenaba a la ignorancia, ocurre con este tema lo mismo que con la lectura del
lenguaje de los símbolos, el enigma desaparece cuando aprendemos a observarlo
desde la óptica correcta, la principal característica de un símbolo, es de que
oculta a la vista del profano, la información que está implícita en su
contenido.
En el caso de todas las creaciones de
Dios, la información que pretendemos alcanzar está inserta en cada una de
ellas, como si fuese un sello indeleble e inmodificable, toda la información
requerida se encuentra en sí misma y es perfectamente reproducible si se cumple
con las condiciones previstas en su preconcepción.
Gabriel nos invita a escuchar lo siguiente;
“Y ahora bien, he aquí, te digo que
éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día
en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;
y toda planta del campo antes que
existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese.
Porque yo, Dios el Señor creé
espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes de que existiesen
físicamente sobre la faz de la tierra.
Pues yo, Dios el Señor, no había
hecho llover sobre la faz de la tierra.
Y yo, Dios el Señor, había creado a
todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la
tierra; porque los había creado en el cielo; y aún no había carne sobre la
tierra, ni en el agua, ni en el aire;”
Moisés 3: 5
Continuamos:
“Y de la tierra, yo, Dios el Señor,
hice crecer físicamente todo árbol que es agradable a la vista del hombre; y el
hombre podía verlos.
Y también se tornaron almas
vivientes.
Porque eran espirituales el día que
los creé; pues permanecen en la esfera en que yo, Dios, los creé, sí todas las
cosas que preparé para el uso del hombre; y este vio que eran buenas como
alimento.”
Moisés 3: 9
Estas escrituras que les he citado
tienen como finalidad encontrar bases sustentables sobre las cuales podamos
avanzar en nuestro análisis.
La creación de todos los seres vivos
que conformarían el hábitat de los hijos de Dios
fueron creados primero
espiritualmente y luego físicamente, en la creación espiritual de las especies
se incluyo algo que es esencial en todo ser creado espiritualmente, y ese algo,
es la inteligencia.
Sin el componente esencial de la
inteligencia ningún ser puede ser creado espiritualmente ni estaría en
condiciones de obedecer un mandato claro y terminante:
“Y yo, Dios, dije: Produzcan abundantemente
las aguas seres vivientes que se muevan, y aves que vuelen sobre la tierra en
el amplio firmamento del cielo.
Y yo, Dios, hice las grandes ballenas
y todo ser viviente que se mueve, según su especie, los cuales las aguas
produjeron en abundancia, y toda ave alada, según su especie; y yo, Dios, vi
que todas las cosas que había creado eran buenas.
Y yo, Dios, los bendije, diciendo:
Fructificad y multiplicaos, henchid las aguas del mar; y multiplíquense las
aves en la tierra.
Y yo, Dios, dije: Produzca la tierra
seres vivientes según su especie: el ganado, y lo que se arrastra, y las
bestias de la tierra, según su género y fue hecho.
Y yo, Dios, hice las bestias de la
tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra
sobre la tierra, según su especie; y yo, Dios, vi que todas estas cosas eran
buenas.”
Moisés
2: 20 – 25
Hablemos algo sobre las
inteligencias, las inteligencias son gnolaum, es decir, eternas, Dios el Padre
las organizó según su esfera y a aquellas grandes que le eran semejantes en
potencia, les creó cuerpos espirituales mediante la fusión de los polos
masculinos y femeninos del Olimpo, a decir de los griegos, al referirse a
Kolob, la mansión de los Dioses.
Leamos:
“También el hombre fue en el
principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni
hecha, ni tampoco lo puede ser.
Toda verdad es independiente para
obrar por si misma en aquella esfera en que Dios la ha colocado, así como toda
inteligencia; de otra manera, no hay existencia.”
Doctrina
y Convenios 93: 29 – 30
Haciendo un breve resumen podemos
declarar;
El término inteligencia tiene varios
significados, tres de los cuales serían los siguientes:
1 – La luz de la verdad que da luz y
vida a todas las cosas del universo.
2 – El vocablo inteligencia también
puede referirse a los hijos espirituales de Dios.
3 – En las escrituras también se
menciona la inteligencia como el elemento espiritual que existía antes de que
fuéramos engendrados como hijos espirituales Guía de Estudio página 99
De manera que la información genética
de cada especie está implícito en cada una de las criaturas creadas por Dios, y
sin ese componente no puede haber existencia.
Esta conciencia de género existe en
las esferas inferiores, reinos: animal, vegetal, mineral, etc. en forma
colectiva, es decir cada especie tiene el componente de inteligencia que le
permite transmitir esta información a cada nuevo ser engendrado.
Pero si bien cada nuevo individuo de
la especie posee la información necesaria para desarrollarse en su esfera, no
tiene conciencia individual de ser, la información es de la especie y a ella
retorna una vez cumplido el ciclo vital, algo así como una gota de agua que
retorna nuevamente a la fuente que le dio vida.
Este principio, ha llevado a
confusión a muchos pensadores de la antigüedad los cuales han sido los
fundadores de las grandes religiones del Oriente.
Los budistas anhelan alcanzar
mediante la transmigración por varias vidas, el estado de santidad que les
permita ingresar al Nirvana, donde la conciencia deja de ser un pesado Karma
individual, para integrarse en el todo de la deidad.
De manera que cuando se dan las
condiciones programadas en la información genética, surge como consecuencia una
nueva vida, esta podrá alcanzar su plenitud, puede este proceso truncarse por
circunstancias adversas, puede incluso modificarse a través de la ingeniería
genética, pero nada de lo que suceda constituye una creación de vida, no
debemos confundir creación con modificación, el hombre como inteligencia
superior podrá lograr mutaciones de vida, pero la vida sólo la puede dar Dios.
A este principio que regula la
multiplicación de las especies, nosotros los humanos la conocemos y designamos,
casi sin darnos cuenta de su tremendo significado “Madre Naturaleza.”
“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aún vuestros cabellos están
todos contados.”
Mateo 10: 29 – 30
Ahora hablemos de nosotros, las
inteligencias organizadas y engendradas en cuerpos espirituales, como hijos e
hijas de Dios.
¿Que es lo que sucede con nosotros?
“He aquí esto constituye el albedrío
del hombre y la condenación del hombre; porque claramente le es manifestado lo
que existió desde el principio, y no reciben la luz.
Y todo hombre que no recibe la luz
está bajo condenación.
Porque el hombre es espíritu. Los
elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben
una plenitud de gozo;
y cuando están separados, el hombre
no puede recibir una plenitud de gozo.
Los elementos son el tabernáculo de
Dios, a saber templos; y el templo que fuere profanado, Dios lo destruirá.
La gloria de Dios es la inteligencia,
o en otras palabras, luz y verdad.”
Doctrina
y Convenios 93: 31 - 36
Al desencadenarse el proceso de
gestación de una criatura humana, ya sea por la fecundación del óvulo materno
mediante la relación de los sexos, o por métodos de manipulación desarrollados
por la ciencia, una vez iniciado, para obtener un embrión en cualquier etapa de
su formación, se requiere de la inteligencia con la cual fue organizada su
especie, de otra manera no puede haber existencia.
Ahora, esta inteligencia no opera en
forma colectiva, como en los reinos inferiores, esa inteligencia es individual
e indivisible, pertenece a un hijo espiritual de Dios.
Este proceso de gestación, una vez
iniciado, puede ser interrumpido, en cualesquiera de sus etapas, mediante el
aborto espontáneo o inducido, por maniobras de ocultamiento tirándolo en el
inodoro, en la basura, quemándolo, etc. etc.
Puede mantenerse en Vitro, o en
cualquier otra forma de conservación, no voy a detenerme a enumerar las diversas formas de manipulación
genética que la ciencia de los humanos a alcanzado a desarrollar o la que pueda
desarrollar en el futuro, todo esto que mencionamos puede hacerse y negarlo
sería un burdo acto de ignorancia.
Pero lo que no puede hacerse es
destruir la vida contenida en el embrión
humano, el hombre puede interrumpir el proceso en cualquiera de sus etapas,
incluso, una vez nacido a la vida puede ser interrumpido su desarrollo, ya sea
por mala praxis, por algún tipo de accidente, por malformaciones genéticas, por
las hambrunas, la guerra, la contaminación ambiental, etc. etc.
Puede llegar a crecer aprender a
caminar, correr, alcanzar la vida adulta o bruscamente morir por causas no
esperadas, todo eso puede suceder, pero leamos nuevamente las escrituras:
“Así que, no los temáis; porque nada
hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de
saberse.
Lo que os digo en tinieblas, decidlo
en la luz; y lo que haz oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
Y no temáis a los que matan el
cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir
el alma y el cuerpo en el infierno.
¿No se venden dos pajarillos por un
cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aun vuestros cabellos están
todos contados.
Así que, no temáis; más valéis
vosotros que muchos pajarillos.”
Mateo
10: 26 – 31
Una de nuestras mayores
preocupaciones son las referidas a las expectativas de vida de la humanidad, se
han logrado avances sustanciales en cuánto a la calidad de vida que puede
alcanzarse con el avance científico y tecnológico, pero en contrapartida,
millones de niños nacen para lamentablemente morir, víctimas de la hambruna,
las guerras, la radiación, los desastres naturales, enfermedades, plagas, etc.
etc.
Estas desigualdades, donde unos viven
en medio de la opulencia, y otros, los más, nacen y mueren en condiciones
infrahumanas, son el motor que enciende los reclamos, a los gobiernos, los
sistemas, las organizaciones, las corporaciones de diverso tipo, a las
religiones y por supuesto a Dios.
Hay quienes aducen de que la tierra
está superpoblada, que la marginación y la miseria ha de crecer en forma
proporcional a la escasez de recursos para abastecerlos a todos, se proponen
planificaciones que limiten el crecimiento, uso de anticonceptivos, ligaduras
de trompas, esterilizaciones, y toda una gama de recursos lícitos e ilícitos,
incluidas las masacres, los genocidios y la destrucción masiva.
Para no desviarme del tema de fondo,
pero también para no dejar “colgado” un pronunciamiento obligado sobre estas
profundas desigualdades que hoy nos agobian, es que voy a hacer una ligera
referencia al apóstol Santiago, sin duda este es un gran tema que debería ser
tratado en profundidad, pero no ahora, donde lo que estamos exponiendo, si bien
tiene mucho que ver, no hace a la cuestión de fondo que estamos intentando
desarrollar.
Leamos a Santiago:
¡Vamos ahora, ricos ! Llorad y aullad por las
miserias que os vendrán.
Vuestras riquezas están podridas, y
vuestras ropas están comidas de polilla.
Vuestro oro y plata están
enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo
vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
He aquí clama el jornal de los
obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido
pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los
oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en deleites sobre la
tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de
matanza.
Habéis condenado y dado muerte al
justo, y él no os hace resistencia.”
Santiago 5: 1 – 6
Volvamos ahora a nuestro tema
central, todo esta exposición que estamos desarrollando, obedece a que alguien
nos ha hecho la siguiente pregunta ¿ en qué momento se produce el ingreso del
espíritu, al cuerpo que está siendo organizado, ya sea en el vientre materno,
en la probeta, o en algún otro método científico de manipulación genética ?
La respuesta que voy a formular, es
contundente, no se trata de una simple sugerencia o de un ejercicio de
especulación teológica o filosófica, es la respuesta que está implícita en el
código genético que cada uno de nosotros porta aun sin saberlo.
Sin el espíritu, no es posible la
existencia de ningún ser vivo cualquiera sea la etapa de su evolución, la vida
no le pertenece a la madre ni al científico, la vida sólo puede provenir de
Dios, el cual es el dador de la vida.
Esto es algo muy difícil de
comprender y mucho menos de aceptar pero no obstante confío en la capacidad de
reflexión de cada uno, veamos lo siguiente:
Podemos alegar, por ejemplo, que nos
parece inaceptable el considerar a un espíritu que mora en la presencia de
Dios, que acepte participar de una experiencia de gestación que puede ser
interrumpida en cualquier momento ya sea, a través de un acto involuntario o
por que se ha tomado la decisión de interrumpirlo por razones científicas,
económicas, presiones familiares, temores o simplemente por desinterés.
Ahora, sigamos adelante en el
razonamiento, ¿ que es lo que pueda ocurrir ? lo que puede ocurrir es que por
las razones expuestas o por cualquier otra que se nos venga en mente, se decida
interrumpir el proceso, eso es lo único que puede ocurrir.
Si se interrumpe el proceso, ¿ que es
lo que realmente sucede ? el proceso sin duda puede interrumpirse a voluntad
del hombre, pero no puede destruirlo, sólo puede interrumpirlo, como se puede
interrumpir una vida mediante una ejecución, por ejemplo.
La existencia humana es la existencia
de los hijos de Dios, el proceso interrumpido por la razón que sea, puede ser
retomado nuevamente una vez en que se cuenten con los medios que el Padre de
todas las ciencias ha previsto, y cuando eso suceda, esa existencia provista de
inteligencia y espíritu, continuará su evolución hasta alcanzar la medida de su
creación.
El hombre no tiene posibilidad alguna
de destruir la vida, puede alterar, interrumpir, detener, aun la puede
adulterar o manipular, pero no la puede destruir, las consecuencias de la
acción del hombre no logran destruir el plan de Dios, sólo puede
distorsionarlo, hasta que llegue el momento oportuno en el cual la ciencia del
Creador corregirá esas alteraciones y recuperará todas las cualidades de la
especie.
De manera que aunque nos encontremos
ante una célula, un embrión, un feto incompleto, una malformación genética, un
discapacitado física o mentalmente impedido, nada escapa a los ojos de Dios,
ese espíritu impedido de lograr su plenitud tiene la certeza, de que a su
debido momento, su Creador corregirá toda alteración, y restaurará su perfecta
forma.
Recordemos de que hablamos en
términos de eternidad, el tiempo carece en absoluto de importancia, nosotros
los que vivimos al ritmo que marcan las horas, no cuesta entender la eternidad,
como nos cuesta entender que nada se pierde, que se transforma por variadas
razones pero que conserva latente la información necesaria que hace posible su
restauración.
No creo necesario extenderme mas en
la consideración de este asunto, lo que correspondería agregar, son las
consecuencias en las que incurren todos aquellos que de una manera u otra han
tomado la decisión de interrumpir una vida.
No siempre la decisión de interrumpir
un proceso de gestación es un acto pecaminoso, una acción de carácter delictivo
o una desviación a las normas divinas, existen circunstancias muy particulares
que deben ser debidamente consideradas, cuando peligra la vida de una madre,
cuando se constatan malformaciones o daños a los cuales la ciencia no puede
resolver, entiendo de que es válida la interrupción.
Una interrupción que no significa
decidir sobre la vida o la muerte, eso claramente nos está impedido de
realizar, aunque quisiéramos hacerlo, lo que yo diría estando en un momento en
que debo tomar una decisión semejante, es lo siguiente:
Amado Padre que estás en los cielos,
permíteme dejar en tus manos esta interrupción que las circunstancias adversas
me obligan a realizar, encomendándote Señor que en su debido tiempo, cuando tú
lo estimes conveniente, permitas que puedan ser superadas las actuales
dificultades y retome su desarrollo hasta alcanzar su perfecto estado.
Hay incontables situaciones a las
cuales solo podemos dejar en las manos de Dios, y no se nos es permitido juzgar, cuando hay un
aborto, un suicidio, cuando nos enteramos de que la ciencia incursiona en el
campo de la ingeniería genética, cuando oímos hablar de clonar y reconstruir
vidas, recordemos de que la gloria de Dios es la inteligencia y que ningún
hombre podrá salvarse en la ignorancia.
Recuerdo una vez, que un hombre de
Dios, un profeta, condenó vehementemente los nuevos pantalones que usarían los
hombres en sus tareas; éstos pantalones venían provistos de una bragueta
abrochada al frente, un verdadero adelanto de la moda, pero que facilitaba
enormemente el cerrar y abrir los pantalones, un engendro “satánico” para
tentar a los hombres a recurrir a este procedimiento en sus relaciones con el
sexo opuesto.
La voz de alarma, alertó a las madres
para que cuidaran a sus hijas, a sus hijos y a sus propios maridos e impidiesen
la adopción de una prenda que atentaba contra la moral, la modestia, y las
buenas costumbres.
No existe ninguna duda de que el
mundo evoluciona y las costumbres y procedimientos cambian, no les parece?
Hugo W. Arostegui
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