sábado, 18 de abril de 2020

La Acción Inteligente

 
El problema verdadero no es el uso de demasiada inteligencia sino la falta de uso de la emoción. La emoción se desatiende totalmente en nuestra civilización, así que se pierde el equilibrio y se desarrolla una personalidad torcida. Si la emoción también es utilizada, entonces no hay desequilibrio.

Un equilibrio de la emoción y del intelecto se debe mantener en la proporción adecuada; de lo contrario la personalidad entera se enferma. Es igual que si únicamente se usa una pierna. Tú puedes seguir usándola, pero no llegas a ninguna parte; simplemente te agotas. La otra pierna debe ser utilizada. 

La emoción y el intelecto son como dos alas: cuando utilizamos solamente un ala el resultado será frustración. Entonces la dicha que llega al usar ambas alas simultáneamente, en equilibrio y armonía, nunca es alcanzada.

No tengas miedo de usar demasiado el intelecto. Solamente cuando se utiliza la inteligencia tú tocas las profundidades; sólo ahí tu potencial está estimulado. El trabajo intelectual no implica la utilización de tu inteligencia. 

El trabajo intelectual es meramente superficial; no se toca ninguna profundidad, nada es desafiado. Eso da lugar al aburrimiento; genera trabajo que no causa placer. El placer viene siempre cuando se desafía la individualidad y tú tienes que probarte a ti mismo y responder al desafío. Cuando son desafiadas, la inteligencia o la emoción crean ambas su propia dicha.

Una persona es esquizofrénica si solamente una porción de su personalidad está trabajando y la otra está muerta. Entonces hasta la parte que está en funcionamiento no trabajará realmente bien porque estará con exceso de trabajo.

La personalidad es una totalidad; no tiene ninguna división en absoluto. 

Realmente, la personalidad entera es una energía que fluye. Cuando la energía se utiliza de manera lógica se convierte en inteligencia, y cuando no se utiliza lógicamente sino emocionalmente se convierte en  corazón. Éstas son dos cosas separadas; es la misma energía que atraviesa dos canales diferentes.

Cuando no hay corazón sino sólo intelecto, nunca te puedes relajar. La relajación quiere decir que ahora la misma energía dentro de ti está trabajando en un canal diferente. 

La relajación no quiere decir que no hay trabajo en absoluto, significa trabajo en otra dimensión. Entonces la dimensión que está sobrecargada se relaja.

Una persona que sigue una búsqueda intelectual continuamente, nunca se relaja. No desvía su energía a otra dimensión, así que su mente sigue trabajando en una sola dirección innecesariamente. Eso crea aburrimiento. Más y más pensamientos vienen y van; se difunde la energía, se pierde. 

Tú no puedes disfrutarla; por el contrario, estarás decepcionado y disgustado con esta carga innecesaria. Pero la mente, o el intelecto, no es el culpable. Como una dimensión alternativa no se ha proporcionado, como no hay otra puerta abierta a ella, la energía continúa dando vueltas en tu interior.

La energía nunca puede estar estancada. Energía significa lo que no está estancado, lo que siempre está fluyendo. Relajación no significa la energía que está estancada o dormida; científicamente, la relajación quiere decir que ahora la energía está fluyendo a través de otro canal, de otra dimensión, — que ha entrado en otro espacio.

Pero aunque el espacio puede ser diferente, si no es completamente lo opuesto al espacio en el que te encontrabas antes, la mente no se relajará. Por ejemplo, si tú trabajas en un problema científico, entonces te puedes relajar leyendo una novela. 

El trabajo es diferente: ocuparse de un problema científico es ser activo — una modalidad muy masculina — mientras que leer una novela es ser pasivo, que es una modalidad absolutamente femenina. Aunque estás utilizando la misma mente estarás relajado, porque es el polo opuesto de la mente el que está siendo utilizado. Tú no estás solucionando nada, no estás activo; eres sólo un receptor, recibiendo algo. La dimensión es la misma excepto que la emoción, el polo opuesto, está siendo utilizada.

De la misma forma, cuando amamos, el intelecto no entra en juego en absoluto. Sucede justo lo contrario: la parte irracional de tu personalidad entra en acción. La inteligencia debe ser balanceada por el amor y el amor debe ser balanceado por la inteligencia. Ordinariamente, este equilibrio no se encuentra en ninguna parte.

Si alguien está enamorado y comienza a descuidar todas las búsquedas intelectuales, esto también creará aburrimiento. Incluso el amor se convierte en una tensión si es un asunto de veinticuatro horas al día. Una vez que el desafío se pierde, el placer también se perderá: el juego se perderá y se convertirá tan sólo en trabajo. La misma cosa sucede con un intelectual que descuida el lado emocional de su ser.


Estas dos piezas, estos dos polos, deben estar en equilibrio, sólo entonces nace un ser humano integrado e individual”.


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