Quizás llevas tiempo dándole vueltas a una pregunta a la que todavía no
has encontrado ninguna respuesta. La has buscado leyendo libros, escuchando a
gurús, asistiendo a cursos, haciendo terapias…
Es posible que la respuesta esté más cerca de lo que piensas,
porque está en tu interior. Pero para encontrarla hay que desempolvar
algún viejo archivador en tu subconsciente.
Te propongo que no esperes más. Puedes acceder a la respuesta que buscas
si formulas una pregunta diferente.
Por ejemplo, imagina que, desde hace tiempo, no logras responder a la
pregunta “¿qué sentido tiene mi vida?”. Para encontrar una respuesta
podrías variar la pregunta y, por ejemplo, preguntar: ¿por qué no le encuentro
sentido a mi vida? o ¿el sentido de la vida se busca? o ¿para qué quiero
encontrar un sentido a mi vida? o ¿cómo podría encontrarle un sentido a mi
vida? o ¿cómo sería mi vida si ya tuviera sentido? o ¿qué necesitaría para
encontrarle un sentido a mi vida? … u otras que se te ocurran.
O, si bien, por ejemplo, lo que te ocurre es que estás sumid@ en
una depresión por algo que te ha sucedido.
Si tu pregunta sin respuesta es: “¿por qué me ha sucedido esto a
mí?”, te propongo buscar preguntar alternativas como: ¿para qué me ha sucedido
esto? o ¿cómo podría ver desde otra perspectiva lo que me ha sucedido? o ¿tiene
alguna utilidad lo que me ha sucedido? o ¿cuándo podré superarlo? o ¿cuánto
esfuerzo deberé emplear para salir de esta situación? o ¿qué herramientas
necesito para salir de esa situación?… u otras que se te ocurran.
No te conformes con la primera respuesta que obtengas. Sigue el hilo a
partir de ella, sigue preguntando. Llegarás al fondo de la cuestión.
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