Todos saben que la vida es breve como un soplo, pero muchas personas
viven como si la vejez y la muerte no fuesen a llegar.
Corren desesperadamente en busca de la felicidad y procuran la
satisfacción de sus deseos a cualquier precio.
Pienso que cuando nuestros ojos se ponen borrosos debido a la miopía de
las futilidades y no consiguen ver muy bien cómo son las cosas, podemos ver el
mundo a través de los ojos de alguien que ve y discierne más allá de nosotros.
Además, tenemos muchísimas historias de vida que nos enseñan lo que no
debemos hacer y lo que no debemos hablar jamás, y sabios son los que logran
asimilar y cambiar sus pensamientos y perspectivas.
Todos los hombres son iguales, y basta tener éxito en algo para sentirse
mejor que los demás y con la sensación de que durará para siempre. Si el ser
humano no está atento a su corazón, rápidamente se convierte en un vano delante
de las conquistas. Y vivir ante esa vanidad es vivir en el “espacio vacío, más
vacío todavía”. Esa fue la conclusión del rey Salomón, que vivió en el apogeo
de la gloria humana, del lujo, de los placeres y hasta de la cúspide de la
sabiduría.
Luego al tratar dar sentido a esas cosas, él termina su vida con la
conclusión de que todo es vanidad. Su aprendizaje fue tan grande que él repite
varias veces en el libro de Eclesiastés que todas las cosas “bajo el sol” son
distracciones inútiles y temporales. Todo es ventajoso por un tiempo, pero
luego pierde la gracia y cae en la monotonía.
El real valor de la vida está en vivir la fe, y la solución para que jamás
alguien se sienta más de lo que realmente es, es mantener la concentración en
la Palabra de Dios.
Todos siguen el mismo rumbo: envejecer y morir. Y nuestro propio cuerpo
nos enseña. Cada año disminuyen las fuerzas, las canas se instalan peleando con
la juventud, la memoria y la voz empiezan a cambiar…
Para no frustrase, comprenda el propósito de su vida en este mundo y
ponga toda su fuerza en la búsqueda de la eternidad con Dios. ¡La satisfacción
de tener paz con Él es incomparable! La belleza y la fuerza que vienen de Él,
el tiempo no roba. Y ser elegido en Su corazón nos hace el más feliz de los
hombres.
¡Esa es la única gloria que vale la pena buscar!
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