lunes, 13 de abril de 2020

Saber A Través De Ti Mismo

Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores, como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco aquellos que están ligados al cuerpo, como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza, sino exclusivamente los valores del alma que se hallan todos incluidos en el conocimiento.


Por supuesto, esto no significa que todos los valores tradicionales se conviertan en antivalores, sin más; 1
significa sencillamente que por sí mismos carecen de valor.

Sólo se convertirán en valores si se utilizan como lo exige el conocimiento, es decir, en función del alma y de su areté.

Fuente de información: Johannes Hirschberger  Historia de la filosofía. Barcelona:                                          Editorial Herder, 1981.

El pensamiento Socrático a llegado a nosotros a través de filósofos de la Grecia clásica, especialmente Platón, que han inmortalizado  sus enseñanzas, cabe agregar, que tal como ha sucedido con grandes personajes de nuestra historia, como lo pueden ser, entre tantos otros, figuras como:  Melquisedec, Rey de Salem,  El Patriarca Abraham, o el propio Jesucristo, el hijo Unigénito de Dios, no nos han dejado ninguna enseñanza de su propio puño y letra, sus acciones han sido recogidas por sus discípulos y dadas a conocer al mundo con posterioridad mediante los escritos que hoy conocemos.

Estas enseñanzas que mencionamos, han marcado con su huella indeleble, el acervo espiritual y cultural de toda la humanidad y no obstante la indiscutible grandeza y profundidad de sus conceptos , bueno es considerar que lo que nos han transmitido, lo han recibido de sus predecesores, que ellos han profundizado un surco ya iniciado anteriormente y , sobre todo, que la tarea encomendada se seguirá construyendo con el aporte de cada individuo con su pensar y su sentir, en la ardua y asombrosa tarea del descubrimiento de uno mismo.

Las grandes religiones, los predicadores que hoy se atribuyen la posesión  en exclusividad de la verdad revelada, los que arguyen que todo lo que el hombre debe saber sobre sus orígenes y su destino, ya les han sido revelados y que nada más hace falta conocer, deberían sumergirse en lo profundo de la humildad, desterrar la soberbia  de sus corazones y retomar el camino de aquellos que aún emprenden la senda buscando y practicando, tal cual lo menciona el poeta:

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

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