Para la inmensa mayoría de las personas la opinión ajena es supremamente importante, tanto que es la motivación más poderosa de la vida moderna, al punto de que hay individuos que se suicidan sólo por que alguien les hizo algún comentario desvalorizante.
Si miramos las fantasías de la gente, qué vemos? Que este mundo está lleno de futuras reinas de belleza, campeones mundiales, actrices de éxito, cantantes famosos, presidentes de la República...
Si a alguien le dicen tú eres especial , su ego queda flotando en la estratosfera, pero se trata de una vanidad tonta, por la sencilla razón de que todo ser humano es especial. O usted conoce a alguien igual a usted? Conoce a alguien que haya vivido sus experiencias, o que pueda ver el mundo desde su mismo punto de vista? La aceptación de los demás es una necesidad psicosocial básica de toda persona. Todos requerimos que se nos preste atención, que la gente que nos conoce valore lo que somos, e incluso que se tomen la molestias de reconocérnoslo.
Para sostener una relación de amor o de amistad, periódicamente ha de recibirse el reconocimiento del otro. Como estás de linda , gracias , te quedó muy bien hecho ... Unas palabras de aliento, una sonrisa, un gesto de aceptación, una palmada en la espalda son indispensables para mantener una relación equilibrada con los demás.
Pero todo extremo es vicioso. Cuando la gente comienza a considerar la aceptación social como la razón de ser de su vida, no hace otra cosa que depositar su felicidad en manos ajenas.
En tales condiciones todo lo que tiene que hacer alguien para hacernos infelices es decir: No, a mí no me convence . Esa es la razón por la que cada vez vemos a personajes famosos venidos a menos, haciendo cualquier cosa con tal de seguir figurando. Piensa que si no tiene la atención y aprobación ajenas no son nadie.
Es paradójico que haya tanta gente soñando con ser famosa, cuando lo que vemos a diario es que las personas sobresalientes tienen más dificultades que las demás para ser felices. Son muy pocos los que tienen la fortaleza y madurez suficientes para manejar equilibradamente una situación tan complicada como la fama.
Si se piensa en la fama también hay que pensar en el olvido de los demás.
El mundo no está dispuesto a detenerse mucho tiempo para maravillarse ante lo increíble que alguien pueda ser. En el mejor de los casos, la gente le presta atención a una persona y pasado mucho tiempo ya no quiere saber nada de ella.
Es más, muchos de los que han adulado a los famosos después se complacen en despreciarlos; es la manera de cobrarle la atención anterior y de desahogar la envidia y la frustración por haber llegando a donde ellos no pudieron. Por eso dice el refrán que entre más alto se sube, desde más arriba se cae y más fuerte es el golpe.
Aunque la aceptación social es necesaria no conviene sobrevalorarla.
Para el adolescente, la aceptación de los demás es la vida, pero la maduración del adulto trae consigo la prioridad de otra necesidad: la auto-estima, es decir, el querernos a nosotros mismos y valorarnos mediante el logro de metas auto-impuestas, que si le gustan a la gente: bien, y si no: también.
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