Todos en algún
momento de nuestras vidas estamos en la búsqueda de la felicidad, pero
realmente te has preguntado ¿Qué es la felicidad?, simplemente es una emoción,
y cada persona tiene una manera diferente de alcanzarla, no existe una serie de
pasos o un manual para ser feliz.
Estamos tan
inmersos en la cotidianidad de la vida y su ritmo tan acelerado, que no nos
permite hacer un “stop” para pensar y meditar acerca de nosotros mismos, de lo
que estamos sintiendo durante el día; dejándonos llevar por la mecánica de la
vida y haciendo a un lado la conciencia del ser, hacer y sentir con atención.
Esta conciencia del
“Ser, Hacer y Sentir” es
simplemente estar consciente en lo que efectuamos y cómo lo concebimos,
descubriendo todo lo que sentimos en lo que hacemos y como experimentamos,
física y energéticamente, ese sentir. Esto nos ayuda a conocernos internamente,
estableciendo un íntimo lazo físico y espiritual con nosotros mismos, que nos
llevará a ver lo que sentimos por dentro cuando experimentamos una emoción en
cada una de las cosas que realizamos durante el transcurso de nuestras vidas.
Es importante que
con esta conciencia del Ser, Hacer y
Sentir, en cada acción que realicemos, identifiquemos la emoción que se
experimenta en ese instante; la llamemos por su nombre, distingamos cuáles son
sus beneficios y cómo puedo aprender y convivir con ella. Esto dará origen a la
liberación de las emociones, dejándonos de sentirnos presos por ellas.
Para establecer
esta conexión, debemos aceptarnos y reconocernos tal cual como somos.
El
conocernos mejor nos brinda un amor intrínseco y mayor confianza en nosotros
mismos, haciendo que transmitamos un estado de seguridad positivo, capaz de ser
percibido por quienes nos rodean. Al tener esta conciencia te permitirá
reflexionar en cosas sin hacerlo intencionalmente, impedirá que quedes atrapado
en tus sentimientos por los eventos del día, así como en las relaciones
personales o al estrés del trabajo.
Esta práctica del
estar consciente del Ser, Hacer y
Sentir, te ayuda a mantener tu enfoque en las cosas que suceden en el
exterior de ti, dejando a un lado la mecánica de la vida, tomando el control de
ella y dándole un propósito a tus acciones. Haciendo el lazo físico y
espiritual más fuerte, alcanzando a la felicidad plena contigo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario