viernes, 24 de noviembre de 2017

El Conocimiento Es Poder


El poder de un pueblo descansa en el desarrollo de sus inteligencias.

Quizá nunca imaginamos porqué es importante para la vida de la sociedades el acopio de conocimientos, no sólo científicos sino de todo tipo de sabiduría que nuestra especie ha generado. Ya decía Bacón que el conocimiento es poder, analizando esta máxima se sabrá si,  en realidad aquella sentencia es una verdad incuestionable.

El conocimiento, obvio es decirlo, destierra la ignorancia. Cuando vivimos en la ignorancia, al no conocer el mundo, somos presa de errores vitales que nos conducen a una vida difícil, llena de sacrificios, que incluso nos conducen a morir prematuramente. Por ejemplo, cuando un ser humano carece de los conocimientos básicos en el campo de la salud, al contraer una enfermedad,  recurre al brujo, creyendo que tal padecimiento es producto de circunstancias mágicas y esta acción lo lleva a destruirse. La ignorancia lo condujo a la superstición, de ahí la importancia del conocimiento científico que le permitiría conocer la realidad,  que lo apartaría de los  factores negativos.

Miremos con claridad que la ignorancia y la superstición son herramientas empleadas por los sistemas imperantes que promueven en las masas tercermundistas aquellos factores o barreras que impiden el progreso que las haría libres, organizadas, disciplinadas, inteligentes y aptas para ejercer la democracia con plenitud, educadas, urbanas , instruidas, cultas y felices.

Sin embargo, no todos piensan en la misma dirección y solo persiguen la fortuna que el conocimiento también les otorga, por lo que es necesario que  el saber se afinque sobre bases  éticas, morales, sociales y anímicas positivas,

Otro atributo que el conocimiento da, es el de hacer poderosas a las naciones: el país que promueve a sus inteligencias y las dota con el acopio suficiente de conocimientos, llega a alcanzar un enorme poder, pues la inteligencia y el conocimiento provocan el surgimiento de un avance hacia el progreso casi sin límites y no precisamente un poder bélico, sino propicio para tener un pueblo bien alimentado y mejor vestido, con un hogar cómodo, y una familia satisfecha, con buenas perspectivas para los hijos y para una vejez digna, que contribuyó, a su vez, en el progreso de su nación, lo cual  vaticina un devenir sin mayores sobresaltos.

Tenemos el ejemplo de Japón, nación que no posee arma atómica y que sólo con sus inteligencias y el acervo de conocimientos que atesora ha alcanzado un poder económico inmenso. Aún la bomba atómica que fue creada por la mente del hombre dotado de conocimientos bastos, es obra de la inteligencia, pero esa energía, bien utilizada y bien manejada en todos sus aspectos podría dar buenos frutos, sin peligro. Aquí es donde interviene la aplicación de la  ética, de la moral, del control de las ambiciones y del amor a la humanidad.

¿Quiénes crearon la electricidad, el telégrafo, el teléfono, la computadora, la imprenta, la penicilina, etc. sino las inteligencias que bebieron  de la fuente: del conocimiento?

Esto demuestra que la inteligencia sin conocimiento es nula.
¿Quién puede negar el valor supremo del conocimiento que es la base del avance de las inteligencias y por lo tanto de los pueblos del mundo?

Hombres esforzados, que no perdieron el tiempo y que sus sociedades de alguna manera les abrieron el camino, creando las condiciones idóneas para que lograran todas sus aspiraciones, aspiraciones que son las mismas que las de todo el género humano.

De ahí que, reitero, el conocimiento eleva a un país ayudando a la solución  de sus problemas complejos y también dotándolo de bienestar y satisfacción.

Las necesidades del ser humano y de la sociedad, han promovido la búsqueda del conocimiento para ser creativo. Los países que desarrollan la ciencia, la cultura y el arte están a la vanguardia. Los pueblos que no se han preocupado por darle mayor importancia a la preparación de la inteligencia de sus ciudadanos,  quedan rezagados. Los pueblos avanzados lo son, porque sus políticas van encaminadas  a  apoyar en todos sentidos  a sus ciudadanos, sobre todo, les brindan el acceso a las fuentes del conocimiento para hacer realidad la formación de personalidades eficientes.  

Por las anteriores razones pongo a consideración que  Bacón no estuvo equivocado en afirmar en su frase célebre que le hizo inmortal: “El conocimiento es poder”.


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