viernes, 24 de noviembre de 2017

Vivir Es Sentir



Percepción es el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los sujetos captan información del entorno, la razón de esta información es que usa la que está implícita en los estímulos captados por los sistemas sensoriales y que permiten al individuo animal (incluyendo al ser humano) formar una representación de la realidad de su entorno. La luz, por ejemplo codifica la información sobre la distribución de la materia-energía en el espacio-tiempo, permitiendo una representación de los objetos en el espacio, su movimiento y la emisión de energía lumínica.

Cerebro y corazón. La ciencia lleva siglos intentando descifrar su funcionamiento para entender cómo los seres humanos percibimos lo que ocurre alrededor, tomamos decisiones o nos relacionamos con los demás. El estudio de nuestras emociones ha dado un gran salto en las últimas décadas gracias al desarrollo de tecnologías y nuevas técnicas que están permitiendo tanto medir las respuestas fisiológicas de nuestro organismo hacia estímulos y situaciones, como empezar a entender el complejo funcionamiento del cerebro.

Debido a los avances tecnológicos y las prisas para todo, hoy en día las personas tienen una cotidianidad acelerada. Sin percatarnos de los detalles de la existencia misma que día tras día dejamos de percibir. La realidad en que vivimos es solo una realidad humana, es decir, el entorno que percibimos (naturaleza) es sólo a través de nuestros  sentidos, lo cual tiene una particularidad única y humana.

Los sentidos son dinámicos en el entorno del día y de la noche, donde nuestros biosensores se adaptan. Los seres vivos, en general, como plantas, todos los microorganismos, insectos, peces, vertebrados, mamíferos y todos los reinos vivos, tienen la habilidad de percibir su realidad en forma  particular,  a través de sus biosensores especializados (células especializadas), que fueron perfeccionándose a través del tiempo de evolución.


Cada ser viviente tiene sus biosensores de percepción de la realidad adaptados de forma particular a su supervivencia y adaptabilidad. Entre ellos, en la raza humana, la apreciación de la realidad del entorno que nos rodea a través de nuestros sentidos son experiencias biosensoriales muy particulares; donde vivir es sentir.

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