Filosofía
Cuestionarse el origen de todo, el objetivo último de
nuestras vidas, el más allá y todo lo que de ello se deriva, ha formado siempre
parte de la existencia humana, más o menos pensante.
Para ello, históricamente
se han abierto siempre dos caminos divergentes, dos caminos que han separado
durante siglos, dramática e irreconciliablemente, a la humanidad: el místico,
puramente mágico, especulativo, irracional, intuitivo, ingenuo, feliz y
esperanzador de las religiones, y por otro el cognitivo, experimental,
científico, pensante, laborioso, mucho mas frustrante, de la filosofía.
Dos
concepciones opuestas, aun cuando tantos que pretenden jugar a dos bandas se
empeñen en hacerlos compatibles, algo filosóficamente imposible ya que por
concepto, si algo hay contrario a la ciencia es la fe, al menos en este campo.
Para la fe la existencia de Dios es incuestionable, para la ciencia es
simplemente desconocida.
La vertiente religiosa en el ser humano parece tener su origen
hace al menos unos 60.000 años, sobre todo en cuanto a la relación de los vivos
con sus antepasados, con otras vidas y en la existencia de un ente superior que
dé salida a todos sus interrogantes.
Un ser todopoderoso, temible, a quien conviene calmar en su
ira hacia los humanos, evitando así las catástrofes que permanentemente les
asolan. Religiones politeístas o monoteístas de corte primario, como los
adoradores del sol, casi todos relacionados con aspectos cosmológicos,
justificaban e incluso impedían otra búsqueda más racional a sus preocupaciones.
Hacia 1.500 a.c., en Mesopotamia, concretamente en Ur, a
orillas del golfo pérsico, un personaje llamado Abraham dice haber firmado un
pacto con Dios que habría de convertirse en el nacimiento del judaísmo, la
religión monoteísta de la que nacerían el cristianismo y el islamismo, las tres
religiones más asentadas una vez descartada por el conocimiento cualquier
creencia divina de tipo cosmológico.
En el fondo del Mediterráneo, el amplio mundo que hoy conocemos
como la culta Grecia, que abarcaba entonces hasta Persia, duda y comienza a
hacerse preguntas desde otra vertiente, desde la del conocimiento, desde la
sabiduría, desde la libertad de sus pensadores, desde la filosofía, buscando
explicaciones menos mágicas a las preguntas eternas, iniciando con ello un
camino que poco a poco irá rompiendo tabúes, el camino de la razón, aportando a
la humanidad por esa senda los mas amplios logros del conocimiento, la
convivencia y la cultura.
Ciento cincuenta años antes, alrededor del 600 a.c. y en un
corto periodo de 50 años, nacen en oriente Lao-tsé, Buda y Confucio, cuando en
Persia imperaba el mazdeismo, la religión monoteísta-dualista (bien y mal) de
Zoroastro.
Grecia, Roma, India, China y Persia, protagonizaron los
inicios de la filosofía, el auge de los pensadores. A partir de ahí, paso a
paso, el mundo mágico empieza a perder fundamentos en pro de la
experimentación, el estudio y el conocimiento, dando con ello explicación, no
sin grandes sacrificios, a la mayor parte de los dogmas hasta entonces acuñados.
La ciencia, una mezcla de observación, hipótesis,
experimentación y teoría a través de la lógica y la razón, comienza a ser el
instrumento para tratar de comprender y explicar el mundo que nos rodea.
El
mundo mágico, cargado de mitos, leyendas, tradiciones orales, las mas de las
veces sin el mínimo rigor histórico, aun ejerciendo un poder extraordinario,
empieza a dar paso al pensamiento racional, floreciendo así la filosofía, la
mas alta manifestación de la capacidad del ser humano, un camino abierto a las
distintas ciencias que han posibilitado que la humanidad, en un soplo de su
existencia, haya florecido infinitamente mas que en los miles de años de su
aparición en la tierra.
Desde entonces, religión y filosofía se han paseado por la
historia en discordante vecindad, con errores, intransigencias mutuas, abiertas
batallas las más de las veces y millones de víctimas de la intolerancia en el
camino.
Ahora que todos nos deseamos lo mejor para nuestro futuro
cercano, bien estaría que ello nos llevara a respetarnos más y a respetar las
opciones personales de cada uno en mayor medida.
La religiones son una opción para muchos que todos debemos
respetar, al igual que han de hacer quienes se sienten creyentes de algo o de
alguien hacia quienes no ven en la fe la solución a sus inquietudes. Algunos se sienten tan afortunados por su carencia de fe en Dios alguno, como
otros lo son por su absoluta e inquebrantable fe en su Dios.
Si la historia no
hubiera girado en torno a la intolerancia de unos y de otros, hoy el mundo
sería más humano.
Mis mejores deseos de un mundo más libre y tolerante para
todos.
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