Filosofía:
En la democracia ateniense no era oro todo lo que relucía.
La corrupción no era ajena a la versión del sistema democrático imperante y el
papel de la religión inundaba todos los campos de la sociedad. Unas grietas en
el sistema que persistían porque nadie se atrevía a criticar. Y quien lo hacía,
era desterrado o condenado a muerte.
La situación la vivió en sus carnes el filósofo griego
Sócrates. Ahora, de la mano del actor Josep María Pou y del director Mario Gas
quieren revivir a través de la obra 'Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano'
el padecimiento del pensador. Y, además, reivindicar el valor que tuvo al
denunciar la corrupción que habitaba y alertar del papel supersticioso y
manipulador que ostentaba la religión oficial en la Atenas de hace 2.500 años.
Una reivindicación del personaje que se enfrenta también a las razones por las
que entonces se le obligó a morir mediante una ingestión de cicuta: despreciar
a los dioses y corromper a la juventud. “Se trata de aprovechar los últimos
días de Sócrates para hacer reflexionar sobre la ética, la moral, e, incluso,
la misma democracia”, indica Gas.
“Las libertades son pisoteadas por los voceros intransigentes
de un mal llamado sistema democrático”, critica con vehemencia Pou haciendo de
Sócrates. La muestra que su reflexión a través del teatro encuentra aún en la
actualidad lazos que la hacen necesaria.
Un alegato a la figura “íntegra” de Sócrates.
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