Solidaridad es
el apoyo a una causa o al interés de otros, especialmente en situaciones
comprometidas o difíciles. En su acepción derivada del ámbito jurídico tiene un
componente de compromiso y de responsabilidad contraída por cada uno de
los sujetos implicados.
En el concepto actual permanece la idea de “compartir”
algo inexorablemente sin poder “dividirse” de la responsabilidad asumida por el
grupo. Es decir, el destino
del grupo se convierte en destino asumido en totalidad por cada uno.
En la actualidad se está trabajando
en la definición del derecho humano a la solidaridad, que se
apoya en el art. 28 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el que
se dice que “toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e
internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración se hagan plenamente efectivos”. El objetivo general de este derecho
a la solidaridad internacional será crear un
entorno propicio en el que todos los derechos humanos, incluido el derecho al
desarrollo, puedan ser progresivamente realizados por todos los pueblos y las
personas a través de
las medidas de cooperación internacional y solidaridad adoptadas por los Estados,
las organizaciones internacionales, la sociedad civil y todas las demás partes
interesadas.
Por eso, toda medida orientada a promover el desarrollo debe
tener en cuenta la defensa de lo público para asegurar la cohesión social y la
resolución de los problemas globales que nos afectan. Es necesario un contrato
social fundamentado en la redistribución de la riqueza y en una mirada de
derechos humanos que supere el asistencialismo, que promueva esa idea de la
corresponsabilidad que recoge el concepto de solidaridad.
Nos encontramos ante tres desafíos que nos afectan local y
globalmente: la pobreza, la desigualdad y la sostenibilidad, y es necesario
abordarlos desde la raíz.
Es importante y necesario trabajar para educar y educarnos
en la virtud solidaria, distintiva de la comunidad del hombre, reconociendo que
moralmente es necesario darles mayor peso a este comportamiento de apoyo a los
demás, sin descuidar a nuestra propia personalidad.
Compromiso, es la palabra que habla con valentía de nuestras
intenciones, se lo puede observar en los diferentes contextos en los que el
hombre vive, como lo es el trabajo, colegio, universidad, en la calle, se
presenta en cualquier momento, se lo aplica y se expresa con aquella
actitud que nos inclina a responder favorablemente a las necesidades de
nuestro grupo, de nuestro prójimo y una forma de conducta cuando se concretiza
en acciones.
Compromiso es lo que transforma una persona en realidad, es
la acción que habla más alto que las palabras, es hacerse el tiempo cuando no
lo hay, es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias se ponen
adversas.
Compromiso es el material con que se forja el carácter para poder
cambiar las cosas, es el triunfo diario de la integridad sobre el escepticismo,
pues hemos nacido para colaborar.
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