miércoles, 8 de noviembre de 2017

Nuestra Única Vida



“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes”

El pasado siglo se ha caracterizado filosóficamente por el intenso debate en torno al humanismo, es decir, la llamada crisis del humanismo. Por diversos factores históricos, culturales y filosóficos, que son ampliamente conocidos, en los años 40 surgió una ‘disputa’ acerca de qué se entiende por humanismo entre el existencialismo de Sartre y el antihumanismo de Heidegger.

Ahora bien, éstos no han sido los únicos interlocutores en tal debate; otros muchos han participado en tan interesante discusión. Uno de los nombres que están más vinculados al debate sobre el humanismo es, sin duda, el de Emmanuel Levinas. 

Este pensador lituano, nacionalizado francés, es el representante de una nueva y personal filosofía conocida como humanismo del otro.

Se trata de un pensamiento que ha encontrado un lugar de preferencia en la reflexión filosófica actual y que ha dado lugar a una gran cantidad de estudios. Su concepción del humanismo se expone especialmente en sus obras maestras, Totalité et infini. Essai sur l’extériorité, Humanisme de l’autre homme y Autrement qu’être ou au-delà de l’essence. 

Estas obras son las que han sido estudiadas con más profusión; sin embargo, los escritos anteriores a Totalité et infini han quedado en un segundo plano. Considero conveniente prestar más atención a estos trabajos juveniles, pues estos escritos trazan la dirección de su pensamiento maduro y, por ello, constituyen la base necesaria para comprender el verdadero significado del humanismo del otro.



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