martes, 2 de noviembre de 2010

Las Planchas de Enoc


Las Planchas de Enoc 
El día 27 de junio de 1844, cerca de las cinco de la tarde, “un populacho de entre ciento cincuenta y doscientas personas armadas” con sus caras pintadas de negro, ingresaron abruptamente en la cárcel de Carthage, Estado de Illinois.
El motivo que impulsa esta vandálica acción no es otro que asesinar a un profeta, un hombre que portaba entre sus ropas, unido a su cuerpo, El Talismán de Júpiter, símbolo muy poderoso reconocido por todas las logias francmasónicas por “los poderes ocultos a él asociados.”
Este talismán era identificado por los familiares de la madre del profeta como: “la joya masónica de Joseph”.
La historia interna de su iglesia menciona a “un populacho de entre ciento cincuenta y doscientos hombres armados con sus caras pintadas de negro” como los autores materiales de los asesinatos del Profeta y de su hermano el patriarca, pero no agrega mayor luz sobre los verdaderos instigadores de esta acción.
El Profeta y sus acompañantes estaban detenidos con la garantía del propio gobernador del Estado de Illinois, había una guardia armada custodiando a los detenidos, sin embargo, “alguien” organizó de tal manera esta acción como para que en una tarde de primavera, a plena luz del día, se ingresara violentamente en el local carcelario y se les asesinara impunemente.
El hermano de el profeta fue asesinado en el interior de la cárcel,  y el profeta, se cuenta de que intentó escapar por la ventana y cayó abatido por los tiros profiriendo una frase entrecortada “ ! Oh Señor Dios mío ! ¿ ... ? ”
De la historia de Enoc, enseñada en las altas esferas de la masonería, extraemos lo siguiente:
“ Hiram, el hijo de la viuda, levantando las manos, exclamó: ¡ Oh Señor, Dios mío !
¿ no hay salvación para el hijo de la viuda ?”
Desde entonces este se ha convertido en un característico llamado de auxilio entre los masones.
Nos preguntamos ¿ cómo pudo el Profeta llegar a una ventana abierta en una celda en la cual estaba encerrado ? ¿ quién y cómo la abrió ?  para que él pudiera intentar salir por ella y fuese abatido por los tiros del populacho en momentos en que gritaba a viva voz, el  reclamo de auxilio “clave” proferido por los masones en peligro.
Este episodio, nada claro, del asesinato del Profeta, nos induce a pensar en que hubo una  conspiración para eliminarle  y que esa conspiración obedecía a la necesidad de preservar los secretos no revelados de las planchas de Enoc.
El día 20 de abril de 1974, se realizó la convención anual de la Asociación de Historia de la Iglesia, que tuvo lugar en un viejo y tradicional Hotel.
Todo indicaba que esta convención sería una más entre las tantas que habían sido realizadas hasta ahora.
Como es característico en este tipo de eventos, se preveía que no pasaría de un tradicional encuentro entre amigos que revisarían cosas ya conocidas por todos, en un  intento por encontrar nueva luz entre los viejos registros recopilados por los colegas historiadores que permitiera respaldar su declarada fe colectiva en su Profeta y fortalecer los testimonios de la iglesia por él restaurada.
En esta oportunidad habría cambios de autoridades en la asociación y se esperaba por el acostumbrado discurso del presidente saliente, el doctor  Reed Durham, el cual se dirigía al estrado portando un voluminoso dossier con varios documentos.
Cuando cesaron los calurosos aplausos de reconocimiento a un hombre que era sin duda un reconocido líder popular y que había ejercido la presidencia de la organización con inobjetable solvencia, el orador comenzó con una disertación que llenaría de asombro a la concurrencia y que obligaría a la adopción de medidas nunca antes pensadas en relación a determinadas prácticas de adoración consideradas sagradas y de las cuales se debería guardar un estricto sigilo.
El discurso cuidadosamente elaborado del Dr. Durham abordaba el espinoso tema sobre la relación de la iglesia con la masonería.
Ninguno de los presentes ignoraba ciertos vínculos que sin duda estaban al alcance de todos sin necesidad de tener que recurrir a trabajosas investigaciones, de hecho muchas de las cosas que iba mencionando el orador ya se habían mencionado antes
sobre todo lo relacionado al enorme parecido entre la ceremonia realizada en los templos de la iglesia y las realizadas en los ritos masones, como ser nombres secretos, penalidades, pactos de sangre, saludos y prendas de vestir, como también el uso compartido de los típicos símbolos masónicos que se podían ver dentro de los templos de su iglesia:
La escuadra, el compás, la colmena, y los símbolos astrológicos, el ojo vidente, y la estrella invertida de cinco puntas símbolo de los polos masculinos y femeninos de la creación.
Al mencionar el Dr. Durham, que en los primeros doce años de la historia de la iglesia, el Profeta no había mencionado nada acerca de la necesidad de realizar rituales secretos, y que ha partir de su ingreso a la masonería, incentivado por influyentes miembros de la iglesia que ya eran masones, comenzaron a aplicarse en la iglesia cambios radicales en sus enseñanzas,, comenzó a percibirse ciertos
síntomas de incomodidad y sorpresa entre el auditorio.
Muchos de los presentes en la conferencia eran prominentes figuras del sistema educativo, profesores universitarios de historia, educadores de los colegios privados de la iglesia, era claro que allí se encontraba lo más destacado de la intelectualidad en la cual descansaba el legado histórico, la responsabilidad de respaldar con su aporte toda la estructura de la enseñanza religiosa.
Como dijimos, la conexión con la masonería, no resultaba ninguna novedad para ellos, los antecedentes históricos eran demasiado evidentes como para pasarlos por alto, pero, de pronto, ocurre algo que llenó de sorpresa y estupor a todos los presentes, el doctor Durham, proyecta sobre la pantalla una serie de diapositivas donde se presenta un aspecto, que si bien no era ignorado por la mayoría de los presentes, visto en la forma en que era expuesto, les dejó mudos de asombro.
El motivo  de tanta conmoción era un título en la pantalla:
“ Las  planchas de Enoc, la conexión inesperada con la masonería.”
En las instrucciones que se dan a los candidatos en las ceremonias de los grados 13, 14, y 21 de la masonería, en las cuales se les  brinda un relato en el cual se hace referencia a las antiguas raíces de las enseñanzas contenidas en “ la mitología y las costumbres cabalísticas ” es a la Kabalah que todas las asociaciones masónicas le deben sus secretos y sus símbolos.
“ ... en la preexistencia, hubo una Doctrina Especial secreta entregada por la deidad al primer Adán de la tierra quien se comprometió a guardarla cuidadosamente pues esta doctrina encerraba en sí misma todos los misterios, incluido el nombre secreto de Dios.
Adán se la concedió luego a su hijo Seth , con el mismo compromiso de guardarla cuidadosamente aún a costa de su propia vida, Seth mantuvo el secreto compartiéndolo solamente con el círculo intimo de los creyentes y así fue pasando de Seth a Enós, de Enós a Cainán, de Cainán a Mahalaleel, de Mahalaleel a Jared, y de Jared a Enoc, el cual es la figura central de todo el relato.
Enoc tenía veinticinco años cuando recibió la visión celestial conjuntamente con el llamamiento de obedecer las enseñanzas del ángel de luz, el cual, luego de testar su fidelidad por tres veces en sendas visitas que le realizaría en una misma noche, le repetiría, palabra por palabra, lo que debería de hacer mas adelante, cuando llegase el momento oportuno.
Pasado un tiempo Enoc es conducido a un monte donde en un lado de la cima contenía una bóveda subterránea llena de tesoros sagrados sellados por una letra M
junto a estos tesoros le fueron entregadas unas planchas de oro y otras de bronce grabadas con jeroglíficos egipcios conteniendo la doctrina y misterios de Dios.
Este tesoro que Enoc recibe como custodio también incluía: una esfera de metal, una túnica sacerdotal, y el Urim y Tumin, instrumento que consta de dos piedras en aros de plata que a veces se usa junto con un pectoral, conocidas como “intérpretes”.
Se les instruye a los iniciados de que Enoc fue el elegido para recuperar y preservar para la humanidad el nombre sagrado de Dios.
Pasado un tiempo Enoc enterró en el monte estos documentos sagrados para preservarlos del gran desastre que asolaría a toda la tierra por causa de un gran diluvio, para asegurar que nadie los encontrase, Enoc colocó una losa de piedra sobre la cavidad de la colina.
A Enoc se le mencionó que a su debido tiempo, después del diluvio, un descendiente israelita volvería a descubrir el tesoro sagrado enterrado.
Cuando el rey Salomón y sus constructores, los masones, comenzaron a realizar las excavaciones en el monte Moriah para levantar el templo descubrieron la caverna y el tesoro sagrado conjuntamente con las planchas de Enoc.
Cuando intentaron obtener lo que habían descubierto, durante tres veces se vieron impedidos de lograrlo y posteriormente tres hombres malvados atraparon a uno de los obreros llamado Hiram Abif, mas conocido como “Hiram el hijo de la viuda” y le obligaron a que revelase el lugar donde estaba el tesoro sagrado, como Hiram se resistió a revelar el lugar fue torturado hasta morir.
Mientras le atormentaban , Hiram el hijo de la viuda, levantando las manos exclamó:              
¡ Oh Señor, Dios ! ¿ no hay salvación para el hijo de la viuda ?
Desde entonces esta exclamación dicha por Hiram se convirtió en la señal que se debería emitir cuando un masón corría peligro de vida y necesitaba auxilio de sus hermanos masones.
La historia continúa con el relato de que tres fieles masones persiguieron a los asesinos de Hiram y tomando a su cabecilla que estaba ebrio le cortaron la cabeza con su propia espada.
Las palabras de el doctor Durham resonaban en el recinto, su hablar claro y pausado habían conmocionado a todo el auditorio.
Debido a que muchos habían concurrido portando sus grabadores en muy poco tiempo comenzaron a circular copias “clandestinas” de los dichos del disertante, sobre todo en los archivos de Jerald y Sandra Tañer y los profesores de BYU.
Al día siguiente de la referida conferencia, el ángel  masónico que se exhibía en el Centro de Visitantes de la Manzana del Templo fue retirado sin darse ninguna explicación y nunca más volvió a verse en público.
He aquí algunos de los contenidos en las transparencias proyectadas por el doctor Durham: 
En el año 1826, el hermano mayor del Profeta recibió los tres primeros grados de la masonería en la Logia Monte Moriah, la cual estaba designada con el nro.112, en Palmira, Estado de Nueva York
A fines de 1832, ingresaron en la iglesia una serie de personas firmemente involucradas con la masonería : W.W. Phelps, Brigham Young, B.O. Kimball y Newel K. Whitney.
El día 15 de marzo de 1842, el Gran Maestro Masón, Abraham Jonas, inauguraba oficialmente la Logia de Navoo, y al día siguiente, el Profeta y Sydney Rigdon fueron ascendidos al grado M Masón
Integraban la Logia Navoo, John C. Bennett, George W. Harris, Jhon Parker y L.Scovil.
En unos pocos años se construyó un templo masónico y la cantidad de miembros masones pertenecientes a la fraternidad había sobrepasado a las 1.500 personas.
En los registros de la Logia de Navoo, figuraban instrucciones muy precisas en todo lo referente a : conferencias, concilios, sacerdotes, templos, ungimientos con aceite, la exigencia de portar una recomendación para poder ingresar a las sesiones, como toda la cosmología de los sacerdotes astrónomos del antiguo Egipto con la ubicación de los distintos planetas en relación con la estrella regente, Kolob.
También se tenían organizadas a las mujeres de la fraternidad en una organización llamada Sociedad de Socorro, y en las sesiones se reunían formando un círculo de oración previamente al tratado de los diversos asuntos.
A los iniciados en la Logia de Navoo, al igual que en las demás logias  masónicas, se les exigía absoluto sigilo, se les instruía en los secretos sagrados de la investidura, se le indicaban señas y castigos, y debían comprometerse a no revelar nada de lo que allí realizaban, mediante un juramento que incluía severos castigos tales como: degollar, arrancar el corazón y les vísceras.
En la presentación ante el velo del templo, los participantes de la sesión, antes de pasar a la gran sala celestial, y posteriormente a ser testados en cuánto al conocimientos de los signos y las señas, debían recibir una última instrucción la cual se les transmitía sobre los cinco puntos de la hermandad.
El iniciado, hombre o mujer,  se ponía delante del velo y detrás del velo se situaba el obrero oficiante.
Los cinco puntos de la hermandad consistía en colocar la parte interior del pie derecho contra la parte interior del pie derecho del obrero, la rodilla derecha sobre la rodilla derecha, pecho contra pecho, mano derecha sobre la espalda del obrero y viceversa, mejilla derecha sobre la mejilla izquierda del obrero, era evidente el contacto físico entre ambas personas por un espacio bastante prolongado.
El doctor Durham, agregó: Queda claro que al Profeta le habían fascinado el caudal de conocimientos que poseía la masonería y que encontraba una respuesta práctica de cómo deberían realizarse las ceremonias secretas del santo sacerdocio.
De la misma manera en que el Señor le había manifestado en su momento de que no se uniera a ninguna iglesia cristiana porque todas se habían desviado y que él debería restaurar la verdadera iglesia de Cristo, en igual sentido, el Profeta se sintió llamado por revelación divina a restaurar las verdades contenidas en la masonería.
Heber C. Kimball le escribió a Parley P Pratt “Hemos organizado aquí una logia de masones  ... cerca de 200 se han hecho masones. el hermano Joseph y Sydney fueron los primeros en ser recibidos dentro de la logia.
Los Doce se han hecho miembros excepto Orson P.Pratt ... el hermano Joseph dice que la masonería fue tomada del sacerdocio, pero que se fue degenerando ...
Nosotros tenemos la verdadera masonería.”
Jesee C. Littie testificó: “ El Angel del Señor le trajo al profeta las palabras claves perdidas, de varios grados masónicos, lo que le permitió, cuando apareció en la fraternidad de Illinois, pasar por encima de los más encumbrados y mostrarles su ignorancia respecto a las grandes verdades y beneficios de la masonería.”
En esa misma época Josép Fielding escribió en su diario “ Muchos se han unido a la institución masónica.
Esto parece haber sido un escalón preparatorio para otra cosa, el verdadero origen de la masonería.
He podido ver esto y me alegro de ello.
Ha habido verdadera luz derramada sobre los santos últimamente, y un gran espíritu de entendimiento. Tengo suficiente evidencia de que Joseph no ha caído.
Le he visto después de haber dado, como lo había dicho, el origen mismo de la masonería, el Reino de Dios en la tierra, y yo mismo soy miembro de éste.”
En una carta dirigida a Orson Pratt, Heber C.Kimball, le escribió:
“ Hemos recibido algunas cosas preciosas por medio del Profeta respecto al sacerdocio, que darían regocijo a tu alma.
No puedo transmitírtelas en papel, porque no deben ser escritas.
De  modo de debes venir a buscarlas por ti mismo.”
Comentando sobre estas cartas el doctor Durham dijo: Si la masonería realmente contenía alguno de los verdaderos misterios antiguos, era necesario de que Joseph lo aceptara.
Los estudiosos masónicos más filosóficos y reflexivos siempre han creído que los símbolos incorporados en la masonería realmente eran los antiguos misterios transmitidos desde la antigüedad más remota.
Se afirmaba que los misterios se remontaban a los filósofos herméticos, a través de Plutarco, la Cábala, los Pitagóricos, los magos de Media, Babilonia, Caldea y Egipto.
Y a medida que estos misterios se transmitían a la moderna institución de la masonería, en los siglos XII y XIII de nuestra era, habían sufrido tantas alteraciones graduales que sólo preservan una imagen imperfecta de su original esplendor.
Mi tesis es que Joseph creyó que él estaba restaurando el brillo prístino y original de la masonería, y que estaba recreando los misterios del antiguo sacerdocio.
Resulta interesante la opinión de Albert Pike, una prominente autoridad masónica respecto a esta técnica usada en la masonería como una forma deliberada de mantener en la ignorancia a los no iniciados:
 “ La masonería, como todas las religiones, como todos los Misterios, el Hermetismo y la Alquimia, esconde secretos a todos excepto a los Adeptos y Sabios, los Elegidos, y usa falsas explicaciones y falsas interpretaciones de sus símbolos, para desorientar a los que sólo merecen ser confundidos; para ocultarles la verdad, a la que llaman luz... la verdad no es para los que no la merecen...
 Las insignias Azules no son más que el atrio exterior del templo.
Algunos de los símbolos se despliegan allí para los iniciados ( inferiores) , pero se les desorienta intencionalmente con las falsas interpretaciones.
No se espera que los entiendan, pero se espera que crean que los están entendiendo.”
Luego el doctor Durham se refirió a una carta escrita por Joseph al señor John Hull, un ministro de la Iglesia Congregacional que había sido por mas de cuarenta años un activo miembro de la masonería, que había ocupado altos cargos, llegando incluso a Maestro Adorador de la Logia.
En alusión a esta carta, el doctor Durham dijo;
“ Toda la carta, de dos páginas demuestra claramente que la doctrina de la iglesia y la masonería estaban relacionadas y que Joseph usó la masonería y aparentemente no tuvo escrúpulos en hacerlo abiertamente.
También queda claro en la carta que el Reino de Dios era considerado como la verdadera masonería; que, cuando finalmente se estableciera bajo la regencia de un rey y un presidente, aboliría toda la maldad y confusión terrenal e iniciaría el milenio.
La tierra entera era comparada simbólicamente con una Gran Logia Masónica, cuya contrapartida era la Gran Logia en las eternas regiones de la Gloria, esta era una idea propia de la masonería legítima.
Parece que el Profeta, primero abrazó la masonería, y luego a lo largo del tiempo, la modificó, la amplió, o la glorificó ”
Estos conceptos del Profeta, y sobre todo su declarada intención de restaurar los verdaderos ritos masónicos, causaron alarma en las logias masónicas de los condados vecinos los cuales comenzaron a elevar la voz de alerta a sus grandes maestros informándoles de que la Logia de Navoo pretendía elevar a la jerarquía de Gran Comandante al hermano Joseph.
El notorio crecimiento de la comarca de Navoo, y la enorme influencia política de la logia, lograron que el Estado de Illinois aprobara una ley que le otorgaba a Navoo el status de “ Ciudad Estado” situación que entre otros privilegios les permitía poseer un ejército propio.
La influencia del profeta creció de tal forma que su figura trascendió los límites naturales admitidos en un pastor religioso.
Para el año 1842, el profeta Joseph, era el Alcalde de Navoo, es decir que ostentaba el poder político, era en los hechos el Gran Comandante de la Logia de Navoo, y asumió además, el mando de la Legión de Navoo, una fuerza armada que llegó a contar con un número aproximado de 4.000 hombres armados, con el grado de Teniente General.
A medida que aumentaba la influencia del Profeta, como era lógico esperar, comenzaron las disidencias entre los propios miembros de la iglesia, muchos de ellos habían llegado de otros estados prácticamente contando solamente con la ropa que traían puesta, al llegar, los obispos le suministraban lo que pudiesen precisar, se les asignaba tierras de labranza, así como las herramientas para realizar su trabajo.
Aquellos miembros que con el tiempo disentían con la forma en que eran conducidos en sus asuntos religiosos o públicos, eran severamente advertidos por sus líderes y en caso de persistir con su actitud, era común que en alguna noche, llegaran los Danitas, un grupo armado paramilitar y secreto que incendiaba sus casas, destruía sus cosechas, y les expulsaba sin ninguna consideración.
Lo mismo ocurría con los pobladores que no eran miembros de la iglesia, los cuales en aquel entonces estaban en franca minoría.
Cabe agregar, que no obstante ser obvia la relación de los Danitas con la jerarquía eclesiástica, oficialmente nunca fue admitida esta vinculación.
Los masones de otras logias comenzaron a contactarse entre sí, su disciplina y sentido de organización, sumado al entramado enlace que mantenían con el poder político del Estado y de la nación les permitía elaborar una estrategia que les liberara de un personaje, que de acuerdo a su óptica e intereses, les era sumamente  peligroso.
La jerarquía masónica reacciona rápidamente y en una reunión de sus principales dirigentes logran que el Gran Maestro Masón, Abraham Jonas, disuelva la Logia de Navoo, alegando de que la misma se había severamente apartado de los principios de la masonería.
Al justificar esta decisión, un historiador masón escribió:
“ Si se hubiera permitido que la Logia de Navoo continuara durante dos años más, todos los miembros de la iglesia del condado de Hancock hubieran sido iniciados.”
Comenzaron a correr una intensa ola de rumores, el Profeta recibe innumeras denuncias, se le acusa de poligamia, adulterio, fornicación y perjurio.
Estos rumores tenían como objetivo minar la autoridad moral del profeta e incentivar la resistencia a sus enseñanzas, entre las cosas que se decían extraemos lo siguiente:
“ Se incitó más el antagonismo al  Profeta, cuando basándose en informaciones parciales y  tendenciosas se afirmaba que el Concilio de los Cincuenta, que oficiaban la legislatura en Navoo, le había ordenado “ Rey sobre la cercana Casa de Israel ” se murmuraba que se pretendía derrocar por la fuerza al gobierno de los Estados Unidos, esto despertó la ira de la gente y se comenzaron a urdir planes para matarle.
Corresponde que agreguemos, que el poder militar de la Legión de Navoo, era considerable pues, como dijimos, se estimaba en unos 4.000 efectivos armados los hombres  que estaban bajo la orden de el Teniente General de la fuerza, es decir, el Profeta.
Si se tiene en cuenta que el Ejército regular de toda la nación  contaba con unos 8.500 hombres armados, los temores podrían tener cierto fundamento de veracidad.
A fines del año 1842, el Profeta es acusado de estar por detrás de un intento de asesinato del gobernador del Estado, atentado atribuido a los Danitas, cosa que agudizó aún más el estado de ánimo imperante en la región.
En el año 1844, se organiza por parte de los miembros del Consejo de los Doce, una campaña en los Estados vecinos en que se proclamaba la fórmula Joseph, Ridgdon, como candidatos a Presidente y Vicepresidente, respectivamente, a la presidencia de los Estados Unidos.
Se emitieron en la prensa de Navoo, y varios condados de la región, miles de anuncios proponiendo la postulación del Profeta a la presidencia de la nación.
de la Historia de la Iglesia, extraemos el siguiente resumen:
En el tiempo de su muerte, el Profeta residía en Navoo, Illinois, la segunda ciudad del estado en cuánto extensión....
.. Navoo era una ciudad fundada por los miembros de la iglesia y el Profeta dominaba su gobierno y su religión.
En esa ciudad el Profeta empezó a enseñar en privado la doctrina de la poligamia a los líderes más allegados a su entorno.
Cuando algunos miembros se enteraron de lo que estaban haciendo sus líderes con total discreción y ocultamiento, se opusieron firmemente pues de consideraban la práctica de la poligamia, algo escandaloso y contrario a las enseñanzas de Dios.
La dirigencia de la iglesia, optó en principio, en no darle mayor trascendencia a las críticas que se formulaban en contra de la poligamia, recordemos de que éstas uniones de parejas se efectuaban en privado y ambos cónyuges debían guardar estricto silencio, no pudiendo divulgar la misma, ni siquiera a sus parientes más próximos.
Los disidentes fueron radicalizando sus posturas hasta que el día 7 de junio de 1844, publican la primera y única edición  del periódico Navoo Expositor.
En dicho periódico denunciaron el estilo de vida del Profeta y los líderes, cosa que causó una gran indignación entre la dirigencia de la iglesia.
El Alcalde y el concilio de la ciudad de Navoo declararon de que el periódico era perjudicial y ordenaron al jefe de policía que destruyera la prensa.
Los que se oponían al Profeta presentaron una queja en el condado de Hancock, Illinois, diciendo que el gobierno de Navoo había violado la libertad de prensa.
El Profeta fue arrestado por causar disturbios, pero presentó una apelación de hábeas corpus.
Fue juzgado en Navoo y rápidamente lo dejaron en libertad.
Esto indignó a la masonería de la región quienes declararon que el Profeta había manipulado la ley.
La oposición fue en aumento hasta que el Profeta, temiendo que la ciudad de Navoo fuera atacada, declaró la Ley Marcial.
Illinois, como dijimos, le había otorgado a Navoo poder gubernamental como ciudad-estado, disponía de un fuerte ejército, la Legión de Navoo, y el Profeta era su Comandante en Jefe.
Toda la masonería convocó a la oposición y  el gobernador del Estado de Illinois, que también pertenecía a la masonería, acusaron al Profeta de traición contra el Estado de Illinois.
El Profeta fue arrestado y lo llevaron a Carthage, Illinois, para que no pudiera influir en la corte como entendían lo había hecho en Navoo.
El Profeta seguía considerándose a sí mismo, como el restaurador de la verdadera masonería, y como el único que poseía los signos y señas que se habían perdido.
Los líderes de la iglesia que también pertenecían a la masonería, algunos se encontraban en misiones en el exterior, hicieron un acuerdo para liberar al Profeta  de lo que es presumía culminaría en su irremediable ejecución por parte de una “chusma” armada que contaba con la impunidad de las autoridades del gobierno del Estado.
Previo a su arresto, el Profeta había huido cruzando el río, sus allegados le informaron de la inconveniencia de su huída, que muchos miembros de la iglesia le reprochaban esta actitud de dejarles abandonados a merced de las represalias de los enemigos y que habían obtenido de las logias masónicas la garantía de que se le respetaría la vida.
Por esta razón el Profeta se presentó voluntariamente para entregarse a los supuestos requisitos de la ley.
 Dos o tres  días antes de su asesinato, dijo:
“ Voy como cordero al matadero; pero me siento tan sereno como una mañana veraniega; mi conciencia se halla libre de ofensas contra Dios y contra todos los hombres.
Moriré inocente, y aún se dirá de mí: Fue asesinado a sangre fría.”
Esa tarde del 27 de junio de 1844, los conjurados llegaron a la ejecución, entre ellos había un grupo de masones que se habían comprometido a darle el auxilio necesario.
Cuando los hombres armados irrumpieron violentamente en la cárcel de Carthage, los comprometidos a brindarle cobertura abrieron la ventana del segundo piso que daba al exterior, miraron hacia cierto lugar previamente combinado y pudieron observar la seña de un pulgar hacia abajo, la suerte del Profeta estaba echada.
 Cuando el Profeta llegó a la ventana y exclamó con todas sus fuerzas el reclamo de ayuda de todo masón en peligro, el tronar de los disparos ahogaron su voz.
Esta vez no hubo salvación para el hijo de la viuda.

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