Preguntas recogidas en estos últimos días
Respuesta I:
En el artículo: "Un Recurso Que No puedes Ignorar El Entusiasmo: al que tu haz agregado un comentario, habrás apreciado, que comenzamos el mismo con una referencia al significado de la palabra "entusiasmo" en un intento de rescatar el valor original de la palabra escrita.
Pues bien, entusiasmo significa llevar un dios adentro, de manera que visto desde esa perspectiva, coincidimos con lo expresado por Pablo en su primera epístola a los corintios:
"¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1 Corintios. 6:19).
Esto quiere decir, que aquel que pretenda ser el receptor de tal distinguido huésped, previamente deberá haber ordenado y preparado el habitáculo de su mente, para que ésta se encuentre en condiciones de ofrecerle una cálida y confortable acogida.
Todo anfitrión, que se precie, se regocija en su hospitalidad, se deleita ante lo que vislumbra como una gracia divina, la posibilidad de un encuentro con un ser superior, con el que pueda compartir todos sus anhelos y esperanzas.
El entusiasmo es en sí mismo, una fuente inagotable de energía, porque el ambiente en que se expresa y manifiesta, tiene la armonía del equilibrio, donde nadie es más, ni tampoco menos, donde no hay exigencias ni exigidos, el entusiasmo tiene luz en sí mismo y donde ingresa la luz no hay espacio para las tinieblas, el entusiasmo no es un bichito esquivo, como tu mencionas, al cual hay que salir a atrapar, tampoco es una "plancha de Surf" en la que te debates en medio de las olas, el entusiasmo ingresa como los rayos del sol, sólo necesita que abras confiado, de par en par, las ventanas de tu alma.
Respuesta II:
Sobre el comentario referido al tema "Reflexiones De Carnaval" que tú me has formulado con mucha agudeza, me agradaría muchísimo poder mencionarte algunas observaciones a tu planteo, observaciones que humildemente pongo a tu criteriosa consideración:
Cuando tú me mencionas que según tu parecer, experimentar no es rumiar, pues consideras que el proceso de analizar consecuencias de un acontecimiento dado, debe corresponder a otra etapa, y que la misma, forzosamente, deberá ser posterior al experimento en sí mismo,
te pregunto: cuando nos relacionamos con otras personas, ¿no necesitamos recurrir a nuestras vivencias pasadas? ¿el cúmulo de estas vivencias no son las que nos convierten en personas con experiencia de vida?
Ahora bien, veamos, un acontecimiento cualquiera se torna experiencia cuando es sometido al proceso de comparación con otros que hayamos tenido, uno puede morir de un tiro certero, pero si no vive el proceso no se puede considerar experimentado en la muerte.
Experimentar es forzosamente comparar, de manera, amigo/a , que te refugias en el anonimato, te sugiero que comiences " a rumiar" cuánto antes tus experiencias de vida, la criatura humana no debe comportarse cual si fuese una pelota de ping -pong.
En cuánto a la festividad de carnaval en sí, tienes tu mucha razón, he vivido la rica experiencia de llevar muchas veces a mis hijos, a mis sobrinos, y ahora a mis nietos, al carnaval, poseo el humor suficiente para disfrutar con ellos de esa sana alegría, también es bueno reconocer la riqueza creativa de esa expresión cultural que tanto nos gusta a los uruguayos.
Pero, sabes que, mis hijos, mis sobrinos, han crecido, mis nietos lo harán más adelante, nosotros los adultos, cumplimos con lo que se ha transformado en una tradición y revivimos en ellos los tiempos pasados, cuando la inocencia nos hacía ver hadas y magos, payasos y arlequines detrás de cada cara pintada.
Pero mi amigo/a anónimo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que los niños se fueron a dormir y te has dejado llevar por la ronda de fantasmas, de miedos y miserias que acechan y golpean tu vida cada día?
La reflexión de carnaval publicada, se refería a los niños que ya no son, a los adultos que quizás sean sus padres o sus abuelos, una querida amiga me había contado unos días atrás, que su nieta estaba embarazada, una jovencita, sobrina mía, me comento que ella, con apenas 16 años, estaba embarazada, leo los periódicos y veo los efectos del alcohol y las drogas, he ido a bailar, a divertirme, y en esa algarabía pude apreciar la transformación en los rostros de los evadidos, jóvenes y adultos, que una vez, bajada la cuesta, cuando termina la fiesta, lloran en silencio sumidos en la depresión.
Escribir, tal como yo lo hago, créame, que cuando termino un tema, difícilmente revise y corrija errores ortográficos o de redacción, simplemente tiro mis pinceladas expresivas sobre el teclado, lo que sí puedo asegurarle es la autenticidad de mis expresiones, la sana intención de establecer un contacto, de compartir inquietudes, lejos de mi cualquier pretensión de condicionar su pensamiento.
Un abrazo
Hugo W Arostegui
Respuesta I:
En el artículo: “Un Recurso Que No puedes Ignorar El Entusiasmo: al que tu haz agregado un comentario, habrás apreciado, que comenzamos el mismo con una referencia al significado de la palabra "entusiasmo" en un intento de rescatar el valor original de la palabra escrita.
Pues bien, entusiasmo significa llevar un dios adentro, de manera que visto desde esa perspectiva, coincidimos con lo expresado por Pablo en su primera epístola a los corintios:
"¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1 Corintios. 6:19).
Esto quiere decir, que aquel que pretenda ser el receptor de tal distinguido huésped, previamente deberá haber ordenado y preparado el habitáculo de su mente, para que ésta se encuentre en condiciones de ofrecerle una cálida y confortable acogida.
Todo anfitrión, que se precie, se regocija en su hospitalidad, se deleita ante lo que vislumbra como una gracia divina, la posibilidad de un encuentro con un ser superior, con el que pueda compartir todos sus anhelos y esperanzas.
El entusiasmo es en sí mismo, una fuente inagotable de energía, porque el ambiente en que se expresa y manifiesta, tiene la armonía del equilibrio, donde nadie es más, ni tampoco menos, donde no hay exigencias ni exigidos, el entusiasmo tiene luz en sí mismo y donde ingresa la luz no hay espacio para las tinieblas, el entusiasmo no es un bichito esquivo, como tu mencionas, al cual hay que salir a atrapar, tampoco es una “plancha de Surf” en la que te debates en medio de las olas, el entusiasmo ingresa como los rayos del sol, sólo necesita que abras confiado, de par en par, las ventanas de tu alma.
Respuesta II:
Sobre el comentario referido al tema "Reflexiones De Carnaval" que tú me has formulado con mucha agudeza, me agradaría muchísimo poder mencionarte algunas observaciones a tu planteo, observaciones que humildemente pongo a tu criteriosa consideración:
Cuando tú me mencionas que según tu parecer, experimentar no es rumiar, pues consideras que el proceso de analizar consecuencias de un acontecimiento dado, debe corresponder a otra etapa, y que la misma, forzosamente, deberá ser posterior al experimento en sí mismo,
te pregunto: cuando nos relacionamos con otras personas, ¿no necesitamos recurrir a nuestras vivencias pasadas? ¿el cúmulo de estas vivencias no son las que nos convierten en personas con experiencia de vida?
Ahora bien, veamos, un acontecimiento cualquiera se torna experiencia cuando es sometido al proceso de comparación con otros que hayamos tenido, uno puede morir de un tiro certero, pero si no vive el proceso no se puede considerar experimentado en la muerte.
Experimentar es forzosamente comparar, de manera, amigo/a , que te refugias en el anonimato, te sugiero que comiences " a rumiar" cuánto antes tus experiencias de vida, la criatura humana no debe comportarse cual si fuese una pelota de ping -pong.
En cuánto a la festividad de carnaval en sí, tienes tu mucha razón, he vivido la rica experiencia de llevar muchas veces a mis hijos, a mis sobrinos, y ahora a mis nietos, al carnaval, poseo el humor suficiente para disfrutar con ellos de esa sana alegría, también es bueno reconocer la riqueza creativa de esa expresión cultural que tanto nos gusta a los uruguayos.
Pero, sabes que, mis hijos, mis sobrinos, han crecido, mis nietos lo harán más adelante, nosotros los adultos, cumplimos con lo que se ha transformado en una tradición y revivimos en ellos los tiempos pasados, cuando la inocencia nos hacía ver hadas y magos, payasos y arlequines detrás de cada cara pintada.
Pero mi amigo/a anónimo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que los niños se fueron a dormir y te has dejado llevar por la ronda de fantasmas, de miedos y miserias que acechan y golpean tu vida cada día?
La reflexión de carnaval publicada, se refería a los niños que ya no son, a los adultos que quizás sean sus padres o sus abuelos, una querida amiga me había contado unos días atrás, que su nieta estaba embarazada, una jovencita, sobrina mía, me comento que ella, con apenas 16 años, estaba embarazada, leo los periódicos y veo los efectos del alcohol y las drogas, he ido a bailar, a divertirme, y en esa algarabía pude apreciar la transformación en los rostros de los evadidos, jóvenes y adultos, que una vez, bajada la cuesta, cuando termina la fiesta, lloran en silencio sumidos en la depresión.
Escribir, tal como yo lo hago, créame, que cuando termino un tema, difícilmente revise y corrija errores ortográficos o de redacción, simplemente tiro mis pinceladas expresivas sobre el teclado, lo que sí puedo asegurarle es la autenticidad de mis expresiones, la sana intención de establecer un contacto, de compartir inquietudes, lejos de mi cualquier pretensión de condicionar su pensamiento.
Un abrazo
Hugo W Arostegui