lunes, 1 de noviembre de 2010

En Sagrada Soledad





En Sagrada Soledad: Un encuentro con Emma Bidamon
 La convocatoria para este encuentro había sido anunciada con cierta anticipación debido a que se preveía, que acompañarían a la disertante, un grupo de invitados especiales, que aportarían, con su sola presencia, un marco de legitimidad incuestionable, al desarrollo de un tema, que no obstante no ser ignorado por los concurrentes, se considera que por distintas razones no había sido abordado hasta ahora con la seriedad y profundidad que por su trascendencia merece.
 Se nos había anticipado de que en esta oportunidad tendríamos la ocasión de poder escuchar a una mujer que había vivido experiencias muy particulares a lo largo de su vida la cual había transcurrido en una época signada por desencuentros y conflictos, propios de una nueva gran nación que habría sus puertas a la emigración y acogía en su seno a multitudes provenientes de las más diversas culturas.
 Su historia es la de alguien que se resiste a ser un mero objeto, un simple detalle agregado a los acontecimientos, como si su existencia sólo importase en relación a su grado de vinculación con el personaje central de los hechos, el cual le provee, como reflejo, cierto valor de referencia a un ser que de no mediar este vínculo, pasaría totalmente desapercibido por su intrascendencia.
 Si alguna duda tendríamos en cuánto a la real significación de esta mujer, así como la de las otras mujeres que le acompañan en esta oportunidad, su exposición de motivos, sus vivencias, y sobre todo la claridad conceptual de sus argumentos, se encargarían de disiparla absolutamente.
 Estos antecedentes, sobre la vida de nuestra invitada, que se nos habían adelantado, como no podría ser de otra manera, aumentaron nuestra expectativa, nos parecía que en esta oportunidad, veríamos surgir entre las sombras de una historia mal contada, que omitía en forma sutil hechos que no obstante haber sido manipulados por los relatores de turno, idealizadores de la realidad, estaban allí, como una flagrante evidencia, de que nada escapa a la luz de la verdad, una verdad tantas veces proclamada y prometida.
 Esta vez , pensamos, se nos ofrecía una valiosa oportunidad de poder confrontar las imágenes creadas con la intención de decorar, realizadas por los teólogos redactores de la historia oficial, los escribas del sistema educativo, los expertos en preparar la comida espiritual pre digerida y preservada de toda contaminación, destinada a la alimentación de los espíritus “mansos  y obedientes” incapaces de vivir en la intemperie de la realidad, los que escudriñan en forma “autorizada” los hechos;
 con los personajes, los verdaderos actores, que han protagonizado y escrito con sus acciones, la verdadera dimensión de los acontecimientos que han dado lugar al relato expresado con la convicción irrefutable de su autenticidad.
El ansiado día de nuestro encuentro llegó y a la hora prevista en el programa nos fuimos ubicando en nuestros lugares buscando la cercanía de aquellos integrantes del grupo con los cuales hemos podido cultivar relaciones muy afectuosas que con el pasar del tiempo se han ido transformando en una sincera amistad.
 Todas las miradas convergían en el grupo de damas entre las cuales se encontraba la señora Emma S. Bidamon, la disertante del día, motivo de nuestra presencia y en la cual centrábamos nuestra mayor expectativa, por los motivos antes mencionados.
 Su presencia en el estrado nos permitió observarla con detenimiento, ante nosotros estaba una mujer de elegante porte, de desplazamientos firmes y seguros, dotada de una simpatía natural y demostrando en sus acciones de que poseía el carisma necesario como para atrapar con sus argumentos el interés y la atención de todos los que estábamos presentes esa noche.
 En compañía de Zoar que hacia las veces de anfitriona de este evento en representación del equipo organizador el cual estaba integrado por nuestros conocidos: Gabriel, Shulem, Nod, la propia Zoar, y Keila la Adivinadora de Endor.
 La presentación de Emma Bidamon:
 He querido comenzar mi participación realizando una muy breve introducción en la cual les mencionaré que esta noche me acompañan, como han podido observar un grupo de mujeres con las cuales me une un vínculo muy singular, me atrevo a decirles que difícilmente se pueda encontrar a lo largo de la historia una situación semejante a la que, por mandato divino, nos ha correspondido vivir.
Cada una de nosotras hemos sido unidas en el sagrado vínculo del matrimonio, para compartir nuestra vida con el mismo hombre, selladas y enmudecidas por el secreto que debimos aceptar bajo convenio de no poderlo divulgar a nadie, ni siquiera a nuestra propia familia, bajo pena de ser condenadas a sufrir los mas crueles castigos, castigos, que difícilmente la mente humana sea capaz de imaginar.
Una de las experiencias más duras y traumáticas que una mujer pueda soportar a lo largo de toda su existencia, bajo el yugo de una unión oficiada en un Santo Templo por el poder del sacerdocio, por esta vida y por toda la eternidad.
En lo personal, nos comenta Emma, he sentido desde siempre un firme rechazo a esta práctica infame del matrimonio plural, en varias oportunidades he sido severamente amonestada por lo que se consideraba un irreflexivo acto de rebeldía contra los designios del Creador y una actitud arrogante que desafiaba la autoridad patriarcal de mi esposo.Esto que menciono a modo de introducción constituye la razón o el motivo por el cual estas damas han decidido acompañarme y compartir con ustedes sus experiencias de vida.
Pretendo irles relatando los hechos tal cual han ocurrido, prescindiendo de todo tipo de valoraciones que puedan revestir un carácter subjetivo o tendencioso, no ha sido ésta mi forma de encarar la vida y no tengo la menor intención de hacer innovaciones ahora.
De manera que lo que se pueda escuchar de mis labios esta noche, se limitará a un simple relato cronológico, de situaciones que por su trascendencia han conmocionado, no solamente la vida de los protagonistas de la acción, sino que se han proyectado a través de las generaciones futuras, y se han “amoldado” al servicio de “intereses” sectoriales, cada uno de ellos forjando una imagen de nuestra historia personal, tal como lo hace el alfarero con su masa.
El resultado puede llegar a ser estéticamente hermoso y grato a la vista, pero el receptor de tal imagen, desconoce cuáles han sido los ingredientes introducidos en el amasijo.
Como nos referimos a situaciones en las cuales intervienen seres humanos, criaturas hijas amadas por su Creador, considero sumamente necesario, por respeto a los valores humanos que todos pretendemos preservar, que les escuchemos lo que nos tengan que decir, sus anhelos y frustraciones, sus penas y alegrías y sobre todo que les permitamos rescatar su propia identidad, la cal ha sido cruelmente “amasada” por las tendenciosas manos de los forjadores de imágenes.
Les recuerdo la advertencia de Jehová Dios registrada en las escrituras:
“No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
                                                                                              Deuteronomio 5: 8 – 10
Hecha entonces esta aclaración, comenzaré mi exposición hablándoles sobre mi propia persona, con la finalidad de que puedan ubicarse mejor en el contexto de los hechos y obtener un punto de partida para luego realizar las valoraciones que vuestra propia conciencia les reclame.
Como todos ustedes ya saben mi nombre de nacimiento es Emma Hale, hija de Isaac Hale, un granjero de Harmony, Condado de Susquehana, Estado de Pensilvania.
En el mes de enero de 1827, contraje enlace con Joseph Smith, el cual se hospedaba en casa de mi padre y trabajaba como buscador de tesoros para el Sr. Josíah Stowell.
Los detalles de mi vida han sido lo suficientemente divulgados como para que me detenga a mencionarlos nuevamente, me limitaré a decirles solamente aquellos que les hayan sido omitidos y que en mi evaluación personal considere de que sea necesario agregar.
Por Ejemplo, he sido presentada ante ustedes como Emma Bidamon, por lo que debo decirles que en mi viudez, en aquellos terribles años que sobrevinieron al martirio de mi primer esposo, Joseph, contraje matrimonio con el Sr. Lewis Bidamon, el cual era propietario de una Taberna en Independence, Condado de Jackson, Estado de Misurí.
Hechas estas aclaraciones les comentaré algunos aspectos relacionados con el ministerio de mi esposo, Joseph, en su condición de profeta, vidente y revelador.
Muchas veces, a lo largo de toda mi vida, me han preguntado sobre si realmente yo creía en las revelaciones que Joseph mencionaba haber recibido, y yo siempre he respondido de que sí, que efectivamente mi esposo era un profeta de Dios.
No obstante lo expuesto,  me reservo el derecho de discrepar seriamente con algunos aspectos de su personalidad, que a mi entender, como su compañera y esposa, no le ayudaban a mantener una conducta acorde y coherente a la alta investidura con la cual había sido investido.
La magnitud de la obra que le había sido encomendada pugnaba cada día con las notorias limitaciones de su entorno, y las diversas actividades que tanto él  como mi cuñado Hyrum, habían realizado entre los crédulos buscadores de tesoros, que en aquella época, pululaban por nuestra incipiente nación, las cuales les causaron diversas dificultades, llegando incluso a ser condenados por la justicia.
Como entiendo que algunas de mis apreciaciones pueden despertar ciertas resistencias a mi relato, y que se puede llegar a pensar que las cosas que menciono puedan responder a un deseo personal de desprestigiarle mediante la calumnia y la distorsión de los hechos que menciono, les reitero que he amado a mi esposo y le he respetado durante toda nuestra vida de matrimonio. 
las circunstancias que menciono son parte de mi experiencia de vida, que toda mujer que ha compartido una relación conyugal, seguramente lo puede entender, lo que nosotras vivimos en la intimidad de nuestro hogar, sólo nosotras lo sabemos, y sólo nosotras lo podemos evaluar en su justa dimensión ¿ no es cierto ?  
Hecha esta aclaración y para evitar herir la susceptibilidad de algunos de ustedes que puedan sentirse ofendidos por mis expresiones, intentaré respaldar mis dichos, con la documentación correspondiente y haciendo referencia a prestigiosos historiadores que no obstante compartir la misma fe y principios enseñados por mi esposo, no han cerrado sus ojos ante la evidencia de los hechos.
Cuando nos casamos con Joseph, vivíamos en medio de tremendas penurias económicas, pues en el año anterior a nuestro casamiento, es decir en 1826, Joseph había sido condenado por la justicia y tuvo que hacerse cargo de los costes del juicio para evitar ser enviado a la cárcel.
He aquí el relato de la sentencia contra mi esposo:
“El pueblo del Estado de Nueva York contra Joseph Smith.
Orden judicial emitida bajo juramento de Peter G. Bridgman, quien informó que un Joseph Smith, de Bainbridge actuaba contra la ley y era impostor.
El prisionero fue llevado a la corte el 20 de marzo de 1826. Se le interrogó.
Dice que vino de la ciudad de Palmira, y que desde entonces estuvo la mayor parte del tiempo en casa de Josíah Stowell en Bainbridge; por un tiempo breve trabajó buscando minas, pero la mayor parte del tiempo estuvo empleado por Stowell en su granja, y estudiando; que tenía una piedra que había mirado ocasionalmente para determinar dónde estaban los tesoros escondidos en las entrañas de la tierra; que así pretendía saber a qué profundidad estaban las minas de oro, y que la había mirado varias veces para el Sr. Stowell, y le había informado dónde podía encontrar esos tesoros, y que el Sr. Stowell se había dedicado a cavar para buscarlos; que en Palmira pretendió saber, mirando su piedra, dónde había dinero enterrado en Pensilvania, y en Palmira, de modo que había asegurado a menudo dónde se encontraban objetos perdidos de diferentes clases; que en ocasiones ha tenido el hábito de mirar a través de esta piedra para encontrar objetos perdidos por tres años, pero que últimamente había dejado de hacerlo por ser dañino para su salud, en especial para sus ojos – le causaba dolor -; que no solicitó trabajo de esta clase, y que más bien siempre había rehusado involucrarse en este negocio... Y por lo tanto, la corte declara al acusado culpable.”
También poseo las facturas por los servicios del juez de paz Albert Neely, quien juzgó el caso, y del policía que estuvo a cargo de su detención.
Cabe agregar que Marvin S. Hill, historiador de la Universidad Brigham Young, ha declarado en varias ocasiones lo siguiente: “ Ahora la mayoría de los historiadores, sean miembros de la iglesia o no, que trabajan con las fuentes de información provenientes de la documentación histórica, aceptan sin reparos que realmente mi esposo trabajó como buscador de tesoros y de objetos perdidos.”
Leamos ahora parte del relato de mi esposo el cual está inserto en el Libro: La Perla de Gran Precio bajo el subtítulo: Joseph Smith – Historia:
“ ... Después que fui a vivir a la casa de él, me llevó con el resto de sus trabajadores a excavar en busca de la mina de plata, en lo cual estuve trabajando cerca de un mes sin lograr el éxito en nuestra empresa; y por fin convencí al anciano señor que dejase de excavar.
 Así fue como se originó el rumor de que yo había sido buscador de dinero.
Durante el tiempo que estuve en ese trabajo, me hospedé con el señor Isaac Hale, de ese lugar.
Fue allí donde por primera vez vi a mi esposa ( su hija ), Emma Hale.
Nos casamos el 18 de enero de 1827 mientras yo todavía estaba al servicio del señor Stoal.
Por motivo de que continuaba afirmando que había visto una visión, la persecución me seguía acechando, y la familia del padre de mi esposa se opuso muchísimo a que nos casáramos.
Por lo tanto, me vi obligado a llevarla a otra parte, de modo que nos fuimos y nos casamos en la casa del señor Tarbill, en South Bainbridge, Condado de Chenango, en Nueva York.
Inmediatamente después de mi matrimonio, dejé el trabajo del señor Stoal, me trasladé a la casa de mi padre y con él labré la tierra esa temporada.”
                                                                                  Joseph Smith – Historia 56 – 58
Estoy segura que los que los que ya han tenido la oportunidad de haber leído estos pasajes que he citado, encontrarán ahora en los mismos un contenido mucho más amplio del que habían captado hasta ahora.
Este relato menciona como al pasar, uno de los episodios más tremendos de mi vida,
nada se dice sobre mi temple, ni que he sido desarraigada por mi propia familia, que no obstante ser una mujer sin ninguna experiencia extramarital, tuve que casarme lejos de mi familia, en la casa de personas extrañas para mí, para luego ir a vivir con la numerosa familia de mi esposo, a quienes jamás siquiera había visto una vez, en medio de las mayores penurias económicas y privada de todo lo que hasta entonces había sido parte esencial de mi vida, familia, amigos, etc.
Me he preguntado muchas veces, ¿qué saben los hermanos de la iglesia sobre Emma Smith?  y lo más terrible de una pregunta: ¿ qué les han contado  sobre   Emma Smith ?  los manipuladores, los forjadores de imágenes prediseñadas, para que éstas, posean un perfil adecuado a la trascendencia e importancia del personaje central.
La traducción del Libro de Mormón:
A modo de introducción, daremos lectura al versículo 59 de Joseph Smith – Historia:
“Por fin llegó el momento de obtener las planchas, el Urim y Tumin y el pectoral.
El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete, habiendo ido al fin de otro año, como de costumbre, al lugar donde estaban depositados, el mismo mensajero celestial me los entregó, con esta advertencia:
que yo sería responsable de ellos; que si permitía que se extraviaran por algún descuido o negligencia mía, sería desarraigado; pero que si me esforzaba con todo mi empeño por preservarlos hasta que él ( el mensajero ) viniera por ellos, entonces serían protegidos.”
Joseph, llegó a la casa con lo que le había sido confiado por el ángel, y lo cubrió con una manta de gamuza muy suave para su preservación, él habló conmigo, en un tono grave y solemne, diciéndome que nadie, ni siquiera yo, podía descubrir lo que esta envuelto en la manta, que ocurriría con quien se atreviese a hacerlo, lo mismo que había sido dispuesto por el Señor con relación al Arca del Testimonio, en la época de Moisés, de manera que tuve que asegurarle que nada ni nadie podría siquiera acercarse a donde ellas estuviesen.
Como se pueden imaginar, un objeto de esa naturaleza motivó la lógica curiosidad de todos, pero ante la severa advertencia dada por Joseph, ninguno osó siquiera intentar acercarse a las mismas.
Debo aclararles de que fui autorizada a acercarme a ellas y a moverlas de un lado a otro de la habitación, cada vez que hacía la limpieza de la casa, eso sí, jamás me animé a descubrir lo que estaba cubierto por la manta de gamuza.
He sido yo la primera persona que ofició de escribiente de mi esposo, de manera de que puedo darles algunos detalles que seguramente nadie les ha dicho de cómo era que se realizaba este procedimiento.
Joseph, se sentaba a un lado de la mesa y al medio de la misma se colgaba una manta a modo de velo entre nosotros dos, Joseph se ponía el pectoral con el Urim y Tumin y luego me iba relatando la traducción de las planchas a las cuales me estaba vedado observar.
El Urim y Tumin, era una pieza compuesta por dos piedras que daban la sensación de ser cuarzo muy transparente, engarzadas en dos aros de plata, debían encajarse en un pectoral  cuyas dimensiones habían sido previstas para ser usado por alguien, cuyo físico fuese mucho mas grande que el de mi esposo, era además muy pesado y la distancia entre las piedras y el objeto a observar, hacían del acto de traducir, algo sumamente dificultoso de realizar.
El pectoral y el Urim y Tumin, fueron objetos a los cuales se me permitió observar y tocar, pues mi esposo en muchas ocasiones necesitaba de ayuda para lidiar con ellos.
Lo que seguramente ustedes no saben, es que el Urim y Tumin fue utilizado únicamente para la traducción de las primeras ciento dieciséis páginas, las que posteriormente fueron extraviadas por Martín Harris.
Posteriormente a este hecho, por el cual, Joseph, fue severamente amonestado por el Señor, y pasó un largo tiempo sin la capacidad de traducir, una vez de que estuvo en condiciones de continuar, suplantó el uso del Urim y Tumin, que como les he explicado era sumamente engorroso de usar, además de causarle tremendos dolores en su espalda y cuello ( en las noches sentía tantos dolores de que necesitaba de mi atención para intentar aliviarlos) por la Piedra de Vidente que había encontrado en una excavación que estaba realizando con mi cuñado Hyrum, la misma por la que había sido procesado por la justicia, tal como ya les he relatado.
La Piedra de Vidente, era una piedra ovalada de color marrón oscuro, parecía un huevo grande, que Joseph ponía debajo de un sombrero para concentrar su luz, y levantando levemente el ala del sombrero miraba en su interior la traducción del texto que estaba colocado debajo de la piedra.
La gran mayoría de las traducciones realizadas por mi esposo han sido mediante este procedimiento.
He aquí algunos testimonios:
El historiador, miembro de la iglesia, B. H. Roberts, en su libro: Historia de la Iglesia, tomo 1 página 129, nos dice lo siguiente:
“La Piedra de Vidente a la que se hace referencia aquí era ovalada y de color marrón, hallada por el Profeta cuando cavaba un pozo con su hermano Hyrum, para el Sr. Clark Chase, cerca de Palmira, Nueva York.
Poseía las cualidades del Urim y Tumin, puesto que mediante ella – como se describió antes – y mediante los intérpretes hallados con el registro nefita, Joseph pudo traducir los caracteres grabados en las planchas.”
David Whitmer, uno de los tres testigos de El Libro de Mormón, describió cómo mi esposo colocaba la Piedra de Vidente dentro de un sombrero para traducir:
“Les describiré ahora la forma en que se tradujo El Libro de Mormón.
Joseph puso la Piedra de Vidente en un sombrero y colocó la cara en el sombrero, acercándolo a su rostro para tapar la luz. Apareció un pedazo de algo semejante a pergamino, y en éste apareció la escritura.”
            An Address to All Believers in Christ, por David Whitmer, 1887, p. 12
En una carta, que ha pedido de mi hijo, Joseph Smith III, escribí el 27 de marzo de 1876, manifesté lo siguiente:
 “Lo primero que tradujo mi esposo, lo hizo usando el Urim y Tumin, y esa es la parte que Martín Harris perdió, y después de eso él uso una piedra pequeña, que no era negra exactamente, pero era de color oscuro.
El Urim y Tumin se usó, reitero, sólo para la traducción de la porción entregada a Martín Harris, después el resto de la traducción se realizó utilizando la Piedra de Vidente.”
James E. Lancaster, Saints’Herald, 15 de noviembre de 1962.
También hay una copia de esta carta en:  Early Mormon Documents, tomo 1, p.532.
Nuestros primeros desencuentros:
Como ya les he mencionado, he sido yo la primera escribiente que ayudó a Joseph a traducir, de manera de que he tenido el privilegio de ser la primera persona en escribir los textos sagrados, muchos pasajes han quedado grabados para siempre en mi corazón y han sido la causa de mis desavenencias mayores con la conducta de mi esposo.
Quizás la imagen que tengan de mí, sea la de una mujer ignorante y egoísta, que no aceptaba doblegarme al mandato divino, y eso es posible que así sea, pero les diré algunas cosas, en compañía de éstas mujeres que me acompañan, que quizás les ayude a comprenderme mejor.
En principio, les invito a leer conmigo algunos pasajes del Libro de Jacob, siempre he admirado la valentía de este hermano de Nefi para exponer sin pelos en la lengua todas las desviaciones en las que habían  incurrido los nefitas, y la claridad conceptual con que advertía sobre la verdadera doctrina de Cristo.
Así, les hablaba Jacob:
“Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves.
Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por lo tanto, el Señor dice así:
He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna;
... Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.
Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.
Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.
Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debías de haber hecho.
He aquí habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas.
Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.”
                                                                                  Jacob  2:  23 – 35
Estas palabras surgidas desde el polvo de la historia, han sido para mí, y para las mujeres que me acompañan, una revelación personal acerca  de las vicisitudes que nos sobrevendrían por causa de las iniquidades de nuestros maridos, pues hablo en el nombre de ellas y lo hago extensivo a todas las mujeres que a partir del año 1842, han sido sometidas al más inhumano de los castigos que pueda sufrir una mujer discípula de Cristo, me refiero como se habrán dado cuenta, al martirio de compartir un matrimonio plural.
El Libro de Mormón ha sido publicado por primera vez en el año 1830, y ha sido desde entonces uno de los libros básicos de la doctrina de la Iglesia, su contenido es la palabra de Dios, un canon, una vara de medir nuestras acciones, así siempre lo consideré y es justamente por su contenido y por las palabras de Jacob, que hemos leído, que voy a dar el siguiente paso, en esta exposición.
En el año 1842, estando viviendo en la ciudad de Navoo, mi esposo comenzó a involucrarse seriamente en la francmasonería, sentía de que allí se encontraban los signos y señas del verdadero sacerdocio de Dios, y que debía restaurarlos al igual que había hecho con la Iglesia de Jesucristo, porque a su entender, también ellos se habían desviado y corrompido.
Tanto él, como la gran mayoría del quórum de los doce, así como mi cuñado Hyrum y otros líderes que debido al secreto imperante me resultaba casi imposible de corroborar, se convirtieron en connotados miembros de la masonería.

El local donde funcionaba la Gran Logia de Navoo, se convirtió en el centro de operaciones del liderazgo de la iglesia y fue en ese lugar donde comenzaron a realizarse las primeras uniones plurales de Joseph con las hijas de sus allegados más íntimos.
Estas uniones llamadas sellamientos se realizaban en secreto, con absoluto sigilo y con la complicidad de unas pocas personas, en ese entonces yo tuve la confirmación de estas uniones secretas que se realizaban sin mi consentimiento,( es una burda mentira la mención de que en algún momento yo pude haber consentido tal proceder)
y hablándole a Joseph muy seriamente le reproché su proceder y decidí desde ese día jamás volver a compartir el lecho nupcial con mi esposo.
Lo increíble de todo esto ha sido el cambio radical de conducta  con relación al matrimonio y la vida familiar, del año 1830, año en que se publicó por primera vez El Libro de Mormón, donde estaban contenidas las claras enseñanzas de Jacob,  a este año de 1842, habían pasado solamente doce años, me resulta inadmisible, que en tan poco tiempo, se produjeran cambios tan tremendos en la doctrina de nuestra iglesia.
Todavía teníamos niños pequeños y algunos apenas eran adolescentes, nunca antes se había siquiera mencionado en las enseñanzas de la iglesia el ahora llamado matrimonio patriarcal, les afirmo, de que esto para mí ,fue algo tan traumático, que hasta el día de hoy no lo he podido superar ni aceptar.
Joseph, pasados unos días , me dijo de que había recibido una revelación de los cielos y que debía de ser obediente a los mandamientos del Señor, me puso entre mis manos un escrito el cual fue asentado el 12 de julio de 1843, en el Libro de las Revelaciones, hoy conocido como Libro de Doctrina y Convenios, y es la actual sección 132.
Les solicito que tengan la amabilidad de acompañarme en la lectura de algunos de estos versículos:
“ De cierto, así te dice el Señor, mi siervo José, que por cuánto te has dirigido a mí para saber y entender cómo es que yo, el Señor, justifiqué a mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, como también a Moisés, David y Salomón, mis siervos, tocante al principio y doctrina de tener muchas esposas y concubinas,
he aquí, soy el Señor tu Dios, y te contestaré en cuánto a este asunto.
Por tanto, prepara tu corazón para recibir y obedecer las instrucciones que estoy a punto de darte, porque todos aquellos a quienes se revela esta ley, tienen que obedecerla.
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.
Porque todos los que quieran recibir una bendición de mi mano han de obedecer la ley que fue decretada para tal bendición, así como sus condiciones, según fueron instituidas desde antes de la fundación del mundo.

Y en cuánto al nuevo y sempiterno convenio, se instituyó para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella deberá cumplir la ley, y la cumplirá, o será condenado, dice el Dios el Señor.”
                                                           Doctrina y Convenios 132: 1 – 6
Estas palabras, contenidas en las hojas que Joseph, dejó entre mis manos, seguramente escritas por alguno de sus asistentes, pues él tenía notorias dificultades para escribir, tuvieron en mí, el mismo efecto que el de una sentencia de muerte, por primera vez en vida, supe lo que significa la violencia de género, y tuve la clara impresión que ese día, se estaba rompiendo un dique, el dique que contenía la falta de escrúpulos de mi esposo y que de ese instante en adelante, nada ni nadie podría detenerlo.
Sigamos leyendo parte de estos escritos dejados en mi mano, yo sabía que éstos escritos, eran la respuesta a mis reclamos en cuánto a su conducta, ahora ya no se trataba de lo que en mi  fuero intimo pudiera pensar o sentir, ahora era el Señor que imponía una ley a la cual no cabía otra opción que obedecerla, quien se resistiese al mandato divino caería en la desobediencia y la condenación.
Los pasajes que voy a citarles son de contenido muy fuerte y violentan terriblemente las palabras de Jacob, el hermano de Nefi, las cuales hemos leído anteriormente.
Leamos:
“Mas si no entras en mi ley, no puedes recibir la promesa que mi Padre hizo a Abraham.
 Dios mandó a Abraham, y Sara de dio a Agar por esposa a Abraham.
 ¿Por qué lo hizo ? Porque era la Ley; y de Agar nacieron muchos pueblos.
De modo que, entre otras cosas, esto cumplió las promesas.
 ¿Se halló, pues, Abraham bajo condenación ? De cierto te digo que no, porque yo, el Señor, lo mandé.
A Abraham se le mandó sacrificar a su hijo Isaac; sin embargo estaba escrito: No matarás. No obstante, Abraham no se negó, y se le contó por obra justa.
Abraham recibió concubinas, y le dieron hijos; y se le contó por obra justa, porque le fueron dadas, y se sujetó a mi ley; tampoco Isaac ni Jacob hicieron cosa alguna sino lo que les fue mandado; y porque no hicieron sino lo que se les mandó, han entrado en su exaltación, de acuerdo con las promesas, y se sientan sobre tronos, y no son ángeles sino dioses.
Hago un  alto en la lectura, simplemente para remarcar, que esta ha sido la primera vez que mi esposo eleva a la condición de dioses, que se sientan sobre tronos, a los grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, en ninguna otra oportunidad desde entonces, he encontrado una afirmación semejante y dudo mucho que alguien se atreva hacerlo actualmente.
Continúo con la lectura:
David también recibió muchas esposas y concubinas, y también Salomón y Moisés, mis siervos, desde el principio de la creación hasta hoy; y en nada pecaron sino en las cosas que no recibieron de mí.
David recibió sus esposas y concubinas de mí, por conducto de Natán, mi siervo, y de otros profetas que tenían las llaves de esta potestad; y en ninguna de estas cosas pecó contra mí, sino en el caso de Urías y su esposa; así que, ha caído de su exaltación y ha recibido su porción; y no las heredará fuera del mundo, porque se las di a otro, dice el Señor.
Yo soy el Señor tu Dios, y a ti, mi siervo José, yo te di un nombramiento, y restauro todas las cosas. Pide lo que quieras, y te será dado según tu palabra.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 33 – 40
Con relación al contenido de este último versículo, veremos que mi esposo, se consideró investido de tanto poder, que no dudó en afirmarme, que cuánta cosa el decida tener, nada ni nadie podría impedir que la tuviese.

1.    Cuando comience a citar pasajes de la vida de las mujeres que hoy me acompañan, piensen, sobre todo, las damas educadas que son parte de esta audiencia, a las cuales les dejo latente una pregunta: ¿ cómo sería vuestra reacción y cuáles serían vuestros sentimientos hacia Dios, si un día, alguien que ha sido investido como Profeta y  es poseedor de todas las llaves del sacerdocio, les comunica que el Señor, vuestro Dios, les ha dado el  mandamiento de unirse en matrimonio plural por este tiempo, y por toda la eternidad.?    
Necesito, aspirar hondo, tomar unos sorbos de agua, no es nada fácil para mí  decirles estas cosas, como seguramente comprenderán.
Mientras me tomo este breve tiempo, les proyectaré en la pantalla, las palabras de Jacob, las cuales han sido para mí, una fuente de consuelo e inspiración ...
“Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave  mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.
Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.
Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa y concubina no tendrá ninguna;”
                                                                       Libro de Mormón,  Jacob 2: 22 -27
... Bueno, ahora sí, continuamos:
Vamos a entrar en el desarrollo de una temática que es sumamente difícil de abordar, como ya se habrán dado cuenta, soy un tanto punzante en mis apreciaciones, de manera que voy a ponerme voluntariamente un freno, de aquí en adelante, voy a dejar de lado a la hermana Emma, para permitirles conocer el pensamiento, de uno de los historiadores más brillantes y honestos, de todos los que han investigado la vida íntima de las esposas plurales de Joseph.
Me refiero al Dr. Todd Compton, autor del libro: In Sacred Loneliness: The Plural Wives of Joseph Smith, - Signature Books, 1997, 788 páginas, ISBN, 1-56085-085-X
Lo que haremos  ahora es solicitarles a las damas que me acompañan que tengan la amabilidad  de ponerse de pie a fin de que las puedan conocer mejor, al finalizar esta exposición tendremos mucho gusto en responderles todas las preguntas que sientan la necesidad de realizarles.
Comenzaremos entonces a citar algunas experiencias en la vida de estas mujeres, respaldando nuestros dichos, en la palabra autorizada del Dr. Todd Compton.
La obra cuyo título les mencione anteriormente, es un trabajo minucioso realizado por un hombre que además de ser una autoridad en la materia, que goza de un indiscutido prestigio, es una persona que hace cuestión de señalar de que es un miembro fiel de la iglesia y que no pone en tela de juicio la condición de profeta y revelador de mi esposo.
El Dr. Tood Compton pertenece a una generación de historiadores que han tomado sobre sí la tarea de desentrañar todos los acontecimientos ocurridos en los albores de la restauración de la iglesia, en una forma científica, analizando la profusa documentación recogida de las más diversas fuentes : documentos oficiales, archivos de la iglesia, bibliotecas públicas y privadas, publicaciones, registros familiares, etc. 
1.    En esta línea corresponde que mencione : La enciclopedia “Mormon Doctrine” obra del apóstol Bruce R. McConkie, - actualmente puesta en tela de juicio por los teólogos del Sistema Educativo - , la obra de Joseph Fielding Smith en la cual aparecen aportes de destacados teólogos protestantes de la talla de Karl Barth, Emil Brunner   y Reinhold Niebuhr, el valioso aporte de un miembro prominente de la iglesia como Sterling Murray, el cual ocupó un alto cargo político en el gobierno de los Estados Unidos, desempeñándose como Comisionado Nacional para la Educación, bajo la presidencia de Kennedy.
Debo destacar además, el valiosísimo aporte de Hugh Nibley, la revista “ Brigham Young University Studies ” publicaciones como “Dialogue” y “Sunstone”.
Todos han contribuido para que se profundizara en los estudios históricos sobre el origen de la iglesia, especialmente debo destacar la “Mormon History Association” fundada en el año 1965, así como la nueva historiología mormona, escrita por Leonard Arrington,  con el título “New Mormon History”.
Toda esta literatura está al alcance de las personas que puedan comprender el idioma inglés, lamentablemente no se conocen traducciones en otros idiomas, ni se divulgan catálogos informativos fuera del Estado de Utah.
Les menciono todo este caudal literario que ha sido impreso en los últimos cuarenta años, para que puedan cotejar a través de la lectura la veracidad de la información que les he estado brindando, como habrán podido apreciar a lo largo de esta extensa charla, he puesto un especial cuidado en respaldar mis dichos con las respectivas referencias debidamente documentadas.
Les daré ahora un breve resumen del libro de Tood Compton, en el cual podrán conocer algunos pasajes de la vida de mis amigas que hoy me acompañan, ustedes ya las han visto, sólo me resta decirles sus nombres:
Ellas Son:  Almera Johnson, Emily Dow Partridge, Eliza Marie Partridge, Sarah Ann Whitley, y Helen Mar Kimball.
Les recomiendo la lectura de todo el libro, es una obra voluminosa de 788 páginas, donde se aborda con seriedad y total falta de sensacionalismo, un asunto urticante que tiende a polarizar a todos los que intentan informarse sobre lo que realmente ha ocurrido, me refiero a la poligamia practicada por mi esposo.
Soy plenamente conciente de que es un tema que incomoda, que nadie quiere que se ventile, que hay demasiadas personas, en el liderazgo de la iglesia, que entienden que es altamente inconveniente hablar de este asunto, que no conduce a nada constructivo, que solamente los detractores y apostatas se interesarían por algo así, en fin, son muchos los argumentos que se esgrimen, pero, ¿ saben una cosa ? nadie se ocupa de desmentirlo, la poligamia aún está latente en la doctrina de la iglesia, como está latente y se aplica la Orden Unida desde el día 7 de junio de 1831.
Es muy difícil esperar tolerancia y neutralidad cuando uno se enfrenta a los hechos.
La obra de Compton, nos revela:
 -          El Profeta Joseph tomó por lo menos a 33 mujeres como esposas
           Que estos matrimonios se realizaban por esta vida y por la eternidad y se      
consumaban en el lecho nupcial.
  -         Que se realizaban en secreto y con el especial cuidado de que yo, Emma,
            no me enterara.
 El autor de la obra ubica el tema de la poligamia dentro del contexto histórico en que se desarrollaba la vida de los hombres y mujeres, en las primeras décadas del siglo XIX, y dedica por lo menos un capítulo a cada de las esposas de Joseph, describiendo su entorno familiar, y las distintas reacciones, que un hecho de esta naturaleza, por lo insólito y sorprendente, provocaba en cada uno de ellos.
 Comenzaré relatándoles el caso de Almera Johnson:
Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de los miembros de la iglesia, y por supuesto, los que no pertenecían a ella, desconocían totalmente esta práctica, que les repito, se realizaba en absoluto sigilo.
Cuando Joseph, le menciona al hermano de Almera, Benjamín Johnson, que Dios le había ordenado tomar otras esposas, y que una de ellas sería su propia hermana, ocurrió lo que se transcribe en la obra de Compton:
Benjamín expresó su reacción de esta manera:
 “Sus palabras me colmaron de asombro, y por poco me quitan el aliento, me quedé lívido por el impacto que me provocaron sus palabras... me senté por un rato y quedé estupefacto con mi cara entre las manos, estaba casi listo de reventar por la emoción.
En casi una agonía de múltiples sentimientos que me venían a la mente... Le miré directamente a la cara, y dije: Hermano Joseph, esto es algo que nunca pensé que me podría ocurrir y que sinceramente no comprendo, sólo tú sabes si esto es correcto, yo no.
Yo quiero obedecer el mandato del Señor y hacer las cosas tal como tú me lo dices y sabe Dios que lo intentaré, pero una cosa siento que debo decirte con absoluta franqueza, si en cualquier tiempo llego a saber que has hecho esto para deshonrar y seducir a mi hermana, te mataré,  tan seguro como que vive el Señor”
                                                                                              Página 296
Convencido Benjamín de las intenciones de Joseph, decide comunicárselo a su hermana, ambos, Benjamín y Almera, creían firmemente de que Joseph era el Profeta de Dios y que debían ser obedientes al mandato divino, de manera que consienten en realizar el matrimonio.
En el mes de abril de 1843, Elmira Johson, se convirtió en la esposa número 21 de Joseph, el contaba en ese entonces con 38 años de edad y ella estaba para cumplir los 30 años.
Benjamín nos provee algunos detalles inéditos de lo que sucedió posteriormente:
“Después de la ceremonia el profeta me pidió que llevara a mi hermana a que ocupara el cuarto Nro. 10 en la Casa Mansión de Joseph durante el tiempo que ella permanezca en la ciudad.
A la mañana siguiente, fui por mi hermana y me la lleve conmigo nuevamente.
Pasadas unas tres semanas después del matrimonio, el profeta Joseph nos visitó y estando en mi casa, ocupó el mismo dormitorio y la misma cama con mi hermana.
Recuerdo que el mismo dormitorio y la misma cama, el profeta Joseph lo ocupó el mes pasado con la hija del ya difunto Obispo Partridge como esposa.”
                                                                                              Páginas 297 – 298

Compton hace una aclaración con respecto a la hija del difunto Obispo Partridge, que no se sabe a cuál de sus dos hijas se referia Benjamín, si se trataba de Emily Dow, quién tenía 19 años de edad, o de su hermana, Eliza Marie, de 22 años, pues Joseph, se había casado con ambas los días 4 y 8 de marzo respectivamente.
Agrega Compton en su relato, que inicialmente ninguna de las dos hermanas sabían que Joseph se había casado con ambas, pues ambos matrimonios se habían realizado en absoluto secreto.
La obra de Compton nos conduce a través de las vidas de cada una de estas mujeres, es por medio de su relato, que cada una de ellas cobra protagonismo, que logran escapar del anonimato y de la pérdida de su propia identidad, muchas de ellas condenadas en vida, en el acuerdo de partes que efectuaba Joseph, directamente con sus padres , tal como lo haría un monarca con cualquiera de sus vasallos.
Tal es el caso de Sarah Ann Whitney:
Estos pasajes que les citaré, nos brindarán una clara muestra de la maestría de Compton en el manejo de la información, que les repito una ves más, es una información que está al alcance de cualquiera que se interese por conocer la verdad de los hechos, son parte de nuestra historia aunque pretendamos cubrirlas con un manto, como quién pretende ocultar sus  partes más íntimas, no por simple decoro, cosa que entiendo y comparto, sino por la vergüenza que estos actos aberrantes nos puedan producir.
El autor admite lo difícil que resulta la tarea de presentar un retrato completo y correcto de cada uno de los casos y es por eso que nos dice:
“Como la poligamia inicial fue secreta y no oficialmente documentada, hay muchas inseguridades, incluso intentando realizar una descripción conservadora, de la familia extendida de Joseph.”
                                                                                                          página I
“En la primavera de 1842, el Profeta mantuvo una entrevista en privado con su buen amigo Newell . Whitney , uno de sus hombres de confianza a quién él había puesto como Obispo Presidente de la Iglesia, en esa entrevista le mencionó, que el Señor de había dado ciertas instrucciones que debía compartir con el hermano Whitney y su esposa.
Acordaron un encuentro en la casa de los Whitney y entonces allí, el Profeta les presentó lo que llamó “ el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio ”.
Les dijo, además, que el propio Señor les enviaba, a través de él, una revelación que les prometía la salvación eterna para ellos si obedecían este nuevo mandamiento.
También les anunció que el Señor le había dado como esposa, en el nuevo y sempiterno convenio, a la hija de ambos, Sarah Ann Whitney.
La revelación decía:

“ De cierto, así dice el Señor a mi siervo N. K. Whitney, la cosa que mi siervo Joseph les ha hecho saber a ti y a tu familia, y de la cual habéis consentido poniéndose de acuerdo, está correcto ante mis ojos y os será por galardón sobre vuestras cabezas, con honor, inmortalidad y vida eterna para tosa tu casa.
La revelación continuó dándoles detalles sobre cómo sería la ceremonia del matrimonio de Joseph con su hija, incluyendo la siguiente proclamación:
Ahora pues, doy a ti Sarah A. Whitney, mi hija, a Joseph Smith, para que seas su esposa bajo el sagrado convenio del matrimonio, para observar todos los derechos y obligaciones, y recibir todas las promesas que están reservadas para los que pertenecen a esa condición.”
                                                                                  Página  348
Sarah Ann, tenía por entonces 17 años.
Nos comenta Compton que aunque el padre de  Sarah estaba de acuerdo y había autorizado el casamiento de su hija, Joseph percibió que el hermano mayor de la joven, Horacio, ha dado claras señales de desaprobación, pasados unos pocos días el hijo mayor de los Whitney, fue enviado a servir una misión en el Este.
Sara Ann, había recibido propuestas de matrimonio de uno de los hermanos Higbee que era muy amigo de Horacio.
Cuando se conoce en el medio que el hijo mayor de los Whitney era sorpresivamente enviado a una misión en el Este, hubo mucha suspicacia sobre la forma de proceder de Joseph, cuando la presencia de los hermanos varones comprometía de alguna manera sus propósitos.
Como un mes más tarde de estos sucesos, Joseph escribió una carta a los Whitney en la cual les pedía que le vinieran a visitar en secreto y que trajeran consigo a su hija.
En la carta se especificaban algunas instrucciones:
“La única cosa en que hay que tener cuidado es el de saber cuándo viene Emma, pues entonces no puedes estar seguro de que todo saldrá bien, pero cuando no está ella, entonces tendrán perfecta seguridad.
Solamente deben tener cuidado de que nadie les esté observando cuando lleguen, deben extremar los cuidados tanto como les sea posible, yo sé que les puede resultar un esfuerzo heroico, pero en compensación, cuánto mayor nuestra amistad, y cuán mayor la alegría.
Cuando les vea, les diré todos mis planes, pero no puedo darles más detalles en el papel, quemen esta carta tan pronto la lean, mantengan todo trancado dentro de sus pechos, pues en esto depende mi seguridad y aún mi vida.
Pienso que Emma no vendrá esta noche, si no viene ella no fallen en venir.
Les saluda, su obediente, cariñoso, compañero y amigo, Joseph Smith. ”
                                                                                              Páginas 349 – 350
Es posible captar a través de estas líneas escritas, la atmósfera clandestina que rodeaba a la práctica de la poligamia en Navoo.
El trabajo de Compton es honesto y está  situado por encima de cualquier sospecha de parcialidad, no obstante, como les he dicho reiteradamante es un miembro activo de la iglesia en Utah, y un historiador de reconocido prestigioso y autorizada opinión profesional.
En las páginas 497 al 500, de su obra, a modo de opinión personal, el autor nos brinda su impresión sobre este tema, planteándonos lo siguiente;
“ Existe en lo mayoría de los matrimonios polígamos de Joseph, una clara intención de ir creando lazos de tipo dinástico con las familias de los líderes más encumbrados de la iglesia, opino, nos dice Compton, que el Profeta busca establecer una relación profunda y perdurable con los parientes y unirlos a sí mismo, existe algo de evidencia que apunta en ese sentido, aunque parecería ser que los padres de sus esposas no han captado en el mismo sentido que el profeta el verdadero motivo de esa unión.
La evidencia en ese sentido apunta mas bien a que consideraban la unión de Joseph con sus hijas en el sentido “natural” de lo que debería ocurrir en la relación entre un hombre y una mujer.”
Después de analizar exhaustivamente los distintos matrimonios de Joseph, Compton reconoce que:
“Estos datos sugieren que la atracción sexual por estas mujeres, formó un papel importante en la poligamia de Joseph, sobre todo si se considera la extrema juventud de algunas de ellas, por ejemplo: Sarah Ann Whitely, de 17 años y de Helen Mar Kimball, de 14 años.
De hecho, el mandato de multiplicar y llenar la tierra es uno de los ejes centrales de la teología del matrimonio plural, si bien se realizaban en secreto y en muchos casos no existen registros oficiales, sino que hemos tenido que recurrir a los registros familiares de las personas que ostentan con indisimulada satisfacción su parentesco con el Profeta, estas ceremonias se realizaron el  Templo y fueron selladas por el Santo Espíritu de la Promesa, para obtener honra, inmortalidad y vidas eternas.”
                                                                                                          páginas 11 – 12
Creo que es tiempo de dar término a mi exposición de esta noche, los tópicos que se han desarrollado han sido muy fuertes, y no tengo ninguna duda que para muchos de los que hoy están presentes, las expresiones por mí vertidas, les  han generado algunas interrogantes, que, sinceramente, no ha sido mi intención provocar.
La luz de la verdad sólo puede incomodar a quienes tienen su vida envuelta en las brumas y las tinieblas, el amor de Dios es el mejor colirio para nuestra visión espiritual, consultadle en oración y El les brindará el bálsamo que vuestra alma pueda precisar.
No quiero finalizar, sin antes dirigirme, a los millones de mujeres que tienen el privilegio de estar viviendo en los albores de este nuevo milenio, a aquellas que anhelan el ansiado día, en que concurrirán a los Templos, para sellar sus vidas por tiempo y eternidad, con el hombre amado de sus sueños más íntimos, el compañero con el cual criaran los hijos que nuestro Padre que está en los Cielos les envíe.

Amadas hermanas, ¿saben ustedes que el matrimonio que se realiza en los templos son conformes a lo establecido para el matrimonio plural?  ¿Que vuestra unión en exclusividad, con ese hombre amado , único compañero eterno que tendréis, es solamente por el tiempo en que  vosotras viváis en la vida terrenal ?
De hecho, y esta es una verdad irrefutable, todo varón casado en el templo, puede volver a hacerlo con otra mujer, una vez que su  compañera actual fallezca, que hay miles de estos casamientos plurales anualmente, que  muchos líderes actuales que han enviudado se han vuelto a casar por tiempo y eternidad con su nueva esposa.
Me pregunto, y les pregunto: Mujeres de Sión, ¿ vosotras sabéis y consistís en esto ?
Ahora, si vuestro sentido común y autoestima, les conduce a creer que esto no es posible que ocurra, que debe haber algún mal entendido, que la hermana Emma exagera en sus apreciaciones, que la doctrina de la iglesia protege a la mujer y que la institución de la familia, tal como la conocéis, es eterna y es parte esencial en el Plan de Dios, les invito a reflexionar sobre los siguientes pasajes de las escrituras:
“ Y reciba mi sierva Emma Smith a todas las que le han sido dadas a mi siervo José y que son virtuosas delante de mí; y las que no son puras, y han dicho que son puras, serán destruidas, dice Dios el Señor.
Porque yo soy el Señor tu Dios, y haz de obedecer mi voz; y le concedo a mi siervo José que sea mayordomo sobre muchas cosas; porque ha sido fiel sobre pocas, y yo lo fortaleceré de aquí en adelante.
Y le mando a mi sierva Emma Smith que permanezca y se una a mí siervo José, y a nadie más.
Pero si no quiere someterse a este mandamiento será destruida, dice el Señor; porque yo soy el Señor tu Dios, y la destruiré sino permanece en mi ley.
Pero si ella se niega a obedecer este mandamiento, entonces mi siervo José hara todas las cosas por ella, así como él ha dicho; y a él lo bendeciré y lo multiplicaré y le daré cien veces más en este mundo, de padres y madres, hermanos y hermanas, casas y terrenos, esposas e hijos, y coronas de vidas eternas en los mundos eternos.
Además, de cierto digo, perdónele mi sierva sus ofensas a mi siervo José; entonces se le perdonarán a ella sus ofensas con las que me ha ofendido; y yo, el Señor tu Dios, la bendeciré y la multiplicaré, y haré que su corazón se regocije.
Y además, no enajene sus bienes mi siervo José, no sea que venga un enemigo y lo destruya, porque Satanás procura destruir; pues soy el Señor tu Dios y él es mi siervo; y he aquí, estoy con él como estuve con Abraham tu padre, aún hasta su exaltación y gloria.
Ahora, tocante a la ley del sacerdocio, hay muchas cosas pertenecientes a ella.

De cierto, si algún hombre fuere llamado por mi Padre, como lo fue Aarón, por mi propia voz y por la voz del que me envió, y yo lo haya investido con las llaves del poder de este sacerdocio, si hiciere algo en mi nombre, conforme a mi ley y por mi palabra, no cometerá pecado y yo lo justificaré.
Por tanto, nadie censure a mi siervo José, pues yo lo justificaré; porque el hará el sacrificio que yo requiera de sus manos por sus transgresiones, dice el Señor tu Dios.
Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más.
Y si le son dadas diez vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto queda justificado.
Mas si una o cualquiera de las diez vírgenes, después de desposarse, recibe a otro hombre, ella ha cometido adulterio y será destruida; porque le son dadas a él para multiplicar y henchir la tierra, de acuerdo con mi mandamiento, y para cumplir la promesa dada por mi Padre antes de la fundación del mundo, y para su exaltación en los mundos eternos, a fin de que engendren las almas de los hombres; pues en esto se perpetúa la obra de mi Padre, a fin de que él sea glorificado.
Y además, de cierto, de cierto, te digo, si un hombre que tiene las llaves de este poder tiene una esposa, y le enseña la ley de mi sacerdocio en cuánto a estas cosas, entonces ella ha de creer y ministrarle, o será destruida, dice el Señor tu Dios; pues la destruiré; porque magnificaré mi nombre en todos los que reciban y permanezcan en mi ley.
Por tanto, me será lícito, si ella no acepta esta ley, que él reciba cuantas cosas yo, el Señor su Dios, le dé, porque ella no creyó ni le ministró conforme a mi palabra; y entonces ella llega a ser la transgresora; y él queda exento de la ley de Sara, la cual ministró a Abraham según la ley, cuando le mandé a él que tomara a Agar por esposa.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 52 - 65
Esta es, entonces, la ley del sacerdocio con relación a las mujeres de Sión: Sometimiento, sometimiento y más sometimiento.
Mucho se les ha dicho sobre el Manifiesto que ha dejado sin efecto el casamiento polígamo, ¿ lo habéis leído ?
Permitidme leeros uno de los tres discursos del presidente Wilford Woodruff referentes al Manifiesto publicado en el año 1890:
“He recibido algunas revelaciones recientemente, y de suma importancia para mí, y os diré lo que el Señor me ha dicho. Permítaseme dirigir vuestra atención a lo que se conoce como el Manifiesto...

El Señor me ha dicho que haga una pregunta a los Santos de los Últimos Días, y también me ha dicho que si escuchan lo que yo les diga y contestan, por medio del Espíritu y poder de Dios, a la pregunta que les haga, todos responderán de la misma manera, y todos creerán lo mismo en lo referente a este asunto.
La pregunta es ésta: ¿ Cual es el rumbo más prudente que deben  seguir los Santos de los Últimos Días: continuar intentando llevar a la práctica el matrimonio plural con las leyes de la nación en contra de ella y la oposición de los sesenta millones de personas, y a costa de la confiscación y la pérdida de todos los templos, y la suspensión de todas las ordenanzas que en ellos se efectúan, tanto por los vivos como por los muertos, y el encarcelamiento de la Primera Presidencia, así  como de los Doce y de los que están a la cabeza de su familia en la Iglesia, y la confiscación de la propiedad personal de la gente ( todo lo cual de por sí daría fin a la práctica )
o,  después de padecer como hemos padecido por motivo de nuestra obediencia a este principio, cesar la práctica y someternos a la ley, y con ello lograr que permanezcan en su casa los Profetas, los Apóstoles, y los padres de familia, para que puedan instruir a la gente y encargarse de los deberes de la iglesia, y también dejar los templos en poder de los santos, para que éstos puedan encargarse de las ordenanzas del evangelio tanto para los vivos como por los muertos ?
El Señor me mostró, en visión y por revelación, exactamente lo que sucedería si no poníamos fin a esta práctica. Si no la hubiéramos terminado, de nada os hubiera servido... ninguno de los hombres de este templo de Logan, porque todas las ordenanzas se habrían suspendido en toda la tierra de Sión. Habría reinado la confusión por todo Israel, y muchos hombres hubieran sido encarcelados. Esta dificultad, habría sobrevenido a toda la Iglesia y se nos habría obligado a dar fin a la práctica.
Ahora bien, la pregunta es si se debe suspender de este modo o según la manera que el Señor nos ha manifestado, y dejar a nuestros Profetas y Apóstoles y padres de familia como hombres libres, y los templos en poder de los miembros, a fin de que los muertos puedan ser redimidos.
Un gran número de ellos ya han sido liberados de la prisión en el mundo de los espíritus por los de este pueblo, y ¿ se debe continuar o dar fin a esta obra ?
Esta es la pregunta que hago a los Santos de los Últimos Días.
Tenéis que juzgar por vosotros mismos. Yo no lo contestaré; mas os digo que ésa es precisamente la condición en que nosotros como pueblo nos hallaríamos si no hubiéramos tomado la decisión que tomamos.
...Vi exactamente lo que sucedería si no se hacía algo al respecto. Este espíritu ha estado sobre mí desde hace mucho tiempo. Mas quiero decir esto: Yo habría permitido que todos los templos se escaparan de nuestras manos; yo mismo habría dejado que me encarcelaran y habría permitido que encarcelaran a todos los demás hombres si Dios del cielo no me hubiera mandado a hacer lo que hice; y cuando llegó la hora en que se mandó que hiciera eso, todo era muy claro para mí, Fui ante el Señor y anoté lo que El me dijo que escribiera...

Dejo esto con vosotros para que lo meditéis y lo consideréis.
El Señor está obrando con nosotros.”
(Conferencia de la Estaca Cache, Logan, Utah, domingo 1ro. de noviembre de 1891. Publicado en Deseret Weekly, el 14 de noviembre de 1891)
                                                           Doctrina y Convenios: Declaración Oficial 1
Las conclusiones que puedan ser extraídas de este texto, lo dejo respetuosamente al criterio de cada uno, especialmente, a lo que libre y espontáneamente puedan pensar y opinar mis compañeras de género.
En lo personal considero muy llamativo y elocuente a la vez, que por primera vez, la legislación de una nación, con sus sesenta millones de habitantes en aquel momento de la historia, ponga de manifiesto que condena un procedimiento, por considerarlo contrario a la moral y a las buenas costumbres que deben regir en una sociedad civilizada.
¿Ha estado Dios en entredicho con el pensamiento de la humanidad y ésta le ha impuesto su voluntad, condenando su conducta polígama ?
Con todo respeto, considero que este no es el caso, ustedes deciden.








  •  n Sagrada Soledad: Un encuentro con Emma Bidamon
 La convocatoria para este encuentro había sido anunciada con cierta anticipación debido a que se preveía, que acompañarían a la disertante, un grupo de invitados especiales, que aportarían, con su sola presencia, un marco de legitimidad incuestionable, al desarrollo de un tema, que no obstante no ser ignorado por los concurrentes, se considera que por distintas razones no había sido abordado hasta ahora con la seriedad y profundidad que por su trascendencia merece.
 Se nos había anticipado de que en esta oportunidad tendríamos la ocasión de poder escuchar a una mujer que había vivido experiencias muy particulares a lo largo de su vida la cual había transcurrido en una época signada por desencuentros y conflictos, propios de una nueva gran nación que habría sus puertas a la emigración y acogía en su seno a multitudes provenientes de las más diversas culturas.
 Su historia es la de alguien que se resiste a ser un mero objeto, un simple detalle agregado a los acontecimientos, como si su existencia sólo importase en relación a su grado de vinculación con el personaje central de los hechos, el cual le provee, como reflejo, cierto valor de referencia a un ser que de no mediar este vínculo, pasaría totalmente desapercibido por su intrascendencia.
 Si alguna duda tendríamos en cuánto a la real significación de esta mujer, así como la de las otras mujeres que le acompañan en esta oportunidad, su exposición de motivos, sus vivencias, y sobre todo la claridad conceptual de sus argumentos, se encargarían de disiparla absolutamente.
 Estos antecedentes, sobre la vida de nuestra invitada, que se nos habían adelantado, como no podría ser de otra manera, aumentaron nuestra expectativa, nos parecía que en esta oportunidad, veríamos surgir entre las sombras de una historia mal contada, que omitía en forma sutil hechos que no obstante haber sido manipulados por los relatores de turno, idealizadores de la realidad, estaban allí, como una flagrante evidencia, de que nada escapa a la luz de la verdad, una verdad tantas veces proclamada y prometida.
 Esta vez , pensamos, se nos ofrecía una valiosa oportunidad de poder confrontar las imágenes creadas con la intención de decorar, realizadas por los teólogos redactores de la historia oficial, los escribas del sistema educativo, los expertos en preparar la comida espiritual pre digerida y preservada de toda contaminación, destinada a la alimentación de los espíritus “mansos  y obedientes” incapaces de vivir en la intemperie de la realidad, los que escudriñan en forma “autorizada” los hechos;

 con los personajes, los verdaderos actores, que han protagonizado y escrito con sus acciones, la verdadera dimensión de los acontecimientos que han dado lugar al relato expresado con la convicción irrefutable de su autenticidad.

El ansiado día de nuestro encuentro llegó y a la hora prevista en el programa nos fuimos ubicando en nuestros lugares buscando la cercanía de aquellos integrantes del grupo con los cuales hemos podido cultivar relaciones muy afectuosas que con el pasar del tiempo se han ido transformando en una sincera amistad.

 Todas las miradas convergían en el grupo de damas entre las cuales se encontraba la señora Emma S. Bidamon, la disertante del día, motivo de nuestra presencia y en la cual centrábamos nuestra mayor expectativa, por los motivos antes mencionados.

 Su presencia en el estrado nos permitió observarla con detenimiento, ante nosotros estaba una mujer de elegante porte, de desplazamientos firmes y seguros, dotada de una simpatía natural y demostrando en sus acciones de que poseía el carisma necesario como para atrapar con sus argumentos el interés y la atención de todos los que estábamos presentes esa noche.

 En compañía de Zoar que hacia las veces de anfitriona de este evento en representación del equipo organizador el cual estaba integrado por nuestros conocidos: Gabriel, Shulem, Nod, la propia Zoar, y Keila la Adivinadora de Endor.
 La presentación de Emma Bidamon:
 He querido comenzar mi participación realizando una muy breve introducción en la cual les mencionaré que esta noche me acompañan, como han podido observar un grupo de mujeres con las cuales me une un vínculo muy singular, me atrevo a decirles que difícilmente se pueda encontrar a lo largo de la historia una situación semejante a la que, por mandato divino, nos ha correspondido vivir.
Cada una de nosotras hemos sido unidas en el sagrado vínculo del matrimonio, para compartir nuestra vida con el mismo hombre, selladas y enmudecidas por el secreto que debimos aceptar bajo convenio de no poderlo divulgar a nadie, ni siquiera a nuestra propia familia, bajo pena de ser condenadas a sufrir los mas crueles castigos, castigos, que difícilmente la mente humana sea capaz de imaginar.
Una de las experiencias más duras y traumáticas que una mujer pueda soportar a lo largo de toda su existencia, bajo el yugo de una unión oficiada en un Santo Templo por el poder del sacerdocio, por esta vida y por toda la eternidad.
En lo personal, nos comenta Emma, he sentido desde siempre un firme rechazo a esta práctica infame del matrimonio plural, en varias oportunidades he sido severamente amonestada por lo que se consideraba un irreflexivo acto de rebeldía contra los designios del Creador y una actitud arrogante que desafiaba la autoridad patriarcal de mi esposo.Esto que menciono a modo de introducción constituye la razón o el motivo por el cual estas damas han decidido acompañarme y compartir con ustedes sus experiencias de vida.
Pretendo irles relatando los hechos tal cual han ocurrido, prescindiendo de todo tipo de valoraciones que puedan revestir un carácter subjetivo o tendencioso, no ha sido ésta mi forma de encarar la vida y no tengo la menor intención de hacer innovaciones ahora.
De manera que lo que se pueda escuchar de mis labios esta noche, se limitará a un simple relato cronológico, de situaciones que por su trascendencia han conmocionado, no solamente la vida de los protagonistas de la acción, sino que se han proyectado a través de las generaciones futuras, y se han “amoldado” al servicio de “intereses” sectoriales, cada uno de ellos forjando una imagen de nuestra historia personal, tal como lo hace el alfarero con su masa.
El resultado puede llegar a ser estéticamente hermoso y grato a la vista, pero el receptor de tal imagen, desconoce cuáles han sido los ingredientes introducidos en el amasijo.
Como nos referimos a situaciones en las cuales intervienen seres humanos, criaturas hijas amadas por su Creador, considero sumamente necesario, por respeto a los valores humanos que todos pretendemos preservar, que les escuchemos lo que nos tengan que decir, sus anhelos y frustraciones, sus penas y alegrías y sobre todo que les permitamos rescatar su propia identidad, la cal ha sido cruelmente “amasada” por las tendenciosas manos de los forjadores de imágenes.
Les recuerdo la advertencia de Jehová Dios registrada en las escrituras:
“No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
                                                                                              Deuteronomio 5: 8 – 10
Hecha entonces esta aclaración, comenzaré mi exposición hablándoles sobre mi propia persona, con la finalidad de que puedan ubicarse mejor en el contexto de los hechos y obtener un punto de partida para luego realizar las valoraciones que vuestra propia conciencia les reclame.
Como todos ustedes ya saben mi nombre de nacimiento es Emma Hale, hija de Isaac Hale, un granjero de Harmony, Condado de Susquehana, Estado de Pensilvania.
En el mes de enero de 1827, contraje enlace con Joseph Smith, el cual se hospedaba en casa de mi padre y trabajaba como buscador de tesoros para el Sr. Josíah Stowell.
Los detalles de mi vida han sido lo suficientemente divulgados como para que me detenga a mencionarlos nuevamente, me limitaré a decirles solamente aquellos que les hayan sido omitidos y que en mi evaluación personal considere de que sea necesario agregar.
Por Ejemplo, he sido presentada ante ustedes como Emma Bidamon, por lo que debo decirles que en mi viudez, en aquellos terribles años que sobrevinieron al martirio de mi primer esposo, Joseph, contraje matrimonio con el Sr. Lewis Bidamon, el cual era propietario de una Taberna en Independence, Condado de Jackson, Estado de Misurí.
Hechas estas aclaraciones les comentaré algunos aspectos relacionados con el ministerio de mi esposo, Joseph, en su condición de profeta, vidente y revelador.
Muchas veces, a lo largo de toda mi vida, me han preguntado sobre si realmente yo creía en las revelaciones que Joseph mencionaba haber recibido, y yo siempre he respondido de que sí, que efectivamente mi esposo era un profeta de Dios.
No obstante lo expuesto,  me reservo el derecho de discrepar seriamente con algunos aspectos de su personalidad, que a mi entender, como su compañera y esposa, no le ayudaban a mantener una conducta acorde y coherente a la alta investidura con la cual había sido investido.
La magnitud de la obra que le había sido encomendada pugnaba cada día con las notorias limitaciones de su entorno, y las diversas actividades que tanto él  como mi cuñado Hyrum, habían realizado entre los crédulos buscadores de tesoros, que en aquella época, pululaban por nuestra incipiente nación, las cuales les causaron diversas dificultades, llegando incluso a ser condenados por la justicia.
Como entiendo que algunas de mis apreciaciones pueden despertar ciertas resistencias a mi relato, y que se puede llegar a pensar que las cosas que menciono puedan responder a un deseo personal de desprestigiarle mediante la calumnia y la distorsión de los hechos que menciono, les reitero que he amado a mi esposo y le he respetado durante toda nuestra vida de matrimonio. 
las circunstancias que menciono son parte de mi experiencia de vida, que toda mujer que ha compartido una relación conyugal, seguramente lo puede entender, lo que nosotras vivimos en la intimidad de nuestro hogar, sólo nosotras lo sabemos, y sólo nosotras lo podemos evaluar en su justa dimensión ¿ no es cierto ?  
Hecha esta aclaración y para evitar herir la susceptibilidad de algunos de ustedes que puedan sentirse ofendidos por mis expresiones, intentaré respaldar mis dichos, con la documentación correspondiente y haciendo referencia a prestigiosos historiadores que no obstante compartir la misma fe y principios enseñados por mi esposo, no han cerrado sus ojos ante la evidencia de los hechos.
Cuando nos casamos con Joseph, vivíamos en medio de tremendas penurias económicas, pues en el año anterior a nuestro casamiento, es decir en 1826, Joseph había sido condenado por la justicia y tuvo que hacerse cargo de los costes del juicio para evitar ser enviado a la cárcel.
He aquí el relato de la sentencia contra mi esposo:
“El pueblo del Estado de Nueva York contra Joseph Smith.
Orden judicial emitida bajo juramento de Peter G. Bridgman, quien informó que un Joseph Smith, de Bainbridge actuaba contra la ley y era impostor.
El prisionero fue llevado a la corte el 20 de marzo de 1826. Se le interrogó.
Dice que vino de la ciudad de Palmira, y que desde entonces estuvo la mayor parte del tiempo en casa de Josíah Stowell en Bainbridge; por un tiempo breve trabajó buscando minas, pero la mayor parte del tiempo estuvo empleado por Stowell en su granja, y estudiando; que tenía una piedra que había mirado ocasionalmente para determinar dónde estaban los tesoros escondidos en las entrañas de la tierra; que así pretendía saber a qué profundidad estaban las minas de oro, y que la había mirado varias veces para el Sr. Stowell, y le había informado dónde podía encontrar esos tesoros, y que el Sr. Stowell se había dedicado a cavar para buscarlos; que en Palmira pretendió saber, mirando su piedra, dónde había dinero enterrado en Pensilvania, y en Palmira, de modo que había asegurado a menudo dónde se encontraban objetos perdidos de diferentes clases; que en ocasiones ha tenido el hábito de mirar a través de esta piedra para encontrar objetos perdidos por tres años, pero que últimamente había dejado de hacerlo por ser dañino para su salud, en especial para sus ojos – le causaba dolor -; que no solicitó trabajo de esta clase, y que más bien siempre había rehusado involucrarse en este negocio... Y por lo tanto, la corte declara al acusado culpable.”
También poseo las facturas por los servicios del juez de paz Albert Neely, quien juzgó el caso, y del policía que estuvo a cargo de su detención.
Cabe agregar que Marvin S. Hill, historiador de la Universidad Brigham Young, ha declarado en varias ocasiones lo siguiente: “ Ahora la mayoría de los historiadores, sean miembros de la iglesia o no, que trabajan con las fuentes de información provenientes de la documentación histórica, aceptan sin reparos que realmente mi esposo trabajó como buscador de tesoros y de objetos perdidos.”
Leamos ahora parte del relato de mi esposo el cual está inserto en el Libro: La Perla de Gran Precio bajo el subtítulo: Joseph Smith – Historia:
“ ... Después que fui a vivir a la casa de él, me llevó con el resto de sus trabajadores a excavar en busca de la mina de plata, en lo cual estuve trabajando cerca de un mes sin lograr el éxito en nuestra empresa; y por fin convencí al anciano señor que dejase de excavar.
 Así fue como se originó el rumor de que yo había sido buscador de dinero.
Durante el tiempo que estuve en ese trabajo, me hospedé con el señor Isaac Hale, de ese lugar.
Fue allí donde por primera vez vi a mi esposa ( su hija ), Emma Hale.
Nos casamos el 18 de enero de 1827 mientras yo todavía estaba al servicio del señor Stoal.
Por motivo de que continuaba afirmando que había visto una visión, la persecución me seguía acechando, y la familia del padre de mi esposa se opuso muchísimo a que nos casáramos.
Por lo tanto, me vi obligado a llevarla a otra parte, de modo que nos fuimos y nos casamos en la casa del señor Tarbill, en South Bainbridge, Condado de Chenango, en Nueva York.
Inmediatamente después de mi matrimonio, dejé el trabajo del señor Stoal, me trasladé a la casa de mi padre y con él labré la tierra esa temporada.”
                                                                                  Joseph Smith – Historia 56 – 58
Estoy segura que los que los que ya han tenido la oportunidad de haber leído estos pasajes que he citado, encontrarán ahora en los mismos un contenido mucho más amplio del que habían captado hasta ahora.
Este relato menciona como al pasar, uno de los episodios más tremendos de mi vida,
nada se dice sobre mi temple, ni que he sido desarraigada por mi propia familia, que no obstante ser una mujer sin ninguna experiencia extramarital, tuve que casarme lejos de mi familia, en la casa de personas extrañas para mí, para luego ir a vivir con la numerosa familia de mi esposo, a quienes jamás siquiera había visto una vez, en medio de las mayores penurias económicas y privada de todo lo que hasta entonces había sido parte esencial de mi vida, familia, amigos, etc.
Me he preguntado muchas veces, ¿qué saben los hermanos de la iglesia sobre Emma Smith?  y lo más terrible de una pregunta: ¿ qué les han contado  sobre   Emma Smith ?  los manipuladores, los forjadores de imágenes prediseñadas, para que éstas, posean un perfil adecuado a la trascendencia e importancia del personaje central.
La traducción del Libro de Mormón:
A modo de introducción, daremos lectura al versículo 59 de Joseph Smith – Historia:
“Por fin llegó el momento de obtener las planchas, el Urim y Tumin y el pectoral.
El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete, habiendo ido al fin de otro año, como de costumbre, al lugar donde estaban depositados, el mismo mensajero celestial me los entregó, con esta advertencia:
que yo sería responsable de ellos; que si permitía que se extraviaran por algún descuido o negligencia mía, sería desarraigado; pero que si me esforzaba con todo mi empeño por preservarlos hasta que él ( el mensajero ) viniera por ellos, entonces serían protegidos.”
Joseph, llegó a la casa con lo que le había sido confiado por el ángel, y lo cubrió con una manta de gamuza muy suave para su preservación, él habló conmigo, en un tono grave y solemne, diciéndome que nadie, ni siquiera yo, podía descubrir lo que esta envuelto en la manta, que ocurriría con quien se atreviese a hacerlo, lo mismo que había sido dispuesto por el Señor con relación al Arca del Testimonio, en la época de Moisés, de manera que tuve que asegurarle que nada ni nadie podría siquiera acercarse a donde ellas estuviesen.
Como se pueden imaginar, un objeto de esa naturaleza motivó la lógica curiosidad de todos, pero ante la severa advertencia dada por Joseph, ninguno osó siquiera intentar acercarse a las mismas.
Debo aclararles de que fui autorizada a acercarme a ellas y a moverlas de un lado a otro de la habitación, cada vez que hacía la limpieza de la casa, eso sí, jamás me animé a descubrir lo que estaba cubierto por la manta de gamuza.
He sido yo la primera persona que ofició de escribiente de mi esposo, de manera de que puedo darles algunos detalles que seguramente nadie les ha dicho de cómo era que se realizaba este procedimiento.
Joseph, se sentaba a un lado de la mesa y al medio de la misma se colgaba una manta a modo de velo entre nosotros dos, Joseph se ponía el pectoral con el Urim y Tumin y luego me iba relatando la traducción de las planchas a las cuales me estaba vedado observar.
El Urim y Tumin, era una pieza compuesta por dos piedras que daban la sensación de ser cuarzo muy transparente, engarzadas en dos aros de plata, debían encajarse en un pectoral  cuyas dimensiones habían sido previstas para ser usado por alguien, cuyo físico fuese mucho mas grande que el de mi esposo, era además muy pesado y la distancia entre las piedras y el objeto a observar, hacían del acto de traducir, algo sumamente dificultoso de realizar.
El pectoral y el Urim y Tumin, fueron objetos a los cuales se me permitió observar y tocar, pues mi esposo en muchas ocasiones necesitaba de ayuda para lidiar con ellos.
Lo que seguramente ustedes no saben, es que el Urim y Tumin fue utilizado únicamente para la traducción de las primeras ciento dieciséis páginas, las que posteriormente fueron extraviadas por Martín Harris.
Posteriormente a este hecho, por el cual, Joseph, fue severamente amonestado por el Señor, y pasó un largo tiempo sin la capacidad de traducir, una vez de que estuvo en condiciones de continuar, suplantó el uso del Urim y Tumin, que como les he explicado era sumamente engorroso de usar, además de causarle tremendos dolores en su espalda y cuello ( en las noches sentía tantos dolores de que necesitaba de mi atención para intentar aliviarlos) por la Piedra de Vidente que había encontrado en una excavación que estaba realizando con mi cuñado Hyrum, la misma por la que había sido procesado por la justicia, tal como ya les he relatado.
La Piedra de Vidente, era una piedra ovalada de color marrón oscuro, parecía un huevo grande, que Joseph ponía debajo de un sombrero para concentrar su luz, y levantando levemente el ala del sombrero miraba en su interior la traducción del texto que estaba colocado debajo de la piedra.
La gran mayoría de las traducciones realizadas por mi esposo han sido mediante este procedimiento.
He aquí algunos testimonios:
El historiador, miembro de la iglesia, B. H. Roberts, en su libro: Historia de la Iglesia, tomo 1 página 129, nos dice lo siguiente:
“La Piedra de Vidente a la que se hace referencia aquí era ovalada y de color marrón, hallada por el Profeta cuando cavaba un pozo con su hermano Hyrum, para el Sr. Clark Chase, cerca de Palmira, Nueva York.
Poseía las cualidades del Urim y Tumin, puesto que mediante ella – como se describió antes – y mediante los intérpretes hallados con el registro nefita, Joseph pudo traducir los caracteres grabados en las planchas.”
David Whitmer, uno de los tres testigos de El Libro de Mormón, describió cómo mi esposo colocaba la Piedra de Vidente dentro de un sombrero para traducir:
“Les describiré ahora la forma en que se tradujo El Libro de Mormón.
Joseph puso la Piedra de Vidente en un sombrero y colocó la cara en el sombrero, acercándolo a su rostro para tapar la luz. Apareció un pedazo de algo semejante a pergamino, y en éste apareció la escritura.”
            An Address to All Believers in Christ, por David Whitmer, 1887, p. 12
En una carta, que ha pedido de mi hijo, Joseph Smith III, escribí el 27 de marzo de 1876, manifesté lo siguiente:
 “Lo primero que tradujo mi esposo, lo hizo usando el Urim y Tumin, y esa es la parte que Martín Harris perdió, y después de eso él uso una piedra pequeña, que no era negra exactamente, pero era de color oscuro.
El Urim y Tumin se usó, reitero, sólo para la traducción de la porción entregada a Martín Harris, después el resto de la traducción se realizó utilizando la Piedra de Vidente.”
James E. Lancaster, Saints’Herald, 15 de noviembre de 1962.
También hay una copia de esta carta en:  Early Mormon Documents, tomo 1, p.532.
Nuestros primeros desencuentros:
Como ya les he mencionado, he sido yo la primera escribiente que ayudó a Joseph a traducir, de manera de que he tenido el privilegio de ser la primera persona en escribir los textos sagrados, muchos pasajes han quedado grabados para siempre en mi corazón y han sido la causa de mis desavenencias mayores con la conducta de mi esposo.
Quizás la imagen que tengan de mí, sea la de una mujer ignorante y egoísta, que no aceptaba doblegarme al mandato divino, y eso es posible que así sea, pero les diré algunas cosas, en compañía de éstas mujeres que me acompañan, que quizás les ayude a comprenderme mejor.
En principio, les invito a leer conmigo algunos pasajes del Libro de Jacob, siempre he admirado la valentía de este hermano de Nefi para exponer sin pelos en la lengua todas las desviaciones en las que habían  incurrido los nefitas, y la claridad conceptual con que advertía sobre la verdadera doctrina de Cristo.
Así, les hablaba Jacob:
“Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves.
Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por lo tanto, el Señor dice así:
He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna;
... Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.
Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.
Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.
Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debías de haber hecho.
He aquí habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas.
Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.”
                                                                                  Jacob  2:  23 – 35
Estas palabras surgidas desde el polvo de la historia, han sido para mí, y para las mujeres que me acompañan, una revelación personal acerca  de las vicisitudes que nos sobrevendrían por causa de las iniquidades de nuestros maridos, pues hablo en el nombre de ellas y lo hago extensivo a todas las mujeres que a partir del año 1842, han sido sometidas al más inhumano de los castigos que pueda sufrir una mujer discípula de Cristo, me refiero como se habrán dado cuenta, al martirio de compartir un matrimonio plural.
El Libro de Mormón ha sido publicado por primera vez en el año 1830, y ha sido desde entonces uno de los libros básicos de la doctrina de la Iglesia, su contenido es la palabra de Dios, un canon, una vara de medir nuestras acciones, así siempre lo consideré y es justamente por su contenido y por las palabras de Jacob, que hemos leído, que voy a dar el siguiente paso, en esta exposición.
En el año 1842, estando viviendo en la ciudad de Navoo, mi esposo comenzó a involucrarse seriamente en la francmasonería, sentía de que allí se encontraban los signos y señas del verdadero sacerdocio de Dios, y que debía restaurarlos al igual que había hecho con la Iglesia de Jesucristo, porque a su entender, también ellos se habían desviado y corrompido.
Tanto él, como la gran mayoría del quórum de los doce, así como mi cuñado Hyrum y otros líderes que debido al secreto imperante me resultaba casi imposible de corroborar, se convirtieron en connotados miembros de la masonería.

El local donde funcionaba la Gran Logia de Navoo, se convirtió en el centro de operaciones del liderazgo de la iglesia y fue en ese lugar donde comenzaron a realizarse las primeras uniones plurales de Joseph con las hijas de sus allegados más íntimos.
Estas uniones llamadas sellamientos se realizaban en secreto, con absoluto sigilo y con la complicidad de unas pocas personas, en ese entonces yo tuve la confirmación de estas uniones secretas que se realizaban sin mi consentimiento,( es una burda mentira la mención de que en algún momento yo pude haber consentido tal proceder)
y hablándole a Joseph muy seriamente le reproché su proceder y decidí desde ese día jamás volver a compartir el lecho nupcial con mi esposo.
Lo increíble de todo esto ha sido el cambio radical de conducta  con relación al matrimonio y la vida familiar, del año 1830, año en que se publicó por primera vez El Libro de Mormón, donde estaban contenidas las claras enseñanzas de Jacob,  a este año de 1842, habían pasado solamente doce años, me resulta inadmisible, que en tan poco tiempo, se produjeran cambios tan tremendos en la doctrina de nuestra iglesia.
Todavía teníamos niños pequeños y algunos apenas eran adolescentes, nunca antes se había siquiera mencionado en las enseñanzas de la iglesia el ahora llamado matrimonio patriarcal, les afirmo, de que esto para mí ,fue algo tan traumático, que hasta el día de hoy no lo he podido superar ni aceptar.
Joseph, pasados unos días , me dijo de que había recibido una revelación de los cielos y que debía de ser obediente a los mandamientos del Señor, me puso entre mis manos un escrito el cual fue asentado el 12 de julio de 1843, en el Libro de las Revelaciones, hoy conocido como Libro de Doctrina y Convenios, y es la actual sección 132.
Les solicito que tengan la amabilidad de acompañarme en la lectura de algunos de estos versículos:
“ De cierto, así te dice el Señor, mi siervo José, que por cuánto te has dirigido a mí para saber y entender cómo es que yo, el Señor, justifiqué a mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, como también a Moisés, David y Salomón, mis siervos, tocante al principio y doctrina de tener muchas esposas y concubinas,
he aquí, soy el Señor tu Dios, y te contestaré en cuánto a este asunto.
Por tanto, prepara tu corazón para recibir y obedecer las instrucciones que estoy a punto de darte, porque todos aquellos a quienes se revela esta ley, tienen que obedecerla.
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.
Porque todos los que quieran recibir una bendición de mi mano han de obedecer la ley que fue decretada para tal bendición, así como sus condiciones, según fueron instituidas desde antes de la fundación del mundo.

Y en cuánto al nuevo y sempiterno convenio, se instituyó para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella deberá cumplir la ley, y la cumplirá, o será condenado, dice el Dios el Señor.”
                                                           Doctrina y Convenios 132: 1 – 6
Estas palabras, contenidas en las hojas que Joseph, dejó entre mis manos, seguramente escritas por alguno de sus asistentes, pues él tenía notorias dificultades para escribir, tuvieron en mí, el mismo efecto que el de una sentencia de muerte, por primera vez en vida, supe lo que significa la violencia de género, y tuve la clara impresión que ese día, se estaba rompiendo un dique, el dique que contenía la falta de escrúpulos de mi esposo y que de ese instante en adelante, nada ni nadie podría detenerlo.
Sigamos leyendo parte de estos escritos dejados en mi mano, yo sabía que éstos escritos, eran la respuesta a mis reclamos en cuánto a su conducta, ahora ya no se trataba de lo que en mi  fuero intimo pudiera pensar o sentir, ahora era el Señor que imponía una ley a la cual no cabía otra opción que obedecerla, quien se resistiese al mandato divino caería en la desobediencia y la condenación.
Los pasajes que voy a citarles son de contenido muy fuerte y violentan terriblemente las palabras de Jacob, el hermano de Nefi, las cuales hemos leído anteriormente.
Leamos:
“Mas si no entras en mi ley, no puedes recibir la promesa que mi Padre hizo a Abraham.
 Dios mandó a Abraham, y Sara de dio a Agar por esposa a Abraham.
 ¿Por qué lo hizo ? Porque era la Ley; y de Agar nacieron muchos pueblos.
De modo que, entre otras cosas, esto cumplió las promesas.
 ¿Se halló, pues, Abraham bajo condenación ? De cierto te digo que no, porque yo, el Señor, lo mandé.
A Abraham se le mandó sacrificar a su hijo Isaac; sin embargo estaba escrito: No matarás. No obstante, Abraham no se negó, y se le contó por obra justa.
Abraham recibió concubinas, y le dieron hijos; y se le contó por obra justa, porque le fueron dadas, y se sujetó a mi ley; tampoco Isaac ni Jacob hicieron cosa alguna sino lo que les fue mandado; y porque no hicieron sino lo que se les mandó, han entrado en su exaltación, de acuerdo con las promesas, y se sientan sobre tronos, y no son ángeles sino dioses.
Hago un  alto en la lectura, simplemente para remarcar, que esta ha sido la primera vez que mi esposo eleva a la condición de dioses, que se sientan sobre tronos, a los grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, en ninguna otra oportunidad desde entonces, he encontrado una afirmación semejante y dudo mucho que alguien se atreva hacerlo actualmente.
Continúo con la lectura:
David también recibió muchas esposas y concubinas, y también Salomón y Moisés, mis siervos, desde el principio de la creación hasta hoy; y en nada pecaron sino en las cosas que no recibieron de mí.
David recibió sus esposas y concubinas de mí, por conducto de Natán, mi siervo, y de otros profetas que tenían las llaves de esta potestad; y en ninguna de estas cosas pecó contra mí, sino en el caso de Urías y su esposa; así que, ha caído de su exaltación y ha recibido su porción; y no las heredará fuera del mundo, porque se las di a otro, dice el Señor.
Yo soy el Señor tu Dios, y a ti, mi siervo José, yo te di un nombramiento, y restauro todas las cosas. Pide lo que quieras, y te será dado según tu palabra.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 33 – 40
Con relación al contenido de este último versículo, veremos que mi esposo, se consideró investido de tanto poder, que no dudó en afirmarme, que cuánta cosa el decida tener, nada ni nadie podría impedir que la tuviese.

1.    Cuando comience a citar pasajes de la vida de las mujeres que hoy me acompañan, piensen, sobre todo, las damas educadas que son parte de esta audiencia, a las cuales les dejo latente una pregunta: ¿ cómo sería vuestra reacción y cuáles serían vuestros sentimientos hacia Dios, si un día, alguien que ha sido investido como Profeta y  es poseedor de todas las llaves del sacerdocio, les comunica que el Señor, vuestro Dios, les ha dado el  mandamiento de unirse en matrimonio plural por este tiempo, y por toda la eternidad.?    
Necesito, aspirar hondo, tomar unos sorbos de agua, no es nada fácil para mí  decirles estas cosas, como seguramente comprenderán.
Mientras me tomo este breve tiempo, les proyectaré en la pantalla, las palabras de Jacob, las cuales han sido para mí, una fuente de consuelo e inspiración ...
“Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave  mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.
Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.
Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa y concubina no tendrá ninguna;”
                                                                       Libro de Mormón,  Jacob 2: 22 -27
... Bueno, ahora sí, continuamos:
Vamos a entrar en el desarrollo de una temática que es sumamente difícil de abordar, como ya se habrán dado cuenta, soy un tanto punzante en mis apreciaciones, de manera que voy a ponerme voluntariamente un freno, de aquí en adelante, voy a dejar de lado a la hermana Emma, para permitirles conocer el pensamiento, de uno de los historiadores más brillantes y honestos, de todos los que han investigado la vida íntima de las esposas plurales de Joseph.
Me refiero al Dr. Todd Compton, autor del libro: In Sacred Loneliness: The Plural Wives of Joseph Smith, - Signature Books, 1997, 788 páginas, ISBN, 1-56085-085-X
Lo que haremos  ahora es solicitarles a las damas que me acompañan que tengan la amabilidad  de ponerse de pie a fin de que las puedan conocer mejor, al finalizar esta exposición tendremos mucho gusto en responderles todas las preguntas que sientan la necesidad de realizarles.
Comenzaremos entonces a citar algunas experiencias en la vida de estas mujeres, respaldando nuestros dichos, en la palabra autorizada del Dr. Todd Compton.
La obra cuyo título les mencione anteriormente, es un trabajo minucioso realizado por un hombre que además de ser una autoridad en la materia, que goza de un indiscutido prestigio, es una persona que hace cuestión de señalar de que es un miembro fiel de la iglesia y que no pone en tela de juicio la condición de profeta y revelador de mi esposo.
El Dr. Tood Compton pertenece a una generación de historiadores que han tomado sobre sí la tarea de desentrañar todos los acontecimientos ocurridos en los albores de la restauración de la iglesia, en una forma científica, analizando la profusa documentación recogida de las más diversas fuentes : documentos oficiales, archivos de la iglesia, bibliotecas públicas y privadas, publicaciones, registros familiares, etc. 
1.    En esta línea corresponde que mencione : La enciclopedia “Mormon Doctrine” obra del apóstol Bruce R. McConkie, - actualmente puesta en tela de juicio por los teólogos del Sistema Educativo - , la obra de Joseph Fielding Smith en la cual aparecen aportes de destacados teólogos protestantes de la talla de Karl Barth, Emil Brunner   y Reinhold Niebuhr, el valioso aporte de un miembro prominente de la iglesia como Sterling Murray, el cual ocupó un alto cargo político en el gobierno de los Estados Unidos, desempeñándose como Comisionado Nacional para la Educación, bajo la presidencia de Kennedy.
Debo destacar además, el valiosísimo aporte de Hugh Nibley, la revista “ Brigham Young University Studies ” publicaciones como “Dialogue” y “Sunstone”.
Todos han contribuido para que se profundizara en los estudios históricos sobre el origen de la iglesia, especialmente debo destacar la “Mormon History Association” fundada en el año 1965, así como la nueva historiología mormona, escrita por Leonard Arrington,  con el título “New Mormon History”.
Toda esta literatura está al alcance de las personas que puedan comprender el idioma inglés, lamentablemente no se conocen traducciones en otros idiomas, ni se divulgan catálogos informativos fuera del Estado de Utah.
Les menciono todo este caudal literario que ha sido impreso en los últimos cuarenta años, para que puedan cotejar a través de la lectura la veracidad de la información que les he estado brindando, como habrán podido apreciar a lo largo de esta extensa charla, he puesto un especial cuidado en respaldar mis dichos con las respectivas referencias debidamente documentadas.
Les daré ahora un breve resumen del libro de Tood Compton, en el cual podrán conocer algunos pasajes de la vida de mis amigas que hoy me acompañan, ustedes ya las han visto, sólo me resta decirles sus nombres:
Ellas Son:  Almera Johnson, Emily Dow Partridge, Eliza Marie Partridge, Sarah Ann Whitley, y Helen Mar Kimball.
Les recomiendo la lectura de todo el libro, es una obra voluminosa de 788 páginas, donde se aborda con seriedad y total falta de sensacionalismo, un asunto urticante que tiende a polarizar a todos los que intentan informarse sobre lo que realmente ha ocurrido, me refiero a la poligamia practicada por mi esposo.
Soy plenamente conciente de que es un tema que incomoda, que nadie quiere que se ventile, que hay demasiadas personas, en el liderazgo de la iglesia, que entienden que es altamente inconveniente hablar de este asunto, que no conduce a nada constructivo, que solamente los detractores y apostatas se interesarían por algo así, en fin, son muchos los argumentos que se esgrimen, pero, ¿ saben una cosa ? nadie se ocupa de desmentirlo, la poligamia aún está latente en la doctrina de la iglesia, como está latente y se aplica la Orden Unida desde el día 7 de junio de 1831.
Es muy difícil esperar tolerancia y neutralidad cuando uno se enfrenta a los hechos.
La obra de Compton, nos revela:
 -          El Profeta Joseph tomó por lo menos a 33 mujeres como esposas
           Que estos matrimonios se realizaban por esta vida y por la eternidad y se      
consumaban en el lecho nupcial.
  -         Que se realizaban en secreto y con el especial cuidado de que yo, Emma,
            no me enterara.
 El autor de la obra ubica el tema de la poligamia dentro del contexto histórico en que se desarrollaba la vida de los hombres y mujeres, en las primeras décadas del siglo XIX, y dedica por lo menos un capítulo a cada de las esposas de Joseph, describiendo su entorno familiar, y las distintas reacciones, que un hecho de esta naturaleza, por lo insólito y sorprendente, provocaba en cada uno de ellos.
 Comenzaré relatándoles el caso de Almera Johnson:
Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de los miembros de la iglesia, y por supuesto, los que no pertenecían a ella, desconocían totalmente esta práctica, que les repito, se realizaba en absoluto sigilo.
Cuando Joseph, le menciona al hermano de Almera, Benjamín Johnson, que Dios le había ordenado tomar otras esposas, y que una de ellas sería su propia hermana, ocurrió lo que se transcribe en la obra de Compton:
Benjamín expresó su reacción de esta manera:
 “Sus palabras me colmaron de asombro, y por poco me quitan el aliento, me quedé lívido por el impacto que me provocaron sus palabras... me senté por un rato y quedé estupefacto con mi cara entre las manos, estaba casi listo de reventar por la emoción.
En casi una agonía de múltiples sentimientos que me venían a la mente... Le miré directamente a la cara, y dije: Hermano Joseph, esto es algo que nunca pensé que me podría ocurrir y que sinceramente no comprendo, sólo tú sabes si esto es correcto, yo no.
Yo quiero obedecer el mandato del Señor y hacer las cosas tal como tú me lo dices y sabe Dios que lo intentaré, pero una cosa siento que debo decirte con absoluta franqueza, si en cualquier tiempo llego a saber que has hecho esto para deshonrar y seducir a mi hermana, te mataré,  tan seguro como que vive el Señor”
                                                                                              Página 296
Convencido Benjamín de las intenciones de Joseph, decide comunicárselo a su hermana, ambos, Benjamín y Almera, creían firmemente de que Joseph era el Profeta de Dios y que debían ser obedientes al mandato divino, de manera que consienten en realizar el matrimonio.
En el mes de abril de 1843, Elmira Johson, se convirtió en la esposa número 21 de Joseph, el contaba en ese entonces con 38 años de edad y ella estaba para cumplir los 30 años.
Benjamín nos provee algunos detalles inéditos de lo que sucedió posteriormente:
“Después de la ceremonia el profeta me pidió que llevara a mi hermana a que ocupara el cuarto Nro. 10 en la Casa Mansión de Joseph durante el tiempo que ella permanezca en la ciudad.
A la mañana siguiente, fui por mi hermana y me la lleve conmigo nuevamente.
Pasadas unas tres semanas después del matrimonio, el profeta Joseph nos visitó y estando en mi casa, ocupó el mismo dormitorio y la misma cama con mi hermana.
Recuerdo que el mismo dormitorio y la misma cama, el profeta Joseph lo ocupó el mes pasado con la hija del ya difunto Obispo Partridge como esposa.”
                                                                                              Páginas 297 – 298

Compton hace una aclaración con respecto a la hija del difunto Obispo Partridge, que no se sabe a cuál de sus dos hijas se referia Benjamín, si se trataba de Emily Dow, quién tenía 19 años de edad, o de su hermana, Eliza Marie, de 22 años, pues Joseph, se había casado con ambas los días 4 y 8 de marzo respectivamente.
Agrega Compton en su relato, que inicialmente ninguna de las dos hermanas sabían que Joseph se había casado con ambas, pues ambos matrimonios se habían realizado en absoluto secreto.
La obra de Compton nos conduce a través de las vidas de cada una de estas mujeres, es por medio de su relato, que cada una de ellas cobra protagonismo, que logran escapar del anonimato y de la pérdida de su propia identidad, muchas de ellas condenadas en vida, en el acuerdo de partes que efectuaba Joseph, directamente con sus padres , tal como lo haría un monarca con cualquiera de sus vasallos.
Tal es el caso de Sarah Ann Whitney:
Estos pasajes que les citaré, nos brindarán una clara muestra de la maestría de Compton en el manejo de la información, que les repito una ves más, es una información que está al alcance de cualquiera que se interese por conocer la verdad de los hechos, son parte de nuestra historia aunque pretendamos cubrirlas con un manto, como quién pretende ocultar sus  partes más íntimas, no por simple decoro, cosa que entiendo y comparto, sino por la vergüenza que estos actos aberrantes nos puedan producir.
El autor admite lo difícil que resulta la tarea de presentar un retrato completo y correcto de cada uno de los casos y es por eso que nos dice:
“Como la poligamia inicial fue secreta y no oficialmente documentada, hay muchas inseguridades, incluso intentando realizar una descripción conservadora, de la familia extendida de Joseph.”
                                                                                                          página I
“En la primavera de 1842, el Profeta mantuvo una entrevista en privado con su buen amigo Newell . Whitney , uno de sus hombres de confianza a quién él había puesto como Obispo Presidente de la Iglesia, en esa entrevista le mencionó, que el Señor de había dado ciertas instrucciones que debía compartir con el hermano Whitney y su esposa.
Acordaron un encuentro en la casa de los Whitney y entonces allí, el Profeta les presentó lo que llamó “ el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio ”.
Les dijo, además, que el propio Señor les enviaba, a través de él, una revelación que les prometía la salvación eterna para ellos si obedecían este nuevo mandamiento.
También les anunció que el Señor le había dado como esposa, en el nuevo y sempiterno convenio, a la hija de ambos, Sarah Ann Whitney.
La revelación decía:

“ De cierto, así dice el Señor a mi siervo N. K. Whitney, la cosa que mi siervo Joseph les ha hecho saber a ti y a tu familia, y de la cual habéis consentido poniéndose de acuerdo, está correcto ante mis ojos y os será por galardón sobre vuestras cabezas, con honor, inmortalidad y vida eterna para tosa tu casa.
La revelación continuó dándoles detalles sobre cómo sería la ceremonia del matrimonio de Joseph con su hija, incluyendo la siguiente proclamación:
Ahora pues, doy a ti Sarah A. Whitney, mi hija, a Joseph Smith, para que seas su esposa bajo el sagrado convenio del matrimonio, para observar todos los derechos y obligaciones, y recibir todas las promesas que están reservadas para los que pertenecen a esa condición.”
                                                                                  Página  348
Sarah Ann, tenía por entonces 17 años.
Nos comenta Compton que aunque el padre de  Sarah estaba de acuerdo y había autorizado el casamiento de su hija, Joseph percibió que el hermano mayor de la joven, Horacio, ha dado claras señales de desaprobación, pasados unos pocos días el hijo mayor de los Whitney, fue enviado a servir una misión en el Este.
Sara Ann, había recibido propuestas de matrimonio de uno de los hermanos Higbee que era muy amigo de Horacio.
Cuando se conoce en el medio que el hijo mayor de los Whitney era sorpresivamente enviado a una misión en el Este, hubo mucha suspicacia sobre la forma de proceder de Joseph, cuando la presencia de los hermanos varones comprometía de alguna manera sus propósitos.
Como un mes más tarde de estos sucesos, Joseph escribió una carta a los Whitney en la cual les pedía que le vinieran a visitar en secreto y que trajeran consigo a su hija.
En la carta se especificaban algunas instrucciones:
“La única cosa en que hay que tener cuidado es el de saber cuándo viene Emma, pues entonces no puedes estar seguro de que todo saldrá bien, pero cuando no está ella, entonces tendrán perfecta seguridad.
Solamente deben tener cuidado de que nadie les esté observando cuando lleguen, deben extremar los cuidados tanto como les sea posible, yo sé que les puede resultar un esfuerzo heroico, pero en compensación, cuánto mayor nuestra amistad, y cuán mayor la alegría.
Cuando les vea, les diré todos mis planes, pero no puedo darles más detalles en el papel, quemen esta carta tan pronto la lean, mantengan todo trancado dentro de sus pechos, pues en esto depende mi seguridad y aún mi vida.
Pienso que Emma no vendrá esta noche, si no viene ella no fallen en venir.
Les saluda, su obediente, cariñoso, compañero y amigo, Joseph Smith. ”
                                                                                              Páginas 349 – 350
Es posible captar a través de estas líneas escritas, la atmósfera clandestina que rodeaba a la práctica de la poligamia en Navoo.
El trabajo de Compton es honesto y está  situado por encima de cualquier sospecha de parcialidad, no obstante, como les he dicho reiteradamante es un miembro activo de la iglesia en Utah, y un historiador de reconocido prestigioso y autorizada opinión profesional.
En las páginas 497 al 500, de su obra, a modo de opinión personal, el autor nos brinda su impresión sobre este tema, planteándonos lo siguiente;
“ Existe en lo mayoría de los matrimonios polígamos de Joseph, una clara intención de ir creando lazos de tipo dinástico con las familias de los líderes más encumbrados de la iglesia, opino, nos dice Compton, que el Profeta busca establecer una relación profunda y perdurable con los parientes y unirlos a sí mismo, existe algo de evidencia que apunta en ese sentido, aunque parecería ser que los padres de sus esposas no han captado en el mismo sentido que el profeta el verdadero motivo de esa unión.
La evidencia en ese sentido apunta mas bien a que consideraban la unión de Joseph con sus hijas en el sentido “natural” de lo que debería ocurrir en la relación entre un hombre y una mujer.”
Después de analizar exhaustivamente los distintos matrimonios de Joseph, Compton reconoce que:
“Estos datos sugieren que la atracción sexual por estas mujeres, formó un papel importante en la poligamia de Joseph, sobre todo si se considera la extrema juventud de algunas de ellas, por ejemplo: Sarah Ann Whitely, de 17 años y de Helen Mar Kimball, de 14 años.
De hecho, el mandato de multiplicar y llenar la tierra es uno de los ejes centrales de la teología del matrimonio plural, si bien se realizaban en secreto y en muchos casos no existen registros oficiales, sino que hemos tenido que recurrir a los registros familiares de las personas que ostentan con indisimulada satisfacción su parentesco con el Profeta, estas ceremonias se realizaron el  Templo y fueron selladas por el Santo Espíritu de la Promesa, para obtener honra, inmortalidad y vidas eternas.”
                                                                                                          páginas 11 – 12
Creo que es tiempo de dar término a mi exposición de esta noche, los tópicos que se han desarrollado han sido muy fuertes, y no tengo ninguna duda que para muchos de los que hoy están presentes, las expresiones por mí vertidas, les  han generado algunas interrogantes, que, sinceramente, no ha sido mi intención provocar.
La luz de la verdad sólo puede incomodar a quienes tienen su vida envuelta en las brumas y las tinieblas, el amor de Dios es el mejor colirio para nuestra visión espiritual, consultadle en oración y El les brindará el bálsamo que vuestra alma pueda precisar.
No quiero finalizar, sin antes dirigirme, a los millones de mujeres que tienen el privilegio de estar viviendo en los albores de este nuevo milenio, a aquellas que anhelan el ansiado día, en que concurrirán a los Templos, para sellar sus vidas por tiempo y eternidad, con el hombre amado de sus sueños más íntimos, el compañero con el cual criaran los hijos que nuestro Padre que está en los Cielos les envíe.

Amadas hermanas, ¿saben ustedes que el matrimonio que se realiza en los templos son conformes a lo establecido para el matrimonio plural?  ¿Que vuestra unión en exclusividad, con ese hombre amado , único compañero eterno que tendréis, es solamente por el tiempo en que  vosotras viváis en la vida terrenal ?
De hecho, y esta es una verdad irrefutable, todo varón casado en el templo, puede volver a hacerlo con otra mujer, una vez que su  compañera actual fallezca, que hay miles de estos casamientos plurales anualmente, que  muchos líderes actuales que han enviudado se han vuelto a casar por tiempo y eternidad con su nueva esposa.
Me pregunto, y les pregunto: Mujeres de Sión, ¿ vosotras sabéis y consistís en esto ?
Ahora, si vuestro sentido común y autoestima, les conduce a creer que esto no es posible que ocurra, que debe haber algún mal entendido, que la hermana Emma exagera en sus apreciaciones, que la doctrina de la iglesia protege a la mujer y que la institución de la familia, tal como la conocéis, es eterna y es parte esencial en el Plan de Dios, les invito a reflexionar sobre los siguientes pasajes de las escrituras:
“ Y reciba mi sierva Emma Smith a todas las que le han sido dadas a mi siervo José y que son virtuosas delante de mí; y las que no son puras, y han dicho que son puras, serán destruidas, dice Dios el Señor.
Porque yo soy el Señor tu Dios, y haz de obedecer mi voz; y le concedo a mi siervo José que sea mayordomo sobre muchas cosas; porque ha sido fiel sobre pocas, y yo lo fortaleceré de aquí en adelante.
Y le mando a mi sierva Emma Smith que permanezca y se una a mí siervo José, y a nadie más.
Pero si no quiere someterse a este mandamiento será destruida, dice el Señor; porque yo soy el Señor tu Dios, y la destruiré sino permanece en mi ley.
Pero si ella se niega a obedecer este mandamiento, entonces mi siervo José hara todas las cosas por ella, así como él ha dicho; y a él lo bendeciré y lo multiplicaré y le daré cien veces más en este mundo, de padres y madres, hermanos y hermanas, casas y terrenos, esposas e hijos, y coronas de vidas eternas en los mundos eternos.
Además, de cierto digo, perdónele mi sierva sus ofensas a mi siervo José; entonces se le perdonarán a ella sus ofensas con las que me ha ofendido; y yo, el Señor tu Dios, la bendeciré y la multiplicaré, y haré que su corazón se regocije.
Y además, no enajene sus bienes mi siervo José, no sea que venga un enemigo y lo destruya, porque Satanás procura destruir; pues soy el Señor tu Dios y él es mi siervo; y he aquí, estoy con él como estuve con Abraham tu padre, aún hasta su exaltación y gloria.
Ahora, tocante a la ley del sacerdocio, hay muchas cosas pertenecientes a ella.

De cierto, si algún hombre fuere llamado por mi Padre, como lo fue Aarón, por mi propia voz y por la voz del que me envió, y yo lo haya investido con las llaves del poder de este sacerdocio, si hiciere algo en mi nombre, conforme a mi ley y por mi palabra, no cometerá pecado y yo lo justificaré.
Por tanto, nadie censure a mi siervo José, pues yo lo justificaré; porque el hará el sacrificio que yo requiera de sus manos por sus transgresiones, dice el Señor tu Dios.
Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más.
Y si le son dadas diez vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto queda justificado.
Mas si una o cualquiera de las diez vírgenes, después de desposarse, recibe a otro hombre, ella ha cometido adulterio y será destruida; porque le son dadas a él para multiplicar y henchir la tierra, de acuerdo con mi mandamiento, y para cumplir la promesa dada por mi Padre antes de la fundación del mundo, y para su exaltación en los mundos eternos, a fin de que engendren las almas de los hombres; pues en esto se perpetúa la obra de mi Padre, a fin de que él sea glorificado.
Y además, de cierto, de cierto, te digo, si un hombre que tiene las llaves de este poder tiene una esposa, y le enseña la ley de mi sacerdocio en cuánto a estas cosas, entonces ella ha de creer y ministrarle, o será destruida, dice el Señor tu Dios; pues la destruiré; porque magnificaré mi nombre en todos los que reciban y permanezcan en mi ley.
Por tanto, me será lícito, si ella no acepta esta ley, que él reciba cuantas cosas yo, el Señor su Dios, le dé, porque ella no creyó ni le ministró conforme a mi palabra; y entonces ella llega a ser la transgresora; y él queda exento de la ley de Sara, la cual ministró a Abraham según la ley, cuando le mandé a él que tomara a Agar por esposa.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 52 - 65
Esta es, entonces, la ley del sacerdocio con relación a las mujeres de Sión: Sometimiento, sometimiento y más sometimiento.
Mucho se les ha dicho sobre el Manifiesto que ha dejado sin efecto el casamiento polígamo, ¿ lo habéis leído ?
Permitidme leeros uno de los tres discursos del presidente Wilford Woodruff referentes al Manifiesto publicado en el año 1890:
“He recibido algunas revelaciones recientemente, y de suma importancia para mí, y os diré lo que el Señor me ha dicho. Permítaseme dirigir vuestra atención a lo que se conoce como el Manifiesto...

El Señor me ha dicho que haga una pregunta a los Santos de los Últimos Días, y también me ha dicho que si escuchan lo que yo les diga y contestan, por medio del Espíritu y poder de Dios, a la pregunta que les haga, todos responderán de la misma manera, y todos creerán lo mismo en lo referente a este asunto.
La pregunta es ésta: ¿ Cual es el rumbo más prudente que deben  seguir los Santos de los Últimos Días: continuar intentando llevar a la práctica el matrimonio plural con las leyes de la nación en contra de ella y la oposición de los sesenta millones de personas, y a costa de la confiscación y la pérdida de todos los templos, y la suspensión de todas las ordenanzas que en ellos se efectúan, tanto por los vivos como por los muertos, y el encarcelamiento de la Primera Presidencia, así  como de los Doce y de los que están a la cabeza de su familia en la Iglesia, y la confiscación de la propiedad personal de la gente ( todo lo cual de por sí daría fin a la práctica )
o,  después de padecer como hemos padecido por motivo de nuestra obediencia a este principio, cesar la práctica y someternos a la ley, y con ello lograr que permanezcan en su casa los Profetas, los Apóstoles, y los padres de familia, para que puedan instruir a la gente y encargarse de los deberes de la iglesia, y también dejar los templos en poder de los santos, para que éstos puedan encargarse de las ordenanzas del evangelio tanto para los vivos como por los muertos ?
El Señor me mostró, en visión y por revelación, exactamente lo que sucedería si no poníamos fin a esta práctica. Si no la hubiéramos terminado, de nada os hubiera servido... ninguno de los hombres de este templo de Logan, porque todas las ordenanzas se habrían suspendido en toda la tierra de Sión. Habría reinado la confusión por todo Israel, y muchos hombres hubieran sido encarcelados. Esta dificultad, habría sobrevenido a toda la Iglesia y se nos habría obligado a dar fin a la práctica.
Ahora bien, la pregunta es si se debe suspender de este modo o según la manera que el Señor nos ha manifestado, y dejar a nuestros Profetas y Apóstoles y padres de familia como hombres libres, y los templos en poder de los miembros, a fin de que los muertos puedan ser redimidos.
Un gran número de ellos ya han sido liberados de la prisión en el mundo de los espíritus por los de este pueblo, y ¿ se debe continuar o dar fin a esta obra ?
Esta es la pregunta que hago a los Santos de los Últimos Días.
Tenéis que juzgar por vosotros mismos. Yo no lo contestaré; mas os digo que ésa es precisamente la condición en que nosotros como pueblo nos hallaríamos si no hubiéramos tomado la decisión que tomamos.
...Vi exactamente lo que sucedería si no se hacía algo al respecto. Este espíritu ha estado sobre mí desde hace mucho tiempo. Mas quiero decir esto: Yo habría permitido que todos los templos se escaparan de nuestras manos; yo mismo habría dejado que me encarcelaran y habría permitido que encarcelaran a todos los demás hombres si Dios del cielo no me hubiera mandado a hacer lo que hice; y cuando llegó la hora en que se mandó que hiciera eso, todo era muy claro para mí, Fui ante el Señor y anoté lo que El me dijo que escribiera...

Dejo esto con vosotros para que lo meditéis y lo consideréis.
El Señor está obrando con nosotros.”
(Conferencia de la Estaca Cache, Logan, Utah, domingo 1ro. de noviembre de 1891. Publicado en Deseret Weekly, el 14 de noviembre de 1891)
                                                           Doctrina y Convenios: Declaración Oficial 1
Las conclusiones que puedan ser extraídas de este texto, lo dejo respetuosamente al criterio de cada uno, especialmente, a lo que libre y espontáneamente puedan pensar y opinar mis compañeras de género.
En lo personal considero muy llamativo y elocuente a la vez, que por primera vez, la legislación de una nación, con sus sesenta millones de habitantes en aquel momento de la historia, ponga de manifiesto que condena un procedimiento, por considerarlo contrario a la moral y a las buenas costumbres que deben regir en una sociedad civilizada.
¿Ha estado Dios en entredicho con el pensamiento de la humanidad y ésta le ha impuesto su voluntad, condenando su conducta polígama ?
Con todo respeto, considero que este no es el caso, ustedes deciden.









 cuánto a la real significación de esta mujer, así como la de las otras mujeres que le acompañan en esta oportunidad, su exposición de motivos, sus vivencias, y sobre todo la claridad conceptual de sus argumentos, se encargarían de disiparla absolutamente.

 Estos antecedentes, sobre la vida de nuestra invitada, que se nos habían adelantado, como no podría ser de otra manera, aumentaron nuestra expectativa, nos parecía que en esta oportunidad, veríamos surgir entre las sombras de una historia mal contada, que omitía en forma sutil hechos que no obstante haber sido manipulados por los relatores de turno, idealizadores de la realidad, estaban allí, como una flagrante evidencia, de que nada escapa a la luz de la verdad, una verdad tantas veces proclamada y prometida.
 Esta vez , pensamos, se nos ofrecía una valiosa oportunidad de poder confrontar las imágenes creadas con la intención de decorar, realizadas por los teólogos redactores de la historia oficial, los escribas del sistema educativo, los expertos en preparar la comida espiritual pre digerida y preservada de toda contaminación, destinada a la alimentación de los espíritus “mansos  y obedientes” incapaces de vivir en la intemperie de la realidad, los que escudriñan en forma “autorizada” los hechos;
 con los personajes, los verdaderos actores, que han protagonizado y escrito con sus acciones, la verdadera dimensión de los acontecimientos que han dado lugar al relato expresado con la convicción irrefutable de su autenticidad.
El ansiado día de nuestro encuentro llegó y a la hora prevista en el programa nos fuimos ubicando en nuestros lugares buscando la cercanía de aquellos integrantes del grupo con los cuales hemos podido cultivar relaciones muy afectuosas que con el pasar del tiempo se han ido transformando en una sincera amistad.
 Todas las miradas convergían en el grupo de damas entre las cuales se encontraba la señora Emma S. Bidamon, la disertante del día, motivo de nuestra presencia y en la cual centrábamos nuestra mayor expectativa, por los motivos antes mencionados.
 Su presencia en el estrado nos permitió observarla con detenimiento, ante nosotros estaba una mujer de elegante porte, de desplazamientos firmes y seguros, dotada de una simpatía natural y demostrando en sus acciones de que poseía el carisma necesario como para atrapar con sus argumentos el interés y la atención de todos los que estábamos presentes esa noche.
 En compañía de Zoar que hacia las veces de anfitriona de este evento en representación del equipo organizador el cual estaba integrado por nuestros conocidos: Gabriel, Shulem, Nod, la propia Zoar, y Keila la Adivinadora de Endor.
 La presentación de Emma Bidamon:
 He querido comenzar mi participación realizando una muy breve introducción en la cual les mencionaré que esta noche me acompañan, como han podido observar un grupo de mujeres con las cuales me une un vínculo muy singular, me atrevo a decirles que difícilmente se pueda encontrar a lo largo de la historia una situación semejante a la que, por mandato divino, nos ha correspondido vivir.
Cada una de nosotras hemos sido unidas en el sagrado vínculo del matrimonio, para compartir nuestra vida con el mismo hombre, selladas y enmudecidas por el secreto que debimos aceptar bajo convenio de no poderlo divulgar a nadie, ni siquiera a nuestra propia familia, bajo pena de ser condenadas a sufrir los mas crueles castigos, castigos, que difícilmente la mente humana sea capaz de imaginar.
Una de las experiencias más duras y traumáticas que una mujer pueda soportar a lo largo de toda su existencia, bajo el yugo de una unión oficiada en un Santo Templo por el poder del sacerdocio, por esta vida y por toda la eternidad.
En lo personal, nos comenta Emma, he sentido desde siempre un firme rechazo a esta práctica infame del matrimonio plural, en varias oportunidades he sido severamente amonestada por lo que se consideraba un irreflexivo acto de rebeldía contra los designios del Creador y una actitud arrogante que desafiaba la autoridad patriarcal de mi esposo.Esto que menciono a modo de introducción constituye la razón o el motivo por el cual estas damas han decidido acompañarme y compartir con ustedes sus experiencias de vida.
Pretendo irles relatando los hechos tal cual han ocurrido, prescindiendo de todo tipo de valoraciones que puedan revestir un carácter subjetivo o tendencioso, no ha sido ésta mi forma de encarar la vida y no tengo la menor intención de hacer innovaciones ahora.
De manera que lo que se pueda escuchar de mis labios esta noche, se limitará a un simple relato cronológico, de situaciones que por su trascendencia han conmocionado, no solamente la vida de los protagonistas de la acción, sino que se han proyectado a través de las generaciones futuras, y se han “amoldado” al servicio de “intereses” sectoriales, cada uno de ellos forjando una imagen de nuestra historia personal, tal como lo hace el alfarero con su masa.
El resultado puede llegar a ser estéticamente hermoso y grato a la vista, pero el receptor de tal imagen, desconoce cuáles han sido los ingredientes introducidos en el amasijo.
Como nos referimos a situaciones en las cuales intervienen seres humanos, criaturas hijas amadas por su Creador, considero sumamente necesario, por respeto a los valores humanos que todos pretendemos preservar, que les escuchemos lo que nos tengan que decir, sus anhelos y frustraciones, sus penas y alegrías y sobre todo que les permitamos rescatar su propia identidad, la cal ha sido cruelmente “amasada” por las tendenciosas manos de los forjadores de imágenes.
Les recuerdo la advertencia de Jehová Dios registrada en las escrituras:
“No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
                                                                                              Deuteronomio 5: 8 – 10
Hecha entonces esta aclaración, comenzaré mi exposición hablándoles sobre mi propia persona, con la finalidad de que puedan ubicarse mejor en el contexto de los hechos y obtener un punto de partida para luego realizar las valoraciones que vuestra propia conciencia les reclame.
Como todos ustedes ya saben mi nombre de nacimiento es Emma Hale, hija de Isaac Hale, un granjero de Harmony, Condado de Susquehana, Estado de Pensilvania.
En el mes de enero de 1827, contraje enlace con Joseph Smith, el cual se hospedaba en casa de mi padre y trabajaba como buscador de tesoros para el Sr. Josíah Stowell.
Los detalles de mi vida han sido lo suficientemente divulgados como para que me detenga a mencionarlos nuevamente, me limitaré a decirles solamente aquellos que les hayan sido omitidos y que en mi evaluación personal considere de que sea necesario agregar.
Por Ejemplo, he sido presentada ante ustedes como Emma Bidamon, por lo que debo decirles que en mi viudez, en aquellos terribles años que sobrevinieron al martirio de mi primer esposo, Joseph, contraje matrimonio con el Sr. Lewis Bidamon, el cual era propietario de una Taberna en Independence, Condado de Jackson, Estado de Misurí.
Hechas estas aclaraciones les comentaré algunos aspectos relacionados con el ministerio de mi esposo, Joseph, en su condición de profeta, vidente y revelador.
Muchas veces, a lo largo de toda mi vida, me han preguntado sobre si realmente yo creía en las revelaciones que Joseph mencionaba haber recibido, y yo siempre he respondido de que sí, que efectivamente mi esposo era un profeta de Dios.
No obstante lo expuesto,  me reservo el derecho de discrepar seriamente con algunos aspectos de su personalidad, que a mi entender, como su compañera y esposa, no le ayudaban a mantener una conducta acorde y coherente a la alta investidura con la cual había sido investido.
La magnitud de la obra que le había sido encomendada pugnaba cada día con las notorias limitaciones de su entorno, y las diversas actividades que tanto él  como mi cuñado Hyrum, habían realizado entre los crédulos buscadores de tesoros, que en aquella época, pululaban por nuestra incipiente nación, las cuales les causaron diversas dificultades, llegando incluso a ser condenados por la justicia.
Como entiendo que algunas de mis apreciaciones pueden despertar ciertas resistencias a mi relato, y que se puede llegar a pensar que las cosas que menciono puedan responder a un deseo personal de desprestigiarle mediante la calumnia y la distorsión de los hechos que menciono, les reitero que he amado a mi esposo y le he respetado durante toda nuestra vida de matrimonio. 
las circunstancias que menciono son parte de mi experiencia de vida, que toda mujer que ha compartido una relación conyugal, seguramente lo puede entender, lo que nosotras vivimos en la intimidad de nuestro hogar, sólo nosotras lo sabemos, y sólo nosotras lo podemos evaluar en su justa dimensión ¿ no es cierto ?  
Hecha esta aclaración y para evitar herir la susceptibilidad de algunos de ustedes que puedan sentirse ofendidos por mis expresiones, intentaré respaldar mis dichos, con la documentación correspondiente y haciendo referencia a prestigiosos historiadores que no obstante compartir la misma fe y principios enseñados por mi esposo, no han cerrado sus ojos ante la evidencia de los hechos.
Cuando nos casamos con Joseph, vivíamos en medio de tremendas penurias económicas, pues en el año anterior a nuestro casamiento, es decir en 1826, Joseph había sido condenado por la justicia y tuvo que hacerse cargo de los costes del juicio para evitar ser enviado a la cárcel.
He aquí el relato de la sentencia contra mi esposo:
“El pueblo del Estado de Nueva York contra Joseph Smith.
Orden judicial emitida bajo juramento de Peter G. Bridgman, quien informó que un Joseph Smith, de Bainbridge actuaba contra la ley y era impostor.
El prisionero fue llevado a la corte el 20 de marzo de 1826. Se le interrogó.
Dice que vino de la ciudad de Palmira, y que desde entonces estuvo la mayor parte del tiempo en casa de Josíah Stowell en Bainbridge; por un tiempo breve trabajó buscando minas, pero la mayor parte del tiempo estuvo empleado por Stowell en su granja, y estudiando; que tenía una piedra que había mirado ocasionalmente para determinar dónde estaban los tesoros escondidos en las entrañas de la tierra; que así pretendía saber a qué profundidad estaban las minas de oro, y que la había mirado varias veces para el Sr. Stowell, y le había informado dónde podía encontrar esos tesoros, y que el Sr. Stowell se había dedicado a cavar para buscarlos; que en Palmira pretendió saber, mirando su piedra, dónde había dinero enterrado en Pensilvania, y en Palmira, de modo que había asegurado a menudo dónde se encontraban objetos perdidos de diferentes clases; que en ocasiones ha tenido el hábito de mirar a través de esta piedra para encontrar objetos perdidos por tres años, pero que últimamente había dejado de hacerlo por ser dañino para su salud, en especial para sus ojos – le causaba dolor -; que no solicitó trabajo de esta clase, y que más bien siempre había rehusado involucrarse en este negocio... Y por lo tanto, la corte declara al acusado culpable.”
También poseo las facturas por los servicios del juez de paz Albert Neely, quien juzgó el caso, y del policía que estuvo a cargo de su detención.
Cabe agregar que Marvin S. Hill, historiador de la Universidad Brigham Young, ha declarado en varias ocasiones lo siguiente: “ Ahora la mayoría de los historiadores, sean miembros de la iglesia o no, que trabajan con las fuentes de información provenientes de la documentación histórica, aceptan sin reparos que realmente mi esposo trabajó como buscador de tesoros y de objetos perdidos.”
Leamos ahora parte del relato de mi esposo el cual está inserto en el Libro: La Perla de Gran Precio bajo el subtítulo: Joseph Smith – Historia:
“ ... Después que fui a vivir a la casa de él, me llevó con el resto de sus trabajadores a excavar en busca de la mina de plata, en lo cual estuve trabajando cerca de un mes sin lograr el éxito en nuestra empresa; y por fin convencí al anciano señor que dejase de excavar.
 Así fue como se originó el rumor de que yo había sido buscador de dinero.
Durante el tiempo que estuve en ese trabajo, me hospedé con el señor Isaac Hale, de ese lugar.
Fue allí donde por primera vez vi a mi esposa ( su hija ), Emma Hale.
Nos casamos el 18 de enero de 1827 mientras yo todavía estaba al servicio del señor Stoal.
Por motivo de que continuaba afirmando que había visto una visión, la persecución me seguía acechando, y la familia del padre de mi esposa se opuso muchísimo a que nos casáramos.
Por lo tanto, me vi obligado a llevarla a otra parte, de modo que nos fuimos y nos casamos en la casa del señor Tarbill, en South Bainbridge, Condado de Chenango, en Nueva York.
Inmediatamente después de mi matrimonio, dejé el trabajo del señor Stoal, me trasladé a la casa de mi padre y con él labré la tierra esa temporada.”
                                                                                  Joseph Smith – Historia 56 – 58
Estoy segura que los que los que ya han tenido la oportunidad de haber leído estos pasajes que he citado, encontrarán ahora en los mismos un contenido mucho más amplio del que habían captado hasta ahora.
Este relato menciona como al pasar, uno de los episodios más tremendos de mi vida,
nada se dice sobre mi temple, ni que he sido desarraigada por mi propia familia, que no obstante ser una mujer sin ninguna experiencia extramarital, tuve que casarme lejos de mi familia, en la casa de personas extrañas para mí, para luego ir a vivir con la numerosa familia de mi esposo, a quienes jamás siquiera había visto una vez, en medio de las mayores penurias económicas y privada de todo lo que hasta entonces había sido parte esencial de mi vida, familia, amigos, etc.
Me he preguntado muchas veces, ¿qué saben los hermanos de la iglesia sobre Emma Smith?  y lo más terrible de una pregunta: ¿ qué les han contado  sobre   Emma Smith ?  los manipuladores, los forjadores de imágenes prediseñadas, para que éstas, posean un perfil adecuado a la trascendencia e importancia del personaje central.
La traducción del Libro de Mormón:
A modo de introducción, daremos lectura al versículo 59 de Joseph Smith – Historia:
“Por fin llegó el momento de obtener las planchas, el Urim y Tumin y el pectoral.
El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete, habiendo ido al fin de otro año, como de costumbre, al lugar donde estaban depositados, el mismo mensajero celestial me los entregó, con esta advertencia:
que yo sería responsable de ellos; que si permitía que se extraviaran por algún descuido o negligencia mía, sería desarraigado; pero que si me esforzaba con todo mi empeño por preservarlos hasta que él ( el mensajero ) viniera por ellos, entonces serían protegidos.”
Joseph, llegó a la casa con lo que le había sido confiado por el ángel, y lo cubrió con una manta de gamuza muy suave para su preservación, él habló conmigo, en un tono grave y solemne, diciéndome que nadie, ni siquiera yo, podía descubrir lo que esta envuelto en la manta, que ocurriría con quien se atreviese a hacerlo, lo mismo que había sido dispuesto por el Señor con relación al Arca del Testimonio, en la época de Moisés, de manera que tuve que asegurarle que nada ni nadie podría siquiera acercarse a donde ellas estuviesen.
Como se pueden imaginar, un objeto de esa naturaleza motivó la lógica curiosidad de todos, pero ante la severa advertencia dada por Joseph, ninguno osó siquiera intentar acercarse a las mismas.
Debo aclararles de que fui autorizada a acercarme a ellas y a moverlas de un lado a otro de la habitación, cada vez que hacía la limpieza de la casa, eso sí, jamás me animé a descubrir lo que estaba cubierto por la manta de gamuza.
He sido yo la primera persona que ofició de escribiente de mi esposo, de manera de que puedo darles algunos detalles que seguramente nadie les ha dicho de cómo era que se realizaba este procedimiento.
Joseph, se sentaba a un lado de la mesa y al medio de la misma se colgaba una manta a modo de velo entre nosotros dos, Joseph se ponía el pectoral con el Urim y Tumin y luego me iba relatando la traducción de las planchas a las cuales me estaba vedado observar.
El Urim y Tumin, era una pieza compuesta por dos piedras que daban la sensación de ser cuarzo muy transparente, engarzadas en dos aros de plata, debían encajarse en un pectoral  cuyas dimensiones habían sido previstas para ser usado por alguien, cuyo físico fuese mucho mas grande que el de mi esposo, era además muy pesado y la distancia entre las piedras y el objeto a observar, hacían del acto de traducir, algo sumamente dificultoso de realizar.
El pectoral y el Urim y Tumin, fueron objetos a los cuales se me permitió observar y tocar, pues mi esposo en muchas ocasiones necesitaba de ayuda para lidiar con ellos.
Lo que seguramente ustedes no saben, es que el Urim y Tumin fue utilizado únicamente para la traducción de las primeras ciento dieciséis páginas, las que posteriormente fueron extraviadas por Martín Harris.
Posteriormente a este hecho, por el cual, Joseph, fue severamente amonestado por el Señor, y pasó un largo tiempo sin la capacidad de traducir, una vez de que estuvo en condiciones de continuar, suplantó el uso del Urim y Tumin, que como les he explicado era sumamente engorroso de usar, además de causarle tremendos dolores en su espalda y cuello ( en las noches sentía tantos dolores de que necesitaba de mi atención para intentar aliviarlos) por la Piedra de Vidente que había encontrado en una excavación que estaba realizando con mi cuñado Hyrum, la misma por la que había sido procesado por la justicia, tal como ya les he relatado.
La Piedra de Vidente, era una piedra ovalada de color marrón oscuro, parecía un huevo grande, que Joseph ponía debajo de un sombrero para concentrar su luz, y levantando levemente el ala del sombrero miraba en su interior la traducción del texto que estaba colocado debajo de la piedra.
La gran mayoría de las traducciones realizadas por mi esposo han sido mediante este procedimiento.
He aquí algunos testimonios:
El historiador, miembro de la iglesia, B. H. Roberts, en su libro: Historia de la Iglesia, tomo 1 página 129, nos dice lo siguiente:
“La Piedra de Vidente a la que se hace referencia aquí era ovalada y de color marrón, hallada por el Profeta cuando cavaba un pozo con su hermano Hyrum, para el Sr. Clark Chase, cerca de Palmira, Nueva York.
Poseía las cualidades del Urim y Tumin, puesto que mediante ella – como se describió antes – y mediante los intérpretes hallados con el registro nefita, Joseph pudo traducir los caracteres grabados en las planchas.”
David Whitmer, uno de los tres testigos de El Libro de Mormón, describió cómo mi esposo colocaba la Piedra de Vidente dentro de un sombrero para traducir:
“Les describiré ahora la forma en que se tradujo El Libro de Mormón.
Joseph puso la Piedra de Vidente en un sombrero y colocó la cara en el sombrero, acercándolo a su rostro para tapar la luz. Apareció un pedazo de algo semejante a pergamino, y en éste apareció la escritura.”
            An Address to All Believers in Christ, por David Whitmer, 1887, p. 12
En una carta, que ha pedido de mi hijo, Joseph Smith III, escribí el 27 de marzo de 1876, manifesté lo siguiente:
 “Lo primero que tradujo mi esposo, lo hizo usando el Urim y Tumin, y esa es la parte que Martín Harris perdió, y después de eso él uso una piedra pequeña, que no era negra exactamente, pero era de color oscuro.
El Urim y Tumin se usó, reitero, sólo para la traducción de la porción entregada a Martín Harris, después el resto de la traducción se realizó utilizando la Piedra de Vidente.”
James E. Lancaster, Saints’Herald, 15 de noviembre de 1962.
También hay una copia de esta carta en:  Early Mormon Documents, tomo 1, p.532.
Nuestros primeros desencuentros:
Como ya les he mencionado, he sido yo la primera escribiente que ayudó a Joseph a traducir, de manera de que he tenido el privilegio de ser la primera persona en escribir los textos sagrados, muchos pasajes han quedado grabados para siempre en mi corazón y han sido la causa de mis desavenencias mayores con la conducta de mi esposo.
Quizás la imagen que tengan de mí, sea la de una mujer ignorante y egoísta, que no aceptaba doblegarme al mandato divino, y eso es posible que así sea, pero les diré algunas cosas, en compañía de éstas mujeres que me acompañan, que quizás les ayude a comprenderme mejor.
En principio, les invito a leer conmigo algunos pasajes del Libro de Jacob, siempre he admirado la valentía de este hermano de Nefi para exponer sin pelos en la lengua todas las desviaciones en las que habían  incurrido los nefitas, y la claridad conceptual con que advertía sobre la verdadera doctrina de Cristo.
Así, les hablaba Jacob:
“Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves.
Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por lo tanto, el Señor dice así:
He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna;
... Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.
Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.
Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.
Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debías de haber hecho.
He aquí habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas.
Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.”
                                                                                  Jacob  2:  23 – 35
Estas palabras surgidas desde el polvo de la historia, han sido para mí, y para las mujeres que me acompañan, una revelación personal acerca  de las vicisitudes que nos sobrevendrían por causa de las iniquidades de nuestros maridos, pues hablo en el nombre de ellas y lo hago extensivo a todas las mujeres que a partir del año 1842, han sido sometidas al más inhumano de los castigos que pueda sufrir una mujer discípula de Cristo, me refiero como se habrán dado cuenta, al martirio de compartir un matrimonio plural.
El Libro de Mormón ha sido publicado por primera vez en el año 1830, y ha sido desde entonces uno de los libros básicos de la doctrina de la Iglesia, su contenido es la palabra de Dios, un canon, una vara de medir nuestras acciones, así siempre lo consideré y es justamente por su contenido y por las palabras de Jacob, que hemos leído, que voy a dar el siguiente paso, en esta exposición.
En el año 1842, estando viviendo en la ciudad de Navoo, mi esposo comenzó a involucrarse seriamente en la francmasonería, sentía de que allí se encontraban los signos y señas del verdadero sacerdocio de Dios, y que debía restaurarlos al igual que había hecho con la Iglesia de Jesucristo, porque a su entender, también ellos se habían desviado y corrompido.
Tanto él, como la gran mayoría del quórum de los doce, así como mi cuñado Hyrum y otros líderes que debido al secreto imperante me resultaba casi imposible de corroborar, se convirtieron en connotados miembros de la masonería.

El local donde funcionaba la Gran Logia de Navoo, se convirtió en el centro de operaciones del liderazgo de la iglesia y fue en ese lugar donde comenzaron a realizarse las primeras uniones plurales de Joseph con las hijas de sus allegados más íntimos.
Estas uniones llamadas sellamientos se realizaban en secreto, con absoluto sigilo y con la complicidad de unas pocas personas, en ese entonces yo tuve la confirmación de estas uniones secretas que se realizaban sin mi consentimiento,( es una burda mentira la mención de que en algún momento yo pude haber consentido tal proceder)
y hablándole a Joseph muy seriamente le reproché su proceder y decidí desde ese día jamás volver a compartir el lecho nupcial con mi esposo.
Lo increíble de todo esto ha sido el cambio radical de conducta  con relación al matrimonio y la vida familiar, del año 1830, año en que se publicó por primera vez El Libro de Mormón, donde estaban contenidas las claras enseñanzas de Jacob,  a este año de 1842, habían pasado solamente doce años, me resulta inadmisible, que en tan poco tiempo, se produjeran cambios tan tremendos en la doctrina de nuestra iglesia.
Todavía teníamos niños pequeños y algunos apenas eran adolescentes, nunca antes se había siquiera mencionado en las enseñanzas de la iglesia el ahora llamado matrimonio patriarcal, les afirmo, de que esto para mí ,fue algo tan traumático, que hasta el día de hoy no lo he podido superar ni aceptar.
Joseph, pasados unos días , me dijo de que había recibido una revelación de los cielos y que debía de ser obediente a los mandamientos del Señor, me puso entre mis manos un escrito el cual fue asentado el 12 de julio de 1843, en el Libro de las Revelaciones, hoy conocido como Libro de Doctrina y Convenios, y es la actual sección 132.
Les solicito que tengan la amabilidad de acompañarme en la lectura de algunos de estos versículos:
“ De cierto, así te dice el Señor, mi siervo José, que por cuánto te has dirigido a mí para saber y entender cómo es que yo, el Señor, justifiqué a mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, como también a Moisés, David y Salomón, mis siervos, tocante al principio y doctrina de tener muchas esposas y concubinas,
he aquí, soy el Señor tu Dios, y te contestaré en cuánto a este asunto.
Por tanto, prepara tu corazón para recibir y obedecer las instrucciones que estoy a punto de darte, porque todos aquellos a quienes se revela esta ley, tienen que obedecerla.
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.
Porque todos los que quieran recibir una bendición de mi mano han de obedecer la ley que fue decretada para tal bendición, así como sus condiciones, según fueron instituidas desde antes de la fundación del mundo.

Y en cuánto al nuevo y sempiterno convenio, se instituyó para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella deberá cumplir la ley, y la cumplirá, o será condenado, dice el Dios el Señor.”
                                                           Doctrina y Convenios 132: 1 – 6
Estas palabras, contenidas en las hojas que Joseph, dejó entre mis manos, seguramente escritas por alguno de sus asistentes, pues él tenía notorias dificultades para escribir, tuvieron en mí, el mismo efecto que el de una sentencia de muerte, por primera vez en vida, supe lo que significa la violencia de género, y tuve la clara impresión que ese día, se estaba rompiendo un dique, el dique que contenía la falta de escrúpulos de mi esposo y que de ese instante en adelante, nada ni nadie podría detenerlo.
Sigamos leyendo parte de estos escritos dejados en mi mano, yo sabía que éstos escritos, eran la respuesta a mis reclamos en cuánto a su conducta, ahora ya no se trataba de lo que en mi  fuero intimo pudiera pensar o sentir, ahora era el Señor que imponía una ley a la cual no cabía otra opción que obedecerla, quien se resistiese al mandato divino caería en la desobediencia y la condenación.
Los pasajes que voy a citarles son de contenido muy fuerte y violentan terriblemente las palabras de Jacob, el hermano de Nefi, las cuales hemos leído anteriormente.
Leamos:
“Mas si no entras en mi ley, no puedes recibir la promesa que mi Padre hizo a Abraham.
 Dios mandó a Abraham, y Sara de dio a Agar por esposa a Abraham.
 ¿Por qué lo hizo ? Porque era la Ley; y de Agar nacieron muchos pueblos.
De modo que, entre otras cosas, esto cumplió las promesas.
 ¿Se halló, pues, Abraham bajo condenación ? De cierto te digo que no, porque yo, el Señor, lo mandé.
A Abraham se le mandó sacrificar a su hijo Isaac; sin embargo estaba escrito: No matarás. No obstante, Abraham no se negó, y se le contó por obra justa.
Abraham recibió concubinas, y le dieron hijos; y se le contó por obra justa, porque le fueron dadas, y se sujetó a mi ley; tampoco Isaac ni Jacob hicieron cosa alguna sino lo que les fue mandado; y porque no hicieron sino lo que se les mandó, han entrado en su exaltación, de acuerdo con las promesas, y se sientan sobre tronos, y no son ángeles sino dioses.
Hago un  alto en la lectura, simplemente para remarcar, que esta ha sido la primera vez que mi esposo eleva a la condición de dioses, que se sientan sobre tronos, a los grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, en ninguna otra oportunidad desde entonces, he encontrado una afirmación semejante y dudo mucho que alguien se atreva hacerlo actualmente.
Continúo con la lectura:
David también recibió muchas esposas y concubinas, y también Salomón y Moisés, mis siervos, desde el principio de la creación hasta hoy; y en nada pecaron sino en las cosas que no recibieron de mí.
David recibió sus esposas y concubinas de mí, por conducto de Natán, mi siervo, y de otros profetas que tenían las llaves de esta potestad; y en ninguna de estas cosas pecó contra mí, sino en el caso de Urías y su esposa; así que, ha caído de su exaltación y ha recibido su porción; y no las heredará fuera del mundo, porque se las di a otro, dice el Señor.
Yo soy el Señor tu Dios, y a ti, mi siervo José, yo te di un nombramiento, y restauro todas las cosas. Pide lo que quieras, y te será dado según tu palabra.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 33 – 40
Con relación al contenido de este último versículo, veremos que mi esposo, se consideró investido de tanto poder, que no dudó en afirmarme, que cuánta cosa el decida tener, nada ni nadie podría impedir que la tuviese.

1.    Cuando comience a citar pasajes de la vida de las mujeres que hoy me acompañan, piensen, sobre todo, las damas educadas que son parte de esta audiencia, a las cuales les dejo latente una pregunta: ¿ cómo sería vuestra reacción y cuáles serían vuestros sentimientos hacia Dios, si un día, alguien que ha sido investido como Profeta y  es poseedor de todas las llaves del sacerdocio, les comunica que el Señor, vuestro Dios, les ha dado el  mandamiento de unirse en matrimonio plural por este tiempo, y por toda la eternidad.?    
Necesito, aspirar hondo, tomar unos sorbos de agua, no es nada fácil para mí  decirles estas cosas, como seguramente comprenderán.
Mientras me tomo este breve tiempo, les proyectaré en la pantalla, las palabras de Jacob, las cuales han sido para mí, una fuente de consuelo e inspiración ...
“Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave  mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.
Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.
He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.
Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.
Por tanto, yo el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.
Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa y concubina no tendrá ninguna;”
                                                                       Libro de Mormón,  Jacob 2: 22 -27
... Bueno, ahora sí, continuamos:
Vamos a entrar en el desarrollo de una temática que es sumamente difícil de abordar, como ya se habrán dado cuenta, soy un tanto punzante en mis apreciaciones, de manera que voy a ponerme voluntariamente un freno, de aquí en adelante, voy a dejar de lado a la hermana Emma, para permitirles conocer el pensamiento, de uno de los historiadores más brillantes y honestos, de todos los que han investigado la vida íntima de las esposas plurales de Joseph.
Me refiero al Dr. Todd Compton, autor del libro: In Sacred Loneliness: The Plural Wives of Joseph Smith, - Signature Books, 1997, 788 páginas, ISBN, 1-56085-085-X
Lo que haremos  ahora es solicitarles a las damas que me acompañan que tengan la amabilidad  de ponerse de pie a fin de que las puedan conocer mejor, al finalizar esta exposición tendremos mucho gusto en responderles todas las preguntas que sientan la necesidad de realizarles.
Comenzaremos entonces a citar algunas experiencias en la vida de estas mujeres, respaldando nuestros dichos, en la palabra autorizada del Dr. Todd Compton.
La obra cuyo título les mencione anteriormente, es un trabajo minucioso realizado por un hombre que además de ser una autoridad en la materia, que goza de un indiscutido prestigio, es una persona que hace cuestión de señalar de que es un miembro fiel de la iglesia y que no pone en tela de juicio la condición de profeta y revelador de mi esposo.
El Dr. Tood Compton pertenece a una generación de historiadores que han tomado sobre sí la tarea de desentrañar todos los acontecimientos ocurridos en los albores de la restauración de la iglesia, en una forma científica, analizando la profusa documentación recogida de las más diversas fuentes : documentos oficiales, archivos de la iglesia, bibliotecas públicas y privadas, publicaciones, registros familiares, etc. 
1.    En esta línea corresponde que mencione : La enciclopedia “Mormon Doctrine” obra del apóstol Bruce R. McConkie, - actualmente puesta en tela de juicio por los teólogos del Sistema Educativo - , la obra de Joseph Fielding Smith en la cual aparecen aportes de destacados teólogos protestantes de la talla de Karl Barth, Emil Brunner   y Reinhold Niebuhr, el valioso aporte de un miembro prominente de la iglesia como Sterling Murray, el cual ocupó un alto cargo político en el gobierno de los Estados Unidos, desempeñándose como Comisionado Nacional para la Educación, bajo la presidencia de Kennedy.
Debo destacar además, el valiosísimo aporte de Hugh Nibley, la revista “ Brigham Young University Studies ” publicaciones como “Dialogue” y “Sunstone”.
Todos han contribuido para que se profundizara en los estudios históricos sobre el origen de la iglesia, especialmente debo destacar la “Mormon History Association” fundada en el año 1965, así como la nueva historiología mormona, escrita por Leonard Arrington,  con el título “New Mormon History”.
Toda esta literatura está al alcance de las personas que puedan comprender el idioma inglés, lamentablemente no se conocen traducciones en otros idiomas, ni se divulgan catálogos informativos fuera del Estado de Utah.
Les menciono todo este caudal literario que ha sido impreso en los últimos cuarenta años, para que puedan cotejar a través de la lectura la veracidad de la información que les he estado brindando, como habrán podido apreciar a lo largo de esta extensa charla, he puesto un especial cuidado en respaldar mis dichos con las respectivas referencias debidamente documentadas.
Les daré ahora un breve resumen del libro de Tood Compton, en el cual podrán conocer algunos pasajes de la vida de mis amigas que hoy me acompañan, ustedes ya las han visto, sólo me resta decirles sus nombres:
Ellas Son:  Almera Johnson, Emily Dow Partridge, Eliza Marie Partridge, Sarah Ann Whitley, y Helen Mar Kimball.
Les recomiendo la lectura de todo el libro, es una obra voluminosa de 788 páginas, donde se aborda con seriedad y total falta de sensacionalismo, un asunto urticante que tiende a polarizar a todos los que intentan informarse sobre lo que realmente ha ocurrido, me refiero a la poligamia practicada por mi esposo.
Soy plenamente conciente de que es un tema que incomoda, que nadie quiere que se ventile, que hay demasiadas personas, en el liderazgo de la iglesia, que entienden que es altamente inconveniente hablar de este asunto, que no conduce a nada constructivo, que solamente los detractores y apostatas se interesarían por algo así, en fin, son muchos los argumentos que se esgrimen, pero, ¿ saben una cosa ? nadie se ocupa de desmentirlo, la poligamia aún está latente en la doctrina de la iglesia, como está latente y se aplica la Orden Unida desde el día 7 de junio de 1831.
Es muy difícil esperar tolerancia y neutralidad cuando uno se enfrenta a los hechos.
La obra de Compton, nos revela:
 -          El Profeta Joseph tomó por lo menos a 33 mujeres como esposas
           Que estos matrimonios se realizaban por esta vida y por la eternidad y se      
consumaban en el lecho nupcial.
  -         Que se realizaban en secreto y con el especial cuidado de que yo, Emma,
            no me enterara.
 El autor de la obra ubica el tema de la poligamia dentro del contexto histórico en que se desarrollaba la vida de los hombres y mujeres, en las primeras décadas del siglo XIX, y dedica por lo menos un capítulo a cada de las esposas de Joseph, describiendo su entorno familiar, y las distintas reacciones, que un hecho de esta naturaleza, por lo insólito y sorprendente, provocaba en cada uno de ellos.
 Comenzaré relatándoles el caso de Almera Johnson:
Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de los miembros de la iglesia, y por supuesto, los que no pertenecían a ella, desconocían totalmente esta práctica, que les repito, se realizaba en absoluto sigilo.
Cuando Joseph, le menciona al hermano de Almera, Benjamín Johnson, que Dios le había ordenado tomar otras esposas, y que una de ellas sería su propia hermana, ocurrió lo que se transcribe en la obra de Compton:
Benjamín expresó su reacción de esta manera:
 “Sus palabras me colmaron de asombro, y por poco me quitan el aliento, me quedé lívido por el impacto que me provocaron sus palabras... me senté por un rato y quedé estupefacto con mi cara entre las manos, estaba casi listo de reventar por la emoción.
En casi una agonía de múltiples sentimientos que me venían a la mente... Le miré directamente a la cara, y dije: Hermano Joseph, esto es algo que nunca pensé que me podría ocurrir y que sinceramente no comprendo, sólo tú sabes si esto es correcto, yo no.
Yo quiero obedecer el mandato del Señor y hacer las cosas tal como tú me lo dices y sabe Dios que lo intentaré, pero una cosa siento que debo decirte con absoluta franqueza, si en cualquier tiempo llego a saber que has hecho esto para deshonrar y seducir a mi hermana, te mataré,  tan seguro como que vive el Señor”
                                                                                              Página 296
Convencido Benjamín de las intenciones de Joseph, decide comunicárselo a su hermana, ambos, Benjamín y Almera, creían firmemente de que Joseph era el Profeta de Dios y que debían ser obedientes al mandato divino, de manera que consienten en realizar el matrimonio.
En el mes de abril de 1843, Elmira Johson, se convirtió en la esposa número 21 de Joseph, el contaba en ese entonces con 38 años de edad y ella estaba para cumplir los 30 años.
Benjamín nos provee algunos detalles inéditos de lo que sucedió posteriormente:
“Después de la ceremonia el profeta me pidió que llevara a mi hermana a que ocupara el cuarto Nro. 10 en la Casa Mansión de Joseph durante el tiempo que ella permanezca en la ciudad.
A la mañana siguiente, fui por mi hermana y me la lleve conmigo nuevamente.
Pasadas unas tres semanas después del matrimonio, el profeta Joseph nos visitó y estando en mi casa, ocupó el mismo dormitorio y la misma cama con mi hermana.
Recuerdo que el mismo dormitorio y la misma cama, el profeta Joseph lo ocupó el mes pasado con la hija del ya difunto Obispo Partridge como esposa.”
                                                                                              Páginas 297 – 298

Compton hace una aclaración con respecto a la hija del difunto Obispo Partridge, que no se sabe a cuál de sus dos hijas se referia Benjamín, si se trataba de Emily Dow, quién tenía 19 años de edad, o de su hermana, Eliza Marie, de 22 años, pues Joseph, se había casado con ambas los días 4 y 8 de marzo respectivamente.
Agrega Compton en su relato, que inicialmente ninguna de las dos hermanas sabían que Joseph se había casado con ambas, pues ambos matrimonios se habían realizado en absoluto secreto.
La obra de Compton nos conduce a través de las vidas de cada una de estas mujeres, es por medio de su relato, que cada una de ellas cobra protagonismo, que logran escapar del anonimato y de la pérdida de su propia identidad, muchas de ellas condenadas en vida, en el acuerdo de partes que efectuaba Joseph, directamente con sus padres , tal como lo haría un monarca con cualquiera de sus vasallos.
Tal es el caso de Sarah Ann Whitney:
Estos pasajes que les citaré, nos brindarán una clara muestra de la maestría de Compton en el manejo de la información, que les repito una ves más, es una información que está al alcance de cualquiera que se interese por conocer la verdad de los hechos, son parte de nuestra historia aunque pretendamos cubrirlas con un manto, como quién pretende ocultar sus  partes más íntimas, no por simple decoro, cosa que entiendo y comparto, sino por la vergüenza que estos actos aberrantes nos puedan producir.
El autor admite lo difícil que resulta la tarea de presentar un retrato completo y correcto de cada uno de los casos y es por eso que nos dice:
“Como la poligamia inicial fue secreta y no oficialmente documentada, hay muchas inseguridades, incluso intentando realizar una descripción conservadora, de la familia extendida de Joseph.”
                                                                                                          página I
“En la primavera de 1842, el Profeta mantuvo una entrevista en privado con su buen amigo Newell . Whitney , uno de sus hombres de confianza a quién él había puesto como Obispo Presidente de la Iglesia, en esa entrevista le mencionó, que el Señor de había dado ciertas instrucciones que debía compartir con el hermano Whitney y su esposa.
Acordaron un encuentro en la casa de los Whitney y entonces allí, el Profeta les presentó lo que llamó “ el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio ”.
Les dijo, además, que el propio Señor les enviaba, a través de él, una revelación que les prometía la salvación eterna para ellos si obedecían este nuevo mandamiento.
También les anunció que el Señor le había dado como esposa, en el nuevo y sempiterno convenio, a la hija de ambos, Sarah Ann Whitney.
La revelación decía:

“ De cierto, así dice el Señor a mi siervo N. K. Whitney, la cosa que mi siervo Joseph les ha hecho saber a ti y a tu familia, y de la cual habéis consentido poniéndose de acuerdo, está correcto ante mis ojos y os será por galardón sobre vuestras cabezas, con honor, inmortalidad y vida eterna para tosa tu casa.
La revelación continuó dándoles detalles sobre cómo sería la ceremonia del matrimonio de Joseph con su hija, incluyendo la siguiente proclamación:
Ahora pues, doy a ti Sarah A. Whitney, mi hija, a Joseph Smith, para que seas su esposa bajo el sagrado convenio del matrimonio, para observar todos los derechos y obligaciones, y recibir todas las promesas que están reservadas para los que pertenecen a esa condición.”
                                                                                  Página  348
Sarah Ann, tenía por entonces 17 años.
Nos comenta Compton que aunque el padre de  Sarah estaba de acuerdo y había autorizado el casamiento de su hija, Joseph percibió que el hermano mayor de la joven, Horacio, ha dado claras señales de desaprobación, pasados unos pocos días el hijo mayor de los Whitney, fue enviado a servir una misión en el Este.
Sara Ann, había recibido propuestas de matrimonio de uno de los hermanos Higbee que era muy amigo de Horacio.
Cuando se conoce en el medio que el hijo mayor de los Whitney era sorpresivamente enviado a una misión en el Este, hubo mucha suspicacia sobre la forma de proceder de Joseph, cuando la presencia de los hermanos varones comprometía de alguna manera sus propósitos.
Como un mes más tarde de estos sucesos, Joseph escribió una carta a los Whitney en la cual les pedía que le vinieran a visitar en secreto y que trajeran consigo a su hija.
En la carta se especificaban algunas instrucciones:
“La única cosa en que hay que tener cuidado es el de saber cuándo viene Emma, pues entonces no puedes estar seguro de que todo saldrá bien, pero cuando no está ella, entonces tendrán perfecta seguridad.
Solamente deben tener cuidado de que nadie les esté observando cuando lleguen, deben extremar los cuidados tanto como les sea posible, yo sé que les puede resultar un esfuerzo heroico, pero en compensación, cuánto mayor nuestra amistad, y cuán mayor la alegría.
Cuando les vea, les diré todos mis planes, pero no puedo darles más detalles en el papel, quemen esta carta tan pronto la lean, mantengan todo trancado dentro de sus pechos, pues en esto depende mi seguridad y aún mi vida.
Pienso que Emma no vendrá esta noche, si no viene ella no fallen en venir.
Les saluda, su obediente, cariñoso, compañero y amigo, Joseph Smith. ”
                                                                                              Páginas 349 – 350
Es posible captar a través de estas líneas escritas, la atmósfera clandestina que rodeaba a la práctica de la poligamia en Navoo.
El trabajo de Compton es honesto y está  situado por encima de cualquier sospecha de parcialidad, no obstante, como les he dicho reiteradamante es un miembro activo de la iglesia en Utah, y un historiador de reconocido prestigioso y autorizada opinión profesional.
En las páginas 497 al 500, de su obra, a modo de opinión personal, el autor nos brinda su impresión sobre este tema, planteándonos lo siguiente;
“ Existe en lo mayoría de los matrimonios polígamos de Joseph, una clara intención de ir creando lazos de tipo dinástico con las familias de los líderes más encumbrados de la iglesia, opino, nos dice Compton, que el Profeta busca establecer una relación profunda y perdurable con los parientes y unirlos a sí mismo, existe algo de evidencia que apunta en ese sentido, aunque parecería ser que los padres de sus esposas no han captado en el mismo sentido que el profeta el verdadero motivo de esa unión.
La evidencia en ese sentido apunta mas bien a que consideraban la unión de Joseph con sus hijas en el sentido “natural” de lo que debería ocurrir en la relación entre un hombre y una mujer.”
Después de analizar exhaustivamente los distintos matrimonios de Joseph, Compton reconoce que:
“Estos datos sugieren que la atracción sexual por estas mujeres, formó un papel importante en la poligamia de Joseph, sobre todo si se considera la extrema juventud de algunas de ellas, por ejemplo: Sarah Ann Whitely, de 17 años y de Helen Mar Kimball, de 14 años.
De hecho, el mandato de multiplicar y llenar la tierra es uno de los ejes centrales de la teología del matrimonio plural, si bien se realizaban en secreto y en muchos casos no existen registros oficiales, sino que hemos tenido que recurrir a los registros familiares de las personas que ostentan con indisimulada satisfacción su parentesco con el Profeta, estas ceremonias se realizaron el  Templo y fueron selladas por el Santo Espíritu de la Promesa, para obtener honra, inmortalidad y vidas eternas.”
                                                                                                          páginas 11 – 12
Creo que es tiempo de dar término a mi exposición de esta noche, los tópicos que se han desarrollado han sido muy fuertes, y no tengo ninguna duda que para muchos de los que hoy están presentes, las expresiones por mí vertidas, les  han generado algunas interrogantes, que, sinceramente, no ha sido mi intención provocar.
La luz de la verdad sólo puede incomodar a quienes tienen su vida envuelta en las brumas y las tinieblas, el amor de Dios es el mejor colirio para nuestra visión espiritual, consultadle en oración y El les brindará el bálsamo que vuestra alma pueda precisar.
No quiero finalizar, sin antes dirigirme, a los millones de mujeres que tienen el privilegio de estar viviendo en los albores de este nuevo milenio, a aquellas que anhelan el ansiado día, en que concurrirán a los Templos, para sellar sus vidas por tiempo y eternidad, con el hombre amado de sus sueños más íntimos, el compañero con el cual criaran los hijos que nuestro Padre que está en los Cielos les envíe.

Amadas hermanas, ¿saben ustedes que el matrimonio que se realiza en los templos son conformes a lo establecido para el matrimonio plural?  ¿Que vuestra unión en exclusividad, con ese hombre amado , único compañero eterno que tendréis, es solamente por el tiempo en que  vosotras viváis en la vida terrenal ?
De hecho, y esta es una verdad irrefutable, todo varón casado en el templo, puede volver a hacerlo con otra mujer, una vez que su  compañera actual fallezca, que hay miles de estos casamientos plurales anualmente, que  muchos líderes actuales que han enviudado se han vuelto a casar por tiempo y eternidad con su nueva esposa.
Me pregunto, y les pregunto: Mujeres de Sión, ¿ vosotras sabéis y consistís en esto ?
Ahora, si vuestro sentido común y autoestima, les conduce a creer que esto no es posible que ocurra, que debe haber algún mal entendido, que la hermana Emma exagera en sus apreciaciones, que la doctrina de la iglesia protege a la mujer y que la institución de la familia, tal como la conocéis, es eterna y es parte esencial en el Plan de Dios, les invito a reflexionar sobre los siguientes pasajes de las escrituras:
“ Y reciba mi sierva Emma Smith a todas las que le han sido dadas a mi siervo José y que son virtuosas delante de mí; y las que no son puras, y han dicho que son puras, serán destruidas, dice Dios el Señor.
Porque yo soy el Señor tu Dios, y haz de obedecer mi voz; y le concedo a mi siervo José que sea mayordomo sobre muchas cosas; porque ha sido fiel sobre pocas, y yo lo fortaleceré de aquí en adelante.
Y le mando a mi sierva Emma Smith que permanezca y se una a mí siervo José, y a nadie más.
Pero si no quiere someterse a este mandamiento será destruida, dice el Señor; porque yo soy el Señor tu Dios, y la destruiré sino permanece en mi ley.
Pero si ella se niega a obedecer este mandamiento, entonces mi siervo José hara todas las cosas por ella, así como él ha dicho; y a él lo bendeciré y lo multiplicaré y le daré cien veces más en este mundo, de padres y madres, hermanos y hermanas, casas y terrenos, esposas e hijos, y coronas de vidas eternas en los mundos eternos.
Además, de cierto digo, perdónele mi sierva sus ofensas a mi siervo José; entonces se le perdonarán a ella sus ofensas con las que me ha ofendido; y yo, el Señor tu Dios, la bendeciré y la multiplicaré, y haré que su corazón se regocije.
Y además, no enajene sus bienes mi siervo José, no sea que venga un enemigo y lo destruya, porque Satanás procura destruir; pues soy el Señor tu Dios y él es mi siervo; y he aquí, estoy con él como estuve con Abraham tu padre, aún hasta su exaltación y gloria.
Ahora, tocante a la ley del sacerdocio, hay muchas cosas pertenecientes a ella.

De cierto, si algún hombre fuere llamado por mi Padre, como lo fue Aarón, por mi propia voz y por la voz del que me envió, y yo lo haya investido con las llaves del poder de este sacerdocio, si hiciere algo en mi nombre, conforme a mi ley y por mi palabra, no cometerá pecado y yo lo justificaré.
Por tanto, nadie censure a mi siervo José, pues yo lo justificaré; porque el hará el sacrificio que yo requiera de sus manos por sus transgresiones, dice el Señor tu Dios.
Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más.
Y si le son dadas diez vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto queda justificado.
Mas si una o cualquiera de las diez vírgenes, después de desposarse, recibe a otro hombre, ella ha cometido adulterio y será destruida; porque le son dadas a él para multiplicar y henchir la tierra, de acuerdo con mi mandamiento, y para cumplir la promesa dada por mi Padre antes de la fundación del mundo, y para su exaltación en los mundos eternos, a fin de que engendren las almas de los hombres; pues en esto se perpetúa la obra de mi Padre, a fin de que él sea glorificado.
Y además, de cierto, de cierto, te digo, si un hombre que tiene las llaves de este poder tiene una esposa, y le enseña la ley de mi sacerdocio en cuánto a estas cosas, entonces ella ha de creer y ministrarle, o será destruida, dice el Señor tu Dios; pues la destruiré; porque magnificaré mi nombre en todos los que reciban y permanezcan en mi ley.
Por tanto, me será lícito, si ella no acepta esta ley, que él reciba cuantas cosas yo, el Señor su Dios, le dé, porque ella no creyó ni le ministró conforme a mi palabra; y entonces ella llega a ser la transgresora; y él queda exento de la ley de Sara, la cual ministró a Abraham según la ley, cuando le mandé a él que tomara a Agar por esposa.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 52 - 65
Esta es, entonces, la ley del sacerdocio con relación a las mujeres de Sión: Sometimiento, sometimiento y más sometimiento.
Mucho se les ha dicho sobre el Manifiesto que ha dejado sin efecto el casamiento polígamo, ¿ lo habéis leído ?
Permitidme leeros uno de los tres discursos del presidente Wilford Woodruff referentes al Manifiesto publicado en el año 1890:
“He recibido algunas revelaciones recientemente, y de suma importancia para mí, y os diré lo que el Señor me ha dicho. Permítaseme dirigir vuestra atención a lo que se conoce como el Manifiesto...

El Señor me ha dicho que haga una pregunta a los Santos de los Últimos Días, y también me ha dicho que si escuchan lo que yo les diga y contestan, por medio del Espíritu y poder de Dios, a la pregunta que les haga, todos responderán de la misma manera, y todos creerán lo mismo en lo referente a este asunto.
La pregunta es ésta: ¿ Cual es el rumbo más prudente que deben  seguir los Santos de los Últimos Días: continuar intentando llevar a la práctica el matrimonio plural con las leyes de la nación en contra de ella y la oposición de los sesenta millones de personas, y a costa de la confiscación y la pérdida de todos los templos, y la suspensión de todas las ordenanzas que en ellos se efectúan, tanto por los vivos como por los muertos, y el encarcelamiento de la Primera Presidencia, así  como de los Doce y de los que están a la cabeza de su familia en la Iglesia, y la confiscación de la propiedad personal de la gente ( todo lo cual de por sí daría fin a la práctica )
o,  después de padecer como hemos padecido por motivo de nuestra obediencia a este principio, cesar la práctica y someternos a la ley, y con ello lograr que permanezcan en su casa los Profetas, los Apóstoles, y los padres de familia, para que puedan instruir a la gente y encargarse de los deberes de la iglesia, y también dejar los templos en poder de los santos, para que éstos puedan encargarse de las ordenanzas del evangelio tanto para los vivos como por los muertos ?
El Señor me mostró, en visión y por revelación, exactamente lo que sucedería si no poníamos fin a esta práctica. Si no la hubiéramos terminado, de nada os hubiera servido... ninguno de los hombres de este templo de Logan, porque todas las ordenanzas se habrían suspendido en toda la tierra de Sión. Habría reinado la confusión por todo Israel, y muchos hombres hubieran sido encarcelados. Esta dificultad, habría sobrevenido a toda la Iglesia y se nos habría obligado a dar fin a la práctica.
Ahora bien, la pregunta es si se debe suspender de este modo o según la manera que el Señor nos ha manifestado, y dejar a nuestros Profetas y Apóstoles y padres de familia como hombres libres, y los templos en poder de los miembros, a fin de que los muertos puedan ser redimidos.
Un gran número de ellos ya han sido liberados de la prisión en el mundo de los espíritus por los de este pueblo, y ¿ se debe continuar o dar fin a esta obra ?
Esta es la pregunta que hago a los Santos de los Últimos Días.
Tenéis que juzgar por vosotros mismos. Yo no lo contestaré; mas os digo que ésa es precisamente la condición en que nosotros como pueblo nos hallaríamos si no hubiéramos tomado la decisión que tomamos.
...Vi exactamente lo que sucedería si no se hacía algo al respecto. Este espíritu ha estado sobre mí desde hace mucho tiempo. Mas quiero decir esto: Yo habría permitido que todos los templos se escaparan de nuestras manos; yo mismo habría dejado que me encarcelaran y habría permitido que encarcelaran a todos los demás hombres si Dios del cielo no me hubiera mandado a hacer lo que hice; y cuando llegó la hora en que se mandó que hiciera eso, todo era muy claro para mí, Fui ante el Señor y anoté lo que El me dijo que escribiera...

Dejo esto con vosotros para que lo meditéis y lo consideréis.
El Señor está obrando con nosotros.”
(Conferencia de la Estaca Cache, Logan, Utah, domingo 1ro. de noviembre de 1891. Publicado en Deseret Weekly, el 14 de noviembre de 1891)
                                                           Doctrina y Convenios: Declaración Oficial 1
Las conclusiones que puedan ser extraídas de este texto, lo dejo respetuosamente al criterio de cada uno, especialmente, a lo que libre y espontáneamente puedan pensar y opinar mis compañeras de género.
En lo personal considero muy llamativo y elocuente a la vez, que por primera vez, la legislación de una nación, con sus sesenta millones de habitantes en aquel momento de la historia, ponga de manifiesto que condena un procedimiento, por considerarlo contrario a la moral y a las buenas costumbres que deben regir en una sociedad civilizada.
¿Ha estado Dios en entredicho con el pensamiento de la humanidad y ésta le ha impuesto su voluntad, condenando su conducta polígama ?
Con todo respeto, considero que este no es el caso, ustedes deciden.

domingo, 3 de octubre de 2010

Silencios Y Soledades Impreso en 1969























Evaluando Impactos



El contenido de las vivencias, y sobre todo, la absoluta falta de apoyo logístico en la orfandad de nuestras posturas individuales, consecuencia de lo  insólito de los tópicos abordados, nos dejaban  expuestos a la mas que probable censura de nuestros actos y apreciaciones  por parte de la llamada, conciencia colectiva, una vez que quisiéramos compartir  nuestra experiencia con otras personas ajenas al grupo.

Nos preguntamos: ¿cómo explicar a los demás? que existen visiones diferentes, distintas formas de percibir los acontecimientos, que los hechos han acontecido con absoluta independencia de lo que puedan aceptar como válidos o convenientes, los autoproclamados  formadores de opinión, que la realidad es independiente de la interpretación parcial que se le haga.

Nuevamente, volvemos al principio del Libre Albedrío, el acceso a la verdad es el fruto de la investigación exhaustiva de los hechos, no obstante contar con un enorme bagaje de información, de poder recurrir a la letra de la ley, expresión canonizada de la palabra de Dios, el gran mandamiento que recibimos nos exhorta a escudriñar las escrituras sagradas, escudriñar es investigar, comparar, consultar.

Esta exhortación va mucho más allá, no es una mera recomendación a que hagamos una simple lectura de la literatura oficialmente aceptada, es un imperativo de búsqueda universal a través de los incontables canales por los que discurre  el conocimiento.

Y ya que hemos mencionado al Rey Salomón, bueno es recordar lo que de él se menciona en las escrituras:

“Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar.

Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios.

Aun fue más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.

Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. (es curioso que el Cantar de los Cantares, que aparece entre los libros sagrados de la Biblia, difícilmente es utilizado como referencia por las religiones cristianas conocidas )

También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared.

Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.

Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de
la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría. ”
                                                                                   1 Reyes 4: 29 – 34

Cuando hablamos de las enseñanzas de Salomón practicadas por la Logia de Jerusalén, conviene recordar los cambios que éste fue introduciendo en las ceremonias que se realizaban en el templo, cambios que fueron consecuencia de la influencia que Lucifer había adquirido en el entorno de los sacerdotes mas allegados al monarca.

El libro de los Reyes nos cuenta lo siguiente:

“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;

gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses; A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.

Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.

Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.

Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.

E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.

Entonces edificó Salomón un lugar alto en Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc ídolo abominable de los hijos de Amón.
                                                                                              1 Reyes 11: 1 - 7

Lo que nos ha mostrado Gabriel, nos ha impactado, la conspiración de Lucifer contra el Mesías, hundía sus raíces profundamente en el corazón de los conjurados.

El escenario estaba siendo puesto a punto para ejecutar en él la obra del maligno, tal como lo expresa el evangelio de Mateo:

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Entonces el Diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.

Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.

El diablo entonces le dejó: y he aquí vinieron ángeles y le servían.
                                                                                                          Mateo 4: 1 - 11

Este encuentro, muchas veces leído con simpleza, muestra claramente la rivalidad latente, desde el principio de los tiempos, entre dos colosos, que no están dispuestos a dar tregua, Satanás se retira delante del poder del Hijo de Dios, pero lejos está de dar por finalizada la batalla, la conspiración que él había tramado todavía continuaba.

Por alguna razón, que confieso que en principio no entendimos, Gabriel nos hace mención, a la singular tarea, no expresamente asignada sino literalmente asumida de hecho, por la deidad integrante de la familia celestial a la que conocemos como El Espíritu Santo.

Su reflexión nos conduce hasta la isla de Patmos, lugar dónde el Apóstol Juan escribe su libro El Apocalipsis (las revelaciones en idioma griego) y nos sugiere que prestemos atención a las siguientes palabras escritas por el autor:

La mujer y el dragón:

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;
y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.

Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía; Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ! Ay de los moradores de la tierra y del mar ! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.

Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.
                                                                                              Apocalipsis   12: 1 - 17

Es claro que nadie puede obtener testimonio del Padre y del Hijo sin haber sido asistido y cubierto por el poder del Espíritu Santo.

El dragón lleno de ira, la serpiente antigua, el que tiene el poder de engañar al mundo entero, el que ha sido expulsado de los cielos, ha bajado a la tierra para apoderarse de sus moradores, su instinto posesivo, no reconoce derrotas, su ambición de poder no descansa, todavía lucha por sujetar a sus hermanos bajo su influencia, como lo hizo siempre, desde los tiempos en que les acusaba ante el Padre, de  no ser dignos de confianza, que debían ser controlados y dirigidos con total prescindencia de sus derechos individuales .

Este es el ángulo, desde el cual miran con desconfianza, aquellos que le temen a sus argucias, Satanás, el padre de las mentiras, tomará ejércitos y marinas, Papas y gobernantes, y reinará con sangre y terror sobre esta tierra, su influencia es capaz de traspasar lo intraspasable, su escuadra y su compás, todo lo mide, todo lo determina,  todo lo corrompe, y todo lo somete.

“Porque sucederá en aquel día que las iglesias que se hayan establecido, mas no para el Señor, dirán la una a la otra: ¡ He aquí que yo, yo soy la del Señor !; y dirán las demás : ¡ Yo, yo soy la del Señor ! Y así hablarán todos los que hayan establecido iglesias, mas no para el Señor.

Sí, y habrá muchos que de esta manera enseñarán falsas, vanas e insensatas doctrinas; y se engreirán en sus corazones, y tratarán afanosamente de ocultar sus designios del Señor, y sus obras se harán en las tinieblas.

Porque el reino del diablo ha de estremecerse, y los que a él pertenezcan deben ser provocados a arrepentirse, o el diablo los prenderá con sus sempiternas cadenas, y serán movidos a cólera y perecerán.

Porque he aquí, en aquel día el enfurecerá los corazones de los hijos de los hombres, y los agitará a la ira contra lo que es bueno.

Y a otros los pacificará y los adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sión; sí, Sión prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno.

Pues he aquí, así dice el Señor Dios: Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría; pues a quién reciba, le daré más; y a los que digan: Tenemos bastante, les será quitado aun lo que tuvieren.”
                                                           2 Nefi    28: 3,9,19,20,21,22,30

Luego de citarnos estos pasajes de las escrituras, Gabriel nos ha pedido que pensemos en todo lo que constituye nuestro entorno religioso, en nuestra actitud personal , en la valoración retrospectiva, de lo que entendemos, deberíamos hacer diariamente, como una consecuencia natural del grado de relación y compromiso que hayamos asumido, con aquel ser superior, que reconocemos y aceptamos como el Padre nuestro y por ende de toda la humanidad.

Dónde y con quienes  nos relacionamos en los momentos de adoración, ante quién adoramos, quién o quienes le representan, que grado de influencia y ejemplo personal ejercen en nuestras vidas, y en las vidas de nuestros hermanos, aquellos que han tomado sobre sí la honra de obrar en el nombre de nuestro Señor y Dios.

Existen muchas personas, agrega Gabriel, que solo captan los aspectos externos, se conforman con la superficialidad, con la apariencia, aquellos que no han entendido y es muy difícil que algún día lo puedan entender, que vivir la religión es mucho más, que jugar a la religión, como no es lo mismo el recibir la inspiración divina que es fruto del esfuerzo y elevación personal, que el dejarse llevar por la improvisación que no requiere esfuerzo alguno y se nutre de nuestra propia mediocridad.

Son preguntas que no necesitan respuestas, no es preciso contestar nada, sólo se requiere que recurramos a la fuente y probemos el sabor del agua que brota de ella, se podrán decir muchas cosas referente a su virtud, pero nada puede ser comparable a aquello que podamos degustar  con nuestro propio paladar.

Hugo W Arostegui





miércoles, 29 de septiembre de 2010

Presentación




Una hoja en blanco, una forma de vivir y sentir, y ese impulso que brota de lo profundo del corazón, conmueven el alma humana y hacen surgir incontenibles las emociones, como aflora la tierna sonrisa o se desliza furtiva una lágrima. 
Es por esa sensación, propia del artista que anida en el interior de cada uno, que no resisto el impulso de contar, que más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos

El Enigma de la Existencia


Resulta interesante, el poder observar las diferentes reacciones, que un mismo hecho puede generar, en la capacidad de respuesta de las personas involucradas.

La vida que construimos condiciona nuestra relación con los demás, las experiencias vividas, es decir, el acumulado de situaciones de las cuales hemos sido actores, ya sea en forma voluntaria – cuando hemos sido autores o coautores de los mismos – o involuntariamente – cuando los acontecimientos generados por terceras personas nos involucran ya sea para nuestro bien o para soportar sus consecuencias.
Lo que llamamos nuestra vida, aún cuando la vivamos en estrecha relación con las personas que comprenden nuestro entorno, las cuales son parte del entramado social de nuestras relaciones cotidianas, no puede ser vista como la consecuencia de un comportamiento padrón, modelado por las circunstancias comunes que supuestamente nos hemos visto obligados a aceptar, ya sea por sometimiento o sujeción voluntaria.
Cuando nos damos cuenta que nuestra existencia se relaciona en el devenir de los acontecimientos con la existencia de otros seres, otros “yo soy”, formando una constelación de entidades unipersonales que no siempre lograr dominar  el rumbo de sus orbitas, colisionándose, las unas contra las otras, cuando el efecto de este encuentro es armónico, solemos decir que se ha provocado el desprendimiento de alguna misteriosa substancia, que hemos captado cierta “química”  que nos atrae al uno hacia el otro.
Estas atracciones, pueden llegar a mantenerse por largos períodos, incluso  toda una vida.
Cuando este encuentro se produce en circunstancias adversas, conflictivas, inmediatamente activamos nuestros mecanismos de defensa, nos ponemos en guardia, desconfiados, agresivos  y/o temerosos, intentando justificar tal proceder, con el argumento de que tal persona tiene muy “mala onda”.
Tales momentos de percepción de nuestra condición humana, la cual, como lo  hemos expresado tantas veces, es esencialmente social, y, por esta circunstancia, extremadamente permeable a los acontecimientos que se desarrollan, ininterrumpidamente, en este gran escenario donde se exhibe el drama del diario vivir, en el cual, todos, interpretamos nuestro  propio papel siguiendo un libreto improvisado por las circunstancias compartidas.
Quizás, en situaciones como las descriptas, nos preguntemos, por las razones, si es que hay alguna, de que pertenezcamos a una especie, que según nos han dicho, es la única sobre la faz de este planeta que tiene conciencia de ser, es decir, que estamos condenados a saber de nuestra existencia, desde su principio al de su inevitable fin, la certeza del nacimiento y la acechanza constante de la muerte, constituyen elementos centrales del drama humano.

Las preguntas que nos formulamos, requieren alguna respuesta, y esta, la respuesta que afanosamente buscamos, en muy contadas ocasiones surge de nuestro fuero interior, lo más probable es que en el afán de satisfacer la ansiedad que nos embarga en cuánto a los motivos de nuestra condición actual en esta vida, de donde surgen los atributos de nuestra especie, y, sobre todo, hacia dónde nos dirigimos, recurramos a la búsqueda de las distintas posturas que sobre este trascendental tema se nos exhiben por parte de aquellos que se autoproclaman como guías, orientadores autorizados, poseedores de la mística y única llave capaz de abrirnos las puertas del infinito.
El mercado del conocimiento ilustrado que pretende darnos una respuesta a nuestras interrogantes, está atiborrado de ofertas, si pudiésemos recorrerlo, como quién recorre una feria, oiríamos a sus mercaderes corear a viva voz las ventajas de sus enunciados, llamando nuestra atención  a través de la piadosa agresividad de sus argumentos.
En cada rincón de esta imaginaria feria se nos dirá que ese lugar específico, y ninguno de los otros lugares que les circunda, es el que tiene el único conocimiento verdadero, que es a ellos, y solamente a ellos, que se les ha conferido el poder de llevarnos a la salvación , al encuentro del paraíso perdido.
Al transitar por ese mundo, el llamado mundo de los “ismos”  veremos que el simple hecho de estar vivos, nos convierte en una valiosa mercancía, una presa apetecible para ofrendar a sus dioses, ya sean éstos dioses, canonizados, idealizados,  o deambulen perdidos  por las sendas del nihilismo.
Encontraremos allí, capitalismo, fascismo,  comunismo, cristianismo, islamismo, judaísmo, existencialismo, materialismo, ateísmo, etc. etc. todos con su dogma debidamente estructurado, férreo, inconmovible, plantado con todas sus huestes en el campo de batalla, con la finalidad de luchar hasta el fin contra todos los demás, porque,  para el ismo, los demás están en el error, sumidos en la ignorancia y deben ser destruidos , humillados ,para que de esta forma acepten “nuestra verdad”  la única, la verdadera.
Es que parece que para asegurarnos el porvenir, debemos estar protegidos por la coraza de nuestro credo, el dogma nos exige no salir de sus bien delimitados confines, fuera de sus fronteras está la perdición, lo expresamente prohibido.
Para los ismos, la tierra aún es como un plato, afuera seremos atrapados por las tinieblas y caeremos inexorablemente al abismo.
En una oportunidad los discípulos le preguntaron a Jesús, que se debería hacer para lograr la salvación, El, sabiamente, les respondió: “Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará Libres”.
Los grandes pensadores de la humanidad, no han sido los creadores de los ismos, ellos , los ismos, han surgido como hongos, mucho después, cuando sus ideas fueron patentadas, cuando los unos buscaron prevalecer sobre los otros, cuando la intolerancia nos privó de la libertad y por ende nos limitó el acceso a la verdad.

La chispa divina está latente en cada criatura humana, sin importar en que rincón del planeta haya nacido, la idea, la imaginación, la capacidad  creativa, no tienen un molde previo, pretender hacernos creer que estamos sujetos a un dios que todo lo determina, es pretender negarle a ese mismo Dios la capacidad de dotar a sus hijos de libertad irrestricta, el libre albedrio, la condición esencial de nuestra existencia.
                                                                      
  Hugo W. Arostegui
    

sábado, 24 de julio de 2010

El Vuelo de la Mariposa

Para ayudarnos a comprender mejor como es el estado de los hijos de Dios antes de la creación de la tierra, es necesario de que nos despojemos de toda tendencia que nos lleve, siquiera a intentar, al uso de una imaginación, condicionada o manipulada por divagues especulativos, que nos quieran convencer, de que la vida en los cielos puede ser una réplica mejorada de nuestra vida terrenal.

 Para los que nos encontramos en este estado, es decir, viviendo esta etapa terrenal de nuestra existencia, lo primero que debemos saber, es que el viaje que hemos emprendido, no tiene retorno, jamás podremos volver a experimentar las mismas sensaciones, aquello ya fue, por más trascendente que haya sido, nos es vedado el regreso, la ley de progreso eterno nos ha cerrado esa puerta definitivamente.

 Todos conocemos lo que la madre naturaleza nos enseña al respecto, el estado previo de la hermosa mariposa pasa por el gusano que se arrastra , alimenta, y a su debido tiempo, construye la crisálida, donde pacientemente, prepara la transformación que le permita, en el instante preciso, lucir las galas de su incomparable belleza y volar libremente por la floresta. El gusano no es un estado inferior de la bella mariposa, el gusano es la mariposa, tal como los hijos espirituales de Dios, lo son, con relación a quien les ha creado. No podremos volver jamás como gusanos, sólo podremos volver a encontrarnos en el vuelo victorioso de las hermosas mariposas, que simbolizan, este caso, la Gloría de Dios. “Esta es mi Obra y mi Gloria, llevar a cabo la inmortalidad y vida eterna del hombre” Moisés 1: 39

 De la misma manera, que la etapa del gusano, no es comparable a la majestuosidad del estado de la mariposa, ocurre lo mismo con las condiciones en que se desarrollaba nuestra vida pre mortal. Esa etapa no es, en absoluto comparable, con la que vivimos ahora, o la que podamos alcanzar, de acuerdo al grado de gloria que nos pueda corresponder.

Tenemos la tendencia a comparar nuestro estado actual con el anterior y es por eso que pensamos en términos de hogar celestial, imaginando: tiempos, contactos, y tipos de relaciones, con un grado de intimidad y cercanía que nos lleva a pensar en un Dios, esencialmente padre, rodeado de sus hijos y hasta es posible que nos veamos sentados en sus rodillas.  

Sin duda, es un sentimiento noble y dotado de una carga emotiva sencillamente conmovedora, pero es bueno que entendamos, que el lirismo de nuestras emociones humanas, no necesariamente concuerda, con los dictados de la realidad expresada en las escrituras.

Nuestros cuerpos espirituales fueron creados en la plenitud de nuestra vida adulta, como inteligencias, fuimos organizados en esas condiciones, la gran obra de Dios ya estaba en proceso, y una vez iniciada, nada la detiene, el gusano y la mariposa (en sentido figurado) están comprendidos en forma simultánea, no existe el tiempo, por la sencilla razón, de que estamos hablando, en términos de Eternidad. Ahora bien, hablando precisamente del concepto tiempo, ¿que es el tiempo? una respuesta válida y lógica, es de que es una unidad de medida, pero, para que nos pueda resultar de utilidad, es imprescindible contar con la referencia correcta.

Los astrónomos del antiguo Egipto, - Shulem, era uno de ellos ,- le enseñaron al patriarca Abraham, que el tiempo era regido por una estrella llamada, Kolob, la cual es la estrella mas cercana al Trono de Dios.

Para que Abraham pudiese tener una noción más o menos aproximada de esta unidad de medida llamada, Kolob, le explicaron, que un día, en la órbita de Kolob, equivalía a mil años para un planeta como la tierra, que pertenece al sistema Solar.

Contando con este conocimiento, es posible entonces, comprender mejor, el sentido de la emergencia, con referencia al devenir de los hechos relacionados con la creación y sus consecuencias, la vida en sí misma no se detiene, cuando un óvulo es inseminado, la cuenta regresiva ya está en andamiento. Los aproximadamente, seis mil años, en la historia de los hijos de Adán, registrados hasta el presente, no son más que un lunes a sábado en la órbita de Kolob.

Siguiendo esta línea de razonamiento, las matemáticas nos estarían indicando, que un año en la órbita de Kolob, correspondería a 365.000,00 años de tiempo terrestre. Si la vida promedio de un ser humano en la tierra, la situáramos en 75 años, que en la época actual parece bastante razonable, todo este tiempo significaría apenas 1 hora y 48 minutos en la órbita de Kolob.

Conste, que este no es un simple juego de principios matemáticos, es solamente una proyección a escala de lo que significa en términos de tiempo, el pasaje terrenal de un hijo de Dios por el planeta tierra.  

Este capítulo, intenta ofrecer una perspectiva adecuada, para quién pretenda internarse, en los instantes previos a la realización del Gran Concilio de los Cielos.

Hoy en día, todos podemos tener acceso al conocimiento, de cómo han sido nuestros días, en la etapa de gestación dentro del vientre materno, a pesar de que cada uno de nosotros ha estado allí, seguramente no lo recuerda, la información científica que nos la cuenta, nadie la pone en duda y la acepta como correcta, es por eso que alardeamos de que hemos vencido a la ignorancia que teníamos al respecto, ¿no es así?

Nosotros también hemos sido partícipes de los hechos que Shulem nos está relatando, Hemos estado allí, aunque no lo recordemos.

La ciencia conocida, lamentablemente, esta vez, no nos puede ayudar como tan convincentemente lo ha hecho, en nuestra etapa en el vientre materno. ¿Estamos dispuestos a recurrir a otras fuentes? ¿Estamos dispuestos a pagar este precio, y alardear después que hemos vencido a la ignorancia? 

Recuerda, que las escrituras nos advierten, con palabras sencillas pero contundentes: “Es imposible que el hombre se salve en la ignorancia” D y C 131: 6


Hugo W Arostegui

jueves, 22 de julio de 2010

Hablemos de: El Valor Agregado

Hablemos de: El Valor Agregado Cuando dedicamos algunas líneas para hablar sobre El Valor Agregado, el pensamiento y la intención nos lleva a relacionar este término, con factores relacionados con la incorporación de valor a los productos primarios a través de la transformación de los mismos en producción final de bienes y o servicios que generen una mayor participación de recursos humanos y horas hombre calificada. También se menciona este término cuando hablamos de política fiscal, de la necesidad de las economías nacionales de una mayor y mejor redistribución de la riqueza, mediante la aplicación de tributos que graven la cadena productiva con un impuesto al consumo, el cual es conocido internacionalmente como: Impuesto al Valor Agregado. Un tema importante y recurrente que no se agota, que seguramente su vigencia se mantendrá latente, a medida en que las economías crecen en complejidad y los efectos de la llamada globalización, la cual nos amplia mercados pero también nos torna cada vez más vulnerables a lo que pueda suceder en cada rincón remoto del planeta. Pero esta vez quiero poner un dique en la corriente del pensamiento tratando de evitar que el mismo se precipite en los profundos surcos ya mencionados e intentar un ligero desvío que nos permita incursionar por algunas sendas menos transitadas pero igualmente interesantes de incursionar. De manera que, en lugar de recurrir a alguno de los tantos tomos sobre economía que felizmente dispongo, decidí sentarme en el ambiente acogedor de mi hogar, cercano a los leños encendidos, y tomar entre mis manos un libro de consultas excepcional, donde son vertidas opiniones provenientes de lo más profundo del alma humana, pronunciadas por seres que han sabido cultivar, aún en medio de la mayor adversidad, los valores agregados que dan sentido a nuestra esencia humana. Este libro al que he recurrido es conocido de sabios y humildes, aunque no todo aquel que posa sus ojos sobre las letras, que van formando palabras y frases, una tras otra, puedan decir que han comprendido a cabalidad la cuota parte requerida, de cada lector, a fin de poder recoger las respuestas que están allí, esperando a quién esté dispuesto al esfuerzo de extraer de sus entrañas, tal como un labrador en medio de su huerto, el fruto tan anhelado como requerido. Este libro, tiene un nombre, y su nombre es: La Santa Biblia. El Valor Agregado de los Talentos individuales: En el Libro de Mateo, en el capítulo 25, hay un valioso recurso que puede ayudarnos a comprender lo que se espera de nosotros, porque me imagino que alguna vez nos habremos formulado alguna de estas interrogantes, ¿Qué hago aquí? ¿A qué he venido? ¿Cuál es mi posición actual y hasta dónde me es posible llegar? Todo parece indicar que nuestro trabajo primordial es el trabajo de vivir nuestra propia vida, somos operarios en esta empresa y en ella ocupamos todos los puestos de trabajo, nadie puede sustituirnos, a lo sumo, alguien podrá darnos algunas sugerencias, pero quién marca su tarjeta día a día, las 24 horas, sin días de asueto, ni feriados especiales, somos cada uno de nosotros, desde nuestro primer llanto hasta el último suspiro. De este capítulo de Mateo del cual hago referencia he sentido la necesidad de citar el siguiente pasaje: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste, aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo que tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; y aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo: 25: 14 – 30 No voy a cometer la torpeza de pretender manipular la intencionalidad que motivaba al disertante de estos pasajes citados, pero quienes hemos siquiera oído de la magnitud de su obra, no podemos quedar indiferentes ante tan magistral demostración de lo que nos va en cada ocasión perdida, en la importancia de cultivar y multiplicar los talentos con los cuales hemos sido beneficiados, valores que han sido depositados en nuestra cuenta corriente y de los cuales deberemos rendir cuenta cuando se nos sea requerido. Una lectura superficial, a la cita bíblica que hemos expuesto, nos podría dar diferentes conclusiones, hubo alguien que mencionó la dureza y crueldad del señor, para con el atemorizado siervo, que ante el miedo al riesgo de perderlo todo enterró el talento recibido con la esperanza de mostrarlo y devolverlo tal cual lo recibió de manos de su señor. Ahora bien, reflexionemos, ¿qué significa para nosotros nuestra propia vida? Hemos dicho que la existencia es un desafío individual indelegable, sin duda no existe un desafío más importante, una empresa de mayor trascendencia, que la de construir con los elementos que estén a nuestro alcance, una vida digna que nos identifique con los valores inherentes a nuestra condición de pertenencia a la raza humana. Sin duda alguna, la vida es un desafío, y un desafío significa enfrentar la adversidad, correr riesgos, esforzarse por vencer y luchar hasta alcanzar la victoria, esto es la vida. Si alguien puede creer que esto que digo es fácil de realizar, entonces nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, y si nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, no conoce nada de los valores humanos, porque los valores humanos sólo crecen en medio de la adversidad. A lo que hayamos recibido, además de ser gratos por quién nos lo haya proporcionado, debemos agregarle más valor, multiplicar lo que se nos ha dado y que aún no estamos en condiciones de devolver, para que podamos ser merecedores de ser llamados dignos de recibir la gloria del triunfo, esto es El Valor Agregado al que hago referencia en este artículo. Podría hablar horas y horas sobre este tema, pero dejémoslo aquí, les he sembrado unas cuantas semillas de inquietud, el resto es tarea individual de cada uno. Hugo W. Arostegui

domingo, 4 de julio de 2010

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Hugo W Arostegui Nacido el 20 de abril de 1943, en Cerro Largo - Uruguay formado en Administración de Empresas, Dirección de Hospitales, Consultor en Recursos de Empleo, Economía, Autoridad Religiosa, Teólogo. Autor de artículos sobre Economía, Religión, Literatura, Empleos, humanidades. Sexo: Masculino Signo: astrológico: Áries Actividad: Analista en Gestión Empresarial Profesión: Asesor de Empresas Local: Ciudad: Rivera: Uruguay Una hoja en blanco, una forma de vivir y sentir, y ese impulso que brota de lo profundo del corazón, conmueven el alma humana y hacen surgir incontenibles las emociones, como aflora la tierna sonrisa o se desliza furtiva una lágrima. Es por esa sensación, propia del artista que anida en el interior de cada uno, que no resisto el impulso de contar, que más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos Cuando escribo, generalmente relato situaciones vividas muy intensamente, los elementos que aparecen en mi escenario descriptivo, no siempre tienen la calidad expresiva que el asunto a narrar merece, es ahí entonces que aparecen a los ojos del lector, mis garabatos, con los cuales pretendo trazar las líneas que den forma y figura a la experiencia que pretendo plasmar en relato. Un escritor es un profeta en el mundo que describe, sin duda el contenido de su relato es fruto de la inspiración, y ese estado especial de percepción sólo puede ser alcanzado por medio de la intervención divina, existe una zarza ardiente en lo alto de nuestro camino, allí nos conducimos despojados de nuestros zapatos terrenales, para asistir a la presencia de lo excelso, rodeado de las musas que nos susurran al oído. Jamás recurriría en mi relato a la improvisación, porque ese es el atajo engañoso por el que transitan los vanidosos, los que recogen las semillas que han caído en los bordes del camino, las que germinan en la superficie su fruto efímero y mezquino. La semilla cuyo fruto permanece, germina en lo profundo de la tierra fértil, cuyas entrañas hay que escarbar con amor y tesón, esa es la semilla que produce la inspiración, el alimento que nutre el alma de todo creador, sea éste un artista, un músico, un pintor, un poeta, o un simple garabateador de papeles como yo.