El mundo se ha conmocionado, en realidad, estamos tan
acostumbrados a los noticieros, que difícilmente ocurra algo que atrape nuestra
atención a un grado tal que podamos usar este término, conmoción, para que esto
ocurra tendrá que suceder algo que perfore el condón de indiferencia con la
cual solemos protegernos de las circunstancias adversas que intentan en vano
provocar cambios en nuestra consciencia social, sobre todo en lo referente al
grado de compromiso que deberíamos asumir para intentar al menos una
posibilidad de cambiar el estatus quo establecido.
Pero esta vez si que nos hemos conmocionado, la causa:”
El Bosón de Higgs” la “partícula de dios” anunciada por la cúpula de los
científicos más calificados en el campo de la física, tras sesudas
investigaciones y a través de los datos aportados y corroborados por la
tecnología científica en laboratorios de prueba de primerísimo nivel.
Ahora bien, no obstante contar con el mayor bagaje
expresivo que la ciencia haya producido jamás, en lugar de mostrar al mundo un
conjunto de formulas y ecuaciones ininteligibles para los profanos en el tema,
el asombro que les ha causado tan trascendental descubrimiento, les ha hecho
declarar esta frase que pareciera salir de un oculto experimento de los
antiguos alquimistas: ¡hemos descubierto la partícula de dios!
Es como tomar entre nuestros dedos un anillo y observar
su círculo en el cual no existe principio ni fin, un giro eterno, lo que los
griegos definían como el Alfa y la Omega, lo que recogemos entre el polvo
acumulado de los siglos de los siglos se ha mezclado con los avances de la
ciencia de este mal llamado siglo XXI de la era cristiana.
La respuesta ha estado entre nosotros desde siempre y
permítanme demostrarlo recurriendo a ciertos pasajes de un artículo que hemos
publicado hace algunos años atrás.
Lamento lo extenso del mismo pero la trascendencia del
tema en cuestión me impide recurrir a resumirlo, disculpas aparte. He aquí
nuestra humilde opinión: “…el enfoque estaba dirigido a
un intento de establecer, “el preciso momento” en que el espíritu se aloja
dentro de un niño en el vientre materno, aunque éramos apenas unas pocas
personas las que interveníamos en la discusión – en el sentido estricto del
término – las posturas asumidas por cada uno diferían sustancialmente unas con
otras, no obstante recurrir cada uno a las mismas fuentes informativas para
fundamentar su postura.
Confieso
de que el tema me atrapó en el sentido de que salí presuroso a buscar elementos
adicionales en respaldo de mi teoría, y, al encontrarlos, intenté usarlos
rápidamente, como si estuviese jugando una partida de truco, para retrucarle a
mi supuesto adversario, y de esta manera, ganarle la partida.
Luego
de reunirme con mis amigos y plantearles el tema en cuestión, al escucharles
desarrollar sus argumentos, inmediatamente me vino a la mente las palabras
proferidas por Sócrates “yo sólo sé que no se nada” mi percepción y mi
intelecto me pusieron en la perspectiva de que yo no era más que un mísero
gusano pretendiendo escalar una montaña.
Mi
amigo Agabo nos dijo: Amigos míos, este es un tema que está situado muy lejos
del alcance de nuestro nivel de desarrollo, intentar abordarlo con los
elementos que están a nuestra disposición es como pretender alcanzar la luna
remontando una cometa.
Hay
veces que me parece que estoy observando las investigaciones científicas de
tres científicos ciegos que han logrado acceder a distintas partes de un
elefante.
El
primero de ellos, dedicó años de estudio a la oreja de un elefante que era el
único elemento que había encontrado del mismo, y al concluir su teoría dijo
solemnemente:
“el elefante es como una enorme sábana corrugada”
El
segundo discrepó vehementemente, contra ésta, para él, insólita teoría,
había estado también mucho tiempo estudiando una pata de elefante que era lo
único que había podido encontrar de tal animal, su veredicto también fue
contundente, y dijo:
“el
elefante es como el tronco de un árbol”
El
tercero, se reía de la ignorancia de sus dos contrincantes, él había estudiado
la trompa de un elefante, que era lo único que había podido encontrar, y les
dijo con gran autoridad: “el elefante es como una serpiente muy grande”
Cuando
le llegó el turno a Shulem él nos dijo que no obstante ser un tema difícil de
abordar, no necesariamente nos condenaba a la ignorancia, ocurre con este tema
lo mismo que con la lectura del lenguaje de los símbolos, el enigma desaparece
cuando aprendemos a observarlo desde la óptica correcta, la principal
característica de un símbolo, es de que oculta a la vista del profano, la
información que está implícita en su contenido
En
el caso de todas las creaciones de Dios, la información que pretendemos
alcanzar está inserta en cada una de ellas, como si fuese un sello indeleble e
inmodificable, toda la información requerida se encuentra en sí misma y es
perfectamente reproducible si se cumple con las condiciones previstas en su
preconcepción.
Gabriel
nos invita a escuchar lo siguiente;
“Y
ahora bien, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la
tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y
la tierra;
y
toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo
antes que creciese.
Porque
yo, Dios el Señor creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes
de que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra.
Pues
yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra.
Y
yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había
hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo;
y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire;”
Moisés 3: 5
Continuamos:
…“Y
de la tierra, yo, Dios el Señor, hice crecer físicamente todo árbol que es
agradable a la vista del hombre; y el hombre podía verlos.
Y
también se tornaron almas vivientes.
Porque
eran espirituales el día que los creé; pues permanecen en la esfera en que yo,
Dios, los creé, sí todas las cosas que preparé para el uso del hombre; y este
vio que eran buenas como alimento.”
Moisés 3: 9
Estas
escrituras que les he citado tienen como finalidad encontrar bases sustentables
sobre las cuales podamos avanzar en nuestro análisis.
La
creación de todos los seres vivos que conformarían el hábitat de los hijos de
Dios fueron
creados primero espiritualmente y luego físicamente, en la creación espiritual
de las especies se incluyo algo que es esencial en todo ser creado
espiritualmente, y ese algo, es la inteligencia.
Sin
el componente esencial de la inteligencia ningún ser puede ser creado
espiritualmente ni estaría en condiciones de obedecer un mandato claro y
terminante:
“Y
yo, Dios, dije: Produzcan abundantemente las aguas seres vivientes que se
muevan, y aves que vuelen sobre la tierra en el amplio firmamento del cielo.
Y
yo, Dios, hice las grandes ballenas y todo ser viviente que se mueve, según su
especie, los cuales las aguas produjeron en abundancia, y toda ave alada, según
su especie; y yo, Dios, vi que todas las cosas que había creado eran
buenas.
Y
yo, Dios, los bendije, diciendo: Fructificad y multiplicaos, henchid las aguas
del mar; y multiplíquense las aves en la tierra.
Y
yo, Dios, dije: Produzca la tierra seres vivientes según su especie: el ganado,
y lo que se arrastra, y las bestias de la tierra, según su género y fue hecho.
Y
yo, Dios, hice las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su
género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, según su especie; y yo,
Dios, vi que todas estas cosas eran buenas.” Moisés 2: 20 – 25
Hablemos
algo sobre las inteligencias, las inteligencias son gnolaum, es decir, eternas,
Dios el Padre las organizó según su esfera y a aquellas grandes que le eran
semejantes en potencia, les creó cuerpos espirituales mediante la fusión de los
polos masculinos y femeninos del Olimpo, a decir de los griegos, al referirse a
Kolob, la mansión de los Dioses.
Leamos:
“También
el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de
verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.
Toda
verdad es independiente para obrar por si misma en aquella esfera en que Dios
la ha colocado, así como toda inteligencia; de otra manera, no hay existencia.”
Doctrina y Convenios 93: 29 – 30
Haciendo
un breve resumen podemos declarar;
El
término inteligencia tiene varios significados, tres de los cuales serían los
siguientes:
1
– La luz de la verdad que da luz y vida a todas las cosas del universo.
2
– El vocablo inteligencia también puede referirse a los hijos espirituales de
Dios.
3
– En las escrituras también se menciona la inteligencia como el elemento
espiritual que existía antes de que fuéramos engendrados como hijos
espirituales
Guía de Estudio página 99
De
manera que la información genética de cada especie está implícito en cada una
de las criaturas creadas por Dios, y sin ese componente no puede haber
existencia.
Esta
conciencia de género existe en las esferas inferiores, reinos: animal, vegetal,
mineral, etc. en forma colectiva, es decir cada especie tiene el componente de
inteligencia que le permite transmitir esta información a cada nuevo ser
engendrado.
Pero
si bien cada nuevo individuo de la especie posee la información necesaria para
desarrollarse en su esfera, no tiene conciencia individual de ser, la
información es de la especie y a ella retorna una vez cumplido el ciclo vital,
algo así como una gota de agua que retorna nuevamente a la fuente que le dio
vida.
Este
principio, ha llevado a confusión a muchos pensadores de la antigüedad los
cuales han sido los fundadores de las grandes religiones del Oriente.
Los
Budistas anhelan alcanzar mediante la peregrinación por varias vidas, el estado
de santidad que les permita ingresar al Nirvana, donde la conciencia deja de ser
un pesado Karma individual, para integrarse en el todo de la deidad.
De
manera que cuando se dan las condiciones programadas en la información
genética, surge como consecuencia una nueva vida, esta podrá alcanzar su
plenitud, puede este proceso truncarse por circunstancias adversas, puede
incluso modificarse a través de la ingeniería genética, pero nada de lo que
suceda constituye una creación de vida, no debemos confundir creación con
modificación, el hombre como inteligencia superior podrá lograr mutaciones de
vida, pero la vida sólo la puede dar Dios.
A
este principio que regula la multiplicación de las especies, nosotros los
humanos la conocemos y designamos, casi sin darnos cuenta de su tremendo
significado “ Madre Naturaleza.”
“¿No
se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra
sin vuestro Padre.
Pues
aún vuestros cabellos están todos contados.”
Mateo 10: 29 – 30
Ahora
hablemos de nosotros, las inteligencias organizadas y engendradas en cuerpos
espirituales, como hijos e hijas de Dios.
¿Que
es lo que sucede con nosotros?
“He
aquí esto constituye el albedrío del hombre y la condenación del hombre; porque
claramente le es manifestado lo que existió desde el principio, y no reciben la
luz.
Y
todo hombre que no recibe la luz está bajo condenación.
Porque
el hombre es espíritu. Los elementos son eternos; y espíritu y elemento,
inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo;
y
cuando están separados, el hombre no puede recibir una plenitud de gozo.
Los
elementos son el tabernáculo de Dios, a saber templos; y el templo que fuere
profanado, Dios lo destruirá.
La
gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.”
Doctrina y Convenios 93: 31 - 36
Al
desencadenarse el proceso de gestación de una criatura humana, ya sea por la
fecundación del óvulo materno mediante la relación de los sexos, o por métodos
de manipulación desarrollados por la ciencia, una vez iniciado, para obtener un
embrión en cualquier etapa de su formación, se requiere de la inteligencia con
la cual fue organizada su especie, de otra manera no puede haber existencia.
Ahora,
esta inteligencia no opera en forma colectiva, como en los reinos inferiores,
esa inteligencia es individual e indivisible, pertenece a un hijo espiritual de
Dios.
Este
proceso de gestación, una vez iniciado, puede ser interrumpido, en cualesquiera
de sus etapas, mediante el aborto espontáneo o inducido, por maniobras de
ocultamiento tirándolo en el inodoro, en la basura, quemándolo, etc. etc.
Puede
mantenerse en Vitro, o en cualquier otra forma de conservación, no voy a detenerme
a enumerar las diversas formas de manipulación genética que la ciencia de
los humanos a alcanzado a desarrollar o la que pueda desarrollar en el futuro,
todo esto que mencionamos puede hacerse y negarlo sería un burdo acto de
ignorancia.
Pero
lo que no puede hacerse es destruir la vida contenida en embrión humano, el
hombre puede interrumpir el proceso en cualquiera de sus etapas, incluso, una
vez nacido a la vida puede ser interrumpido su desarrollo, ya sea por mala
praxis, por algún tipo de accidente, por malformaciones genéticas, por las
hambrunas, la guerra, la contaminación ambiental, etc. etc.
Puede
llegar a crecer aprender a caminar, correr, alcanzar la vida adulta o
bruscamente morir por causas no esperadas, todo eso puede suceder, pero leamos
nuevamente las escrituras :
“Así
que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado;
ni oculto, que no haya de saberse.
Lo
que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que haz oís al oído,
proclamadlo desde las azoteas.
Y
no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas
bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
¿No
se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra
sin vuestro Padre.
Pues
aun vuestros cabellos están todos contados.
Así
que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”
Mateo 10: 26 – 31
Una
de nuestras mayores preocupaciones son las referidas a las expectativas de vida
de la humanidad, se han logrado avances sustanciales en cuánto a la calidad de
vida que puede alcanzarse con el avance científico y tecnológico, pero en
contrapartida, millones de niños nacen para lamentablemente morir, víctimas de
la hambruna, las guerras, la radiación, los desastres naturales, enfermedades,
plagas, etc. etc.
Estas
desigualdades, donde unos viven en medio de la opulencia, y otros, los más,
nacen y mueren en condiciones infrahumanas, son el motor que enciende los
reclamos, a los gobiernos, los sistemas, las organizaciones, las corporaciones
de diverso tipo, a las religiones y por supuesto a Dios.
Hay
quienes aducen de que la tierra está superpoblada, que la marginación y la
miseria ha de crecer en forma proporcional a la escasez de recursos para
abastecerlos a todos, se proponen planificaciones que limiten el crecimiento,
uso de anticonceptivos, ligaduras de trompas, esterilizaciones, y toda una gama
de recursos lícitos e ilícitos, incluidas las masacres, los genocidios y la
destrucción masiva.
Para
no desviarme del tema de fondo, pero también para no dejar “colgado” un
pronunciamiento obligado sobre estas profundas desigualdades que hoy nos
agobian, es que voy a hacer una ligera referencia al apóstol Santiago, sin duda
este es un gran tema que debería ser tratado en profundidad, pero no ahora,
donde lo que estamos exponiendo, si bien tiene mucho que ver, no hace a la
cuestión de fondo que estamos intentando desarrollar.
Leamos
a Santiago:
¡Vamos
ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
Vuestras
riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.
Vuestro
oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y
devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los
días postreros.
He
aquí clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual
por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían
segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis
vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros
corazones como en día de matanza.
Habéis
condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
Santiago 5: 1 – 6
Volvamos
ahora a nuestro tema central, todo esta exposición que estamos desarrollando,
obedece a que alguien nos ha hecho la siguiente pregunta ¿en qué momento se
produce el ingreso del espíritu, al cuerpo que está siendo organizado, ya sea
en el vientre materno, en la probeta, o en algún otro método científico de
manipulación genética?
La
respuesta que voy a formular, es contundente, no se trata de una simple
sugerencia o de un ejercicio de especulación teológica o filosófica, es la
respuesta que está implícita en el código genético que cada uno de nosotros
porta aun sin saberlo.
Sin
el espíritu, no es posible la existencia de ningún ser vivo cualquiera sea la
etapa de su evolución, la vida no le pertenece a la madre ni al científico, la
vida sólo puede provenir de Dios, el cual es el dador de la vida.
Esto
es algo muy difícil de comprender y mucho menos de aceptar pero no obstante
confío en la capacidad de reflexión de cada uno, veamos lo siguiente:
Podemos
alegar, por ejemplo, que nos parece inaceptable el considerar a un espíritu que
mora en la presencia de Dios, que acepte participar de una experiencia de
gestación que puede ser interrumpida en cualquier momento ya sea, a través de
un acto involuntario o por que se ha tomado la decisión de interrumpirlo por razones
científicas, económicas, presiones familiares, temores o simplemente por
desinterés.
Ahora,
sigamos adelante en el razonamiento, ¿que es lo que pueda ocurrir? lo que puede
ocurrir es que por las razones expuestas o por cualquier otra que se nos venga
en mente, se decida interrumpir el proceso, eso es lo único que puede ocurrir.
Si
se interrumpe el proceso, ¿que es lo que realmente sucede? el proceso sin duda
puede interrumpirse a voluntad del hombre, pero no puede destruirlo, sólo puede
interrumpirlo, como se puede interrumpir una vida mediante una ejecución, por
ejemplo.
La
existencia humana es la existencia de los hijos de Dios, el proceso
interrumpido por la razón que sea, puede ser retomado nuevamente una vez en que
se cuenten con los medios que el Padre de todas las ciencias ha previsto, y
cuando eso suceda, esa existencia provista de inteligencia y espíritu,
continuará su evolución hasta alcanzar la medida de su creación.
El
hombre no tiene posibilidad alguna de destruir la vida, puede alterar,
interrumpir, detener, aun la puede adulterar o manipular, pero no la puede
destruir, las consecuencias de la acción del hombre no logran destruir el plan
de Dios, sólo puede distorsionarlo, hasta que llegue el momento oportuno en el
cual la ciencia del Creador corregirá esas alteraciones y recuperará todas las
cualidades de la especie.
De
manera que aunque nos encontremos ante una célula, un embrión, un feto
incompleto, una malformación genética, un discapacitado física o mentalmente
impedido, nada escapa a los ojos de Dios, ese espíritu impedido de lograr su
plenitud tiene la certeza, de que a su debido momento, su Creador corregirá
toda alteración, y restaurará su perfecta forma.
Recordemos
de que hablamos en términos de eternidad, el tiempo carece en absoluto de
importancia, nosotros los que vivimos al ritmo que marcan las horas, no cuesta
entender la eternidad, como nos cuesta entender que nada se pierde, que se
transforma por variadas razones pero que conserva latente la información
necesaria que hace posible su restauración.
No
creo necesario extenderme mas en la consideración de este asunto, lo que
correspondería agregar, son las consecuencias en las que incurren todos
aquellos que de una manera u otra han tomado la decisión de interrumpir una
vida.
No
siempre la decisión de interrumpir un proceso de gestación es un acto
pecaminoso, una acción de carácter delictivo o una desviación a las normas
divinas, existen circunstancias muy particulares que deben ser debidamente
consideradas, cuando peligra la vida de una madre, cuando se constatan
malformaciones o daños a los cuales la ciencia no puede resolver, entiendo de
que es válida la interrupción.
Una
interrupción que no significa decidir sobre la vida o la muerte, eso claramente
nos está impedido de realizar, aunque quisiéramos hacerlo, lo que yo diría
estando en un momento en que debo tomar una decisión semejante, es lo
siguiente:
Amado
Padre que estás en los cielos, permíteme dejar en tus manos esta interrupción
que las circunstancias adversas me obligan a realizar, encomendándote Señor que
en su debido tiempo, cuando tú lo estimes conveniente, permitas que puedan ser
superadas las actuales dificultades y retome su desarrollo hasta alcanzar su
perfecto estado.
Hay
incontables situaciones a las cuales solo podemos dejar en las manos de Dios,
y no se nos es permitido juzgar, cuando hay un aborto, un suicidio,
cuando nos enteramos de que la ciencia incursiona en el campo de la ingeniería
genética, cuando oímos hablar de clonar y reconstruir vidas, recordemos de que
la gloria de Dios es la inteligencia y que ningún hombre podrá salvarse en la
ignorancia.
Hugo
W Arostegui