lunes, 4 de abril de 2016

En el nombre de:


Cuando nos ponemos a escribir, lo hacemos impulsados por una fuerza interior a la cual es imposible reprimir, uno puede intentar darle largas al asunto, alejarse de la computadora, salir a caminar, escuchar música, etc. pero los sentimientos se van llenando de ideas, y las ideas conmocionan al pensamiento, y el sentir y el pensar se vuelven alas, y éstas, al aletear , ya no es posible contenerlas, todo se convierte en acción, y la acción le da vida a la expresión creativa, y esta se plasma en la escritura.

A medida en que ordenamos las ideas, éstas van bosquejando las acciones que se convertirán en vivencias, en el gran escenario donde se exhibirán los hechos, el texto de nuestro tema, el verdadero motivo de nuestra inquietud creadora.

Y cuando nos expresamos: ¿que decimos? sin duda respondemos a las interrogantes que aguijonean nuestro intelecto, interrogantes que nacen y crecen a medida en que somos invadidos por las frases hechas, las conocidas como, “lectura de masas” creadas por los “formadores de opinión” aquellos autoproclamados “iluminados” que intentan darnos la información recubierta por el “condón” protector que impida que nos expongamos a la contaminación proveniente de la realidad pura y simple.

Cuántas imágenes son creadas por los “vendedores de ilusión” los que se abastecen en el mercado de la apariencia y vierten sus impresiones a un público ansioso por incursionar por los caminos tapizados de fantasías, recreados por la ausencia de compromisos y seducidos por la constante evasión. 

La realidad, el hecho en sí mismo, sólo es considerado como tal, cuando se lo prepara para “ser presentado” al resto de la sociedad, sin la puesta en escena adecuada, sin la divulgación oficial de los medios de difusión, el hecho no existe como tal, los acontecimientos que “observamos” son puestos ante nuestros ojos, previamente maquillados, estéticamente ajustados a determinados padrones de  “conducta colectiva” el hecho, lo que verdaderamente ha ocurrido, sólo es considerado como “materia prima” la cual debe ser “procesada” adecuadamente antes de convertirse en noticia.

Estos días pasados he podido recoger un pensamiento, el cual rescato, aunque ignoro la identidad de su autor, que dice lo siguiente:

                        (*)       “Nuestra era prefiere:
                                     La imagen a la cosa
                                     La copia al original
                                     La representación a la realidad
                                      La apariencia al ser. ”

(*) Comunicación y poder. Exposición del Prof.Antrop. Fernando Acevedo





Nos estamos convirtiendo en observadores desde la platea, nos hemos acostumbrado a que los especialistas nos monten el espectáculo y que nos suministren la dosis diaria de sensaciones, somos especto-dependientes, nos cubrimos de profilácticos, tememos el encuentro con lo real y objetivo como a la propia muerte.

Un mundo de solitarios, marionetas enmascaradas, mimetizadas en la multitud.

La vida es aquí, ahora y conmigo, cualquier otra forma de existencia es simplemente vegetar.

                                                                       Hugo W. Arostegui





De Lo Que No Se Habla (Tema extenso y un tanto escabroso)


El mundo se ha conmocionado, en realidad, estamos tan acostumbrados a los noticieros, que difícilmente ocurra algo que atrape nuestra atención a un grado tal que podamos usar este término, conmoción, para que esto ocurra tendrá que suceder algo que perfore el condón de indiferencia con la cual solemos protegernos de las circunstancias adversas que intentan en vano provocar cambios en nuestra consciencia social, sobre todo en lo referente al grado de compromiso que deberíamos asumir para intentar al menos una posibilidad de cambiar el estatus quo establecido.

Pero esta vez si que nos hemos conmocionado, la causa:” El Bosón de Higgs” la “partícula de dios” anunciada por la cúpula de los científicos más calificados en el campo de la física, tras sesudas investigaciones y a través de los datos aportados y corroborados por la tecnología científica en laboratorios de prueba de primerísimo nivel.

Ahora bien, no obstante contar con el mayor bagaje expresivo que la ciencia haya producido jamás, en lugar de mostrar al mundo un conjunto de formulas y ecuaciones ininteligibles para los profanos en el tema, el asombro que les ha causado tan trascendental descubrimiento, les ha hecho declarar esta frase que pareciera salir de un oculto experimento de los antiguos alquimistas: ¡hemos descubierto la partícula de dios!

Es como tomar entre nuestros dedos un anillo y observar su círculo en el cual no existe principio ni fin, un giro eterno, lo que los griegos definían como el Alfa y la Omega, lo que recogemos entre el polvo acumulado de los siglos de los siglos se ha mezclado con los avances de la ciencia de este mal llamado siglo XXI de la era cristiana.

La respuesta ha estado entre nosotros desde siempre y permítanme demostrarlo recurriendo a ciertos pasajes de un artículo que hemos publicado hace algunos años atrás.

Lamento lo extenso del mismo pero la trascendencia del tema en cuestión me impide recurrir a resumirlo, disculpas aparte. He aquí nuestra humilde opinión: “…el enfoque estaba dirigido a un intento de establecer, “el preciso momento” en que el espíritu se aloja dentro de un niño en el vientre materno, aunque éramos apenas unas pocas personas las que interveníamos en la discusión – en el sentido estricto del término – las posturas asumidas por cada uno diferían sustancialmente unas con otras, no obstante recurrir cada uno a las mismas fuentes informativas para fundamentar su postura.
Confieso de que el tema me atrapó en el sentido de que salí presuroso a buscar elementos adicionales en respaldo de mi teoría, y, al encontrarlos, intenté usarlos rápidamente, como si estuviese jugando una partida de truco, para retrucarle a mi supuesto adversario, y de esta manera, ganarle la partida.
Luego de reunirme con mis amigos y plantearles el tema en cuestión, al escucharles desarrollar sus argumentos, inmediatamente me vino a la mente las palabras proferidas por Sócrates “yo sólo sé que no se nada” mi percepción y mi intelecto me pusieron en la perspectiva de que yo no era más que un mísero gusano pretendiendo escalar una montaña.
Mi amigo Agabo nos dijo: Amigos míos, este es un tema que está situado muy lejos del alcance de nuestro nivel de desarrollo, intentar abordarlo con los elementos que están a nuestra disposición es como pretender alcanzar la luna remontando una cometa.
Hay veces que me parece que estoy observando las investigaciones científicas de tres científicos ciegos que han logrado acceder a distintas partes de un elefante.
El primero de ellos, dedicó años de estudio a la oreja de un elefante que era el único elemento que había encontrado del mismo, y al concluir su teoría dijo solemnemente: “el elefante es como una enorme sábana corrugada”
El segundo discrepó vehementemente, contra ésta, para él, insólita  teoría, había estado también mucho tiempo estudiando una pata de elefante que era lo único que había podido encontrar de tal animal, su veredicto también fue contundente, y dijo:
“el elefante es como el tronco de un árbol”
El tercero, se reía de la ignorancia de sus dos contrincantes, él había estudiado la trompa de un elefante, que era lo único que había podido encontrar, y les dijo con gran autoridad: “el elefante es como una serpiente muy grande”
Cuando le llegó el turno a Shulem él nos dijo que no obstante ser un tema difícil de abordar, no necesariamente nos condenaba a la ignorancia, ocurre con este tema lo mismo que con la lectura del lenguaje de los símbolos, el enigma desaparece cuando aprendemos a observarlo desde la óptica correcta, la principal característica de un símbolo, es de que oculta a la vista del profano, la información que está implícita en su contenido
En el caso de todas las creaciones de Dios, la información que pretendemos alcanzar está inserta en cada una de ellas, como si fuese un sello indeleble e inmodificable, toda la información requerida se encuentra en sí misma y es perfectamente reproducible si se cumple con las condiciones previstas en su preconcepción.
Gabriel nos invita a escuchar lo siguiente;
“Y ahora bien, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;
y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese.
Porque yo, Dios el Señor creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes de que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra.
Pues yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra.
Y yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo; y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire;”
                                                                                              Moisés    3: 5
Continuamos:
…“Y de la tierra, yo, Dios el Señor, hice crecer físicamente todo árbol que es agradable a la vista del hombre; y el hombre podía verlos.
Y también se tornaron almas vivientes.
Porque eran espirituales el día que los creé; pues permanecen en la esfera en que yo, Dios, los creé, sí todas las cosas que preparé para el uso del hombre; y este vio que eran buenas como alimento.”
                                                                                              Moisés   3: 9
Estas escrituras que les he citado tienen como finalidad encontrar bases sustentables sobre las cuales podamos avanzar en nuestro análisis.
La creación de todos los seres vivos que conformarían el hábitat de los hijos de Dios fueron creados primero espiritualmente y luego físicamente, en la creación espiritual de las especies se incluyo algo que es esencial en todo ser creado espiritualmente, y ese algo, es la inteligencia.
Sin el componente esencial de la inteligencia ningún ser puede ser creado espiritualmente ni estaría en condiciones de obedecer un mandato claro y terminante:
“Y yo, Dios, dije: Produzcan abundantemente las aguas seres vivientes que se muevan, y aves que vuelen sobre la tierra en el amplio firmamento del cielo.
Y yo, Dios, hice las grandes ballenas y todo ser viviente que se mueve, según su especie, los cuales las aguas produjeron en abundancia, y toda ave alada, según su especie; y yo, Dios, vi que todas las cosas que había creado eran buenas.   
Y yo, Dios, los bendije, diciendo: Fructificad y multiplicaos, henchid las aguas del mar; y multiplíquense las aves en la tierra.
Y yo, Dios, dije: Produzca la tierra seres vivientes según su especie: el ganado, y lo que se arrastra, y las bestias de la tierra, según su género y fue hecho.
Y yo, Dios, hice las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, según su especie; y yo, Dios, vi que todas estas cosas eran buenas.”             Moisés 2: 20 – 25
Hablemos algo sobre las inteligencias, las inteligencias son gnolaum, es decir, eternas, Dios el Padre las organizó según su esfera y a aquellas grandes que le eran semejantes en potencia, les creó cuerpos espirituales mediante la fusión de los polos masculinos y femeninos del Olimpo, a decir de los griegos, al referirse a Kolob, la mansión de los Dioses.
Leamos:
“También el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.
Toda verdad es independiente para obrar por si misma en aquella esfera en que Dios la ha colocado, así como toda inteligencia; de otra manera, no hay existencia.”
                                                                                  Doctrina y Convenios 93: 29 – 30
Haciendo un breve resumen podemos declarar;
El término inteligencia tiene varios significados, tres de los cuales serían los siguientes:
1 – La luz de la verdad que da luz y vida a todas las cosas del universo.
2 – El vocablo inteligencia también puede referirse a los hijos espirituales de Dios.
3 – En las escrituras también se menciona la inteligencia como el elemento espiritual que existía antes de que fuéramos engendrados como hijos espirituales                                                           Guía de Estudio página 99
De manera que la información genética de cada especie está implícito en cada una de las criaturas creadas por Dios, y sin ese componente no puede haber existencia.
Esta conciencia de género existe en las esferas inferiores, reinos: animal, vegetal, mineral, etc. en forma colectiva, es decir cada especie tiene el componente de inteligencia que le permite transmitir esta información a cada nuevo ser engendrado.
Pero si bien cada nuevo individuo de la especie posee la información necesaria para desarrollarse en su esfera, no tiene conciencia individual de ser, la información es de la especie y a ella retorna una vez cumplido el ciclo vital, algo así como una gota de agua que retorna nuevamente a la fuente que le dio vida.
Este principio, ha llevado a confusión a muchos pensadores de la antigüedad los cuales han sido los fundadores de las grandes religiones del Oriente.
Los Budistas anhelan alcanzar mediante la peregrinación por varias vidas, el estado de santidad que les permita ingresar al Nirvana, donde la conciencia deja de ser un pesado Karma individual, para integrarse en el todo de la deidad.
De manera que cuando se dan las condiciones programadas en la información genética, surge como consecuencia una nueva vida, esta podrá alcanzar su plenitud, puede este proceso truncarse por circunstancias adversas, puede incluso modificarse a través de la ingeniería genética, pero nada de lo que suceda constituye una creación de vida, no debemos confundir creación con modificación, el hombre como inteligencia superior podrá lograr mutaciones de vida, pero la vida sólo la puede dar Dios.
A este principio que regula la multiplicación de las especies, nosotros los humanos la conocemos y designamos, casi sin darnos cuenta de su tremendo significado “ Madre Naturaleza.”
“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aún vuestros cabellos están todos contados.”
                                                                                              Mateo   10: 29 – 30
Ahora hablemos de nosotros, las inteligencias organizadas y engendradas en cuerpos espirituales, como hijos e hijas de Dios.
¿Que es lo que sucede con nosotros?

“He aquí esto constituye el albedrío del hombre y la condenación del hombre; porque claramente le es manifestado lo que existió desde el principio, y no reciben la luz.
Y todo hombre que no recibe la luz está bajo condenación.
Porque el hombre es espíritu. Los elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo;
y cuando están separados, el hombre no puede recibir una plenitud de gozo.
Los elementos son el tabernáculo de Dios, a saber templos; y el templo que fuere profanado, Dios lo destruirá.
La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.”
                                                                       Doctrina y Convenios  93:  31 - 36    
Al desencadenarse el proceso de gestación de una criatura humana, ya sea por la fecundación del óvulo materno mediante la relación de los sexos, o por métodos de manipulación desarrollados por la ciencia, una vez iniciado, para obtener un embrión en cualquier etapa de su formación, se requiere de la inteligencia con la cual fue organizada su especie, de otra manera no puede haber existencia.
Ahora, esta inteligencia no opera en forma colectiva, como en los reinos inferiores, esa inteligencia es individual e indivisible, pertenece a un hijo espiritual de Dios.
Este proceso de gestación, una vez iniciado, puede ser interrumpido, en cualesquiera de sus etapas, mediante el aborto espontáneo o inducido, por maniobras de ocultamiento tirándolo en el inodoro, en la basura, quemándolo, etc. etc.
Puede mantenerse en Vitro, o en cualquier otra forma de conservación, no voy a detenerme a  enumerar las diversas formas de manipulación genética que la ciencia de los humanos a alcanzado a desarrollar o la que pueda desarrollar en el futuro, todo esto que mencionamos puede hacerse y negarlo sería un burdo acto de ignorancia.
Pero lo que no puede hacerse es destruir la vida contenida en embrión humano, el hombre puede interrumpir el proceso en cualquiera de sus etapas, incluso, una vez nacido a la vida puede ser interrumpido su desarrollo, ya sea por mala praxis, por algún tipo de accidente, por malformaciones genéticas, por las hambrunas, la guerra, la contaminación ambiental, etc. etc.
Puede llegar a crecer aprender a caminar, correr, alcanzar la vida adulta o bruscamente morir por causas no esperadas, todo eso puede suceder, pero leamos nuevamente las escrituras :
“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.
Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que haz oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aun vuestros cabellos están todos contados.
Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”
                                                                                                          Mateo 10: 26 – 31
Una de nuestras mayores preocupaciones son las referidas a las expectativas de vida de la humanidad, se han logrado avances sustanciales en cuánto a la calidad de vida que puede alcanzarse con el avance científico y tecnológico, pero en contrapartida, millones de niños nacen para lamentablemente morir, víctimas de la hambruna, las guerras, la radiación, los desastres naturales, enfermedades, plagas, etc. etc.
Estas desigualdades, donde unos viven en medio de la opulencia, y otros, los más, nacen y mueren en condiciones infrahumanas, son el motor que enciende los reclamos, a los gobiernos, los sistemas, las organizaciones, las corporaciones de diverso tipo, a las religiones y por supuesto a Dios.
Hay quienes aducen de que la tierra está superpoblada, que la marginación y la miseria ha de crecer en forma proporcional a la escasez de recursos para abastecerlos a todos, se proponen planificaciones que limiten el crecimiento, uso de anticonceptivos, ligaduras de trompas, esterilizaciones, y toda una gama de recursos lícitos e ilícitos, incluidas las masacres, los genocidios y la destrucción masiva.
Para no desviarme del tema de fondo, pero también para no dejar “colgado” un pronunciamiento obligado sobre estas profundas desigualdades que hoy nos agobian, es que voy a hacer una ligera referencia al apóstol Santiago, sin duda este es un gran tema que debería ser tratado en profundidad, pero no ahora, donde lo que estamos exponiendo, si bien tiene mucho que ver, no hace a la cuestión de fondo que estamos intentando desarrollar.
Leamos a Santiago:  
¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.
Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
He aquí clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.
Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
                                                                                              Santiago  5: 1 – 6
Volvamos ahora a nuestro tema central, todo esta exposición que estamos desarrollando, obedece a que alguien nos ha hecho la siguiente pregunta ¿en qué momento se produce el ingreso del espíritu, al cuerpo que está siendo organizado, ya sea en el vientre materno, en la probeta, o en algún otro método científico de manipulación genética?
La respuesta que voy a formular, es contundente, no se trata de una simple sugerencia o de un ejercicio de especulación teológica o filosófica, es la respuesta que está implícita en el código genético que cada uno de nosotros porta aun sin saberlo.
Sin el espíritu, no es posible la existencia de ningún ser vivo cualquiera sea la etapa de su evolución, la vida no le pertenece a la madre ni al científico, la vida sólo puede provenir de Dios, el cual es el dador de la vida.
Esto es algo muy difícil de comprender y mucho menos de aceptar pero no obstante confío en la capacidad de reflexión de cada uno, veamos lo siguiente:
Podemos alegar, por ejemplo, que nos parece inaceptable el considerar a un espíritu que mora en la presencia de Dios, que acepte participar de una experiencia de gestación que puede ser interrumpida en cualquier momento ya sea, a través de un acto involuntario o por que se ha tomado la decisión de interrumpirlo por razones científicas, económicas, presiones familiares, temores o simplemente por desinterés.
Ahora, sigamos adelante en el razonamiento, ¿que es lo que pueda ocurrir? lo que puede ocurrir es que por las razones expuestas o por cualquier otra que se nos venga en mente, se decida interrumpir el proceso, eso es lo único que puede ocurrir.
Si se interrumpe el proceso, ¿que es lo que realmente sucede? el proceso sin duda puede interrumpirse a voluntad del hombre, pero no puede destruirlo, sólo puede interrumpirlo, como se puede interrumpir una vida mediante una ejecución, por ejemplo.
La existencia humana es la existencia de los hijos de Dios, el proceso interrumpido por la razón que sea, puede ser retomado nuevamente una vez en que se cuenten con los medios que el Padre de todas las ciencias ha previsto, y cuando eso suceda, esa existencia provista de inteligencia y espíritu, continuará su evolución hasta alcanzar la medida de su creación.
El hombre no tiene posibilidad alguna de destruir la vida, puede alterar, interrumpir, detener, aun la puede adulterar o manipular, pero no la puede destruir, las consecuencias de la acción del hombre no logran destruir el plan de Dios, sólo puede distorsionarlo, hasta que llegue el momento oportuno en el cual la ciencia del Creador corregirá esas alteraciones y recuperará todas las cualidades de la especie.
De manera que aunque nos encontremos ante una célula, un embrión, un feto incompleto, una malformación genética, un discapacitado física o mentalmente impedido, nada escapa a los ojos de Dios, ese espíritu impedido de lograr su plenitud tiene la certeza, de que a su debido momento, su Creador corregirá toda alteración, y restaurará su perfecta forma.

Recordemos de que hablamos en términos de eternidad, el tiempo carece en absoluto de importancia, nosotros los que vivimos al ritmo que marcan las horas, no cuesta entender la eternidad, como nos cuesta entender que nada se pierde, que se transforma por variadas razones pero que conserva latente la información necesaria que hace posible su restauración.
No creo necesario extenderme mas en la consideración de este asunto, lo que correspondería agregar, son las consecuencias en las que incurren todos aquellos que de una manera u otra han tomado la decisión de interrumpir una vida.
No siempre la decisión de interrumpir un proceso de gestación es un acto pecaminoso, una acción de carácter delictivo o una desviación a las normas divinas, existen circunstancias muy particulares que deben ser debidamente consideradas, cuando peligra la vida de una madre, cuando se constatan malformaciones o daños a los cuales la ciencia no puede resolver, entiendo de que es válida la interrupción.
Una interrupción que no significa decidir sobre la vida o la muerte, eso claramente nos está impedido de realizar, aunque quisiéramos hacerlo, lo que yo diría estando en un momento en que debo tomar una decisión semejante, es lo siguiente:
Amado Padre que estás en los cielos, permíteme dejar en tus manos esta interrupción que las circunstancias adversas me obligan a realizar, encomendándote Señor que en su debido tiempo, cuando tú lo estimes conveniente, permitas que puedan ser superadas las actuales dificultades y retome su desarrollo hasta alcanzar su perfecto estado.
 Hay incontables situaciones a las cuales solo podemos dejar en las manos de Dios, y  no se nos es permitido juzgar, cuando hay un aborto, un suicidio, cuando nos enteramos de que la ciencia incursiona en el campo de la ingeniería genética, cuando oímos hablar de clonar y reconstruir vidas, recordemos de que la gloria de Dios es la inteligencia y que ningún hombre podrá salvarse en la ignorancia.
Hugo W Arostegui