Cuando nos ponemos a escribir, lo hacemos impulsados por
una fuerza interior a la cual es imposible reprimir, uno puede intentar darle
largas al asunto, alejarse de la computadora, salir a caminar, escuchar música,
etc. pero los sentimientos se van llenando de ideas, y las ideas conmocionan al
pensamiento, y el sentir y el pensar se vuelven alas, y éstas, al aletear , ya
no es posible contenerlas, todo se convierte en acción, y la acción le da vida
a la expresión creativa, y esta se plasma en la escritura.
A medida en que ordenamos las ideas, éstas van bosquejando
las acciones que se convertirán en vivencias, en el gran escenario donde se
exhibirán los hechos, el texto de nuestro tema, el verdadero motivo de nuestra
inquietud creadora.
Y cuando nos expresamos: ¿que decimos? sin duda
respondemos a las interrogantes que aguijonean nuestro intelecto, interrogantes
que nacen y crecen a medida en que somos invadidos por las frases hechas, las
conocidas como, “lectura de masas” creadas por los “formadores de opinión”
aquellos autoproclamados “iluminados” que intentan darnos la información
recubierta por el “condón” protector que impida que nos expongamos a la
contaminación proveniente de la realidad pura y simple.
Cuántas imágenes son creadas por los “vendedores de
ilusión” los que se abastecen en el mercado de la apariencia y vierten sus
impresiones a un público ansioso por incursionar por los caminos tapizados de
fantasías, recreados por la ausencia de compromisos y seducidos por la
constante evasión.
La realidad, el hecho en sí mismo, sólo es considerado
como tal, cuando se lo prepara para “ser presentado” al resto de la sociedad,
sin la puesta en escena adecuada, sin la divulgación oficial de los medios de
difusión, el hecho no existe como tal, los acontecimientos que “observamos” son
puestos ante nuestros ojos, previamente maquillados, estéticamente ajustados a
determinados padrones de “conducta
colectiva” el hecho, lo que verdaderamente ha ocurrido, sólo es considerado
como “materia prima” la cual debe ser “procesada” adecuadamente antes de
convertirse en noticia.
Estos días pasados he podido recoger un pensamiento, el
cual rescato, aunque ignoro la identidad de su autor, que dice lo siguiente:
(*) “Nuestra era prefiere:
La imagen
a la cosa
La
copia al original
La
representación a la realidad
La apariencia al ser. ”
(*) Comunicación y poder. Exposición del Prof.Antrop.
Fernando Acevedo
Nos estamos convirtiendo en observadores desde la platea,
nos hemos acostumbrado a que los especialistas nos monten el espectáculo y que
nos suministren la dosis diaria de sensaciones, somos especto-dependientes, nos
cubrimos de profilácticos, tememos el encuentro con lo real y objetivo como a
la propia muerte.
Un mundo de solitarios, marionetas enmascaradas,
mimetizadas en la multitud.
La vida es aquí, ahora y conmigo, cualquier otra forma de
existencia es simplemente vegetar.
Hugo
W. Arostegui
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