Estos días pasados hemos sido testigos de algunos
desastres climáticos que han golpeado fuertemente en nuestra región, en algunos
casos como el ocurrido en la ciudad de Dolores, dpto. de Soriano, Uruguay,
donde un tornado, algo inusual para este país, destruyó casi totalmente toda la
infraestructura de esta ciudad donde afortunadamente no hubo que lamentar la
pérdida de vidas humanas.
También han ocurrido precipitaciones muy copiosas
que han superado largamente las previsiones para esta época del año y muchas
poblaciones del interior, incluyendo
grupos urbanos y zonas rurales que han quedado prácticamente aisladas del resto
del país con la pérdida total o parcial de la totalidad de sus pertenencias,
situación que aún persiste y que ha causado enormes daños en hogares,
plantaciones, caminería, etc.
Cabe agregar el terremoto de Ecuador con su
terrible saldo de muertes y heridos y la situación en las provincias argentinas
de Corrientes y Entre Ríos, situaciones éstas que nos han sacudido por sus repercusiones
en la economía y por la pérdida de bienes en las poblaciones más carenciadas
que han sido impedidas de regresar a sus hogares por las persistentes lluvias y
el mal estado de sus caminos.
Es en estas situaciones límites en las que surge espontáneamente
el enorme sentido de la solidaridad del resto de la sociedad la cual ha
respondido con premura a los pedidos de ayuda recibidos brindándose con su
tradicional generosidad en gestos dignos de ser destacados.
La solidaridad es
el apoyo o la adhesión circunstancial a una
causa o al interés de otros, por ejemplo, en situaciones difíciles. La
palabra solidaridad es de origen latín “solidus” que
significa “solidario”.
Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir
un fin común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros
tanto lo material como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una
colaboración mutua entre las personas.
En este sentido, se puede citar como ejemplo a La Cruz Roja como símbolo
de solidaridad, ya que es una organización imparcial con una misión humanitaria
basada en el principio de solidaridad que consiste en proteger la vida y
dignidad de las víctimas de guerra y de violencia, así como prestarle
asistencia.
La solidaridad es
sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que
cuando persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y
más digno.
La solidaridad es un valor por excelencia que se caracteriza por la
colaboración mutua que existe entre los individuos, lo que sin duda permite
lograr la superación de los más terribles desastres, como guerras, pestes,
enfermedades, entre otros, aplicarlo también con nuestros familiares, amigos
y/o conocidos que se encuentren en situaciones difíciles y con la ayuda
recibida permita salir adelante y mejorar en cierto modo la situación.
La solidaridad entre los seres vivos permite resistir las adversidades
que se presenta a lo largo de la vida. La persona solidaria no duda en
colaborar y apoyar a todos aquellos individuos que se encuentran en situaciones
desfavorecidas, lo que permite distinguirse de las personas indiferentes,
egoístas ante sus compañeros.
Es importante fomentar la solidaridad desde la
infancia ya que puede ser vista como la base de otros valores humanos que logra
desarrollar valiosas relaciones de amistad, familiares y/o sociales basadas en
la ayuda, apoyo, respeto y tolerancia.
Hugo W Arostegui
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