Diariamente solemos encontrar en
nuestros muros ideas y opiniones provenientes de sectores de la llamada “opinión
pública” que nos llegan impregnados por cierto “condicionamiento social” fruto
de la enorme influencia que ejercen “los comunicadores” que responden a los
intereses de determinados grupos de poder y que han demostrado en los hechos
que han logrado tal alto grado de “profesionalismo” que les ha convertido en
muy influyentes “formadores de Opinión”.
Existe una marcada tendencia,
consecuencia del aceleramiento de “nuestros ritmos de vida” a la búsqueda de
caminos alternativos, como bien pueden ser los opinólogos de turno, que puedan,
con sus sesudos comentarios, darnos una acabada información acerca de asuntos
que por su “resonancia mediática” conmueven a la opinión pública y son objeto
de un “acaparamiento” de la atención general de todos aquellos que de una
manera u otra participan del día a día de las denominadas “redes sociales”.
Desarrollar lo que se denomina “un
pensamiento crítico” requiere mucho trabajo e interés en buscar la mejor
información posible, claro, esto conlleva un gran esfuerzo investigativo y la
dedicación de algo que para todos nos resulta “imprescindible” vale decir: disponer
de tiempo, cosa, que por su escasa disponibilidad, hace necesario que “alguien
o algunos” se tomen este trabajo a su cargo y nos brinden la información
requerida en tiempo y forma y, sobre todo, digerible a las apetencias de
nuestra postura social.
Lo ideal sería que entendiéramos que
nuestra opinión es indelegable, dejar
esta tarea en manos de terceros sería más comprometedor que la emisión de “cheques
en blanco” seguramente, antes de que lo podamos advertir, estaremos en la mayor
bancarrota intelectual.
Bueno es que tengamos en cuenta la
opinión de “otras voces” acerca de lo que exponemos en este artículo como un
medio de ayuda en situaciones similares.
El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar,
entender o evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que
pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o
afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.
Se define, desde un punto de vista
práctico, como el proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para
llegar de forma efectiva, a la postura más razonable y justificada sobre un
tema.
El desarrollo del pensamiento
crítico, estrechamente ligado a la expansión de conocimiento, requiere de los
siguientes tres factores:
·
Tendencia a los pensamientos críticos.
·
Acceso a contenidos críticos.
·
Entornos para practicar el conocimiento crítico (en
sus dos tipos, conocimiento en sí y conocimiento como instrumento para
contribuir a la mejora de la vida).
Ser capaz de utilizar un pensamiento
crítico significa que no se acepte la opinión de la sociedad, teniendo así
ideas individuales, se conocen los argumentos a favor y en contra y se toma una
decisión propia respecto a lo que se considere verdadero o falso, aceptable o
inaceptable, deseable o indeseable.
Este pensamiento también es un
pensamiento objetivo, basado en el compromiso de las propias ideas según su
entorno como creencias individuales. Lo crítico enfrenta y evalúa los
prejuicios sociales constantemente.
Tener un pensamiento crítico no
significa llevar la contraria a todo el mundo o no estar de acuerdo con nadie,
pues eso tampoco sería un pensamiento crítico, sino sólo un modo simple de
pensar que se limita a contrariar lo que piensen los demás. Por lo tanto un
pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido, exigente. Además de tener
una postura libre y abierta, por ello un pensador crítico comienza a destacarse
en su medio y a ser reconocido por sus aportaciones, pero todo se conforma a lo
largo del tiempo con una debida experiencia.
El pensamiento crítico es una
habilidad que todo ser humano debe desarrollar ya que tiene cualidades muy
específicas y que nos ayudan a resolver problemas de una mejor manera, nos hace
más analíticos, nos ayuda a saber clasificar la información en viable y no
viable, nos hace más curiosos, querer saber e investigar más acerca de temas de
interés. Cuando se desarrollan este tipo de habilidades, también se desarrollan
muchas otras capacidades del cerebro como la creatividad, la intuición, la
razón y la lógica, entre otras.
Pensar críticamente implica dominar
dichos estándares. De acuerdo a esto, la meta final de todo pensamiento crítico
es que éste pueda ser lo suficientemente sólido como para sostenerse por sí
mismo en cualquier contexto, siempre y cuando mantenga su relación con el
fenómeno implicado.
Hugo W. Arostegui
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