Las distintas alternativas que nos deparan los caminos que
transitamos constituyen la esencia de lo que solemos denominar “nuestra vida”
lo que equivale a decir: “Yo Soy” “Yo permanezco” en la medida en que comparto “En los mundos que me rodean” el acumulado de
instantes vivenciados, mucho antes de
que éstos, los instantes transcurridos, decanten en la sedimentación que ha de transformarse en tiempo pasado.
Me costó muchos años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?
No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno.
Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.
Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas “no puedo ni en broma” porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes…”
La Vida Es El Arte Del Encuentro: Facundo Cabral
Damos gracias a la vida por acogernos en su seno tal cual lo expresaba Rene Descartes cuando manifestó “pienso luego existo” es decir, existo en la misma medida en que me expreso, en la forma en que soy capaz de sentir la esencialidad de mi ser, decimos que el hombre para alcanzar su plenitud debe pensarse a sí mismo en empatía con sus semejantes, ampliando este concepto de semejanza a todo el universo de su entorno, ser capaces de comprender que la existencia es una analogía que nos incluye a todos sin excepciones.
Emito estas señales y las dejo fluir libremente, en ellas me identifico con todos y cada uno, tal como si fuesen el contenido de un recipiente que el náufrago arroja al mar en la esperanza de que “alguien” en la multitud las perciba y las comparta.
Hugo W. Arostegui
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