Para detenernos a
hablar sobre los sentimientos que nos embargan cuando percibimos como
insuficiente todo lo que hemos logrado hasta el presente, pienso que resulta
algo inevitable, el hecho de que nos hagamos una retrospectiva y nos detengamos
a evaluar sobre cuáles creemos que han sido las oportunidades que se nos han
presentado y que por acción u omisión de nuestra parte no las hemos aprovechado
en la forma adecuada.
Deberemos, además,
considerar si la Insastifacción que nos inquieta y que tanto nos agobia
proviene de algo que nos atañe como actores remisos u omisos en alguna
actividad determinada o si la misma es una consecuencia de algo que atribuimos a
logros alcanzados por aquellos que conforman el círculo de probables
competidores en contra de nuestras aspiraciones.
Siempre existe en el
individuo la necesidad de encontrar los medios válidos que le permitan
desarrollar al máximo posible sus posibilidades de superación, eso es una parte
integral de nuestra condición humana y está muy bien que así sea, mejor será
cuando descubramos que cuando compartimos estos desafíos con aquellos que son
parte de los que podríamos considerar “la competencia” mejoraremos sustancialmente nuestras propias expectativas.
La insatisfacción es un sentimiento que aparece cuando
las cosas que tenemos o que hemos conseguido no nos parecen suficientes o no
cubren por sí mismas nuestras expectativas. Todas las personas sufrimos de
alguna u otra manera de un sentimiento de insatisfacción ‘sana’, que nos ayuda
a seguir buscando, a intentar ser mejores cada vez, y a progresar en nuestra
jerarquía de prioridades, en busca de la autorrealización. Por lo tanto, desde
esta perspectiva, la insatisfacción es una emoción buena y necesaria, que nos
impulsa hacia el crecimiento personal.
Sin embargo, algunas
personas, lejos de manifestar un sentimiento de insatisfacción concreto
suscitado por un determinado suceso, algo natural que todos hemos experimentado
en alguna ocasión, presentan unos elevados niveles de insatisfacción
crónica, que se mantienen en diferentes momentos de su vida,
interfiriendo de manera significativa en todos los aspectos de la misma.
La causa más frecuente
de la insatisfacción crónica son los problemas del estado de ánimo, como el
trastorno depresivo; pero puede existir una insatisfacción crónica sin
presencia de depresión en aquellos casos en los que la persona no se siente
realizada, o considera que lo que ocurre en su vida no persigue ningún objetivo
concreto, bien porque ella misma no acierte a establecerlo, o bien porque otras
personas o circunstancias le impidan conseguirlo. En el primer caso, la
insatisfacción cursa con elevados niveles de frustración, tristeza y apatía,
mientras que, en el segundo caso, es la ira quien coge de
la mano a la insatisfacción para hacerle la ‘tarea’ más complicada a quien la
padece.
Finalmente, existen personas para quienes la insatisfacción no
está siempre presente, sino que aparece poco tiempo después de haber conseguido
su objetivo. Este hecho, que podría parecer contradictorio, suele ocurrir en
personas que tienen un pronunciado rasgo de búsqueda de sensaciones y que, por
lo tanto, rápidamente se 'cansan' de sus logros, y pierden interés por ellos.
También ocurre en aquellos casos en los que las metas han sido demasiado
fáciles de conseguir por lo que, una vez alcanzadas, pierden interés.
Hugo W Arostegui
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