miércoles, 9 de octubre de 2019

Torpezas


La torpeza podría definirse como un momento de distracción, en el que, consciente o inconscientemente, se interrumpe la conexión entre los músculos y el cerebro. 

Por ello el perfil de persona patosa suele asociarse a la gente distraída, que a menudo se encuentra ensimismada, soñando despiertos; no siendo conscientes del momento presente.

Entonces, si alguien nace torpe, ¿será igual de torpe el resto de su vida?

 No tiene por qué.

Existen ejercicios que entrenan al cerebro disminuyendo el estrés, las distracciones y la ansiedad, ayudando a establecer una mejor conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, para adaptarse mejor a cada situación. 

De igual manera, se puede ejercitar la coordinación visual y manual para progresar en la velocidad de reacción.

En definitiva, ser torpe significa tener dificultad para adaptarnos a una situación determinada. A veces esto lleva a pasar por más de un mal rato, ya que tenemos mayor probabilidad de sufrir un accidente o hacernos daño. 

Pero la mayoría de las veces, las consecuencias no son mucho más graves que hacer un poco el ridículo. 

Además, no todo son desventajas. 

En dosis apropiadas, la torpeza engendra ternura, como cuando vemos a una cría de oso panda incapaz de dar dos pasos sin tropezarse. 

Así que la próxima vez que te caigas al suelo por tener la cabeza en las nubes, no te preocupes; seguro que alguien te encontrará adorablemente torpe. 
¿Por qué soy tan torpe? ¿Existe alguna cura para la torpeza?

Todos tenemos un amigo que no para de tropezarse por la calle, que derrama la taza de café cada dos por tres, o al que siempre se le cae el bolígrafo en clase…

Y es que, aunque nosotros también suframos algún que otro momento de torpeza a lo largo del día, es curioso ver cómo ciertas personas parecen tener esa “habilidad” para ser extremadamente patosas. 

Las meteduras de pata ajenas a menudo suelen provocar ataques de risa. 

Sin embargo, la situación deja de tener su gracia cuando somos nosotros ese amigo con las manos de mantequilla. 

Y algunos días en especial nos sentimos como la carne molida.....solo para tortas sirve.

La autoestima, un elemento clave en la torpeza.

A nadie le gusta describirse a sí mismo como “torpe” (del latín turpis: falto de habilidad o con poca destreza), pero hay veces en las que las acciones hablan por sí solas, y son éstas las que acaban por definirnos. 

Los psicólogos aseguran que la falta de seguridad y autoestima nos lleva a precipitarnos en nuestros movimientos, provocando por ejemplo una caída o un leve titubeo al hablar. 

Inevitablemente, aquello que nos rodea nos somete a una presión a la que nos cuesta hacer frente en mayor o menor medida. 

Cuando además sumamos el conocido sentido del ridículo a la ecuación, el resultado es la poca capacidad de la persona para actuar con naturalidad y superar con éxito cualquier tarea.

Es decir, el miedo a fallar, a ser juzgados por los demás, se convierte en un verdadero impedimento a la hora de llevar a cabo una decisión. 

Pero esta vergüenza tan conocida por todos existe precisamente porque hay alguien que nos está observando, un espectador que por lo tanto nos está “poniendo a prueba”. 

Si nadie hubiera sido testigo cuando se te cayó el plato de sopa al suelo, no te hubieras sentido tan mal. 

En cambio, como esto sucedió en el restaurante que estaba abarrotado de gente, por un instante deseaste que la tierra te tragase.

Es natural sentir esa presión social, ese miedo a equivocarnos, puesto que hemos crecido siguiendo un modelo de conducta que nos incita a ser perfectos, o dicho de otra manera, a hacer las cosas lo mejor posible. 

Por eso lo imperfecto se traduce en fallos, en no estar capacitado para algo o no ser aceptado por alguien. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que la aceptación y reconocimiento en la sociedad constituyen una necesidad casi vital. 

Las causas de la torpeza

Debemos distinguir las causas por las que puede producirse una torpeza, ya que no todas presentan el mismo nivel de gravedad. Tras haber padecido una enfermedad del sistema nervioso o sufrido un accidente, la actividad motora de nuestro cuerpo puede verse afectada. 

Por otro lado, ciertas conductas que incluyen movimientos repetitivos, como teclear continuamente en el ordenador, están asociadas a un adormecimiento y dolor de las manos (lo que se conoce como síndrome del túnel carpiano), que pueden dificultar acciones tan simples como sostener un lápiz, abotonarnos una camisa…

Pero alejándonos de los síntomas provocados por una patología, nos preguntamos: ¿por qué ciertas personas son tan torpes? La respuesta es de lo más sencilla; porque nacieron así.

Según un estudio de la Universidad de Delaware en el que se realizaron pruebas para medir la velocidad de reacción y la percepción visual, sonora y táctil de diferentes atletas, se descubrió que aquellos que presentaban problemas de coordinación tenían una mayor tendencia a sufrir lesiones al realizar un actividad física que aquellos atletas con una velocidad de reacción y coordinación más desarrolladas. 

La torpeza podría definirse como un momento de distracción, en el que, consciente o inconscientemente, se interrumpe la conexión entre los músculos y el cerebro. 

Por ello el perfil de persona patosa suele asociarse a la gente distraída, que a menudo se encuentra ensimismada, soñando despiertos; no siendo conscientes del momento presente.

Entonces, si alguien nace torpe, ¿será igual de torpe el resto de su vida?

 No tiene por qué.

Existen ejercicios que entrenan al cerebro disminuyendo el estrés, las distracciones y la ansiedad, ayudando a establecer una mejor conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, para adaptarse mejor a cada situación. 

De igual manera, se puede ejercitar la coordinación visual y manual para progresar en la velocidad de reacción.

En definitiva, ser torpe significa tener dificultad para adaptarnos a una situación determinada. A veces esto lleva a pasar por más de un mal rato, ya que tenemos mayor probabilidad de sufrir un accidente o hacernos daño. 

Pero la mayoría de las veces, las consecuencias no son mucho más graves que hacer un poco el ridículo. 

Además, no todo son desventajas. 

En dosis apropiadas, la torpeza engendra ternura, como cuando vemos a una cría de oso panda incapaz de dar dos pasos sin tropezarse. 

Así que la próxima vez que te caigas al suelo por tener la cabeza en las nubes, no te preocupes; seguro que alguien te encontrará adorablemente torpe. 


Los Obstáculos


La superación puede ser entendida como el vencimiento de un obstáculo o dificultad, o también como la mejora que haya tenido lugar en la actividad que cada persona desarrolla, esto en cuanto a lo profesional y metiéndonos más en el plano personal, la superación, también, es la mejora que una persona puede experimentar en sus cualidades personales.

Como se puede vislumbrar a través de las definiciones, la superación es una parte de la vida interna de un ser humano que tiene que ver con aquellas situaciones o cuestiones que este vaya sorteando, para bien claro está, en lo que respecta a sus aspiraciones, o las metas que se haya propuesto en la vida.

Muchas veces se entiende o se concibe a las cosas materiales como la superación a la cual puede llegar una persona; sin embargo, los que crean esto incurren en un error de interpretación, ya que las buenas rachas económicas, que permiten que se cambie de auto por un modelo un poco mejor, de casa, por una más grande, sólo se deberán a las buenas estrategias o los planes que una persona haya trazado en su negocio y que luego al tiempo dieron excelentes resultados que se traducen en todas estas cosas materiales que les comentaba. Vale destacar que el concepto de superación discurre en muchas ocasiones sobre fenómenos que no son materiales; así, uno de los ejemplos históricos que se refieren al tema tienen que ver con la independencia de la India, la caída del muro de Berlín en Alemania o con el fin del apartheid en Sudáfrica, casos en los cuales grandes barreras en la historia de una nación han sido vencidas en virtud de la superación.

Asimismo, decíamos más arriba, que la superación también es vencer un obstáculo, en este caso, por ejemplo, podríamos ubicar a aquellas personas que a pesar de observar una discapacidad física no se quedan en su casa sentados en una silla de ruedas, sino que por el contrario, siguen su vida, a pesar de este obstáculo que es la falta de movilidad y lo superan estudiando, recibiéndose y luego peleando por un lugar laboral. En este aspecto, la superación consiste en la capacidad de explotar todo el potencial de una persona, que suele en ocasiones verse limitados por prejuicios y obstáculos psicosociales. Así, el mayor acceso de las personas con capacidades diferentes a los ámbitos académicos y laborales representa uno de los mejores ejemplos de superación que pueden describirse en la actualidad. Se reconoce que la legislación vigente ha favorecido esta posibilidad, lo que no reduce méritos a la excelente tarea de los individuos afectados y su gran crecimiento en la esfera del trabajo, la educación y el desempeño físico, social, afectivo y cultural.

Tanto en este último caso que utilizamos como ejemplo, como en aquellos en los cuales no hay una deficiencia física, pero sí tal vez emocional que necesita una superación, las mejores aliadas con las que cuenta una persona a la hora de superarlas son la fuerza de voluntad, la constancia y la obstinación (bien entendida, claro está). Deben diferenciarse estos verdaderos motores de la superación del fácil error de utilizar sustancias estimulantes, ya que el camino final que estos productos inducen no sólo no conlleva a lograr una definitiva y reconocida superación, sino que, por el contrario, da lugar a verdaderas calamidades en la vida de quienes recurren a ellas como atajo. Como hemos mencionado, en forma independiente de las ideas y del nivel cultural, sólo la perseverancia, la voluntad y la confianza son las herramientas óptimas para que la superación se convierta en una ruta para mejorar la vida de las personas.



Congruentes


Del vocablo latino “congruens”, congruencia significa convenir, estar de acuerdo, tener coherencia entre dos elementos o cosas, ser lógico u oportuno.

Se empleó en principio en el ámbito religioso para designar a la gracia divina que sin destruir la libertad humana, obra sobre la persona. 

Luego fue extendida al plano de la matemática, para establecer que dos números enteros al ser divididos por el mismo número natural (m) poseen idéntico resto, o que dos expresiones algebraicas aparentemente distintas, tienen igual resultado
.
En este sentido coherencia significa igualdad, que se representa por tres rayas horizontales colocadas entre los dos números o expresiones algebraicas, y que puede aplicarse también a las figuras geométricas. Dos ángulos de igual medida son congruentes. 

Dos triángulos son congruentes si poseen los mismos ángulos, y las medidas de sus lados son iguales.

Solemos decir que una persona actúa con congruencia, que es congruente por caso, cuando obra en orden a los planes que se ha trazado oportunamente y que la llevarán a obtener el fin propuesto. Esto es lo mismo a decir que esa persona actúa en forma lógica. Es mucho más común escuchar hablar en términos de actuación lógica que en congruencia, aunque claro, es correcto si se expresa de esta última manera.

Un texto, un enunciado, una frase y otras formas escritas también pueden volverse congruentes entre sí si buscan y logran expresar las mismas ideas o sentimientos. Cuando se pierde esa congruencia a veces las formas de expresión se vuelven desordenadas, inentendibles y contradictorias ya que no siguen una línea o pensamiento general.

En las expresiones comunicacionales también se utiliza el término congruencia, para hacer referencia a aquellas ideas y pensamientos que guardan relación entre sí sin contradicciones.
En psicología, congruencia es armonía entre nuestras emociones, pensamientos y conducta. 

Somos congruentes cuando tenemos conciencia de que actuamos lo que sentimos y pensamos. Para ello es necesario saber cuál es nuestra identidad, cuáles son los aspectos que aún no tenemos bajo control, cuál es nuestra autonomía e independencia.

La congruencia no se obtiene de un momento para otro, se desarrolla desde la infancia hacia la adultez en un proceso de crecimiento donde se deja la dependencia e irresponsabilidad, para caminar hacia la independencia y responsabilidad; se reemplaza el respaldo externo por el propio respaldo caminando hacia la madurez intelectual, emocional y espiritual que se refleja en congruencia.

Una persona de actuación congruente es aquella que obra en vistas a la consecución de los fines que se ha propuesto, o sea, en forma lógica. Un ser humano de pensamiento congruente es aquel que elabora ideas coherentes, ordenadas y sistematizadas lógicamente.



Disipemos


La Real Academia Española da como definición de la primera acepción etimológica “esparcir o desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo”. Por su parte, derivado de  la etimología de poner en fuga, dilapidar y aniquilar, proviene la definición de: “desperdiciar, malgastar la hacienda u otra cosa”. De allí, también, proviene el concepto de quienes se dice que tienen una vida disipada o también desenfrenada, porque han dilapidado o están dilapidando sus bienes y dinero.
Como verbo pronominal significa “evaporarse, resolverse en vapores” y “dicho de una cosa, como un sueño, una sospecha, etc.: desvanecerse, quedarse en nada”.
Ejemplos de uso y frases

“Luego de una intensa neblina en toda la zona, la salida del sol ha conseguido disiparla totalmente”. Se refiere en este caso a esparcir la bruma.

“Siempre ha tenido miedo a quedarse solo, sin embargo ahora que nadie más lo acompaña su temor se ha disipado, dejando lugar a la paz y la tranquilidad”. Aquí, se aplica refiriéndose a un miedo que se desvanece. El verbo está conjugado.

“Desde que ha heredado toda la fortuna de sus padres, no hace otra cosa que disiparla en juegos y fiestas”. En este ejemplo, se usa con el sentido de malgastar y derrochar.

Existe un viejo proverbio que es para tener en cuenta y dice así:

Y nuestro sendero debe ser constante y sin pausas, un sabio proverbio árabe dice:
"Si te detienes cada vez que un perro ladra nunca terminarás tu camino".

Hay que hacer oídos sordos a los que mal hablen de nosotros, si ellos pierden su tiempo, ganemos el nuestro sabiamente.


martes, 8 de octubre de 2019

Calamidades

Un Desastre es un hecho natural o provocado por el ser humano que afecta negativamente a la vida, al sustento o a la industria y desemboca con frecuencia en cambios permanentes en las sociedades humanas, en los ecosistemas y en el medio ambiente. ...


La palabra calamidad también se utiliza para describir a una persona o individuo incompetente, torpe e incapaz que nada le sale bien y le ocurren todo tipo de desgracias o con mala suerte. También al mencionar esta palabra es para hacer énfasis que algo es de mala calidad, y que provoca mala impresión ante la vista, o sea algo que no está bien hecho.

Otro uso muy particular, es para referirse a una calamidad doméstica, dicha palabra describe, en el ámbito laboral un acontecimiento severo familiar o en el hogar y afecta el común desarrollo de las ocupaciones y labores de una persona en su trabajo, estos podrían ser una enfermedad, fallecimiento de algún familiar o amigo, o lesiones graves; por lo tanto el jefe de dicha entidad u organización se verá en la situación de conceder al empleado que padece tal calamidad la oportunidad de resolver este acontecimiento suscitado.

Independientemente de cuál sea su factor desencadenante, siempre, la calamidad provocará pérdidas humanas y materiales a gran escala, difíciles estas últimas de resolver a la brevedad porque demandan dinero e infraestructura para devolver al lugar afectad su estado normal.

Frases sobre calamidad:

La felicidad es una mentira cuya búsqueda causa todas las calamidades de la vida.
Frases de Gustave Flaubert

Escribo acerca de los dilemas privados que se han convertido en calamidades públicas.
Frases de Arthur Miller

Los Puntos Negros


Hoy quiero invitarles a una reflexión con una historia de las que circula por internet y que es anónima, pero está llena de verdad

Un día, un profesor entra a la clase y le dice a los alumnos que se preparen para una prueba sorpresa. Todos se pusieron nerviosos mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta que él explicara en qué consistía la prueba.

-Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que las dieran vuelta y miraran el contenido. Para sorpresa de todos, era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo: ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.

Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en el frente del escritorio y comenzó a leer las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.
Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

– Este examen no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro.

Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.

La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor, siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por nuestra familia, por los amigos que nos apoyan, por el empleo que nos da el sustento, por los milagros que nos suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, o la decepción con un amigo.

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente en todo momento. Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada momento y SÉ FELIZ. 


Cuando La Mente Crea

 Reflexionando sobre lo que se desarrolla a nuestro alrededor llegaremos a la conclusión de que todo lo que consideramos “externo” no lo es tanto. 

Cambiar las circunstancias de la vida pasa por cambiarnos a nosotros mismos porque todo cambio auténtico se procesa de dentro afuera, y no al contrario.  Cada uno podríamos encontrarnos de algún modo dentro de las circunstancias que vivimos, en ellas debemos mirarnos porque somos nosotros mismos.

La vida de cada cual es el resultado de su forma de pensar por lo que modificando nuestros pensamientos nuestra vida cambiaría.

 Sin embargo esta modificación no es tan sencilla como pudiera entenderse superficialmente. La fuente de la auténtica creación mental se encuentra dentro del ser humano pero no es la mente común y cotidiana.

El único medio que nos permite crear a voluntad y modificar circunstancias  es la mente consciente.

Cambiar simplemente un pensamiento por otro, repetirnos una y otra vez las llamadas “afirmaciones positivas”, puede servirnos para generar estados más deseables, pero pasajeros;   a la larga  no produce el resultado deseado. 

Llegar a establecer la mente consciente pasa por cambiar nuestra forma de pensar para que los pensamientos cambien.

Mientras sigamos pensando como siempre lo hemos hecho, con las mismas creencias, conceptos y prejuicios, reaccionando mentalmente de la misma forma ante los mismos estímulos, la transformación no tendrá lugar. 

Sólo se producirá un cambio efectivo en nuestros pensamientos cuando estos sean el resultado de una mente nueva.

Se trata de tomar conciencia la actividad que nuestra mente desarrolla. Pensamos continuamente, pero muy pocas veces somos conscientes de que pensamos y por qué lo pensamos.

Es el medio de transformar la mecanicidad y los hábitos de pensamiento en reacciones conscientes y se lleva a cabo a través de la auto observación. Requiere adoptar una actitud interior de “observar” sin reprimir y sin dejarnos arrastrar por lo observado, es decir, sin reaccionar.

Dominar el diálogo interno. Modificando conscientemente nuestros diálogos interiores se puede transformar la realidad, eliminar la mecanicidad en la forma de pensar.
  
El control del que hablamos no es represión ni imposición, sino la consecuencia normal que surge cuando los procesos mentales se van desarrollando a la luz de la conciencia.

El diálogo interior tiene “protagonistas” que vamos descubriendo, comprendiendo, y transformando.

El diálogo interno es producto de  múltiples voces interiores que protagonizan diversas historias y tienen diferentes intereses y objetivos. Son los habitantes de nuestro mundo interior que tienen la capacidad de plasmarse y hacerse visibles atrayendo las circunstancias que vivimos, el tipo de relaciones que mantenemos, conformando nuestro entorno.

Aprender a Visualizar En cada instante del día, recorren por nuestra mente como pequeños ratoncitos, infinidad de pensamientos de todos los “tamaños”, “colores” y en todas las velocidades y direcciones.

Los pensamientos son energías creativas poderosas, que cada vez que pasan por el pensamiento, ya sean ideas, recuerdos, palabras, razones, etc., es como si se regaran pequeñas semillas en el terreno de nuestra mente que pueden germinar en nuestra realidad, si les damos las condiciones para que crezcan. ¿Y cómo es que crecen estas semillitas? Con nuestra atención.

Es cuando prestamos atención a alguna de estas “semillas” o pensamientos y lo mantenemos visualizándolo en nuestro lóbulo frontal y la semilla empieza a crecer, a germinar, a concentrar energía. Y si lo mantenemos visualizándolo el tiempo suficiente, este se convertirá “en realidad”
La mente que normalmente utilizamos nos ha llevado a crear lo que somos.



Insertos En Informática


La mayoría de las aulas universitarias han experimentado una profunda 
transformación en los últimos diez años. No me refiero a las numerosas
iniciativas para dotarse de pantallas de plasma, asientos móviles, mesas redondas o pizarras digitales.

El cambio es más imperceptible, aunque su capacidad transformadora es muy significativa.
Algo se masca en el ambiente: se trata, nada más y nada menos, de los aparatos digitales de más de mil millones de personas, y de los ordenadores conectados entre sí y que generan más de 2.000 gigabytes de información nueva por segundo. 

Aunque la mayoría de las aulas se construyeron cuando se suponía que la información era escasa y difícil de encontrar, hoy en día casi la totalidad del conocimiento humano fluye a través y alrededor 
de estas salas, disponible gracias a ordenadores portátiles, teléfonos 
móviles e iPods.

 Las aulas que se erigieron para facilitar la transmisión de los conocimientos magistrales del profesor se ven ahora envueltas en una nube de información digital omnipresente en la que el conocimiento se genera, no se encuentra, y la autoridad se negocia continuamente mediante el diálogo y la participación.

Este nuevo entorno mediático puede ser inmensamente disruptivo para los métodos y las filosofías pedagógicas actuales. 

Al internarnos progresivamente en un contexto de información instantánea e infinita, se reduce la importancia de que los estudiantes conozcan, memoricen o recuerden información, y cobra relevancia su habilidad para encontrar, clasificar, analizar, compartir, debatir, criticar y crear información. Han de pasar de almacenar conocimiento a ser capaces de obtenerlo.

En este momento, la cantidad total de información presente en nuestro
entorno es asombrosa, pero lo que es más importante, la información digital interconectada es además cualitativamente diferente de la información en otros formatos. Se puede crear, gestionar, leer, criticar y organizar de manera muy distinta la información en papel y adoptar formas que ni siquiera imaginamos.

Para entender el verdadero potencial de esta “revolución informativa” sobre la educación superior, es imprescindible ir más allá del marco conceptual de la “información”. Porque en la esencia de esta “revolución informativa” residen nuevas maneras de relacionarse unos con otros, de conversar, de interactuar, nuevos tipos de grupos y nuevas maneras de compartir, intercambiar y colaborar. Wikis, blogs, etiquetado, redes sociales y otros avances de la tan en boga Web 2.0 son especialmente prometedores en este sentido porque están impulsados por la voluntad de interactividad, participación y colaboración. Es esta “esencia” de la Web 2.0 la que es importante para la educación. La tecnología es secundaria.

Se trata de una revolución social, no tecnológica y su aspecto más revolucionario podría ser la manera en la que nos proporciona herramientas para replantearnos la educación y la relación profesor-alumno en una variedad casi infinita de posibilidades.


Convivir Con Nuestro Yo


Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.

Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.

Estamos hechos de matices

Todo aquello cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro sentir, de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de pasada; a veces conscientemente, y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y sombras, y también tonos a medias

Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle nuestra interpretación o nuestro sentido?

Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿Qué sabemos acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?
Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar conocerse, ¿Cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o motivaciones de los demás?, o cómo esa persona está viviendo esa situación.

Lo que se trata es de pensar la persona como tal: de no reducir la persona a una cosa, de no tratar al hombre como cosa – porque el hombre es cosa también naturalmente, tiene un organismo, tiene una realidad psicofísica que es cosa y, repito, no muy diferente de los animales superiores. 

Ahora se están utilizando órganos de animales para sustituir a los órganos enfermos de los hombres, las diferencias orgánicamente no son muy grandes y serán menores todavía cuando se avancen las técnicas. Pero la realidad del quien, la realidad del yo, la realidad del tu, del cual yo soy otro tu... esto no se parece nada a las cosas, es algo profundamente distinto de toda cosa, incluso de la cosa animal, de la realidad meramente biológica.
Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.

Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.

Estamos hechos de matices

Todo aquello cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro sentir, de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de pasada; a veces conscientemente, y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y sombras, y también tonos a medias

Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle nuestra interpretación o nuestro sentido?

Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿Qué sabemos acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?
Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar conocerse, ¿Cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o motivaciones de los demás?, o cómo esa persona está viviendo esa situación.

Lo que se trata es de pensar la persona como tal: de no reducir la persona a una cosa, de no tratar al hombre como cosa – porque el hombre es cosa también naturalmente, tiene un organismo, tiene una realidad psicofísica que es cosa y, repito, no muy diferente de los animales superiores. 

Ahora se están utilizando órganos de animales para sustituir a los órganos enfermos de los hombres, las diferencias orgánicamente no son muy grandes y serán menores todavía cuando se avancen las técnicas. Pero la realidad del quien, la realidad del yo, la realidad del tu, del cual yo soy otro tu... esto no se parece nada a las cosas, es algo profundamente distinto de toda cosa, incluso de la cosa animal, de la realidad meramente biológica.


El Ser Discreto


La noción de discreción se relaciona casi exclusivamente con el modo de comunicación que se puede establecer entre dos partes.

Entendemos por discreción a la práctica mediante la cual determinado tipo de información es mantenida en secreto o transmitida de manera prudente y cautelosa de acuerdo a lo que solicite la fuente de información.


La discreción es un elemento de gran importancia a la hora de establecer vínculos de confianza entre dos personas que se conocen y comunican entre sí.

Seguramente si un amigo nos cuenta algo que quiere se mantenga en reserva hasta que el decida, y nosotros lo contamos, se molestará, pero además sentirá que hemos herido su confianza y ya jamás nos contará nada importante porque no confía en que somos capaces de guardar el secreto.

La mayoría de las relaciones de amistad demandan confianza y muchas veces la base de esa confianza es ser reservado con algunas informaciones que se conocen.

Ser discreto es ser una persona que no comunica aquellos datos o informaciones que han sido especialmente catalogadas como secretas por otra persona.

En muchos casos, la discreción tiene que ver quizás no con una solicitud explícita de una de las partes si no con el criterio particular de cada individuo que supone la no transmisión de ciertos datos debido a razones éticas y morales (por ejemplo, la enfermedad de una persona).

Claramente, la discreción permite que se establezcan lazos de confianza entre las diferentes partes ya que de no existir la misma se pueden generar confusiones, entredichos y discusiones fácilmente.

Hoy en día, gracias a los avances comunicativos (que permiten el traspaso de información en cuestión de segundos) se vuelve significativamente difícil el mantenimiento de niveles de discreción en determinados espacios como lo puede ser por ejemplo el espacio laboral o profesional.

Sin dudas, la tecnología cambió de plano la manera de actuar y comportarse en algunos contextos que, por la relevancia que ostentan y la alarma que pueden generar, requieren de discreción y prudencia.

Discreción es el valor de las personas reservadas en el buen sentido de las palabras.

A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos que ni siquiera sabemos que existen.


lunes, 7 de octubre de 2019

Lo Que Aspiramos


La aspiración es una palabra que tiene varias acepciones, una de ellas es la que se encuentra relacionada con la de idea personal, las personas tienen metas y objetivos que quieren cumplir, que se encuentra muy ligado a la idea de los deseos que tiene una persona para si misma. 

En este sentido las aspiraciones pueden ser de diferentes temas, como por ejemplo en las salariales, que tal vez es en la que más se escucha al momento de ir a una entrevista de trabaja, que la persona que está pensando en contratar suele preguntar cuáles son las aspiraciones salariales que tiene el postulante; y es allí donde la persona tiene la responsabilidad de ser sincero consigo mismo y decidir si sus aspiraciones salariales se encuentran realmente relacionadas con lo que la empresa se encuentra proponiendo.

Pero las aspiraciones también pueden ser de otra índole, como cuando una persona tiene ganas de mejor su trabajo, su lugar de vivienda, o cualquier tema en su vida personal, y es allí donde las personas deben decidir y plantearse metas y tiempos reales para poder cumplirlas en un plazo determinado. Las personas irán evolucionando en su vida y cada vez irán encontrando nuevas aspiraciones.


El progreso científico y tecnológico característico de la sociedad postmoderna ha hecho posible la producción a gran escala de cualquier tipo de satisfactores de necesidades.

Este fenómeno ha influido para que, en todos los estratos socioeconómicos, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, se incrementen de manera sustancial las aspiraciones de consumo en comparación con otros momentos de la historia de la civilización humana
.
Otro elemento, éste de orden subjetivo, que contribuye al incremento de las aspiraciones de consumo es la creencia, muy común en la cultura postmoderna, de que obtener el mayor ingreso monetario posible contribuye a la felicidad ya que permite alcanzar las aspiraciones de consumo. No obstante, la abundante investigación científica sobre el tema de la relación entre ingreso y felicidad no permite aceptar o rechazar de manera definitiva esta creencia popular.

Pero en última instancia, la televisión no hace más que retratar el estilo de vida de la sociedad postmoderna, en la que el acto de consumo ya no tiene por finalidad única ni inmediata la satisfacción de necesidades físicas de supervivencia de la especie; ahora el consumo se presenta como una experiencia placentera que contribuye a la felicidad de las personas.

Esta idea es muy fuerte y predomina en todos los estratos socioeconómicos no obstante que algunos estudios, como los de O'Guinn y Shrum (1997) y Belk y Pollay (1985), han demostrado que el bienestar derivado de un mayor consumo es, en el mejor de los casos, pasajero.

Schopenhauer (2003: 176–177 y 312), dice que la voluntad:


“En sí, implica la ausencia de todo fin, de todo límite, porque es una aspiración sin término. Cada fin realizado es el punto de partida de un nuevo deseo, y así indefinidamente. La manifestación de la Voluntad es un perpetuo fluir de deseos. La Voluntad, en todos los grados de su manifestación, desde el más bajo hasta el más alto, carece de objetivo final, porque su esencia es querer, sin que este querer tenga nunca un fin, y que, por lo tanto, no alcanza una satisfacción definitiva. El querer va hasta lo infinito”