El contenido de las vivencias, y
sobre todo, la absoluta falta de apoyo logístico en la orfandad de nuestras
posturas individuales, consecuencia de lo insólito de los tópicos
abordados, nos dejaban expuestos a la más que probable censura de
nuestros actos y apreciaciones por parte de la llamada, conciencia
colectiva, una vez que quisiéramos compartir nuestra experiencia con
otras personas ajenas al grupo.
Nos preguntamos: ¿cómo explicar a los
demás? que existen visiones diferentes, distintas formas de percibir los
acontecimientos, que los hechos han acontecido con absoluta independencia de lo
que puedan aceptar como válidos o convenientes, los autoproclamados
formadores de opinión, que la realidad es independiente de la interpretación
parcial que se le haga.
Nuevamente, volvemos al principio del
Libre Albedrío, el acceso a la verdad es el fruto de la investigación
exhaustiva de los hechos, no obstante contar con un enorme bagaje de
información, de poder recurrir a la letra de la ley, expresión canonizada de la
palabra de Dios, el gran mandamiento que recibimos nos exhorta a escudriñar las
escrituras sagradas, escudriñar es investigar, comparar, consultar.
Esta exhortación va mucho más allá,
no es una mera recomendación a que hagamos una simple lectura de la literatura
oficialmente aceptada, es un imperativo de búsqueda universal a través de los
incontables canales por los que discurre el conocimiento.
Y ya que hemos mencionado al Rey
Salomón, bueno es recordar lo que de él se menciona en las escrituras:
“Y Dios dio a Salomón sabiduría y
prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla
del mar.
Era mayor la sabiduría de Salomón que
la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios.
Aun fue más sabio que todos los
hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y
fue conocido entre todas las naciones de alrededor.
Y compuso tres mil proverbios, y sus
cantares fueron mil cinco. (es curioso que el Cantar de los Cantares, que
aparece entre los libros sagrados de la Biblia, difícilmente es utilizado como
referencia por las religiones cristianas conocidas )
También disertó sobre los árboles,
desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared.
Asimismo disertó sobre los animales,
sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.
Y para oír la sabiduría de Salomón
venían de todos los pueblos y de todos los reyes de
la tierra, adonde había llegado la
fama de su sabiduría. ”
1 Reyes 4: 29 – 34
Cuando hablamos de las enseñanzas de
Salomón practicadas por la Logia de Jerusalén, conviene recordar los cambios
que éste fue introduciendo en las ceremonias que se realizaban en el templo,
cambios que fueron consecuencia de la influencia que Lucifer había adquirido en
el entorno de los sacerdotes más allegados al monarca.
El libro de los Reyes nos cuenta lo
siguiente:
“Pero el rey Salomón amó, además de
la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón,
a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;
gentes de las cuales Jehová había
dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a
vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses;
A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.
Y tuvo setecientas mujeres reinas y
trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.
Y cuando Salomón era ya viejo, sus
mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto
con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astoret,
diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
E hizo Salomón lo malo ante los ojos
de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.
Entonces edificó Salomón un lugar
alto en Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de
Jerusalén, y a Moloc ídolo abominable de los hijos de Amón.
1 Reyes 11: 1 - 7
Lo que nos ha mostrado Gabriel, nos
ha impactado, la conspiración de Lucifer contra el Mesías, hundía sus raíces
profundamente en el corazón de los conjurados.
El escenario estaba siendo puesto a
punto para ejecutar en él la obra del maligno, tal como lo expresa el evangelio
de Mateo:
“Entonces Jesús fue llevado por el
Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días
y cuarenta noches, tuvo hambre.
Y vino a él el tentador, y le dijo:
Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
El respondió y dijo: Escrito está: No
sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el Diablo le llevó a la
santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si eres Hijo de Dios,
échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en
sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
Jesús le dijo: Escrito está también:
No tentarás al Señor tu Dios.
Otra vez le llevó el diablo a un
monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y
le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Entonces Jesús le dijo: Vete,
Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
El diablo entonces le dejó: y he aquí
vinieron ángeles y le servían.
Mateo 4: 1 - 11
Este encuentro, muchas veces leído
con simpleza, muestra claramente la rivalidad latente, desde el principio de
los tiempos, entre dos colosos, que no están dispuestos a dar tregua, Satanás
se retira delante del poder del Hijo de Dios, pero lejos está de dar por
finalizada la batalla, la conspiración que él había tramado todavía continuaba.
Por alguna razón, que confieso que en
principio no entendimos, Gabriel nos hace mención, a la singular tarea, no
expresamente asignada sino literalmente asumida de hecho, por la deidad
integrante de la familia celestial a la que conocemos como El Espíritu Santo.
Su reflexión nos conduce hasta la
isla de Patmos, lugar dónde el Apóstol Juan escribe su libro El Apocalipsis (las
revelaciones en idioma griego) y nos sugiere que prestemos atención a las
siguientes palabras escritas por el autor:
La mujer y el dragón:
“Apareció en el cielo una gran señal:
una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza
una corona de doce estrellas.
Y estando encinta, clamaba con
dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.
También apareció otra señal en el
cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez
cuernos, y en sus cabezas siete diademas;
y su cola arrastraba la tercera parte
de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.
Y el dragón se paró frente a la mujer
que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.
Y ella dio a luz un hijo varón, que
regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para
Dios y para su trono.
Y la mujer huyó al desierto, donde
tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos
sesenta días.
Después hubo una gran batalla en el
cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y
sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el
cielo.
Y fue lanzado fuera el gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Entonces oí una gran voz en el cielo,
que decía; Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios,
y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
Y ellos le han vencido por medio de
la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos y menospreciaron
sus vidas hasta la muerte.
Por lo cual alegraos, cielos, y los
que moráis en ellos. ! Ay de los moradores de la tierra y del mar ! porque el
diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Y cuando vio el dragón que había sido
arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
Y se le dieron a la mujer las dos
alas de la gran águila, para que volase delante de la serpiente al desierto, a
su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.
Y la serpiente arrojó de su boca,
tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.
Pero la tierra ayudó a la mujer, pues
la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.
Entonces el dragón se llenó de ira
contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de
ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo”.
Apocalipsis 12: 1 - 17
Es claro que nadie puede obtener
testimonio del Padre y del Hijo sin haber sido asistido y cubierto por el poder
del Espíritu Santo.
El dragón lleno de ira, la serpiente
antigua, el que tiene el poder de engañar al mundo entero, el que ha sido
expulsado de los cielos, ha bajado a la tierra para apoderarse de sus
moradores, su instinto posesivo, no reconoce derrotas, su ambición de poder no
descansa, todavía lucha por sujetar a sus hermanos bajo su influencia, como lo
hizo siempre, desde los tiempos en que les acusaba ante el Padre, de no
ser dignos de confianza, que debían ser controlados y dirigidos con total
prescindencia de sus derechos individuales .
Este es el ángulo, desde el cual
miran con desconfianza, aquellos que le temen a sus argucias, Satanás, el padre
de las mentiras, tomará ejércitos y marinas, Papas y gobernantes, y reinará con
sangre y terror sobre esta tierra, su influencia es capaz de traspasar lo
intraspasable, su escuadra y su compás, todo lo mide, todo lo determina,
todo lo corrompe, y todo lo somete.
“Porque sucederá en aquel día que las
iglesias que se hayan establecido, mas no para el Señor, dirán la una a la
otra: ¡He aquí que yo, yo soy la del Señor!; y dirán las demás: ¡Yo, yo soy la
del Señor! Y así hablarán todos los que hayan establecido iglesias, mas no para
el Señor.
Sí, y habrá muchos que de esta manera
enseñarán falsas, vanas e insensatas doctrinas; y se engreirán en sus
corazones, y tratarán afanosamente de ocultar sus designios del Señor, y sus
obras se harán en las tinieblas.
Porque el reino del diablo ha de
estremecerse, y los que a él pertenezcan deben ser provocados a arrepentirse, o
el diablo los prenderá con sus sempiternas cadenas, y serán movidos a cólera y
perecerán.
Porque he aquí, en aquel día el
enfurecerá los corazones de los hijos de los hombres, y los agitará a la ira
contra lo que es bueno.
Y a otros los pacificará y los
adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sión; sí,
Sión prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce
astutamente al infierno.
Pues he aquí, así dice el Señor Dios:
Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco
aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y
prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría; pues a quién reciba,
le daré más; y a los que digan: Tenemos bastante, les será quitado aun lo que
tuvieren.”
2 Nefi 28: 3,9,19,20,21,22,30
Luego de citarnos estos pasajes de
las escrituras, Gabriel nos ha pedido que pensemos en todo lo que constituye
nuestro entorno religioso, en nuestra actitud personal, en la valoración
retrospectiva, de lo que entendemos, deberíamos hacer diariamente, como una
consecuencia natural del grado de relación y compromiso que hayamos asumido,
con aquel ser superior, que reconocemos y aceptamos como el Padre nuestro y por
ende de toda la humanidad.
Dónde y con quienes nos
relacionamos en los momentos de adoración, ante quién adoramos, quién o quienes
le representan, que grado de influencia y ejemplo personal ejercen en nuestras
vidas, y en las vidas de nuestros hermanos, aquellos que han tomado sobre sí la
honra de obrar en el nombre de nuestro Señor y Dios.
Existen muchas personas, agrega
Gabriel, que solo captan los aspectos externos, se conforman con la
superficialidad, con la apariencia, aquellos que no han entendido y es muy
difícil que algún día lo puedan entender, que vivir la religión es mucho más,
que jugar a la religión, como no es lo mismo el recibir la inspiración divina
que es fruto del esfuerzo y elevación personal, que el dejarse llevar por la
improvisación que no requiere esfuerzo alguno y se nutre de nuestra propia
mediocridad.
Son preguntas que no necesitan
respuestas, no es preciso contestar nada, sólo se requiere que recurramos a la
fuente y probemos el sabor del agua que brota de ella, se podrán decir muchas
cosas referente a su virtud, pero nada puede ser comparable a aquello que
podamos degustar con nuestro propio paladar.
Hugo W Arostegui