Ayer
recordamos el Día Internacional De La Mujer y claro nuestra mente recorrió
distintos pasajes de nuestra niñez, en el transcurso de los cuales hemos tenido
la magnífica oportunidad de aprender de las grandes mujeres, contemporáneas
nuestras algunas de ellas, que con su trabajo y dedicación nos han mantenido
abiertos los portales de la cultura a través del lenguaje y el cultivo de un
idioma muy rico en expresiones idiomáticas.
Es así
que tuve el placer de recurrir a la lectura de algunas autoras que nos han
dejado marcado el sendero de su prosa, aporte literario que permanece encendido
en nuestro intelecto con su llama fulgurante a través del tiempo y del espacio.
Entre
las autoras que más he admirado permanece la figura de una dama de aquellas que
pareciera, que aunque éramos coterráneos en el interior de nuestra república,
pertenecían al olimpo de los dioses creadores y nos ofrecían, como una dádiva,
el aporte inigualable de su encanto y suave elocuencia, me refiero a la poetisa
Juana De Ibarborou, conocida también como Juana de América.
Como un
sentido homenaje a estas damas que permanecen con todo su encanto en nuestra
memoria, adjunto un poema que siempre he
admirado cuando en los meses de marzo y abril levantaba mis ojos al cielo
observando, contrastando con el celeste de nuestro horizonte, los dardos negros
y brillantes de las golondrinas.
“Las
dulces mensajeras de la tristeza son...
son avecillas negras, negras como la noche.
¡Negras como el dolor!
¡Las dulces golondrinas que en invierno se van
y que dejan el nido abandonado y solo
para cruzar el mar!
Cada vez que las veo siento un frío sutil...
¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas
amantes de abril!
¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar
como los emigrantes, a las tierras extrañas,
la migaja de pan!
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales, con las alas de luto
llegaos hasta mí!
Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzad
de un volido tan sólo, eterno y más eterno
son avecillas negras, negras como la noche.
¡Negras como el dolor!
¡Las dulces golondrinas que en invierno se van
y que dejan el nido abandonado y solo
para cruzar el mar!
Cada vez que las veo siento un frío sutil...
¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas
amantes de abril!
¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar
como los emigrantes, a las tierras extrañas,
la migaja de pan!
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales, con las alas de luto
llegaos hasta mí!
Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzad
de un volido tan sólo, eterno y más eterno
¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?..
¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,
la fuente del amor?...
¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!
Yo soy una bohemia, una pobre bohemia
la fuente del amor?...
¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!
Yo soy una bohemia, una pobre bohemia
¡Llevadme donde vais! ¿No sabéis, golondrinas
errantes, no sabéis,
que tengo el alma enferma porque no puedo irme
volando yo también?
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto
llegaos hasta mí!
¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...
¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas
tejidas en azul
que tengo el alma enferma porque no puedo irme
volando yo también?
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto
llegaos hasta mí!
¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...
¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas
tejidas en azul
Alfonsina Storni
Hugo W Arostegui