Nuestra mente trabaja continuamente (esperemos que así sea). El problema
es que la mente, como ya hemos dicho en otras ocasiones, puede ser nuestra
mayor aliada o nuestro peor enemigo. En ocasiones no tenemos éxito en nuestra
carrera e incluso no sabemos qué hacer, y el problema no tiene nada que ver con
el ámbito profesional, sino porque nuestra mente está en otro lugar, dedicada a
ciertos pensamientos improductivos que únicamente nos restan potencia para
seguir avanzando.
Somos lo que pensamos, y actuamos en función de cómo pensamos. Por tanto, ¿está nuestro pensamiento realmente enfocado, o por el contrario, debemos ajustar el enfoque?
Existen gran cantidad de pensamientos que únicamente sirven para agotarte y auto-sabotearte en todos los aspectos de tu vida. Y la buena noticia es que todos y cada uno de esos pensamientos se pueden cambiar si somos conscientes y trabajamos en ello.
Es ahora cuando algunos pueden preguntarse... ¿y
qué tiene que ver la temática de la mente con el éxito profesional, negocios o
finanzas?
Y la respuesta es sencilla. La mente es tan jodidamente perversa que un único pensamiento podrido puede pudrir cualquier decisión que tomemos. Es más, grandes empresarios y grandes inversores, probablemente hayan tomado las peores decisiones de sus carreras, porque en un momento dado tuvieron un problema externo que acabó contagiando negativamente su capacidad de tomar buenas decisiones en su trabajo.
Pero... ¿cuáles serían esos pensamientos tóxicos a los que dedicamos más tiempo del que realmente deberíamos dedicarles?
Si tuviera que elegir los más importantes, aquellos en los que las personas más tiempo se estacan y que incluso te pueden hacer caer en una especie de estado depresivo impidiendo avanzar y viéndolo todo negro, sin duda una sería la siguiente:
Las viejas heridas del pasado.
El pasado, con sus alegrías y quebraderos de cabeza, te ha hecho la persona que hoy día eres. Para eso sirve el pasado; hay que dejarlo ir. El pasado es un recuerdo, no un sitio donde vivir. Y supongo que todos tenemos recuerdos dolorosos, pero como decía Marc Chernoff en uno de sus post, algunos recuerdos del pasado siempre los llevaremos como cicatrices, y las cicatrices son una señal de sanación. Deja cicatrizar las heridas, y a otra cosa.
Pero no sólo hablamos del pasado de largo plazo, sino que personalmente, añadiría incluso el pasado más reciente.
Supongo que la mayoría de las personas habrán experimentado algo así; no tener ganas de nada, ir a trabajar como un zombie vegetariano, no divertirte en las reuniones sociales, no ser capaz de quitarte a esa persona de la cabeza, y después de 20 días, aprovechar el fin de semana para quedarte en casa, porque tu amargura es tal que es lo único que te pide el cuerpo.
Todo el mundo te dice que salgas, que te diviertas, que eso se pasa, y que cuanto antes comiences a asumirlo, antes se te pasará... pero es tan difícil...
Y la respuesta es sencilla. La mente es tan jodidamente perversa que un único pensamiento podrido puede pudrir cualquier decisión que tomemos. Es más, grandes empresarios y grandes inversores, probablemente hayan tomado las peores decisiones de sus carreras, porque en un momento dado tuvieron un problema externo que acabó contagiando negativamente su capacidad de tomar buenas decisiones en su trabajo.
Pero... ¿cuáles serían esos pensamientos tóxicos a los que dedicamos más tiempo del que realmente deberíamos dedicarles?
Si tuviera que elegir los más importantes, aquellos en los que las personas más tiempo se estacan y que incluso te pueden hacer caer en una especie de estado depresivo impidiendo avanzar y viéndolo todo negro, sin duda una sería la siguiente:
Las viejas heridas del pasado.
El pasado, con sus alegrías y quebraderos de cabeza, te ha hecho la persona que hoy día eres. Para eso sirve el pasado; hay que dejarlo ir. El pasado es un recuerdo, no un sitio donde vivir. Y supongo que todos tenemos recuerdos dolorosos, pero como decía Marc Chernoff en uno de sus post, algunos recuerdos del pasado siempre los llevaremos como cicatrices, y las cicatrices son una señal de sanación. Deja cicatrizar las heridas, y a otra cosa.
Pero no sólo hablamos del pasado de largo plazo, sino que personalmente, añadiría incluso el pasado más reciente.
Supongo que la mayoría de las personas habrán experimentado algo así; no tener ganas de nada, ir a trabajar como un zombie vegetariano, no divertirte en las reuniones sociales, no ser capaz de quitarte a esa persona de la cabeza, y después de 20 días, aprovechar el fin de semana para quedarte en casa, porque tu amargura es tal que es lo único que te pide el cuerpo.
Todo el mundo te dice que salgas, que te diviertas, que eso se pasa, y que cuanto antes comiences a asumirlo, antes se te pasará... pero es tan difícil...
¿Sabías que muchos emprendedores inician su propio
negocio únicamente porque les gustaría impresionar a los demás con su posible
éxito? Otras personas se dedican a una profesión concreta, no porque les guste,
sino porque está mejor vista por los demás, y piensan que así podrán
impresionar a otras personas.
Pero lo cierto es que esta competición mental por impresionar a los demás, suele terminar mal, porque en última instancia, nosotros sólo competimos contra nosotros mismos.
El hecho de que otras personas estén haciendo algo, no significa realmente que esa opción sea la adecuada para nosotros.
Era Steve Jobs quien decía que "no vivas la vida de otros". Vive esa vida con la que te sientas bien, y haz lo que realmente quieres hacer. Algunas personas sin una vida propia a la que prestar atención, te adorarán o criticarán.
Pero lo cierto es que esta competición mental por impresionar a los demás, suele terminar mal, porque en última instancia, nosotros sólo competimos contra nosotros mismos.
El hecho de que otras personas estén haciendo algo, no significa realmente que esa opción sea la adecuada para nosotros.
Era Steve Jobs quien decía que "no vivas la vida de otros". Vive esa vida con la que te sientas bien, y haz lo que realmente quieres hacer. Algunas personas sin una vida propia a la que prestar atención, te adorarán o criticarán.
Pero al final, eres tú el que decide si te sientes
feliz con la vida que estás llevando y haciendo aquello que estás haciendo.