La foto muestra junto a un árbol del ornato callejero, un baldecito, con
arena y una supuesta pala porque en realidad es tan sólo lo que se ve: el mango
hundido en arena. El resto, la parte metálica de la pala, no existe… Todo es
obra de un chico, que se cree “vivo” al que una bondadosa vecina quiso ayudar.
Según la vecina, el chico un día llegó a la puerta de su casa solicitando una
moneda.
Pedido que atendiera y que ampliara, preguntándole si no se animaba a
realizar una “changa”. La señora, quería tener prolijo el frente de su casa y
colocar en torno al árbol unas baldosas que faltaban a la vereda. Para ello,
acordó que ella le pagaría cierta suma de dinero, le aportaría el portland
necesario para la mezcla. Él se encargaría de traer la arena.
El pasado martes 1º de agosto apareció pero con otro chico, que le
ayudaría. Como en realidad no lo esperaba, me había olvidado de comprar el
Portland. Lo que siguió era obvio y hasta lo intuyo. El chico planteó que le
diera el dinero para ir a comprar media bolsa de portland a la barraca y así
comenzar a realizar el trabajo.
Pese a la desconfianza generada por otras experiencias frustrantes, la
buena vecina, decidió probarlo. Le entregó el dinero… El chico y su “ayudante”
se retiraron de inmediato, rápidamente. Y como lo intuyó, no apareció más. Ahí,
como lo muestra la foto, quedó el baldecito lleno de arena, la falsa pala,
recostado al árbol, esperando inútilmente. Me imagino que todo será , robado
quien sabe de dónde, quizás de un basural porque el balde está rajado y la
“cuchara” es solamente ese cabo que se asoma de la arena.
No es la primera y seguramente no será la última vez que pasan cosas
así. Porque la gente sana y honrada, siempre tiene la creencia y esperanza que
los demás se conduzcan como ellos lo hacen. Lamentablemente los “vivos” no lo
entienden y se van cerrando puertas, que pueden afectar a alguien necesitado y
que tiene real buena voluntad de trabajar y ganarse dignamente el dinero de una
changa. Así se corre el riesgo de que justos paguen por pecadores.
Lástima que no entiendan esa realidad. Hay quienes así van generando
rechazos y actitudes que no son las correctas, pero que las inconductas como
estas, alientan permanentemente para desgracia de las buenas personas. Esto lo
denunció C.E. y no es la primera que enfrenta este desaire de alguien que
necesita que le ayuden.
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