viernes, 6 de marzo de 2020

Infaltables Avivados


La foto muestra junto a un árbol del ornato callejero, un baldecito, con arena y una supuesta pala porque en realidad es tan sólo lo que se ve: el mango hundido en arena. El resto, la parte metálica de la pala, no existe… Todo es obra de un chico, que se cree “vivo” al que una bondadosa vecina quiso ayudar. Según la vecina, el chico un día llegó a la puerta de su casa solicitando una moneda.
Pedido que atendiera y que ampliara, preguntándole si no se animaba a realizar una “changa”. La señora, quería tener prolijo el frente de su casa y colocar en torno al árbol unas baldosas que faltaban a la vereda. Para ello, acordó que ella le pagaría cierta suma de dinero, le aportaría el portland necesario para la mezcla. Él se encargaría de traer la arena. 

El pasado martes 1º de agosto apareció pero con otro chico, que le ayudaría. Como en realidad no lo esperaba, me había olvidado de comprar el Portland. Lo que siguió era obvio y hasta lo intuyo. El chico planteó que le diera el dinero para ir a comprar media bolsa de portland a la barraca y así comenzar a realizar el trabajo.

Pese a la desconfianza generada por otras experiencias frustrantes, la buena vecina, decidió probarlo. Le entregó el dinero… El chico y su “ayudante” se retiraron de inmediato, rápidamente. Y como lo intuyó, no apareció más. Ahí, como lo muestra la foto, quedó el baldecito lleno de arena, la falsa pala, recostado al árbol, esperando inútilmente. Me imagino que todo será , robado quien sabe de dónde, quizás de un basural porque el balde está rajado y la “cuchara” es solamente ese cabo que se asoma de la arena.

No es la primera y seguramente no será la última vez que pasan cosas así. Porque la gente sana y honrada, siempre tiene la creencia y esperanza que los demás se conduzcan como ellos lo hacen. Lamentablemente los “vivos” no lo entienden y se van cerrando puertas, que pueden afectar a alguien necesitado y que tiene real buena voluntad de trabajar y ganarse dignamente el dinero de una changa. Así se corre el riesgo de que justos paguen por pecadores.

Lástima que no entiendan esa realidad. Hay quienes así van generando rechazos y actitudes que no son las correctas, pero que las inconductas como estas, alientan permanentemente para desgracia de las buenas personas. Esto lo denunció C.E. y no es la primera que enfrenta este desaire de alguien que necesita que le ayuden.




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