sábado, 21 de marzo de 2020

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Lentamente se aproxima el tiempo en que debo emprender el camino que no tiene regreso. No puedo llevarlos conmigo y les dejo en un mundo en el que los buenos consejos no salen sobrando.

Nadie es sabio de nacimiento. Aquí el tiempo y la experiencia enseñan y limpian la conciencia; yo he observado el mundo más tiempo que ustedes.

Queridos hijos, no todo lo que brilla es oro. He visto caer algunas estrellas del cielo y quebrarse muchos bastones en los cuales uno confiaba para poderse sostener, por eso, quiero darles algunos consejos y decirles lo que yo encontré y lo que el tiempo me ha enseñado. 

Nada es grande si no es bueno y nada es verídico si no perdura.
No se dejen engañar por la idea de que pueden aconsejarse solos y que conocen el camino por ustedes mismos. Este mundo material es para el hombre demasiado poco y el mundo invisible no lo percibe, no lo conoce, ahorren pues esfuerzos vanos, no se aflijan y tengan conciencia de sí mismos.

Considérense demasiado buenos para obrar mal. No entreguen sus corazones a cosas perecederas. La verdad queridos hijos no es gobernada por nosotros sino que nosotros debemos ajustarnos a ella.

 Vean lo que puedan ver y para ello usen sus propios ojos y con respecto a lo invisible y eterno aténganse a la palabras del Altísimo.

No desconfíen de nadie tanto como de ustedes mismos; dentro de nosotros vive el juez que nos enseña y cuya voz es más importante para nosotros que el aplauso de todo el mundo y la sabiduría de los griegos y egipcios; háganse el propósito, hijos, de no actuar contra su voz y si algo piensan o intentan hacer, pónganlo primero en la mente y pídanle consejo a vuestro juez interno; al principio, él hablará únicamente en forma muy suave balbuceando como una criatura inocente. Sin embargo, si honran su inocencia soltará su lengua y les hablará en forma más perceptible. . Aprendan con gusto de los demás y escuchen con atención donde se hable de sabiduría, dicha humana, luz, libertad, virtud, pero no confíen inmediatamente en todo porque no todas las nubes llevan agua y existen diversos caminos para seguir. 

Hay quienes creen que dominan una materia porque hablan de ella; pero no es así hijos míos, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, palabras sólo son palabras y tengan cuidado si fluyen en forma demasiado hábil y ligera, pues los caballos cuyos carros están cargados de mercancías avanzan con pasos más lentos. Nada esperen del trajín ni de los trajinantes y pasen de largo donde haya escándalo callejero. Si alguien quiere enseñarte sabiduría, mírale la cara, si lo ves enorgullecido, déjalo, no hagas caso de sus enseñanzas por más famoso que sea.

Lo que uno no tiene no lo puede dar, y no es libre aquel que puede hacer lo que quiere sino que es libre aquel que puede hacer lo que debe hacer, y no es sabio el que cree que sabe sino el que se percató de su ignorancia y logró sobreponerse a la vanidad.

Piensen con frecuencia en cosas sagradas y tengan la seguridad de que ello les traerá ventajas y así serán como la levadura que fermenta la masa del pan. No desprecien religión alguna puesto que están consagradas al espíritu y ustedes no saben lo que pudiera estar oculto bajo apariencias insignificantes.
Desdeñar algo es fácil, hijos, pero es mucho mejor comprenderlo.

No instruyas a otros hasta que sean instruidos. Acójanse a la verdad si pueden y gustosamente permitan que les odien a causa de ella, cuiden de no confundirlas simplemente hagan el bien y no se pregunten por lo que de ello resulte.

Quieran sólo una cosa y esa quiéranla de corazón. Cuiden de sus cuerpos pero no de tal manera como si fueran sus almas.

Obedezcan a la autoridad y dejen que otros la discutan. Sean correctos con cualquier persona pero no se confíen fácilmente.

No se mezclen en asuntos ajenos y los suyos arreglenlos con diligencia. 
No adulen a persona alguna y no se dejen adular. Honren a cada quien según su rango y dejen que se avergüencen si no se lo merecen.

No deban a persona alguna, pero sean afables como si todos fueran tus acreedores.

No quieran ser siempre generosos pero procuren ser siempre justos. A nadie deben ofender, sin embargo, cuando obren con justicia no se preocupen por ellas. 

Desconfía de la gesticulación y procuren que sus modales sean sencillos y correctos. Si tienen algo, ayuden, den con gusto, y no por ello se crean superiores; y si nada tienen, tengan a mano un trago de agua fresca y no por ello se crean menos. 

No te sientes donde se sientan los burlones porque ellos son los más miserables de todas las criaturas. Respeten y sigan a los hombres piadosos, mas no a los santurrones. El hombre que tiene en su corazón verdadero temor a Dios es como el sol que brilla y calienta, aunque no hable.

Hagan lo que merezca recompensa, pero no pretendan obtenerla. Si tienen necesidades, quéjense ante sí mismos y ante nadie más.

Lo mejor que puedan dar a un enemigo es el perdón. A un oponente tolerancia. A un amigo, oídos. A tus hijos, buen ejemplo. A tu madre, una conducta que la haga sentirse siempre orgullosa de ustedes. 

A vuestro prójimo siempre caridad.

A ustedes mismos, amor propio. 



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