Creo, o mejor dicho, afirmo, que la vida merece ser vivida. Y para
ello debemos cambiar nuestra vida siempre que lo necesitemos.
Hacer lo que sea para intentar cambiar nuestra vida, no es malo, o al
menos eso siento yo. Según mi punto de vista, hay que probar cosas hasta dar
con lo que queremos. Y aún así, luego podemos querer otras cosas nuevas. Y
entonces no debemos tener miedo a dar un nuevo giro en nuestra vida. Para mí la
vida, es un constante cambio.
Algunos me dicen que ando siempre dando vueltas sin hacer o centrarme en
nada concreto. Cuando me dicen esto, yo pienso “¿y tú? ¿Qué haces?”. A menudo
los que me dicen esto, son personas que les gustaría cambiar algún aspecto de
su vida, como su trabajo, su economía, su día a día, y no hacen absolutamente
nada por cambiarlo. ¿Les tendría yo que decir a ellos que no cambian esos
aspectos de su vida aunque les gustaría? No, porque cada uno es como es. Y cada
uno es feliz con lo que es. Y yo soy feliz buscándome y descubriéndome
constantemente.
Mis proyectos, suelen centrarse en hacer lo que me pide el cuerpo en el
momento presente. Pensando también en el futuro, pero sin atarme a él. Haciendo
esos proyectos voy aprendiendo cosas que puedo emplear en el futuro también.
Pero ¡necesito que me los pida el cuerpo! Para sacarles el mayor partido. Para
buscar el cambio que necesito a través de ellos, y los hago cuando lo necesito.
Al fin y al cabo, para mi, los proyectos no son para “ser alguien en la
vida”, porque ya “somos alguien en la vida”. Son para avanzar. ¿Cuánta gente
hay que ha hecho una carrera universitaria, para “ser alguien en la vida”, y
está amargado y perdido, igualmente? Creo que bastantes personas. Así que no
creo que en la vida todos los proyectos que hagamos deban ser exclusivamente
para tener un puesto en esta sociedad. Creo que los proyectos deben ser
emprendidos para descubrir, aprender y avanzar. Creo que los proyectos son
parte del caminar.
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