Por causa de un hecho sorprendente: porque todos los seres vivientes tienen
hijos, y porque estos hijos son iguales a sus padres, v cuando éstos mueren,
los hijos continúan su vida. En la antigua Grecia celebrase la carrera llamada
de la antorcha, en la cual los corredores tenían que llevar una antorcha
encendida hasta la meta.
Como la distancia a cubrir era muy larga los corredores se iban
turnando, de tal manera que, si bien era uno solo el que llegaba a la meta,
todos habían participado en el transporte de la antorcha. Ésta simboliza la
llama de la vida, y cada ser viviente representa al corredor, que corre durante
un corto tiempo, y entrega la antorcha de la vida a los jóvenes, quienes la
llevarán después de muerto aquél.
¿De dónde han venido todos estos seres vivientes? Todos los seres,
muertos o vivos, han debido proceder de alguna parte. Esto es indudable.
Pero ahora nos salen al paso las siguientes preguntas.
¿Cómo vinieron todos estos diferentes seres a la vida? ¿Cuál es su
historia? ¿Quiénes fueron sus padres?
En el terreno puramente científico hallamos hipótesis, más o menos
racionales, pero al fin y al cabo hipótesis, aceptadas por unos y rechazadas
por otros. Por nuestra parte nos limitaremos a exponer hechos bien comprobados
y verdades científicamente demostradas pues cuantas más verdades conozcamos,
tanto más perfecta puede ser nuestra vida.
Comenzaremos preguntándonos a nosotros mismos: -¿Cómo podemos saber si
un ser vive o no tiene vida? -"Esta pregunta es realmente una
tontería" -contestará alguien, porque cualquiera puede decir, sin
titubear, que la mosca vive y que el cristal de la ventana carece de vida, es
decir, es inanimado.
Sabemos que la mosca vive, lo mismo que sabemos que un niño vive, porque
ambos son activos.
Llamamos vivo a todo lo que se mueve y cambia de lugar, a todo lo que se
agita, bulle, salta, grita, nada, vuela...
Esto solemos decir; pero, ¿es ello
cierto?
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