Se dice, pues, que la ética es uno de los ejes de la vida en sociedad y siempre se reitera su necesidad en las acciones de cada ser humano, en tanto estas repercuten en la vida de muchos más. De ahí que la ética tenga ganado un “sitial” en la regulación de los comportamientos, a pesar de que no deje de ser problemático describir conductas éticas, reconocerlas y asegurar su permanencia. En este sentido, la ética no es algo sencillo, no es una noción que tenga una expresión práctica segura y acabada.
La ética es muy importante pero también es algo difícil de formular, de presentar como concepto y, con ello, de asegurar su permanencia, sobre todo en contextos y coyunturas tan cambiantes como las de la escena actual. Ello explica la comprensión de la ética también como algo difícil de alcanzar o como algo que se alcanza parcialmente, cuya presencia continua en la vida de las personas es un reto.
De ahí que la ética se reafirme como una “gran palabra” y pueda adquirir cierto carácter solemne y trascendental; pero ello, a su vez, la puede alejar de su fuente, esto es, del acontecer cotidiano del ser humano. La “gran palabra” que puede ser la ética no debe distanciarse de aquello que la funda y sostiene, es decir, las acciones del ser humano. De lo contrario, la palabra puede devenir en un gran concepto sin expresión real, lo que atentaría contra el carácter vivencial de la ética, perdiendo de vista el sin fin de experiencias humanas que le dan sentido y la sostienen.
ETICA SER Y DEBER SER. ACTUAR CON COERENCIA.
ResponderEliminarCOHERENCIA.
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