“Caras vemos, corazones no sabemos” es un dicho popular originario de los nahuas o mexicas que actualmente significa que no podemos confiar en las apariencias de las personas porque no nos dice nada sobre lo que son ni sobre lo que piensan.
El origen del dicho tiene un significado levemente diferente. Los nahuas antiguos tenían códigos de conducta moral asociados al cultivo de una ‘vida virtuosa’. Una ‘vida virtuosa’ significaba nutrir las dos partes de una persona: la cara y el corazón.
Para los nahuas, ya desde la época precolombina, las personas tienen la dualidad de la cara y el corazón instándolos a ‘cultivar una cara sabia y un corazón firme’, o sea:
· tener un comportamiento recto que se traduce en tu imagen exterior y en la cara y
· tener una voluntad fuerte encaminado hacia la virtud que se traduce en la cualidad interior y en el corazón.
Hoy en día, el dicho totimehuacán “caras vemos, corazones no sabemos” se ha popularizado en el mundo hispanohablante no por su acepción de llevar una vida recta tanto interna como externamente sino que es conocido como un dicho de desconfianza hacia los otros o de cautela hacia juicios prematuros.
“Caras vemos, corazones no sabemos” es un dicho popular originario de los nahuas o mexicas que actualmente significa que no podemos confiar en las apariencias de las personas porque no nos dice nada sobre lo que son ni sobre lo que piensan.
El origen del dicho tiene un significado levemente diferente. Los nahuas antiguos tenían códigos de conducta moral asociados al cultivo de una ‘vida virtuosa’. Una ‘vida virtuosa’ significaba nutrir las dos partes de una persona: la cara y el corazón.
Para los nahuas, ya desde la época precolombina, las personas tienen la dualidad de la cara y el corazón instándolos a ‘cultivar una cara sabia y un corazón firme’, o sea:
· tener un comportamiento recto que se traduce en tu imagen exterior y en la cara y
· tener una voluntad fuerte encaminado hacia la virtud que se traduce en la cualidad interior y en el corazón.
Hoy en día, el dicho totimehuacán “caras vemos, corazones no sabemos” se ha popularizado en el mundo hispanohablante no por su acepción de llevar una vida recta tanto interna como externamente sino que es conocido como un dicho de desconfianza hacia los otros o de cautela hacia juicios prematuros.
Las fábulas que se asocian al dicho “caras vemos, corazones no sabemos” son generalmente de un depredador y su presa natural, por ejemplo el gato y el ratón o el gato o el pájaro, que se hacen amigos hasta que un día el predador engaña a su presa y se la come.
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