sábado, 23 de septiembre de 2017

El Poder De La Confianza


El miedo y la preocupación pueden ayudarnos en ciertos momentos a preservar la vida, pero también pueden mantenernos en situaciones que ya no queremos, que nos significan algo ya para nosotros. Pueden paralizarnos o impedirnos disfrutar de nuevas aventuras, de resultados más grandiosos y de gozar la vida bajo nuevos matices y emociones.

La confianza es un poder que sentimos cuando estamos convencidos de que algo llegara a nuestra vida, porque tenemos el poder para crearlo. Es ese poder que sentimos cuando tenemos la certeza de que podemos influir en nuestra realidad.

¿Y cómo podemos sentir confianza en estos tiempos donde todo parece inspirar más bien inseguridad y temor? Empezando, primero, por reconocer que tú posees un poder para transformar e influir las situaciones que hay o habrá en tu vida. Empezando, sobre todo, por no dar el poder de tu gozo, paz o infelicidad a los demás.

Si eres feliz o infeliz, si eres grandioso o te sientes limitado, si estás enfermo o te la pasas riendo. Tú eres el creador de esa vida que tienes y de la que está por venir.

Mientras dependas de algo externo para estar bien, para hacerte feliz, para darte lo que quieres, no podrás confiar en ti, porque estarás confiando en que los demás te den, digan o hagan. Depender frena la confianza y te hace sentir carente y vulnerable a las decisiones ajenas y a poderes que no son tuyos. No dependas de lo que está afuera para sentirte bien, o para conseguir algo. Mejor, practica tu confianza, empezando por no traicionar o engañarte tú mismo.

Por ejemplo: puedes empezar a ser leal a lo que quieres y sientes. No hagas las cosas en función de lo que piensen los demás o de lo que pensaran. No vivas para complacer tu imagen o al vecino. Se honesto contigo y encuentra que es lo que realmente quisieras ver en tu vida. Luego, prueba caminos nuevos, los cuales ayudaran a fomentar tu confianza.

Muchas veces no queremos probar caminos nuevos porque tememos el resultado, y estamos demasiado acostumbrados al camino habitual. Por ejemplo: tomar medicamento es para muchos un hábito. Si tú les dices a estas personas que pueden curarse sin medicina, quizá muchos no lo crean. Y, sin embargo, el camino nuevo les podría hacer confiar en nuevas habilidades del cuerpo.

Para desarrollar confianza hay que arriesgarse poco a poco a lo nuevo, a lo que te hace “clic”. Es decir, a aquellas cosas que te despiertan interés o curiosidad, y que intuyes te traerán un beneficio o algo más grandioso que lo que tienes o eres. Así que prueba hoy mismo: piensa en algo que te gustaría probar o hacer, y que no te has atrevido por miedo a perder o a no tener, pero por otro lado sabes que te traería un beneficio o te liberaría o daría más paz, tiempo o alegría.

Si lo sientes, si ya lo tienes en mente, hazlo. Escríbelo en un papel y empieza a valorar la forma de concretarlo, confiando en que eso te llevara a un destino más grandioso, porque sin duda así será. Realmente no perderás nada al probar lo que realmente te inspira y has soñado algunas veces en secreto, sabiendo que te va a traer un bien. Lo único que podrías perder seria la duda. Cuando lo hagas y empieces a caminar de acuerdo a lo que quieres y sientes te inspira, y no de acuerdo a lo que perderás o temes, verás como poco a poco te empiezas a sentir una persona más segura, confiada y con poder.


Nuevo Amanecer


DESPERTE.....
LAS PUPILAS DE MIS OJOS RESPLANDACIERON
AL MIRAR LA LUZ DE ESTE DIA NUEVO
QUE GRANDE ES MI DICHA
EL PENSAR QUE HAY SALUD Y SIGO VIVA.
Y PENSAR QUE AL MUNDO ENTERO
SE LE DA UNA ENSEÑANZA
ES DE VIDA NO LO DUDES
EN LA LUCHA TODO AVANZA.
QUE A PESAR DE TERREMOTOS
Y DE TANTAS CRUELES GUERRAS
HAN DE AFERRANSE A LA VIDA
SIEMPRE EXISTE LA ESPERANZA.
VIVE EL HOY.....
Y NO EL MAÑANA
QUE EL MAÑANA LLEGARA
SIN TANTA PRISA.
LUCHA, ALCANZA
NO TE RINDAS.
QUE TU ESFUERZO YA SERA RECOMPENSADO
DARA FRUTOS, DARA VIDA.
DA GRACIAS POR TUS SABANAS CALIENTES
Y NO POR FRIOS ESCOMBROS
QUE COBIJAN A LA GENTE.
QUE AUN ASI, BAJO PENUMBRAS
 LUCHAN....
SE AFERRAN....
Y  ALCANZAN,
LA ESPERANZA A COMENZAR
UN NUEVO DIA.

marilu35



viernes, 22 de septiembre de 2017

Dualismo Ético Inconsciente - Voluntad


Aunque “fuerza de voluntad” es una expresión que todos usamos sin reparar en ello, la verdad es que se trata de un concepto frente al cual hay grandes controversias.

Desde el punto de vista filosófico, tiene su origen en la metafísica, particularmente en Aristóteles. Desde allí se introdujo en las diversas religiones occidentales, convirtiéndose en una virtud de primer orden.

La fuerza de voluntad se define como la capacidad para dirigir y controlar las acciones propias.
Los metafísicos y las religiones señalan que esa fuerza nace exclusivamente de la libre determinación de cada persona.

Sin embargo, el psicoanálisis planteó serios reparos tanto al concepto de “voluntad”, como al de “fuerza de voluntad”, debido al descubrimiento del inconsciente.

Lo que se sale de control
Para el psicoanálisis, los procesos conscientes son solo “la punta del iceberg” en la actividad mental. En realidad, los pensamientos y los actos están determinados por una fuerza que no es la de la voluntad, sino la del inconsciente.

Ese descubrimiento permitió explicar muchos hechos. Por ejemplo los “lapsus linguae”, o episodios en los que una persona quiere decir algo, pero, “sin quererlo”, termina diciendo otra cosa.

También el inconsciente es el responsable de los llamados “actos fallidos”: la persona se propone conscientemente hacer algo, pero termina realizando una acción muy diferente.

Lo vemos todos los días en la vida cotidiana. Alguien que quiere llegar temprano a su cita, pero “sin querer” se retrasa o nunca llega. O los que quieren “poner empeño en su trabajo”, pero terminan ocupándose en otras cosas, mientras laboran.

Para el psicoanálisis, entonces, la voluntad no es una fuerza, sino la expresión de un deseo inconsciente. Solo cuando una persona es consecuente con su deseo, acude la voluntad. Si no es así, esa “voluntad le traiciona”.

Por eso hay planes que siempre se posponen, decisiones de cambio que nunca se hacen realidad, o intenciones que jamás se convierten en actos.

Las filosofías orientales, como el Zen, tampoco abordan la llamada “fuerza de voluntad” en sus prácticas. Sostienen que la misma es una autoagresión y que debe ser sustituida por el entendimiento y el amor, que son, finalmente, las fuerzas que llevan a la acción.

La voluntad y la conciencia
Lo que hay en común entre el psicoanálisis y las filosofías orientales es la idea de que la voluntad no es un acto de fuerza. Y que, en cambio, solo puede nacer de la comprensión y, por lo tanto, de la conciencia.

Quizás necesitamos menos forzarnos y más comprendernos para lograr que las intenciones se conviertan en actos. Y que esos actos sean coherentes con lo que realmente queremos hacer de nuestra vida.


Nuestro Lenguaje


¿Formamos parte los seres vivos de la Tierra de un macroorganismo que se encuentra en la actualidad en fase reproductiva? ¿Cómo podemos estar seguros de ello y hasta qué punto? La posibilidad de dar respuesta a estas dos cuestiones se encuentra en el lenguaje y desde una perspectiva racional nunca llegaremos más lejos de lo que alcance el tipo de código lingüístico que utilicemos.

El lenguaje es un instrumento básico para los humanos. Del mismo modo que observando una herramienta nos hacemos una idea de sus posibilidades funcionales, igualmente analizando el lenguaje, es posible caer en la cuenta de lo que podemos realizar mediante su empleo e incluso establecer sus límites de eficacia. El lenguaje es sin duda un instrumento fabuloso, nos permite utilizar la razón, una capacidad característica nuestra por la que nos calificamos de racionales, sin embargo la irracionalidad también se muestra en el lenguaje humano, más de lo que pudiéramos pensar a priori.

El lenguaje como todo instrumento arrastra un error en su uso, es más, al ser una herramienta dotada de una notable imprecisión y ambigüedad, no es nada desdeñable el factor de distorsión que introduce sobre la realidad que creemos percibir.

Nos tenemos que enfrentar a la vida, y por tanto al conocimiento, con un instrumento limitado en el que la racionalidad se manifiesta, pero también la irracionalidad, en el que la ambigüedad es una propiedad básica del instrumento, y en el que hemos podido comprobar la existencia de unos límites que probablemente nunca podremos atravesar.


Este instrumento nos transmite visiones borrosas de la realidad. Es importante considerar que tener una seguridad total en este tipo de imágenes es un error, por tanto debemos guardar una cierta duda y procurar incrementar nuestro grado de información a partir de otras perspectivas. Así hacemos en el acto de mirar un cuadro, donde la proximidad nos puede dar una visión más cercana de las partes, pero la lejanía nos ofrece otra clave en la que veamos una imagen global y más completa, otra dimensión de la información a nuestra disposición.



Persona Humana


Persona, en nuestra cultura, se opone a cosa y a animal, aunque de distinto modo. En cuanto opuesto a cosas y a animales el término persona se aproxima al término hombre. Sin embargo no se superpone con él:

(1º) Porque existen, entre las creencias de nuestra cultura, y sobre todo en el lenguaje, personas no humanas (personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; personas angélicas o diabólicas; o incluso las extraterrestres).

(2º) Porque hay seres o cosas que son humanos, pero no son personales (por ejemplo el «hombre de Neanderthal» –nadie dice: «la persona de Neanderthal»– o bien una máquina, un mueble, y en general, la «cultura extrasomática», que es humana, «cultura humana», y no es personal).

Persona humana añade algo no sólo a «persona» sino también a «humano». El hombre recibe una determinación importante cuando se le considera como persona así como la persona recibe una determinación no menos importante cuando se la considera como humana. Por tanto, no es lo mismo hombre que persona, como tampoco es lo mismo hombre que ciudadano. «Hombre» es un término más genérico o indeterminado, que linda con el «mundo zoológico» (decimos hombre de las cavernas pero sería ridículo decir persona de las cavernas); «persona» es un término más específico que tiene que ver con el «mundo civilizado» o, si se prefiere, con la constelación de los valores morales, éticos o jurídicos propios de este mundo.

La misma etimología de la palabra persona demuestra que es un concepto sobreañadido al concepto de hombre. Un refrán de origen jurídico, también lo recuerda: homo plures personas sustinet, es decir, el hombre sostiene o desempeña muchas máscaras o papeles (un mismo hombre es empresario y delincuente, es padre y metalúrgico, &c.). «Persona» era, en efecto, la máscara o careta que usaban los actores de la tragedia para hablar –per sonare–. No decimos que los hombres actuales puedan no ser personas; decimos que cabe un concepto de hombre al margen del concepto de persona.

En el derecho romano los esclavos eran hombres pero no eran personas. Lo que queremos subrayar es que aquellos juristas romanos que usaban el concepto de hombre lo disociaban del concepto de persona; de suerte que, históricamente, ocurre como si nuestro concepto actual de persona, como equivalente a hombre, fuese el resultado de una ampliación del concepto de persona a los esclavos. 

Según esto cabría decir que el concepto de persona apareció como resultado de un proceso vinculado a la liberación, al menos teórica, de los esclavos (o de los bárbaros) y no como un mero concepto abstracto, mental, intemporal. {SV 115-119}



Paso A Paso


Seguro que a ti no te ha pasado pero, a que conoces a alguien que habiendo intentado algo una, dos o quizás tres veces, ha dicho algo parecido a: esto no me sale….yo no valgo para esto….. Esto no es para mí…… esto es imposible….. Estoy harto/a de fracasar….. Podría seguir pero creo que ya es suficiente y nos hacemos una idea.

Pues bien, esto que le pasa a gente a la que conocemos, es bastante común y me atrevo a decir que peligroso para cualquier tipo de avance o transformación personal.  En la vida real, las cosas no suceden al toque de una varita mágica, más bien requieren planificación, adquisición de herramientas y conocimientos, entrenamiento y perseverancia.

En los procesos de coaching hacemos mucho hincapié en la importancia de avanzar paso a paso. De hecho la mayoría de las veces lo más importante es dar el primer paso. Para dar ese primer paso en busca de un sueño o de una vida más plena y consciente, tenemos que traspasar un umbral.  Tenemos que cruzar esa línea imaginaria que nos enfrenta a nuestros miedos, que nos hace tomar conciencia de los obstáculos que vamos a encontrar.

Uno de esos obstáculos es el miedo a que como alguna vez lo intenté y no salió, ya nunca voy a poder hacerlo. Y yo me pregunto: ¿acaso tenemos una bola de cristal que nos indica el futuro? ¿quién te ha dicho que porque una vez o dos no salió es que nunca saldrá?

Tirar la toalla, y fingir que ya no nos interesa algo, puede salvarnos la cara delante de los demás, pero te aseguro que el daño interno es mucho más profundo.

Otro obstáculo muy común es proyectarnos a un futuro en el que todo ya está conseguido y olvidarnos de que para llegar allí, tenemos que avanzar paso a paso. Lo contrario será vivir de espejismos.

 ¿Podrías decirme cómo caminas? ¿Qué es lo que haces exactamente para caminar?

Ah!, pues va a ser lo mismo que yo, avanzar paso a paso, primero un pie y luego el otro y si te fijas y lo haces despacio, te darás cuenta de que pierdes un poco el equilibrio y parece que te vas a caer, pero no… sigues y das otro paso.

Pues esto mismo ocurre con todo en la vida real, esa que experimentamos instante tras instante.

En esta vida avanzamos paso a paso, nos caemos y nos volvemos a levantar, que nos miran y nos ven caer, pues genial, pero que nos vean también levantarnos, re-inventarnos, y darnos todas las oportunidades que necesitemos. 

Y si las cosas no salen a la primera recuerda que lo importante siempre es dar el siguiente paso.


Energía Psíquica


“Aprender a usar la energía psíquica de manera sabia permite darle un mejor manejo a las adversidades que día a día enfrentan los humanos”

El cerebro es una estructura disipativa especialmente potente. Opera con la energía difusa de los entornos en los que se encuentra; una energía que parte del Sol, después pasa a los alimentos y, por último, llega al sistema digestivo. El cerebro convierte esa energía en energía psíquica (influjos nerviosos en el cerebro) para sentir, pensar, solicitar acciones al cuerpo y estructurar el entorno.

El cerebro es capaz de crear el orden y, potencialmente, joyas tecnológicas u obras de arte de una complejidad fuera de lo común.

Pero por supuesto, como todo sistema complejo, el cerebro humano puede permanecer también en un estadio yermo, estéril y desorganizado, incluso perjudicial.

Puede ser como un poderoso río que irriga las tierras fértiles y hace brotar culturas, jardines, ciudades y monumentos. Pero también puede ser como un impetuoso e incontrolado torrente montañoso que destruye todo a su paso.

En el primer caso, usted es el dueño de sus pensamientos y emociones:

Usted es capaz de movilizar su energía psíquica para tareas útiles que le aporten felicidad, serenidad y satisfacción. Va cada vez más lejos en el desarrollo de sus capacidades creativas y contribuye a mejorar el mundo a su alrededor.
Es apreciado en su entorno y los demás le tienen presente. Mantiene relaciones armoniosas con sus allegados y evita las situaciones complicadas y conflictivas.
En caso de decepción, problema o inconveniente, usted es capaz de reponerse y adoptar una estrategia transformadora.
La expresión “estrategia transformadora” fue creada por el psiquiatra George Vaillant en oposición a la idea de “estrategia regresiva”.
Adoptar una estrategia transformadora consiste, en caso de problema o accidente, en ajustar los objetivos a las nuevas restricciones y fijarse un nuevo fin realista, así como retomar tan pronto como sea posible la construcción, el avance y el progreso.
Esta capacidad de resiliencia, de acuerdo con la expresión consagrada por Boris Cyrulnik, le ofrecerá una felicidad auténtica y duradera, tanto ante los éxitos como en las adversidades.

En el segundo caso, en el que sus pensamientos son como torrentes salvajes que destruyen todo a su paso, usted se convierte en una víctima de sus emociones:
Pasa de una idea a la otra y de una exaltación excesiva al abatimiento más profundo con facilidad. Patalea sin aprender nada nuevo y perdiendo el tiempo, y haciéndoles perder también el suyo a los demás.
Cultiva pensamientos sombríos, pesimistas y que generan ansiedad. Deprime a los que le rodean, que tratan de evitarlo. No obstante, la primera víctima es usted mismo, ya que se impone un mundo interior que supone una prisión oscura y llena de criaturas hostiles e inquietantes.
Invierte demasiado tiempo en actividades que no le llevarán ni a ser más grande ni a progresar, como por ejemplo ver pasivamente la televisión, hojear las revistas sin interés, navegar por la red en busca de divertimento, vagar por las calles o los centros comerciales, pasar el rato en los bares o simplemente sentarse y no hacer nada.
A la mínima contrariedad usted explota o se hunde en una resignación enfermiza. Los desafíos le perturban e inquietan y prefiere huir de la realidad, por ejemplo, “ahogando” sus penas en alcohol u otros medios destructores. 

Vive en un estado de miedo, yendo desde la tristeza a la desesperación. Lo que usted sigue es una estrategia de regresión, y su vida parece dominada por el absurdo y el caos.

Si usted ha vivido episodios similares o se siente más identificado con el segundo caso, le invito a que siga leyendo. Está a punto de descubrir la fuerza de las estructuras disipativas en su cerebro para instalar en su mente el orden en lugar del caos.

Podrá convertir el torrente salvaje de su energía psíquica incontrolada en un tranquilo y poderoso río que le devuelva al camino del progreso y la felicidad.


El Valor De Servir


Si tienes vocación de servicio, tienes que saber que este aparte de ser un valor, en sí, es todo un arte. Es la cualidad sincera que puede nacer de ti para servir. Es cuando tienes empatía con el resto. Es cuando tienes ese compromiso real de ayudar desinteresadamente a los demás. También, significa que eres proactivo, es decir, que no esperas a recibir indicaciones para realizar alguna acción que cumpla las expectativas del otro. Por lo contrario, te adelantas a los hechos.

Si generas empatía, ya sea con un conocido, amigo, pariente, compañero de trabajo, clientes entre otros, tienes la mitad del camino ganado. Pero, ¿qué es tener empatía? Es cuando te pones en el lugar del otro. También, es cuando tratas a los demás como te gustaría que te traten, entre otros puntos.

Tener vocación de servicio significa cuando tienes siempre el compromiso necesario, esa disposición para servir al otro, en cualquier contexto y sin hacer ningún tipo de diferencias, superando cualquier tipo de “barrera” ya sea personal o social. Es cuando eres servicial aquí y allá, es decir en todos lados.
Vocación de servicio es cuando consideras al otro sin esperar nada a cambio. Es una cualidad que logra identificarte como ser humano por lo cual eres bien considerado tanto por los demás como por ti mismo. En conclusión, tener vocación de servicio es cuando tienes una actitud de vida y de colaboración para con los demás.

Servir implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en su trabajo, con su familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante. Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nada más.

Las personas que son serviciales están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.

La persona servicial, ha superado barreras que parecen infranqueables para las otras personas:

– El miedo a convertirse en el que “siempre hace todo”, en el cual, las otras personas, descargarán parte de sus obligaciones, aprovechándose de su buena predisposición. Ser servicial no es ser débil, incapaz de levantar la voz para negarse, al contrario, por la rectitud de sus intenciones sabe distinguir entre la necesidad real y el capricho.

– Muchas veces nos molestamos porque nos solicitan cuando estamos haciendo nuestro trabajo, o relajados en nuestra casa (descansando, leyendo, jugando, etc).

En estos momentos pensamos ¡Qué molesto es levantarse a contestar el teléfono, atender a quien llama la puerta, ir a la otra oficina a recoger unos documentos… ¿Por qué “yo” si hay otros que también pueden hacerlo?

Cada vez que ayudamos a alguien, por pequeño que sea, nos proporciona esa fuerza para vencer la pereza, dando a quienes nos rodean, un tiempo para atender otros asuntos o simplemente, descansar de sus labores cotidianas.

Esperar a recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo hace, para ser servicial hace falta iniciativa, capacidad de observación, generosidad y vivir la solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que deseamos que hagan por nosotros, viendo en los demás a su otro yo.


Hugo W Arostegui

El Intelecto Humano


Wallace y Darwin en el problema del intelecto humano.
La Teoría de la Evolución de las Especies, tal y como la enunció Charles Darwin, sirvió para despejar una serie de misterios sobre la naturaleza y fue revolucionaria por eso.

Sin embargo, precisamente por hacer saltar por los aires un montón de ideas ilógicas que antaño se daban por sentadas, abrió la compuerta a un aluvión de nuevas preguntas sobre el mundo.
Es lo que tienen las revoluciones, incluso las científicas, que después de destrozarlo todo, hay que volver a construir con calma y laboriosidad. 

Uno de los problemas más complejos al respecto, se dieron en el viejo problema del intelecto humano. 

Antes de Darwin, la situación estaba clara: el intelecto era una manifestación del alma, y el alma era un don de Dios. Después de Darwin, empero, cabía la siguiente pregunta: ¿puede haber surgido el intelecto humano meramente por evolución?
Charles Darwin y Alfred Russell Wallace, que por vías separadas habían los dos arribado a una Teoría de la Evolución consistente, y que estaban de acuerdo en muchas cosas, se enfrentaron aquí: mientras que Darwin, cristiano por salvar las apariencias y en el fondo agnóstico convencido, se inclinaba por una respuesta positiva (el intelecto humano es producto de la evolución), Wallace, irónicamente evolucionista a ultranza... se inclinaba por la negativa (¡el intelecto humano es creación de una potencia superior!). ¿Qué había ocurrido allí?

Lo que pasaba era un desafortunado cruce de dos ideas distintas. En primer lugar, se enfrentaban dos concepciones distintas de la evolución. Resulta irónico que se asocie a Darwin tanto con la selección natural, y en realidad sea Wallace el más fundamentalista en la materia. 
Para Wallace, la selección natural lo era todo, mientras que Darwin admitía la posibilidad de que existieran otros mecanismos evolutivos aparte de la selección natural (de hecho, el tiempo le dio la razón, aunque la selección natural sigue siendo probablemente el mecanismo evolutivo más importante de todos). 

En el fondo, había también una línea de fisura más profunda: Wallace entendía que cada adaptación tendía a producir una mejora, y el resultado era siempre, por lo tanto, una criatura "mejor". 
Esta idea estaba muy en consonancia con el optimismo decimonónico según el cual el mundo siempre "marchaba hacia adelante", por decirlo así, pero Darwin estaba en desacuerdo.

Para Darwin, una adaptación no necesariamente implicaba una "mejora" de la criatura como un todo, sino que simplemente mejoraba sus oportunidades de reproducirse y propagar sus propios cambios (quizás esta idea repugnara profundamente a Wallace y los suyos, prisioneros del puritanismo sexual del victorianismo decimonónico).

Por otra parte, estaba el racismo decimonónico. Alfred Russell Wallace había pasado muchos años de su vida viviendo en Indonesia (desarrolló su propia Teoría de la Evolución independiente basándose en sus observaciones de la flora y fauna de Indonesia, así como Darwin hizo lo propio a bordo del Beagle y en sus observaciones posteriores en su invernadero de Inglaterra), y estaba convencido de que todos los seres humanos eran iguales. 
Se requería de valor para afirmar esto en una época en que muchas personas respetables opinaban que la raza europea era biológicamente superior a todas las demás, pero esto le jugó a Wallace una mala pasada. 
Porque Wallace observaba, eso sí, que la cultura europea era con mucho, muy superior a la de muchos nativos. Wallace señala, con la encantadora jerga racialmente condescendiente del siglo XIX: "La selección natural sólo podría haber dotado al hombre salvaje de un cerebro en mínimo grado superior al de un mono, mientras que por el contrario posee uno que es poco inferior al de un filósofo". 

¿Para qué diablos querían los "salvajes" un cerebro tan grande y voluminoso como el que tenían, equiparable a los sesos de un europeo caucásico de toda la vida, si es que su cultura era tan ínfima, su horizonte de vida tan reducido, y su arte tan primitivo? 

La conclusión de Wallace era obvia: habían recibido cerebros grandes y capaces en previsión de que, en un futuro, aquellos nativos deberían llegar a usarlo. Pero entonces, la selección natural no tendría absolutamente nada que ver en aquello, porque ésta sólo produce adaptaciones útiles para responder a las presiones del medio ambiente, según la visión de Wallace. ¿Cómo salir de semejante callejón sin salida?

La solución de Wallace: "La inferencia que yo haría a partir de esta clase de fenómenos es que una inteligencia superior ha dirigido el desarrollo del hombre en una dirección específica y con un propósito específico".

Listo: Alfred Russell Wallace había llegado a la conclusión de que Dios mismo había creado el intelecto humano, apenas disfrazada por la expresión "inteligencia superior". Y sin embargo, estaba equivocado en un punto de su razonamiento.

Porque olvidaba algo que Darwin tenía muy claro: las adaptaciones no surgen para atender a una determinada función. 

En vez de ello, las adaptaciones surgen al azar, y las que mejor se presten para la supervivencia son las que prevalecen... sin que dicha adaptación se ajuste necesariamente como un guante a la necesidad que resuelven. Así, una adaptación que resulta útil para una determinada función, puede más adelante resultar útil para otra función diferente. 

El cerebro humano resultó útil para que los primitivos humanos pudieran cazar mamuts y osos cavernarios, pero no surgió exclusivamente para eso, sino que quienes desarrollaron tales cerebros quedaron en mejor posición para dicha caza, sobrevivieron... y sus descendientes descubrieron que ese mismo cerebro podía servir, además, para otras nobles funciones, tales como componer sinfonías o inventar la penicilina. 

He aquí el error elemental de Wallace, error nacido, eso sí, de su propia honestidad científica y de sostener ideas que eran valientes para su época.

Con permiso para reproducir, siempre y cuando se enlace adecuadamente con un link a http://vidacotidianitica.blogspot.com


La Comprensión Humana


Es evidente que el mundo en el que habitamos es complejo y se hace presente la incertidumbre, el cambio, usos y costumbres, la pluralidad social y cultural, política, económica, inseguridad, pobreza, marginación, el crecimiento vertiginoso de las redes sociales, la forma de comunicarnos y aproximarnos con los demás, de convivir, de actuar, de pensar, de sentir y así mismo, la manera de percibir y vivir los diferentes acontecimientos de nuestro entorno afecta continuamente nuestra vida cotidiana y nuestra historia.

Ante este entorno complejo así como sus estructuras subordinadas que lo conforman y cómo todo ello construyen y transforman el conocimiento humano y la forma de desarrollo individual y colectivamente es una manifestación relativamente nueva dentro del esquema del pensamiento contemporáneo.

La incertidumbre surge con las siguientes preguntas ¿Qué clase de ser humano se esta formando en este siglo XXI? ¿Qué significa ser humano? y ¿Qué es la comprensión humana? Edgar Morin (2001:23), en su texto titulado Los siete saberes necesarios para la educación del futuro menciona que la enseñanza de la comprensión humana es una relación de empatía que intenta ver en la subjetividad del otro.

Sin embargo, qué ironía, desarrollamos conocimientos científicos, se habla de economía, política etc., y que por algún motivo, esto no se aplica a la relación entre los seres humanos y su entorno natural para construir un mundo de paz y armonía. Difícilmente nos damos el permiso de ser el primero quien tome la iniciativa de romper el espacio de silencio para entablar un diálogo o más aún, para pedir una disculpa o aceptar alguna sugerencia del otro.

Si no propiciamos el diálogo no puede haber entendimiento, esto es un problema social. Aprendemos, conocemos por medio del entendimiento de la observación, vivimos en un mundo que emerge en la dinámica de nuestro comportamiento como seres humanos. Debemos entender en vez de dominar, aceptar al otro en la convivencia implica no exigir y la exigencia es anular la legitimidad de la otra persona para que actúe con responsabilidad.

Humberto Maturana (1996:28), en su obra denominada El sentido de lo humano, sostiene que "las cosas no pasan afuera de  los seres, sino adentro de ellos", es decir que el propio individuo con su historia, educación, cultura, pensamiento es el responsable de construir un mundo más habitable usando como arma ideológica su capacidad de diálogo y educarse para la comprensión humana entre las personas como condición y garante de la solidaridad y del bienestar de la humanidad.



jueves, 21 de septiembre de 2017

Saber Y Quizás Comprender


Estudiar la evolución humana es una lente a través de la cual los estudiantes, y la gente en general, puede ver cómo estamos conectados con el mundo. Somos primates, igual que los animales que llamamos simios y monos, aunque nuestro propio camino evolutivo nos recompensó haciendo que camináramos sobre dos piernas y teniendo un cerebro realmente grande. La evolución no es direccional; no se esfuerza para mejor. 

Los animales que están mejor adaptados a su ambiente sobreviven el tiempo suficiente para reproducirse y dejar sus genes a su descendencia. Los rasgos únicos que nos definen como humanos no nos hacen mejores que nuestros parientes primates— simplemente nos hacen diferentes. Los chimpancés están bien adaptados a los ambientes en los que viven y prosperan; de ninguna manera son “menos evolucionados” que nosotros. Es cierto que los seres humanos hemos dominado y alterado el mundo que nos rodea, pero si entendemos nuestro lugar evolutivo en el mundo, se hace más difícil justificar la idea de que somos mejores que los organismos con los que compartimos el planeta. De este modo, el estudio de la evolución humana nos enseña humildad, y hoy en día, todos necesitamos un poco de humildad.

Nos enfrentamos a un cambio climático de una escala sin precedentes a causa de nuestras acciones, poniendo en riesgo la Tierra tanto para nosotros como para el resto de plantas y animales que viven aquí. Debemos empezar a utilizar bien nuestros grandes cerebros para detener los cambios que podrían significar el fin de nuestro camino en este planeta. Hubo especies de homínidos, 
como Australopithecus afarensis, que vivieron durante unos 900.000 años, casi cuatro veces más de lo que hemos existido nosotros, pero finalmente se extinguieron. 

Estos ejemplos enseñan a los estudiantes que nuestra especie no es el sine qua non de la evolución humana. No somos inmunes a las fuerzas que pueden causar la extinción. Ahora podemos ver lo vulnerables que somos a enfermedades epidémicas como el ébola, el VIH, e incluso la gripe común.

Los desastres naturales —en aumento debido al cambio climático— pueden dejarnos indefensos y vulnerables. La tecnología nos puede ayudar, pero no podemos dar por sentado que nos salvará.

Tenemos el deber de enseñar a la próxima generación de dónde viene, evolutivamente hablando, y luchar contra la idea de que somos de alguna forma invencibles y omnipotentes. Los estudiantes deben comprender cuál es nuestro lugar biológico en el mundo. 

La enseñanza de la evolución humana es demasiado importante como para eludirla por miedo a la controversia que la rodea. He visto el momento en el que un estudiante comienza a entender la imagen general de dónde venimos, y es increíble contemplarlo. 

Tenemos que darles más oportunidades para que vivan momentos como este, que pueden cambiar su perspectiva y mostrarles una nueva forma de pensar. Sólo cuando eso suceda será cuando esta generación vea lo precario que es nuestro lugar en este mundo, quizás esto les motivará para hacer todo lo que pueda por evitar que el cambio climático cauce estragos en el único lugar que nosotros, y el resto de la vida en la Tierra, llamamos hogar.



Aptitud


La vida es el conjunto de cosas que nos pasan. Así expresado puede dar la sensación de que podemos ejercer poco control sobre esas cosas y sin embargo ese control puede ser extremadamente grande, pues podemos en gran parte elegir nuestro destino cada instante de nuestra vida. Ahora, puede el lector elegir entre seguir leyendo o no, entre hacer una cosa u otra. La vida está llena de decisiones.

Pero además de controlar esas múltiples decisiones, también podemos modificar nuestra percepción de esas “cosas que nos pasan”. Decía el filósofo estoico que llegó a ser emperador romano Marco Aurelio (121-180), en su obra “Pensamientos”, que “si te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo”.

Por tanto, podemos modificar la primera frase para adaptarla más a la realidad: la vida es nuestro personal sentimiento de las cosas que nos pasan, estando éstas supeditadas a nuestras actitudes y decisiones. Esas actitudes, esas decisiones y esos sentimientos hacia las cosas que nos pasan forjarán nuestro éxito en la vida Pero este éxito no sólo es medido desde el punto de vista social o profesional, sino también y principalmente desde el punto de vista personal.

En este artículo se proponen un elenco de actitudes que son una guía para alcanzar el éxito personal y la felicidad y disfrutar de nuestra breve existencia en este Mundo. También se hablaremos sobre la llamada “Inteligencia Emocional”, su importancia y cómo aplicarla para resolver problemas de carácter general, y unas reflexiones sobre la felicidad, máximo exponente del éxito en la vida. Como conclusión de esto se enumeran un conjunto de reglas prácticas de actuación a nivel global.

La importancia del optimismo ha sido demostrada, por ejemplo, a partir de pruebas efectuadas por el psicólogo C.R. Snyder de la Universidad de Kansas, entre alumnos universitarios de Estados Unidos. En ese estudio se concluyó que el rendimiento académico universitario de un alumno depende más de la actitud de éste que de su Coeficiente Intelectual (C.I.). Así, vieron que unos buenos resultados académicos eran obtenidos más por alumnos con una actitud positiva y optimista (evaluados a través de test especiales) que por alumnos con una buena nota en el S.A.T., un test con una elevada correlación con el Coeficiente Intelectual. 

El S.A.T. (Scholastic Aptitude Test) es el examen de aptitud escolar que realizan los estudiantes estadounidenses que acceden a la Universidad (el equivalente a la prueba de Selectividad en España).
Según Snyder, “los estudiantes con un alto nivel de expectativas se proponen objetivos elevados y saben lo que deben hacer para alcanzarlos. El único factor responsable del distinto rendimiento académico de estudiantes con similar aptitud intelectual parece ser su nivel de expectativas”.

Goleman añade que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y reaccionan ante la adversidad asumiendo que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema. 

Los pesimistas y pusilánimes deberían tener en cuenta que esa actitud no es algo con lo que se nace y por lo que no se puede hacer nada, sino que es una actitud que podemos cambiar a cualquier edad. Uno mismo es responsable de sus propias actitudes y, aunque puede no ser fácil, pueden cambiarse. Uno debe estar siempre dispuesto a mejorarse a sí mismo.


La Imagen Que Irradiamos


“Cuando irradiamos lo que somos, preguntándonos a cada instante si lo que hacemos es lo que deseamos hacer y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa, nuestra actitud rechaza automáticamente a quienes nada tienen que aprender de lo que somos y atrae a quienes sí tienen algo que aprender, que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos”

Cuando somos verdaderamente nosotros mismos, resplandecemos. Cuando hablamos y actuamos a partir de una convicción profunda, el entusiasmo que nos habita contagia a los demás. Una palabra cálida genera como por arte de magia una sonrisa en el rostro. El aliento o un elogio dan alas. La generosidad invita a la generosidad, es un antídoto contra la amargura y el negativismo.

El contagio se opera también en nosotros. Las cualidades que descubrimos amplían nuestra propia autoestima. Aumentan nuestra solidez personal. La experiencia de un éxito desarrolla confianza. 

Llegamos a ser más creativos. Unas buenas relaciones nos impulsan a ser más nosotros mismos, en otras relaciones. Cada paso hacia una vida auténtica da el gusto de volver a ello y nos provoca el avance. Esto es el crecimiento.

Esta dinámica de crecimiento nos hace integrar nuestros talentos y nos incita a desplegarlos más eficazmente. Nuestra vida está más equilibrada, más feliz. Nos sentimos más libres y hacemos más fácilmente unas opciones ajustadas. Y es contagioso. La autenticidad llama a la autenticidad. La vida invita a la vida. La solidez interior incita a la solidez.

Irradiar la vida pone a las personas en movimiento y contribuye a construir un mundo más humano


miércoles, 20 de septiembre de 2017

La Luz De La Vida


No dudes jamás de que la vida tiene miles de oportunidades para ti…

Los momentos difíciles que enfrentamos en la vida, nos hacen perder la fe, nos vuelven duros y nos distancian de la esperanza, no se trata de madurar o de dejar de vivir de ilusiones, se trata de tener la certeza de que en la vida la ley es una y única, se trata de amor y todos los seres humanos tenemos la capacidad de salir adelante frente a las adversidades, de luchar por lo que deseamos y de siempre seguir soñando.

“Acepta los riesgos, toda la vida no es sino una oportunidad. El hombre que llega más lejos es, generalmente, el que quiere y se atreve a serlo”
Dale Carnegie

La vida nos invita constantemente a seguir adelante, prácticamente nos obliga, pues queramos o no siempre hay un nuevo amanecer, los días pasan, los años transcurren y las vivencias se van presentando una tras otra y esto no lo podemos detener, por el contrario, debemos tener el optimismo de que la vida siempre nos brinda oportunidades, debemos estar atentos para recibirlas y aprovecharlas, porque el universo fluye constantemente y debemos fluir con el.

En muchas ocasiones caeremos, llegará la tristeza y de seguro pasaremos algunos tragos amargos, pero la vida continúa, para cada ser de este mundo, el amor permanece y se renueva constantemente, se expande y nos enseña día a día nuevos caminos, nos enamoramos mil veces, amamos profundamente, nos apasionamos por lo que hacemos, tenemos hijos, amamos a nuestra familia y sufrimos por sus pesares.

La esperanza en la luz propia de la vida, en su belleza y en la oportunidad misma de existir, es el mejor aliciente para levantarnos día a día y emprender nuevos rumbos, para guiar a nuestros hijos, para alentar a nuestros amigos y solidarizarnos con las personas, no podemos perderla, no podemos abandonarnos a la nostalgia y a la negatividad de las penas, entregarnos a los pesares y a las tristezas, porque todo es pasajero y vivir en el sufrimiento no tiene sentido alguno.

La única persona capaz de tener una influencia directa sobre ti mismos eres tu, de transformar tus pensamientos, de inspirarte y de alcanzar metas, de hacer borrón y cuenta nueva, de vivir en armonía y siempre mirando hacia delante, descubriendo horizontes y develando capacidades, no olvides que nadie es perfecto en el mundo, somos seres humanos, y errar es parte de nuestra naturaleza, pero de allí a pensar que por cada caída somos menos merecedores de las oportunidades de la vida, puede llegar a ser el error más serio que cometamos.

Debemos aprovechar la vida, vivirla a plenitud, creer en las oportunidades, verlas, palparlas y esperar que se presenten, con nuestra apertura y disposición, podremos visualizar lo que se presenta, por el contrario, cuando terminamos arrastrados por las angustias y la negatividad, todo suele nublarse y quedar poco claro ante nuestros ojos, llegando a desperdiciar las oportunidades más maravillosas que la vida nos presenta, por sencillas que parezcan, las cosas más hermosas se aprecian en lo más simple y sencillo.

No te niegues a las oportunidades, ábrete a la esperanza y a la luz, quita toda oscuridad de tu camino, tú tienes ese poder.


Tomar Las Riendas


La opinión de otro es solo eso, la opinión de otra mente que no es la nuestra, con otras experiencias e intereses que no son los nuestros. Todos en nuestro entorno convivimos con personas a las que les gusta opinar, juzgar y proyectar su vida y experiencias en los demás. Creen que sus límites son los nuestros, y que el camino que ellos tomaron fue el mejor y que lo demás es desviarse de lo correcto.

A menudo, estas personas nos intentarán hacer sentir que valemos menos y que no somos lo suficientemente buenos. Pero, responsabilizar a otros de la no resolución de los problemas propios y sentirse responsable de los problemas ajenos son dos formas de no tener el control de nuestra propia vida.

Es posible que en alguna ocasión hayamos pertenecido a uno de los dos grupos o incluso a los dos. No esperes a que los demás hagan las cosas por ti. ¿Si no lo haces tú por ti mismo, cómo esperas que lo hagan otros por ti? Tomar la decisión de manejar nuestra mente y nuestra vida, sin esperar a que los demás respondan es la decisión más madura e inteligente que podemos tomar.
“Dice más de una persona hacia dónde va qué dónde está o de dónde viene”

En la cultura de la inmediatez, los primeros afectados son el esfuerzo y la perseverancia. Queremos muchas cosas y las queremos ya. Sin de planificación, sin tiempo de reposo. Piensa que es en la capacidad para posponer recompensas y gratificaciones donde se diferencian los sueños de los caprichos. Perseverar es hacer lo necesario el tiempo necesario.

Para que nosotros seamos nuestro plan A, tenemos que vivir por nosotros mismos dejando a un lado lo que puedan llegar a decir de nuestro comportamiento. Si tomamos en cuenta todas las opiniones de los demás nunca escucharemos la opinión realmente importante, la nuestra.

No se trata tomar una postura arrogante, sino de no dejar que los demás nos condicionen con sus comentarios o comportamientos. Tomar las riendas de nuestra vida implica autoconocimiento personal y un gran convencimiento de que tenemos que seguir a nuestros propios intereses, intentando en la medida de lo posible dañar los de los demás en el caso de ser lícitos. Piensa que si vives la vida de otros por complacer, las posibilidades de éxito serán más bajas.

“A menudo las personas dicen que aún no se han encontrado a sí mismas. Pero el sí mismo no es algo que uno encuentra, sino algo que uno crea”

-Thomas Szasz-

Libertad De Expresión


El derecho a la libre expresión es uno de los más fundamentales, ya que es esencial a la lucha para el respeto y promoción de todos los derechos humanos. Sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios - el hombre está condenado a la opresión.

Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por personas individuales que quieren imponer su ideología o valores personales, callando los otros.

La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra.

Derechos Human Rights está comprometido con la lucha por la libertad de expresión definida en los términos más amplios. Esta página está concebida como un lugar donde encontrar información básica sobre que significa la libertad de expresión. Recién se inicia, así que apreciamos su colaboración con información, artículos y enlaces que agregar.

El derecho a la libre expresión, y más específicamente la liberta de prensa, están de vez en cuando en pugna con otros derechos. Este es el caso con el derecho a la réplica. Una parte fundamental del derecho a la libre expresión es el derecho a no ser obligado a expresar algo contrario a la propia conciencia. Por lo tanto, el derecho a la réplica - el derecho a contestar a través del mismo medio acusaciones ofensivas - es una limitación clara del derecho a no decir lo que uno no quiere. 

El derecho a la réplica es parte de la Convención Americana por los Derechos Humanos, pero va en contra del derecho constitucional a la libertad de expresión en varios países.

No hay otro límite a la libertad de expresión que la ley. Si no fuera así, y llevado al extremo, cada ciudadano podría imponer sus propias reglas en función de sus valores. Y en ese magma estaríamos expuestos a que la arbitrariedad del poder político decidiera sobre ese derecho fundamental. 

La libertad de expresión, aunque no es absoluta, debe ser entendida de la forma más generosa posible porque la democracia consiste en permitir que hablen los que no piensan como nosotros e incluso reconocer su derecho a molestarnos.


La Aceptación Personal


La baja autoestima puede provocar la búsqueda constante de aceptación por parte de los demás. Cuando una mujer o un hombre no se siente bien consigo mismo o no se quiere, a menudo busca su aceptación a través de la aceptación de los demás. En estos casos, el racional es “si los demás me quieren entonces puedo quererme”. Sin embargo, esto resulta más difícil de lo que puede parecer ya que la búsqueda de aceptación, cuando se tiene baja la autoestima,  puede resultar difícil
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La búsqueda de aceptación constante puede traer consigo diferentes consecuencias, tales como:
·        Aceptar cualquier cosa que venga de los demás por miedo a ser rechazado. Esto podría incluir el maltrato físico o el psicológico.

·        Temor a expresarse y mostrarse como realmente se es por miedo a ser rechazado.

·        Imitar conductas y actitudes, aun sin estar de acuerdo con ellas, por temor a ser rechazado.

·        Dificultad para ser uno mismo y sentirse cómodo con los demás. Esto se debe a que siempre se está pensando en el que dirán o en que pensarán los demás.

Cuando se padece de baja autoestima, la búsqueda de la aceptación puede provocar una sensación desagradable en quien la padece. El miedo a ser rechazado no permite actuar libremente y todo se piensa en función de lo que se cree que opinarán los demás. Esta situación puede llegar a desgastar mucho ya que la mujer o el hombre siempre tiene que ir con cuidado de lo que dice o hace.

Otra de las causas que originan una baja autoestima es la frustración. El miedo a ser rechazados puede llevarnos a percibir cualquier situación, por poco importante que sea, como si fuera un rechazo. Por ejemplo, una persona con baja autoestima que busca constantemente la aceptación de los demás, puede pensar que si alguien le dice: “hoy no quiero salir”,  en realidad es porque no quiere verlo. No es capaz de pensar en cualquier otra posibilidad como que simplemente está cansado, de mal humor o que simplemente no quiere salir porque ha tenido un mal día en el trabajo. Estas situaciones frustrantes de supuesto rechazo sólo lograrán bajar aún más la autoestima.

Para evitar que esto suceda, lo mejor es pensar en las diferentes explicaciones que podría tener el comportamiento de nuestro amigo, y ver que el rechazo es una posible causa entre muchísimas otras. De esta forma, será más sencillo interpretar que esa situación seguramente no ha sido causada por un rechazo.
También es importante intentar sentirse menos presionados y actuar más libremente en lugar de estar pensando constantemente si los demás nos aceptarán o no. En el peor de los casos, es mejor que no nos acepten a que nos acepten por algo que no somos en realidad.


Además y por mucho que nos esforcemos en pensar cómo pueden opinar otras personas, la realidad es que no lo sabemos y que a menudo es difícil anticiparlo. Lo que a una persona le puede parecer bien, a otra le parecerá mal, e incluso lo que a alguien le puede parecer bien un día, le puede parecer mal otro día o en otro momento.

Entre Lo Que Es Y El Deber Ser


Yo creo que libramos una lucha interior entre el deber ser y el querer ser. Es claro que el “deber ser” lo impone la cultura, la moral o la ética y que está dado desde el exterior. Como algo que hay que seguir muchas veces sin que medie la razón o la conciencia racional. Y del otro lado está el querer ser, como algo que opto desde mi interior, que parte del deseo y que algunas veces va en contra vía de lo esperado por el grupo social y que por supuesto el colectivo condena por salirse de lo ordenado por la norma.

Sin embargo hay ciertas cosas que naciendo desde el querer ser, pertenece a la propia capacidad de discernimiento y que hacen parte del libre albedrío. Y es ahí cuando se plantea la posibilidad y la capacidad de optar que tiene el ser humano, por ejemplo, por aquello que le hace más persona aunque no sea una decisión popular.

Lo ideal es encontrar un equilibrio entre el deber ser y el querer ser. Para que esta armonía nos permita vivir entre semejantes, respetando las normas y las reglas de juego, sin faltar a nuestro deseo e interés personal; sin sentir que nuestra dignidad está siendo vulnerada o peor aún confirmar que nuestros derechos o los de otros, están siendo pisoteados.

La propuesta consiste en desarrollar “nuestro buen gusto moral”, para de esta forma fortalecer nuestra capacidad de discernimiento y resolver los dilemas que plantea la vida, frente a decisiones morales, desde el deber ser versus el querer ser.

En nuestra vida cotidiana, con frecuencia nos vemos atrapados en medio de las siguientes afirmaciones: “yo debo llegar temprano a casa”, “yo debo pagar la tarjeta de crédito”, “yo debo estudiar inglés”, “yo debo llamar a…” “yo debo respetar la reputación de…” y este tipo de expresiones terminan por bloquear la acción, consiguiendo que no hagamos nada de lo dicho. Si lo explicáramos de manera psicológica, encontraríamos que el bloqueo se encuentra precisamente en la utilización de la palabra “debo”, como una orden que viene desde afuera.

Qué pasaría si empleáramos la expresión: “yo opto por estudiar”, “yo elijo llamar a”, “yo decido pagar la tarjeta de crédito”, “es mi decisión, llegar temprano a casa”; “yo respeto la reputación de…”esto automáticamente ubica el poder dentro de nosotros mismos.

Somos responsables de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos y cada acción humana puede ser filtrada por el tamiz maravilloso de la sensatez, que nos permite ser justos en la manera como nos relacionamos; entonces utilicemos sabiamente, este poder.


Ante La Adversidad


Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, aunque nos parezcan a veces imposibles cuando nos encontramos sumergidos en ellos, solemos tarde o temprano superarlos para continuar avanzando.

Las dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la mala noticia de un despido pueden ahogarnos en un mar de malestar del que nos será muy difícil escapar sino ponemos en marcha unas estrategias adecuadas. 

Ninguno nos encontramos a salvo de los vaivenes que puede tener nuestra existencia en momentos determinados.Y es en estos momentos de adversidad cuando atravesamos emociones muy poderosas como la tristeza, la impotencia, la frustración, etc… produciendo en nosotros un intenso desequilibrio emocional.

Expresar nuestras emociones
Cuando la adversidad se decide a golpearnos y experimentamos esas emociones tan poderosas, resulta beneficioso expresar aquello que sentimos ya sea con algún familiar o amigo, o a través de la escritura, para llegar a hacerlo cada vez más consciente y poder reconocerlo.

Cuando expresamos los sentimientos ya sea hablando o escribiendo, lo que estamos haciendo es liberarlos. Si ponemos palabras a qué o cómo nos sentimos, nos será más fácil aceptar las malas noticias que nos sucedan. Ya que lo que hacemos es asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea. Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.

Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si lo relatamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.

Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro, que nos ayudaran a canalizar y reconocer nuestras emociones, puntos imprescindibles para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos. Y tras esto, poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas en el que utilizaremos nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

Cuando expresamos los sentimientos ya sea hablando o escribiendo, lo que estamos haciendo es liberarlos. Si ponemos palabras a qué o cómo nos sentimos, nos será más fácil aceptar las malas noticias que nos sucedan. Ya que lo que hacemos es asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea. Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.

Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si lo relatamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.
Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro, que nos ayudaran a canalizar y reconocer nuestras emociones, puntos imprescindibles para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos. Y tras esto, poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas en el que utilizaremos nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

Y con el tiempo, tras haber superado ese momento difícil, seremos capaces de confiar en nuestra capacidad de sobreponernos a nuevas dificultades. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza.