miércoles, 9 de octubre de 2019

Miserias Humanas


La miseria material es indigna a la condición humana, y es función del Estado tratar de que sus habitantes vivan en condiciones que los alejen de ella, procurándoles educación y trabajo, dos herramientas fundamentales para combatir este flagelo, que tiende a repetirse en forma generacional.

En definitiva, cuanto más evolucionado sea el principio que origina el acto, dando lugar, a la falsedad o la simulación y el desprestigio. Pero quien lo realiza empleando la razón y no la emoción, mayor gravedad posee conceptualmente el hecho.

Lo mismo ocurre cuanto más evolucionado sea el principio que origina el tipo de acto, lo que da lugar a que los actos sean de tipo emocional, inmediato y planificado.

De modo que un buen consejo es no sólo mantenerse alejado de las personas ruidosas y agresivas sino también de la de comportamiento miserable.

Los principios universales, de los que tanto hablamos, también, sirven para explicar la conducta humana en sus distintas facetas las cuales, a su vez, son consecuencia de ellos mismos. 

Deleuze nos dice que, en las explicaciones que hace el hombre, no todo es proyección, también, hay análisis, crítica y descripción. Éstas son expresiones de sus diversos aspectos por lo que, entonces, las facetas del hombre serán: La esencia (proyección), la materia (descripción) y la razón (análisis), a las que se añade la crítica como forma interesada de la razón.

Dejando a un lado las interpretaciones sobre el bien y el mal, nos limitaremos a decir que “mal”, en general, es toda intervención que causa perjuicio a la voluntad ajena, voluntad que, como hemos visto, posee diversos aspectos. En cada uno de ellos, el daño a la voluntad posee nombres adecuados, siendo el de “mal” un nombre genérico con el que entendernos y bajo cuyo epígrafe incluimos a todos los de su categoría aunque, propiamente corresponda al daño material. Lo mismo ocurre con el término maldad, que será, a la vez, un concepto determinado y un nombre común de varios conceptos.

El mal se entiende desde el punto de vista del perjudicado, no desde el punto de vista del agresor que solo actúa para obtener algo que desea. Por ello, la justicia y cualquier tipo de conocimiento deben evitar adoptar puntos de vista particulares y deben perseguir valores universales cuyo sentido no dependa de la posición del observador. Y téngase en cuenta que, si el concepto de mal resulta perspectivista, pues se entiende la existencia del mal desde el punto de vista del perjudicado, el de bien, también, pues no se contempla el menoscabo de la voluntad que sufre quien hace lo que a otro beneficia, y la interpretación del bien, un valor aceptado por mayoría y no por verdad, resulta más difícil de discutir que el del mal. La justicia, por ejemplo, puede quedar confundida si decide perseguir, por simpatía, el bien.

Cuando el agresor realiza actos sin el fin de lograr un beneficio material y el objetivo es utilizar el poder para deleitarse con el sufrimiento que origina a su víctima, con lo que comprueba su valor personal, dado que, si produce efectos, es que su poder posee un valor, no nos hallamos ante el mal sino ante la maldad.

Si alguien roba a su víctima porque es su medio de vida o para mejorar su economía, estamos ante una agresión material que es consecuencia de una necesidad o, bien, de una utilidad de tipo material. 

Si alguien roba por hambre o comete una violación, estamos ante una necesidad o conveniencia orgánica, y nos encontramos ante una satisfacción emocional. No justificamos ninguno de estos delitos, la cuestión que se plantea es la utilidad que el sujeto obtiene al cometer el delito. Si alguien miente en un juicio obtiene una sentencia a su favor. Si se critica al partido contrario, se logran más adeptos a la causa propia. Estos son ejemplos, más o menos acertados, de las ventajas que se pueden lograr al enfrentarse a la voluntad ajena, expuestos para entender la diferencia entre el mal y la maldad ya que la maldad ha de satisfacer una necesidad o no se produciría pero afirmamos que esa necesidad es de un tipo completamente distinto a las necesidades reales.

Los principios universales, de los que tanto hablamos, también, sirven para explicar la conducta humana en sus distintas facetas las cuales, a su vez, son consecuencia de ellos mismos.
Guilles Deleuze nos dice que, en las explicaciones que hace el hombre, no todo es proyección, también, hay análisis, crítica y descripción.
Éstas son expresiones de sus diversos aspectos por lo que, entonces, las facetas del hombre serán: La esencia, la materia y la razón, a las que se añade la crítica como forma interesada de la razón.

De modo que cuando una persona actúa con malicia y artimañas para lograr un objetivo o dañar reputaciones, lo está haciendo de manera miserable.

La misería mental es completamente diferente a la económica, ya que no interviene el elemento necesidad sino intención.

También se aplica a la carencia absoluta de otras cosas, distintas a los medios económicos, como cuando se dice eso es parte de la miseria humana, alegando falta de valores como la falta de afectos, de generosidad, o de caridad de alguien.

Miseria es un vocablo de origen latino que significa desgracia o infortunio
La miseria material es indigna a la condición humana, y es función del Estado tratar de que sus habitantes vivan en condiciones que los alejen de ella, procurándoles educación y trabajo, dos herramientas fundamentales para combatir este flagelo, que tiende a repetirse en forma generacional.

En definitiva, cuanto más evolucionado sea el principio que origina el acto, dando lugar, a la falsedad o la simulación y el desprestigio. Pero quien lo realiza empleando la razón y no la emoción, mayor gravedad posee conceptualmente el hecho.

Lo mismo ocurre cuanto más evolucionado sea el principio que origina el tipo de acto, lo que da lugar a que los actos sean de tipo emocional, inmediato y planificado.

De modo que un buen consejo es no sólo mantenerse alejado de las personas ruidosas y agresivas sino también de la de comportamiento miserable.


Lo Que La Mente Piensa



Tras el éxito del libro “somos lo que comemos” te presentamos la versión psicológica: “somos lo que pensamos”. Sin duda es un título bastante sugerente y que nos invita a aprender más sobre esa relación entre los pensamientos, lo que nos sucede y la definición que tenemos de nosotros mismos.

En todo esto, nuestra mente, a través del material cognitivo con el que trabaja, tiene un gran poder.
Nuestros pensamientos pueden cambiar la manera en que nos comportamos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que experimentamos. Es decir que nos influyen mucho, más de lo que creemos.

La mente: ¿aliada o enemiga?

Todo depende. ¿De qué? ¡de lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de echarnos a dormir tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el primero tiende a hacerlo a corto plazo. Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.

A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior. Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo ajeno. De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.

Muy poca gente es  consciente del enorme poder que tiene nuestra mente. Para bien… o para mal.  

Desgraciadamente en la gran mayoría de los casos nuestra mente se ha convertido  en nuestro peor enemigo. Dicen que llegamos a tener más de  60.000 pensamientos al día; y que la mayoría de ellos suelen tener una  gran carga negativa. A modo de ejemplo incluiré algunos pensamientos comunes de nuestra  vida cotidiana que más de uno os resonará: “No sé si podré...”, “No soy capaz...”, “No lo aceptarán...”, “No estoy  preparado...”, “Me dirán que no...”, “No me seleccionaran...”, “No les gustaré...”, “¡Qué tonto  que soy!”, “¡Qué feo que soy!”, “¡Qué gordo que estoy!”, “¡Qué mal me encuentro!”, “Estoy enfermo”, “¡Cómo me duele!”, “Así no vamos a ningún lado!”, “¡No tiro!”, “¡Estoy cansado!”, “¡No voy a pasar la prueba!”, “¡No me van a aprobar!”, “¡Mira lo que me  han hecho!”, “¡No me merezco esto!”, “¡No voy a perdonarlo!”, “Pobre de mí”...
Como Eckhart Tolle dice en su libro de ‘El Poder del Ahora’: “Pensar se ha convertido en una enfermedad...” “La  mente es un instrumento fantástico si se usa correctamente. Pero usado  incorrectamente puede convertirse en algo tremendamente  destructivo…”. “No es que utilicemos nuestra mente incorrectamente, es que no la  utilizamos nada. Es ella que nos utiliza. Esta es la enfermedad…”. “Tú  crees que tú eres tu mente. Este es el  engaño. El instrumento ha tomado control sobre ti. La mente te está usando…”.  “Estás inconscientemente ligado a ella, de forma que ni siquiera sabes que te  has convertido en su esclavo. Es casi como si estuvieras poseído sin haberte  enterado…”  




Imaginemos


La mayoría de las veces que se habla de imaginación se piensa en niños. No cabe duda que la imaginación en la etapa infantil es fundamental, pero no es menos importante en la edad adulta. Como elemento clave de la creatividad, la imaginación se convierte en una capacidad fundamental para tener algo que todos necesitamos en algún momento: ideas. 

Las ideas están detrás de todo tipo de creaciones, proyectos, planes y solucionesSon las buenas ideas las que nos permiten resolver los problemas que se plantean en estas situaciones, las que nos permiten salvar los obstáculos que surgen por el camino. 

Lo bueno de las ideas es que son como las plantas: de una pequeña semilla puede salir una flor, una planta o un árbol. Pero una semilla por sí misma no es nada si no la plantas. Y si quieres que brote tienes que sembrarla en condiciones óptimas. Esas condiciones dependen de cada semilla. Unas son más delicadas y otras nacen incluso en condiciones extremas. En cualquier caso, todas las plantas tienen el mismo principio: la plantación de una semilla.

Pero no todas las semillas brotan. Y de las que brotan no todas se desarrollan con la misma fuerza y vigor ni dan frutos igual de sabrosos. Todo depende de las condiciones a las que estén sometidas y de los cuidados que reciban. Algunas incluso darán lugar a nuevas semillas, algunas de las cuales podrán dar lugar a nuevas plantas en el futuro.

Con las ideas pasa igual. Tienes que sembrar muchas ideas para que algunas prosperen, incluso para que alguna llegue a ser una gran idea. Esas ideas que germinen y crezcan tendrán que ser alimentadas y cuidadas, incluso protegidas cuando venga el mal tiempo.

Así, como para recoger hay que sembrar, la clave está precisamente en dejar fluir las ideas. Pero, ¿cómo? Seguramente hayas experimentado que, cuanto más necesitas una idea y más te pones a ello más difícil es que surja algo interesante. Esto no es nada raro, sino que es lo normal. Tienes a tu cerebro tan ocupado pensando en pensar que no le dejas libre para que fluyan las ideas. Las ideas necesitan tener la pista libre para salir.

Diversas investigaciones han demostrado que las mejores ideas surgen cuando se hacen tareas mecánicas, como cocinar o fregar, o cuando se sale a pasear. Incluso una investigación más reciente asegura que las mejores ideas se tienen durante la ducha. John Kounios, coautor del libro The Eureka Factor,  explica que “el agua caliente de la ducha embota los sentidos externos y dirige la atención hacia pensamientos internos. Y este estado de conciencia promueve el pensamiento creativo”.

La imaginación no es solo una cosa de niños. Sin embargo, ellos mejor que nadie saben sacarle . ¿Por qué? Principalmente porque no le ponen trabas a sus pensamientos, porque se dejan llevar por las ideas que surgen y se dejan inspirar por cosas sencillas. Un niño es capaz de crear un imperio con dos cajas y tres palos (incluso con menos).

Como adultos podemos recuperar la capacidad de imaginar y de generar y desarrollar ideas. Da igual que no todas lleguen a algún sitio. Lo importante es el entrenamiento, porque eso es lo que te permitirá convertir una buena idea potencial en una gran idea. Cuantas más ideas tengas más posibilidades hay de dar con una de estas y más preparado estarás para gestionarla. 




Torpezas


La torpeza podría definirse como un momento de distracción, en el que, consciente o inconscientemente, se interrumpe la conexión entre los músculos y el cerebro. 

Por ello el perfil de persona patosa suele asociarse a la gente distraída, que a menudo se encuentra ensimismada, soñando despiertos; no siendo conscientes del momento presente.

Entonces, si alguien nace torpe, ¿será igual de torpe el resto de su vida?

 No tiene por qué.

Existen ejercicios que entrenan al cerebro disminuyendo el estrés, las distracciones y la ansiedad, ayudando a establecer una mejor conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, para adaptarse mejor a cada situación. 

De igual manera, se puede ejercitar la coordinación visual y manual para progresar en la velocidad de reacción.

En definitiva, ser torpe significa tener dificultad para adaptarnos a una situación determinada. A veces esto lleva a pasar por más de un mal rato, ya que tenemos mayor probabilidad de sufrir un accidente o hacernos daño. 

Pero la mayoría de las veces, las consecuencias no son mucho más graves que hacer un poco el ridículo. 

Además, no todo son desventajas. 

En dosis apropiadas, la torpeza engendra ternura, como cuando vemos a una cría de oso panda incapaz de dar dos pasos sin tropezarse. 

Así que la próxima vez que te caigas al suelo por tener la cabeza en las nubes, no te preocupes; seguro que alguien te encontrará adorablemente torpe. 
¿Por qué soy tan torpe? ¿Existe alguna cura para la torpeza?

Todos tenemos un amigo que no para de tropezarse por la calle, que derrama la taza de café cada dos por tres, o al que siempre se le cae el bolígrafo en clase…

Y es que, aunque nosotros también suframos algún que otro momento de torpeza a lo largo del día, es curioso ver cómo ciertas personas parecen tener esa “habilidad” para ser extremadamente patosas. 

Las meteduras de pata ajenas a menudo suelen provocar ataques de risa. 

Sin embargo, la situación deja de tener su gracia cuando somos nosotros ese amigo con las manos de mantequilla. 

Y algunos días en especial nos sentimos como la carne molida.....solo para tortas sirve.

La autoestima, un elemento clave en la torpeza.

A nadie le gusta describirse a sí mismo como “torpe” (del latín turpis: falto de habilidad o con poca destreza), pero hay veces en las que las acciones hablan por sí solas, y son éstas las que acaban por definirnos. 

Los psicólogos aseguran que la falta de seguridad y autoestima nos lleva a precipitarnos en nuestros movimientos, provocando por ejemplo una caída o un leve titubeo al hablar. 

Inevitablemente, aquello que nos rodea nos somete a una presión a la que nos cuesta hacer frente en mayor o menor medida. 

Cuando además sumamos el conocido sentido del ridículo a la ecuación, el resultado es la poca capacidad de la persona para actuar con naturalidad y superar con éxito cualquier tarea.

Es decir, el miedo a fallar, a ser juzgados por los demás, se convierte en un verdadero impedimento a la hora de llevar a cabo una decisión. 

Pero esta vergüenza tan conocida por todos existe precisamente porque hay alguien que nos está observando, un espectador que por lo tanto nos está “poniendo a prueba”. 

Si nadie hubiera sido testigo cuando se te cayó el plato de sopa al suelo, no te hubieras sentido tan mal. 

En cambio, como esto sucedió en el restaurante que estaba abarrotado de gente, por un instante deseaste que la tierra te tragase.

Es natural sentir esa presión social, ese miedo a equivocarnos, puesto que hemos crecido siguiendo un modelo de conducta que nos incita a ser perfectos, o dicho de otra manera, a hacer las cosas lo mejor posible. 

Por eso lo imperfecto se traduce en fallos, en no estar capacitado para algo o no ser aceptado por alguien. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que la aceptación y reconocimiento en la sociedad constituyen una necesidad casi vital. 

Las causas de la torpeza

Debemos distinguir las causas por las que puede producirse una torpeza, ya que no todas presentan el mismo nivel de gravedad. Tras haber padecido una enfermedad del sistema nervioso o sufrido un accidente, la actividad motora de nuestro cuerpo puede verse afectada. 

Por otro lado, ciertas conductas que incluyen movimientos repetitivos, como teclear continuamente en el ordenador, están asociadas a un adormecimiento y dolor de las manos (lo que se conoce como síndrome del túnel carpiano), que pueden dificultar acciones tan simples como sostener un lápiz, abotonarnos una camisa…

Pero alejándonos de los síntomas provocados por una patología, nos preguntamos: ¿por qué ciertas personas son tan torpes? La respuesta es de lo más sencilla; porque nacieron así.

Según un estudio de la Universidad de Delaware en el que se realizaron pruebas para medir la velocidad de reacción y la percepción visual, sonora y táctil de diferentes atletas, se descubrió que aquellos que presentaban problemas de coordinación tenían una mayor tendencia a sufrir lesiones al realizar un actividad física que aquellos atletas con una velocidad de reacción y coordinación más desarrolladas. 

La torpeza podría definirse como un momento de distracción, en el que, consciente o inconscientemente, se interrumpe la conexión entre los músculos y el cerebro. 

Por ello el perfil de persona patosa suele asociarse a la gente distraída, que a menudo se encuentra ensimismada, soñando despiertos; no siendo conscientes del momento presente.

Entonces, si alguien nace torpe, ¿será igual de torpe el resto de su vida?

 No tiene por qué.

Existen ejercicios que entrenan al cerebro disminuyendo el estrés, las distracciones y la ansiedad, ayudando a establecer una mejor conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, para adaptarse mejor a cada situación. 

De igual manera, se puede ejercitar la coordinación visual y manual para progresar en la velocidad de reacción.

En definitiva, ser torpe significa tener dificultad para adaptarnos a una situación determinada. A veces esto lleva a pasar por más de un mal rato, ya que tenemos mayor probabilidad de sufrir un accidente o hacernos daño. 

Pero la mayoría de las veces, las consecuencias no son mucho más graves que hacer un poco el ridículo. 

Además, no todo son desventajas. 

En dosis apropiadas, la torpeza engendra ternura, como cuando vemos a una cría de oso panda incapaz de dar dos pasos sin tropezarse. 

Así que la próxima vez que te caigas al suelo por tener la cabeza en las nubes, no te preocupes; seguro que alguien te encontrará adorablemente torpe. 


Los Obstáculos


La superación puede ser entendida como el vencimiento de un obstáculo o dificultad, o también como la mejora que haya tenido lugar en la actividad que cada persona desarrolla, esto en cuanto a lo profesional y metiéndonos más en el plano personal, la superación, también, es la mejora que una persona puede experimentar en sus cualidades personales.

Como se puede vislumbrar a través de las definiciones, la superación es una parte de la vida interna de un ser humano que tiene que ver con aquellas situaciones o cuestiones que este vaya sorteando, para bien claro está, en lo que respecta a sus aspiraciones, o las metas que se haya propuesto en la vida.

Muchas veces se entiende o se concibe a las cosas materiales como la superación a la cual puede llegar una persona; sin embargo, los que crean esto incurren en un error de interpretación, ya que las buenas rachas económicas, que permiten que se cambie de auto por un modelo un poco mejor, de casa, por una más grande, sólo se deberán a las buenas estrategias o los planes que una persona haya trazado en su negocio y que luego al tiempo dieron excelentes resultados que se traducen en todas estas cosas materiales que les comentaba. Vale destacar que el concepto de superación discurre en muchas ocasiones sobre fenómenos que no son materiales; así, uno de los ejemplos históricos que se refieren al tema tienen que ver con la independencia de la India, la caída del muro de Berlín en Alemania o con el fin del apartheid en Sudáfrica, casos en los cuales grandes barreras en la historia de una nación han sido vencidas en virtud de la superación.

Asimismo, decíamos más arriba, que la superación también es vencer un obstáculo, en este caso, por ejemplo, podríamos ubicar a aquellas personas que a pesar de observar una discapacidad física no se quedan en su casa sentados en una silla de ruedas, sino que por el contrario, siguen su vida, a pesar de este obstáculo que es la falta de movilidad y lo superan estudiando, recibiéndose y luego peleando por un lugar laboral. En este aspecto, la superación consiste en la capacidad de explotar todo el potencial de una persona, que suele en ocasiones verse limitados por prejuicios y obstáculos psicosociales. Así, el mayor acceso de las personas con capacidades diferentes a los ámbitos académicos y laborales representa uno de los mejores ejemplos de superación que pueden describirse en la actualidad. Se reconoce que la legislación vigente ha favorecido esta posibilidad, lo que no reduce méritos a la excelente tarea de los individuos afectados y su gran crecimiento en la esfera del trabajo, la educación y el desempeño físico, social, afectivo y cultural.

Tanto en este último caso que utilizamos como ejemplo, como en aquellos en los cuales no hay una deficiencia física, pero sí tal vez emocional que necesita una superación, las mejores aliadas con las que cuenta una persona a la hora de superarlas son la fuerza de voluntad, la constancia y la obstinación (bien entendida, claro está). Deben diferenciarse estos verdaderos motores de la superación del fácil error de utilizar sustancias estimulantes, ya que el camino final que estos productos inducen no sólo no conlleva a lograr una definitiva y reconocida superación, sino que, por el contrario, da lugar a verdaderas calamidades en la vida de quienes recurren a ellas como atajo. Como hemos mencionado, en forma independiente de las ideas y del nivel cultural, sólo la perseverancia, la voluntad y la confianza son las herramientas óptimas para que la superación se convierta en una ruta para mejorar la vida de las personas.



Congruentes


Del vocablo latino “congruens”, congruencia significa convenir, estar de acuerdo, tener coherencia entre dos elementos o cosas, ser lógico u oportuno.

Se empleó en principio en el ámbito religioso para designar a la gracia divina que sin destruir la libertad humana, obra sobre la persona. 

Luego fue extendida al plano de la matemática, para establecer que dos números enteros al ser divididos por el mismo número natural (m) poseen idéntico resto, o que dos expresiones algebraicas aparentemente distintas, tienen igual resultado
.
En este sentido coherencia significa igualdad, que se representa por tres rayas horizontales colocadas entre los dos números o expresiones algebraicas, y que puede aplicarse también a las figuras geométricas. Dos ángulos de igual medida son congruentes. 

Dos triángulos son congruentes si poseen los mismos ángulos, y las medidas de sus lados son iguales.

Solemos decir que una persona actúa con congruencia, que es congruente por caso, cuando obra en orden a los planes que se ha trazado oportunamente y que la llevarán a obtener el fin propuesto. Esto es lo mismo a decir que esa persona actúa en forma lógica. Es mucho más común escuchar hablar en términos de actuación lógica que en congruencia, aunque claro, es correcto si se expresa de esta última manera.

Un texto, un enunciado, una frase y otras formas escritas también pueden volverse congruentes entre sí si buscan y logran expresar las mismas ideas o sentimientos. Cuando se pierde esa congruencia a veces las formas de expresión se vuelven desordenadas, inentendibles y contradictorias ya que no siguen una línea o pensamiento general.

En las expresiones comunicacionales también se utiliza el término congruencia, para hacer referencia a aquellas ideas y pensamientos que guardan relación entre sí sin contradicciones.
En psicología, congruencia es armonía entre nuestras emociones, pensamientos y conducta. 

Somos congruentes cuando tenemos conciencia de que actuamos lo que sentimos y pensamos. Para ello es necesario saber cuál es nuestra identidad, cuáles son los aspectos que aún no tenemos bajo control, cuál es nuestra autonomía e independencia.

La congruencia no se obtiene de un momento para otro, se desarrolla desde la infancia hacia la adultez en un proceso de crecimiento donde se deja la dependencia e irresponsabilidad, para caminar hacia la independencia y responsabilidad; se reemplaza el respaldo externo por el propio respaldo caminando hacia la madurez intelectual, emocional y espiritual que se refleja en congruencia.

Una persona de actuación congruente es aquella que obra en vistas a la consecución de los fines que se ha propuesto, o sea, en forma lógica. Un ser humano de pensamiento congruente es aquel que elabora ideas coherentes, ordenadas y sistematizadas lógicamente.



Disipemos


La Real Academia Española da como definición de la primera acepción etimológica “esparcir o desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo”. Por su parte, derivado de  la etimología de poner en fuga, dilapidar y aniquilar, proviene la definición de: “desperdiciar, malgastar la hacienda u otra cosa”. De allí, también, proviene el concepto de quienes se dice que tienen una vida disipada o también desenfrenada, porque han dilapidado o están dilapidando sus bienes y dinero.
Como verbo pronominal significa “evaporarse, resolverse en vapores” y “dicho de una cosa, como un sueño, una sospecha, etc.: desvanecerse, quedarse en nada”.
Ejemplos de uso y frases

“Luego de una intensa neblina en toda la zona, la salida del sol ha conseguido disiparla totalmente”. Se refiere en este caso a esparcir la bruma.

“Siempre ha tenido miedo a quedarse solo, sin embargo ahora que nadie más lo acompaña su temor se ha disipado, dejando lugar a la paz y la tranquilidad”. Aquí, se aplica refiriéndose a un miedo que se desvanece. El verbo está conjugado.

“Desde que ha heredado toda la fortuna de sus padres, no hace otra cosa que disiparla en juegos y fiestas”. En este ejemplo, se usa con el sentido de malgastar y derrochar.

Existe un viejo proverbio que es para tener en cuenta y dice así:

Y nuestro sendero debe ser constante y sin pausas, un sabio proverbio árabe dice:
"Si te detienes cada vez que un perro ladra nunca terminarás tu camino".

Hay que hacer oídos sordos a los que mal hablen de nosotros, si ellos pierden su tiempo, ganemos el nuestro sabiamente.


martes, 8 de octubre de 2019

Calamidades

Un Desastre es un hecho natural o provocado por el ser humano que afecta negativamente a la vida, al sustento o a la industria y desemboca con frecuencia en cambios permanentes en las sociedades humanas, en los ecosistemas y en el medio ambiente. ...


La palabra calamidad también se utiliza para describir a una persona o individuo incompetente, torpe e incapaz que nada le sale bien y le ocurren todo tipo de desgracias o con mala suerte. También al mencionar esta palabra es para hacer énfasis que algo es de mala calidad, y que provoca mala impresión ante la vista, o sea algo que no está bien hecho.

Otro uso muy particular, es para referirse a una calamidad doméstica, dicha palabra describe, en el ámbito laboral un acontecimiento severo familiar o en el hogar y afecta el común desarrollo de las ocupaciones y labores de una persona en su trabajo, estos podrían ser una enfermedad, fallecimiento de algún familiar o amigo, o lesiones graves; por lo tanto el jefe de dicha entidad u organización se verá en la situación de conceder al empleado que padece tal calamidad la oportunidad de resolver este acontecimiento suscitado.

Independientemente de cuál sea su factor desencadenante, siempre, la calamidad provocará pérdidas humanas y materiales a gran escala, difíciles estas últimas de resolver a la brevedad porque demandan dinero e infraestructura para devolver al lugar afectad su estado normal.

Frases sobre calamidad:

La felicidad es una mentira cuya búsqueda causa todas las calamidades de la vida.
Frases de Gustave Flaubert

Escribo acerca de los dilemas privados que se han convertido en calamidades públicas.
Frases de Arthur Miller

Los Puntos Negros


Hoy quiero invitarles a una reflexión con una historia de las que circula por internet y que es anónima, pero está llena de verdad

Un día, un profesor entra a la clase y le dice a los alumnos que se preparen para una prueba sorpresa. Todos se pusieron nerviosos mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta que él explicara en qué consistía la prueba.

-Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que las dieran vuelta y miraran el contenido. Para sorpresa de todos, era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo: ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.

Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en el frente del escritorio y comenzó a leer las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.
Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

– Este examen no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro.

Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.

La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor, siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por nuestra familia, por los amigos que nos apoyan, por el empleo que nos da el sustento, por los milagros que nos suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, o la decepción con un amigo.

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente en todo momento. Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada momento y SÉ FELIZ. 


Cuando La Mente Crea

 Reflexionando sobre lo que se desarrolla a nuestro alrededor llegaremos a la conclusión de que todo lo que consideramos “externo” no lo es tanto. 

Cambiar las circunstancias de la vida pasa por cambiarnos a nosotros mismos porque todo cambio auténtico se procesa de dentro afuera, y no al contrario.  Cada uno podríamos encontrarnos de algún modo dentro de las circunstancias que vivimos, en ellas debemos mirarnos porque somos nosotros mismos.

La vida de cada cual es el resultado de su forma de pensar por lo que modificando nuestros pensamientos nuestra vida cambiaría.

 Sin embargo esta modificación no es tan sencilla como pudiera entenderse superficialmente. La fuente de la auténtica creación mental se encuentra dentro del ser humano pero no es la mente común y cotidiana.

El único medio que nos permite crear a voluntad y modificar circunstancias  es la mente consciente.

Cambiar simplemente un pensamiento por otro, repetirnos una y otra vez las llamadas “afirmaciones positivas”, puede servirnos para generar estados más deseables, pero pasajeros;   a la larga  no produce el resultado deseado. 

Llegar a establecer la mente consciente pasa por cambiar nuestra forma de pensar para que los pensamientos cambien.

Mientras sigamos pensando como siempre lo hemos hecho, con las mismas creencias, conceptos y prejuicios, reaccionando mentalmente de la misma forma ante los mismos estímulos, la transformación no tendrá lugar. 

Sólo se producirá un cambio efectivo en nuestros pensamientos cuando estos sean el resultado de una mente nueva.

Se trata de tomar conciencia la actividad que nuestra mente desarrolla. Pensamos continuamente, pero muy pocas veces somos conscientes de que pensamos y por qué lo pensamos.

Es el medio de transformar la mecanicidad y los hábitos de pensamiento en reacciones conscientes y se lleva a cabo a través de la auto observación. Requiere adoptar una actitud interior de “observar” sin reprimir y sin dejarnos arrastrar por lo observado, es decir, sin reaccionar.

Dominar el diálogo interno. Modificando conscientemente nuestros diálogos interiores se puede transformar la realidad, eliminar la mecanicidad en la forma de pensar.
  
El control del que hablamos no es represión ni imposición, sino la consecuencia normal que surge cuando los procesos mentales se van desarrollando a la luz de la conciencia.

El diálogo interior tiene “protagonistas” que vamos descubriendo, comprendiendo, y transformando.

El diálogo interno es producto de  múltiples voces interiores que protagonizan diversas historias y tienen diferentes intereses y objetivos. Son los habitantes de nuestro mundo interior que tienen la capacidad de plasmarse y hacerse visibles atrayendo las circunstancias que vivimos, el tipo de relaciones que mantenemos, conformando nuestro entorno.

Aprender a Visualizar En cada instante del día, recorren por nuestra mente como pequeños ratoncitos, infinidad de pensamientos de todos los “tamaños”, “colores” y en todas las velocidades y direcciones.

Los pensamientos son energías creativas poderosas, que cada vez que pasan por el pensamiento, ya sean ideas, recuerdos, palabras, razones, etc., es como si se regaran pequeñas semillas en el terreno de nuestra mente que pueden germinar en nuestra realidad, si les damos las condiciones para que crezcan. ¿Y cómo es que crecen estas semillitas? Con nuestra atención.

Es cuando prestamos atención a alguna de estas “semillas” o pensamientos y lo mantenemos visualizándolo en nuestro lóbulo frontal y la semilla empieza a crecer, a germinar, a concentrar energía. Y si lo mantenemos visualizándolo el tiempo suficiente, este se convertirá “en realidad”
La mente que normalmente utilizamos nos ha llevado a crear lo que somos.



Insertos En Informática


La mayoría de las aulas universitarias han experimentado una profunda 
transformación en los últimos diez años. No me refiero a las numerosas
iniciativas para dotarse de pantallas de plasma, asientos móviles, mesas redondas o pizarras digitales.

El cambio es más imperceptible, aunque su capacidad transformadora es muy significativa.
Algo se masca en el ambiente: se trata, nada más y nada menos, de los aparatos digitales de más de mil millones de personas, y de los ordenadores conectados entre sí y que generan más de 2.000 gigabytes de información nueva por segundo. 

Aunque la mayoría de las aulas se construyeron cuando se suponía que la información era escasa y difícil de encontrar, hoy en día casi la totalidad del conocimiento humano fluye a través y alrededor 
de estas salas, disponible gracias a ordenadores portátiles, teléfonos 
móviles e iPods.

 Las aulas que se erigieron para facilitar la transmisión de los conocimientos magistrales del profesor se ven ahora envueltas en una nube de información digital omnipresente en la que el conocimiento se genera, no se encuentra, y la autoridad se negocia continuamente mediante el diálogo y la participación.

Este nuevo entorno mediático puede ser inmensamente disruptivo para los métodos y las filosofías pedagógicas actuales. 

Al internarnos progresivamente en un contexto de información instantánea e infinita, se reduce la importancia de que los estudiantes conozcan, memoricen o recuerden información, y cobra relevancia su habilidad para encontrar, clasificar, analizar, compartir, debatir, criticar y crear información. Han de pasar de almacenar conocimiento a ser capaces de obtenerlo.

En este momento, la cantidad total de información presente en nuestro
entorno es asombrosa, pero lo que es más importante, la información digital interconectada es además cualitativamente diferente de la información en otros formatos. Se puede crear, gestionar, leer, criticar y organizar de manera muy distinta la información en papel y adoptar formas que ni siquiera imaginamos.

Para entender el verdadero potencial de esta “revolución informativa” sobre la educación superior, es imprescindible ir más allá del marco conceptual de la “información”. Porque en la esencia de esta “revolución informativa” residen nuevas maneras de relacionarse unos con otros, de conversar, de interactuar, nuevos tipos de grupos y nuevas maneras de compartir, intercambiar y colaborar. Wikis, blogs, etiquetado, redes sociales y otros avances de la tan en boga Web 2.0 son especialmente prometedores en este sentido porque están impulsados por la voluntad de interactividad, participación y colaboración. Es esta “esencia” de la Web 2.0 la que es importante para la educación. La tecnología es secundaria.

Se trata de una revolución social, no tecnológica y su aspecto más revolucionario podría ser la manera en la que nos proporciona herramientas para replantearnos la educación y la relación profesor-alumno en una variedad casi infinita de posibilidades.