lunes, 4 de mayo de 2020

Andemos Juntos


Un paso. Otro paso. Uno más. La marcha se hace lenta.  Cuesta caminar. La subida es empinada. El sendero no está marcado. Contemplando las estrellas todo se vuelve más fácil.  No estamos solos. ¿Hacia dónde vamos? ¿Por qué tanta gente permanece indiferente? Subir aporta claridad, pero hacerlo implica un esfuerzo que muchos no están dispuestos a realizar. La seguridad se paga con la libertad. Debemos seguir andando. Hay que aprender a confiar.  El camino señalado es invisible. Sólo el corazón puede verlo. Sentir es la clave para seguir avanzando hacia la luz.

La constancia y la voluntad presentan síntomas de cansancio. La batalla es interna. Viejos cuestionamientos y dudas afloran, saben que sólo pueden vivir mamando de la inconciencia y dan sus últimos coletazos para intentar torcer el rumbo. A medida que ascendemos se caen los andamiajes. 

Las estructuras se esfuman. Hay que permanecer alertas. Nunca se sabe de qué manera se presentará el próximo desafío. Las pruebas son una constante que nos ayudan a elevar.

Hombro con hombro, alma con alma, así, juntos, todo se hace más simple. La mano cálida de un peregrino me apuntala. La sonrisa de otro hermano me infunde optimismo. Todo suma. Es un honor poder disfrutar cómo las mariposas danzan con el viento. Las abejas y picaflores también nos acompañan. Son mensajes sutiles que confirman la senda elegida. El corazón simplemente agradece por tanta felicidad.

A lo lejos, todavía se escucha el eco de la risa de las masas. Creen que estamos locos por querer que la paz y la armonía retornen a la Tierra. Cantemos. Que nuestras manos se unan bien alto, para que desde el valle de lágrimas vean que marchamos unidos en el amor, irradiando la energía de una nueva humanidad.

No somos mejores ni peores que los demás, sólo buscamos no vivir en la inconsciencia.

Se necesita coraje, fe y actitud para seguir peregrinando. La vibración del despertar insufla energía, cicatriza las heridas y abre los ojos del alma. La maestría del corazón nos guía.  Podemos no verlos, pero estamos acompañados.

Seres de luz nos protegen. El caos, la desesperanza y el odio quedan en sus bajos reinos de sombras. Luz por un lado, oscuridad por el otro. Las aguas se dividen.

Un nuevo orden se despliega.

Me pediste ayuda compañero de ruta, lo mejor que puedo hacer es recordarte que falta muy poco. No aflojes, ánimo. Toma mi mano y ponte de pié. Tenemos que continuar. Imagina lo majestuoso que será llegar a la cima.

Despreocúpate, vamos bien. Disfrutemos del silencio. Contemplemos el paisaje. 

No hacen falta las señales, nuestros espíritus saben que aunque no existan los carteles indicadores, éste es el camino señalado.


Nutrir El Intelecto


La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.
-Joseph Addison.

Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.
-Antonio Gramsci.

Sin duda una de nuestras herramientas más poderosas para desarrollarla individualmente, así como para amplificarla colectivamente, es la lectura. “La lectura es un proceso emergente de construcción de significado que ocurre cuando la información topicalizada por el texto se sintetiza con el conocimiento previo como parte de un proceso general de interacción mediada con el mundo” 
(Michael Cole y Bárbara Means, Cognición y pensamiento, 1986).

En los últimos años, desde el ámbito de la neurociencia, han surgido fuertes confirmaciones de estas teorías, principalmente a partir del concepto de “plasticidad neuronal”, que implica que nuestro cerebro no es una unidad estática, sino que se trata de un continuo proceso de cambio y adaptación de redes sinápticas, las cuales organizan y reorganizan nuestra cosmovisión y nuestra percepción general del mundo. Para este complejo proceso, el hábito de leer se convierte en uno de sus catalizadores más poderosos.

En un estudio llevado a cabo durante un programa de alfabetización en Colombia, el doctor Manuel Carreiras del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje comprobó que las personas alfabetizadas mostraron un importante incremento frente a las no alfabetizadas en dos áreas relacionadas con el procesamiento visual, fonológico y semántico de la información en un texto: la materia gris (la densidad neuronal) y la materia blanca (encargada de conectar los dos hemisferios del cerebro).

Guillermo García Ribas, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), concluyó que “la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales”. La lectura constante y prolongada mejora nuestra capacidad de razonamiento, nuestra agilidad mental, nuestra concentración y nuestra memoria, al tiempo que amplía nuestros recursos lingüísticos y la profundidad de nuestras ideas.

Otra escritora argentina, Mori Ponsowy, rescata el valor único de los textos literarios, al preguntarse en voz alta:

¿Por qué leer? Para huir de las grandes abstracciones y las palabras simples. A diferencia del derecho, las ciencias y la política, la buena literatura está hecha de profundidad, de detalles […] pues, antes que nosotros, el escritor se tomó el trabajo de buscar lo que realmente importa en medio del desorden informe de nuestras vidas, y de encontrar las palabras exactas para desplegarlo ante nuestros ojos, iluminando detalles y matices que nos despiertan del letargo y la costumbre ¿Por qué leer? Para sumergirse en lo particular y único de cada vida. Para huir de los prejuicios de las grandes palabras… Leer en serio es un modo de negarse a ser ovejas en un rebaño, ovejas que no están muy seguras de qué piensan o en qué creen -o que. si lo están, es porque otros se lo han dicho-, para convertirnos en individuos con rasgos peculiares, con claridad de pensamiento, con ideas propias y precisas… 

¿Por qué leer? Para descubrir quiénes somos. ¿Por qué leer? Para poder pensar.


Síndrome Estúpido

En todas las organizaciones hay estúpidos.


Aquí, ya habrá algunos de ustedes revolviéndose en sus asientos pensando que esta es una consideración de alguien que se siente por encima de los demás. 

Lamento defraudarlos, pero no es así. También yo soy estúpido a veces (aunque trate de no serlo y escriba sobre ello).

Generalmente ocurre que, cuando alguien toma una cuota de poder, comienza a pensar más en sus necesidades que en las del resto, y orienta parte de su labor a satisfacerlas.

Por supuesto, la gente en relación con uno está haciendo su tarea lo mejor que puede, pero seguramente, siguiendo otros objetivos que difieren de los nuestros, al menos, en lo que a nuestros deseos personales se refiere, o no lo está haciendo de la manera que esperamos, pero que nunca comunicamos como correspondía.

Allí es donde normalmente se muestra la estupidez.

Miradas reprochadoras e incluso furiosas, gestos de desagrado, frases hirientes, y cuando no, algún grito destemplado o insultos, que les dedicamos fervorosamente a aquellos que no obran según nuestro leal saber y entender.

Todas cosas que desmotivan, y rebajan a nuestros colaboradores a meros espectadores maltratados.

Todos bajo ciertas circunstancias tenemos esos arranques de estupidez, es decir, perdemos la compostura y nos transformamos en personas desagradables.

Eliminar la estupidez no implica eliminar los conflictos, desavenencias, rispideces o fricciones en nuestras relaciones. 

Se basa sí, en respetar las diferencias, no rebajar a los otros ni llevar los problemas al terreno personal.


Los Porqué De Las Cosas


Desde pequeño, siempre me ha gustado intentar entender el porqué de las cosas. Ver el motivo que hay detrás de todo lo que existe, y comprender por qué es como es. En última instancia, quería descubrir el sentido de la vida, y entender por qué soy como soy.

Durante muchos años, pero, cuando compartía esta inquietud con los demás, el comentario que más a menudo me encontraba es: “qué pérdida de tiempo. No hay que entender el porqué de las cosas. Las cosas son como son y punto.”

Ahora, esta situación ha cambiado un poco, pero sigue habiendo una tendencia a creer que no tiene sentido preguntarse por qué, especialmente cuando hablamos del sentido de la vida, o de temas profundos en general. Nos encanta decir que la vida está para vivirla, no para entenderla.

Por esta razón, me gustaría contarte una pequeña historia…

Qué Pasa Cuando No Sabemos el Porqué de las Cosas
Dice la historia que, en un pequeño pueblo, había un hombre muy sabio, alrededor del cual la gente se reunía de vez en cuando para meditar y recibir sus consejos. Un día, sin embargo, apareció un gato que empezó a pasearse por la sala donde hacían la reunión. Era un gato muy juguetón, y no los dejaba concentrarse. Así que el sabio pidió que alguien lo atara mientras duraba el encuentro.

Parece ser que al gato le gustaba participar a su manera, porque a partir de ese día, siempre aparecía cuando se reunían. Y tal como habían hecho el primer día, lo volvían a atar.

Los años fueron pasando, y un día el sabio del pueblo murió. Todo el mundo estuvo muy triste, y le guardaron luto. Pero siguieron celebrando las reuniones, ahora dirigidas por sus discípulos, los cuales intentaban mantener vivo el espíritu de su maestro.

Siguieron pasando los años, y los encuentros se mantuvieron casi igual. 

Meditaban tal y como el maestro les había enseñado, e intentaban aplicar todo lo que habían aprendido de él. Por su parte, el gato seguía apareciendo, y lo continuaban atando.

Hasta que un día el gato también murió. Y entonces buscaron otro gato para poder atarlo durante las reuniones.

Me gusta mucho esta historia, porque muestra muy claramente lo que sucede cuando no conocemos el porqué de las cosas: acabamos haciendo cosas sin sentido. 

Así que intentar descubrir por qué estamos aquí, qué es la Tierra exactamente y cuál es el sentido de nuestra vida no es una pérdida de tiempo: es la mejor manera de no terminar buscando gatos para atarlos.


domingo, 3 de mayo de 2020

Los Acuerdos


Filosofía Tolteca
Acuerdos
Miguel Ruiz en su libro “Los 4 acuerdos” nos propone cuatro acuerdos básicos de la filosofía Tolteca:

1. Sé impecable con la palabra:
Sé íntegro al hablar. Di sólo lo que pienses. Evita usar la palabra para hablar contra ti mismo o contra los demás. Utiliza el poder de tus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor.

2. No te tomes nada personalmente:
Nada de lo que hacen los demás está causado por ti. Lo que los otros dicen o hacen es una proyección de su propia realidad, de su propio sueño. Al ser inmune a las opiniones y acciones de los demás, no serás víctima de sufrimientos innecesarios.

3. No hagas suposiciones:
Ten valor para hacer preguntas y expresar lo que de verdad deseas. Comunícate con los demás con la mayor claridad posible para evitar los malos entendidos y las desgracias.

4. Haz siempre lo mejor que puedas:
Entrega, en cualquier circunstancia, lo mejor que tengas, evitando mostrarte duro contigo mismo.

Estos acuerdos pueden llevarnos a una vida de mayor bienestar. Sin embargo, ¿cuántos acuerdos establecemos con nosotros mismos que nos cierran posibilidades? Acordamos que no podemos, que no somos lo suficientemente buenos, que no podemos perdonar, que no merecemos amor, etc., etc. Cada uno de nosotros establece acuerdos diariamente. Algunos son viejos acuerdos que ya ni siquiera están vigentes, pero no nos ocupamos de revisarlos para comprobar su caducidad.

Hoy te invito a reflexionar sobre esos acuerdos que puedan estar limitando tu bienestar. Lo bueno de estos acuerdos es que somos nosotros y sólo nosotros los que tenemos el poder para decidir si queremos que sigan vigentes o no.

 Quizás ya sea tiempo de establecer nuevos acuerdos contigo mismo, que sean más coherentes con quien quieres ser.


El Ejercicio De Pensar


Creo que es fundamental para la vida de una persona, poderse relacionar con el mundo con base en ideas construidas desde sus capacidades intelectuales; esto es importante porque desde allí puede construir su individualidad, y con ello tener una posición clara y concreta frente a lo que le rodea. 

En general, las personas que no se toman el tiempo de racionalizar o de comprender todo lo que leen o escuchan, viven inmersas en una recurrencia constante al “cliché”, en este caso, fórmulas que permitan salir del paso a temas o situaciones que se toman a la ligera.


Por ejemplo, se ha hecho publicidad con el tema de “Colombia es el mejor vividero del mundo”, no sé quién se inventó eso, ni a qué estrategia de mercado responde; el problema es que las personas del común a las que han entrevistado han dicho lo mismo, pero cuando se les pregunta dónde más han vivido, arguyen que nunca han salido del país. 

La cuestión va más allá; si alguien va a llegar a esa conclusión, es imperativo que haya viajado por muchos lugares del mundo, compartido su cultura, su lengua, su gastronomía, sus empleos, entre otros; si posteriormente nada de ello le ha gustado más que Colombia, es válido concluir que es el mejor vividero del mundo.

Con este ejemplo, es posible que alguien esté pensando en el nivel de educación de los entrevistados y que por ello den una respuesta más patriótica que racional. En esta medida va otro ejemplo.Las páginas de internet como “el rincón del vago”, “Wikipedia”  y “buenas tareas”, son diariamente consultadas por todo tipo de personas que buscan información sobre algo en particular, en general, de orden académico. Muchos piensan que por aparecer en la red, es sinónimo de veracidad, de confiabilidad o de rigor científico. 

No está de más aclarar que cualquier persona puede publicar allí, en “buenas tareas” sólo se necesita compartir un ensayo para hacer parte de la comunidad, es decir, no importa el contenido del escrito, no hay comité editorial, ni nada que certifique la importancia o la pertinencia del texto; así mismo, en Wikipedia basta con observar un tutorial para publicar. 

En otras palabras, no hay filtros, ni sistemas de calidad, que garanticen los contenidos publicados en esos espacios.

Quiero enfatizar que no se trata de cerrar estos espacios virtuales, por el contrario, en algún momento dado pueden ser útiles como herramientas de investigación; el problema se condensa cuando las personas los incorporan en sus vidas como una tabla de salvación, como una forma “inteligente” de resolver un problema; desafortunadamente muchos siguen pensando que en esta vida se trata de “ser vivos”, o sea, de tomar el camino más fácil, el de menor esfuerzo.


Finalizo con lo siguiente ¿Por qué es tan complejo pensar por sí mismo?



Los Sondeos


La baja autoestima puede provocar la búsqueda constante de aceptación por parte de los demás. Cuando una mujer o un hombre no se siente bien consigo mismo o no se quiere, a menudo busca su aceptación a través de la aceptación de los demás. 

En estos casos, el racional es “si los demás me quieren entonces puedo quererme”. Sin embargo, esto resulta más difícil de lo que puede parecer ya que la búsqueda de aceptación, cuando se tiene baja la autoestima,  puede resultar difícil.

La búsqueda de aceptación constante puede traer consigo diferentes consecuencias, tales como:
Aceptar cualquier cosa que venga de los demás por miedo a ser rechazado. Esto podría incluir el maltrato físico o el psicológico.

Temor a expresarse y mostrarse como realmente se es por miedo a ser rechazado.
Imitar conductas y actitudes, aun sin estar de acuerdo con ellas, por temor a ser rechazado.

Dificultad para ser uno mismo y sentirse cómodo con los demás. Esto se debe a que siempre se está pensando en el que dirán o en qué pensarán los demás.
Cuando se padece de baja autoestima, la búsqueda de la aceptación puede provocar una sensación desagradable en quien la padece. El miedo a ser rechazado no permite actuar libremente y todo se piensa en función de lo que se cree que opinarán los demás. 

Esta situación puede llegar a desgastar mucho ya que la mujer o el hombre siempre tiene que ir con cuidado de lo que dice o hace
.
Otra de las causas que originan una baja autoestima es la frustración. El miedo a ser rechazados puede llevarnos a percibir cualquier situación, por poco importante que sea, como si fuera un rechazo. Por ejemplo, una persona con baja autoestima que busca constantemente la aceptación de los demás, puede pensar que si alguien le dice: “hoy no quiero salir”,  en realidad es porque no quiere verlo. 

No es capaz de pensar en cualquier otra posibilidad como que simplemente está cansado, de mal humor o que simplemente no quiere salir porque ha tenido un mal día en el trabajo. Estas situaciones frustrantes de supuesto rechazo sólo lograrán bajar aún más la autoestima
.
Para evitar que esto suceda, lo mejor es pensar en las diferentes explicaciones que podría tener el comportamiento de nuestro amigo, y ver que el rechazo es una posible causa entre muchísimas otras. De esta forma, será más sencillo interpretar que esa situación seguramente no ha sido causada por un rechazo.

También es importante intentar sentirse menos presionados y actuar más libremente en lugar de estar pensando constantemente si los demás nos aceptarán o no. En el peor de los casos, es mejor que no nos acepten a que nos acepten por algo que no somos en realidad.


Además y por mucho que nos esforcemos en pensar cómo pueden opinar otras personas, la realidad es que no lo sabemos y que a menudo es difícil anticiparlo. 

Lo que a una persona le puede parecer bien, a otra le parecerá mal, e incluso lo que a alguien le puede parecer bien un día, le puede parecer mal otro día o en otro momento.


Seres Diferentes

Cuando nos minimizamos o nos ponemos por debajo de los demás, lo único que hacemos es desviarnos de nuestra plenitud como personas. Cuando te elogian y no te lo crees, cuando no tienes criterio propio y antepones las frases de otros delante de tu discurso, cuando crees que los demás siempre hablan o se ríen de ti, cuando tu lenguaje interno te lleva por los caminos de la desvalorización, o cuando te dejas de lado y respondes a las necesidades de otros primero, déjame decirte que vas justo por el camino de la subestimación.

Ahora bien, si el juego es a la inversa, si ocurre que en vez de subestimarte, subestimas a los demás, sin menospreciar la opinión, actos y decisiones de otros te parece algo normal, si crees que tu experiencia de vida está por encima de lo que otros han tenido que enfrentar, creo que el problema aquí se agudiza mucho más y la salida a este comportamiento es difícil de vislumbrar.

Cuando la dificultad es a lo interno es mucho más fácil de resolver, lo único que necesitas es tomar conciencia de este fallo que haces contra ti y modificarlo, observando los pensamientos que utilizas en tu contra para cambiar el enfoque de tu mente y abriéndote a las posibilidades de la vida para hacer de la estima parte de tu amor propio. Pero si juzgar a los demás y criticar lo conviertes en un lugar común, al mismo tiempo te vas convirtiendo en una persona tóxica, de esas con las que nadie quiere conversar y de las que se suele huir porque siempre desprecian lo que otros dicen o hacen.

Puede que tu perfeccionismo excesivo te haya llevado a la desestimación como una actitud recurrente, puede que haberte criado en un hogar donde la crítica fue la constante te haya conducido hacia el menosprecio y a criticar como algo totalmente normal, puede que sentirte superior sea la otra cara de la misma moneda de la baja autoestima que no reconoces, y colocándote en el pedestal de superioridad solo le pongas una cortina de humo al poco amor que te tienes y haces del autoengaño una salida fácil para no asumir tus falencias y carencias.

Subestimarte o subestimar a los demás es una actitud que siempre hablará de tu poco amor, y por supuesto será más fácil reivindicarte contigo mismo que hacerlo con el resto, porque aunque la reconciliación personal pareciera un camino difícil de transitar, mejorar tu relación contigo siempre será la vía más indicada y fértil para reconciliarte con la vida entera.

Las personas que están trabajando en sí mismas no están pendientes si los demás lo hacen mejor, no mides tu crecimiento propio con alguien más, no verificas si tu espiritualidad es mejor que la de otros, comprendes que ese crecimiento es algo muy personal y que cada quien lo vive a su manera, no subestimas la forma cómo la gente ve la vida por muy distinta que sea a tu perspectiva, no alardeas de lo que has logrado ni te pones por debajo de las personas que han hecho un largo caminar hasta alcanzar la plenitud.




Compromiso Confiable


Las personas comprometidas inspiran nuestra confianza. Construyen un camino seguro sobre el que dirigir nuestros pasos. Son luz en las tinieblas. Las personas comprometidas nos hacen sentir más tranquilos a la hora de tolerar la incertidumbre, puesto que sabemos que actuarán como ya han manifestado.

Alguien que se compromete con algo no solo lo hace en los grandes planes o en los grandes proyectos. Lo hace también con los pequeños gestos. Y los pequeños gestos, en verdad, tienen un valor mucho más grande del que pensamos. Imagina aquella persona que cada vez que os disponéis a fijar un día para poder reencontraros acaba cancelando la cita. La cancela varias veces. A veces incluso cuando ya estás saliendo a su encuentro.

Las personas comprometidas nos hacen sentir más tranquilos y confiados
Pero no solo lo hace cuando os queréis ver, sino que ya has percibido que es alguien de quien dudar. Alguien que te acaba generando una incertidumbre impropia de un amigo. Cancela compromisos, encuentra cientos de excusas para justificar su falta de interés… Pequeñas mentirijillas que, sumadas una tras otra, generan un efecto devastador en la otra persona. El efecto de la desconfianza. La falta de confianza mata las relaciones. Nos llena de inseguridad. Es abono para el reino de la incertidumbre.

Y la incertidumbre es esa asesina silenciosa que destruye cualquier terreno fértil en nuestra vida. Que no nos interese una persona o no sea de nuestro agrado es algo totalmente natural. Algo de lo que no deberíamos avergonzarnos. 

Es más, lo extraño sería que todo nos interesara de la misma manera siempre.

“La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien es confiar en él”
-Ernest Hemingway-

De alguna manera, aquí la solución parece sencilla. Si no me interesa algo me alejo de ello porque no tengo ningún interés en comprometerme con ello. 

No obstante hay personas que tienen tan inculcado el complacer a todo el mundo que acaban por anularse a sí mismas. Todo por una búsqueda incansable de la aprobación del otro.

Se pierden y encontrarán un grito sordo dentro de ellas que les avisará de que hay algo que marcha mal en sus vidas. Algo que no funciona de manera auténtica. Quizá pienses en aquella vez que hiciste algo solo por complacer a la otra persona. No te sentiste cómodo. Probablemente te sentías “vendido” a algo que no iba contigo.

No obstante, cuando hablamos de personas que sí nos importan, es importante reflexionar sobre cómo de confiables estamos resultando ser para esas personas. Si queremos ser confiables o si en verdad esto es algo que no nos importa tanto.


La Humanidad Solidaria


Erradicar la pobreza, garantizar la dignidad humana y proteger al planeta es el principal objetivo del Día Internacional de la Solidaridad Humana, que se celebra el 20 de diciembre.

En el Día Internacional de la Solidaridad se busca que los gobiernos cumplan con los acuerdos internacionales y sensibilizar así a la población sobre la solidaridad entre los humanos.

"El nuevo programa de los ODS -Objetivos de Desarrollo Sostenible- pone en el centro a la persona y al planeta, se apoya en los derechos humanos y está respaldado por una alianza mundial decidida a ayudar a la gente a superar la pobreza, el hambre y las enfermedades. Se forjará por tanto sobre la base de una cooperación y solidaridad mundiales", refiere Naciones Unidas (ONU) al argumentar la importancia de ese día mundial.

La finalidad es que cada los 20 de diciembre se pueda hacer un recordatorio en el mundo de la importancia de la inclusión, en un planeta que en el 2015 tenía una población de 7 mil 300 millones de habitantes, según estimaciones de la ONU.
El 20 de diciembre fue proclamado como el Día Internacional de la Solidaridad Humana durante una Asamblea General de la ONU en 2005. Desde ese momento, se ha celebrado por 12 años consecutivos.

De acuerdo con la ONU, una de cada nueve personas no tiene acceso suficiente a la alimentación para tener una vida saludable y activa. Entre el 2014 y el 2016, alrededor de 795 millones de personas padecían un cuadro de desnutrición.
Ayudar a la población que vive en extrema pobreza aún es un reto para la humanidad. 

Según estimaciones del Banco Mundial, en 2011, el 12.8 por ciento de la población vivía con menos de US$1.90 al día. En 1990, la situación de pobreza era más críticas, ya que alcanzaba un 37 por ciento.

El Banco Mundial registró en 2012 que un poco más del 77.8 por ciento de las personas en condición de pobreza extrema vivía en Asia meridional (309 millones de habitantes). En África, al sur del Sahara, 388.7 millones. Y los otros 147 millones en Asia oriental y el Pacífico.

En el caso de Latinoamérica y el Caribe, al menos 44 millones de personas vivían en extrema pobreza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en un reciente informe sobre el acceso a la salud mundial, estima que la mitad de la población no tiene acceso a servicios de salud, fundamentales para el ser humano. 

Para la OMS existen 16 servicios de salud vitales para la humanidad, entre ellos:
Salud reproductiva, de la madre, el recién nacido y el niño
Enfermedades infecciosas
Enfermedades no transmisibles
Servicios como la capacidad (suficiente personal capacitado para cubrir las necesidades sanitarias de la población) y acceso (servicios hospitalarios, a medicamento, seguridad sanitaria)


Librarse De La Rutina


Rutina, Trabajo... No dejar que nuestras vidas se basen en los mismos.

Como sabemos, todos o al menos la mayoría de las personas debemos tener un trabajo para poder costearnos nuestros gastos, necesidades y estilos de vida. 

Automáticamente de esto deriva el que tengamos una rutina; cocinar, planchar, lavar, salir temprano, llegar a tiempo, conseguir transporte, entre otras cosas.

Continuando lo antes mencionado, para ello debemos hacer un cronograma y pasar la mayor parte del tiempo desenvolviendo la misma tanto así que incluso hasta nos toma parte de nuestros días libres, y nuestra felicidad dónde queda?, nuestro espacio para dedicar tiempo a los que nos gusta, pasar tiempo de gozo hasta con nosotros mismos. Tendemos a volver nuestra vida aburrida apegandola a una costumbre y no nos damos cuenta que los días van pasando y no se devuelven, dejamos de pasar tiempo hasta con nuestros seres queridos, dejamos de hacer nuestros hobbies, son tantas cosas que olvidamos...

Por ello en nuestro cronograma siempre debemos buscar la manera de que así sea entrelazando la con las cosas que nos gustan buscar la manera de hacerla divertidas y disfrutar lo mas posible, que aunque la rutina nos quite el mayor porcentaje de horas que estamos despiertos encontrar la alternativa de que cada día podamos sentirnos nosotros mismos y no funcionar como un robot en modo automático, no somos maquinas programadas, tenemos derecho a realizar y disfrutar lo que queremos (en el buen sentido) por lo tanto no debemos ser nosotros mismos un obstáculo o una base imponente de nuestra rutina y hacernos querer sentirnos vivos y llenos de alegría diariamente.

Es importante recalcar el que tampoco debemos alejarnos de nuestros seres queridos por culpa de nuestra "rutina", ya sea que seamos padres, hermanos (más que todo los que tienen hermanos pequeños), hijos, o alguien importante para nuestras familias, porque sí. 

Vaya que lo somos!, así que vamos, moldea esa rutina, no seas aburrido que tú eres importante tanto para ti como para otras personas!


Pensando Diferente


Según la ciencia, las personas tenemos en promedio entre sesenta y noventa mil pensamientos diarios. La mayoría de los cuales son inconscientes, repetitivos del día anterior, y negativos.

Visto así parece un panorama poco alentador para quienes queremos emprender cambios. ¿Cómo podríamos desarrollarnos si es que somos inconscientes de los pensamientos que nos llevan a ciertos sentimientos y estos dan como resultado nuestros hábitos? Lo difícil de esta trama es que nos identificamos con ese conjunto, asumiéndolo como realidad inamovible, dando por sentado que es la única verdad.

Einstein dijo: “Es imposible solucionar un problema desde la misma mente que lo creó”. En definitiva es imposible ser alguien nuevo, o mejor dicho, establecer nuevos pensamientos, sentimientos y hábitos a partir del mismo patrón, porque ese patrón sólo es capaz de generar cosas congruentes consigo.

Abarcándolo desde esta perspectiva resulta indispensable dejar de alimentar, aunque sea por momentos, esa corriente continua de pensamientos. Es clave apaciguar la mente, disminuir la frecuencia de ondas cerebrales y así debilitar suavemente el circuito de redes neurales vigente que nos llevan siempre al mismo lugar. Pensar desde una mente nueva implica concebirnos de un modo diferente, apropiándonos de una identidad construida conscientemente.

Por otra parte y no menos importante, si bien alcanzar la meta será determinante, el éxito en nuestra calidad de vida residirá en el tránsito hacia ella. Un sabio maestro nos diría “la meta es el camino”.

Nuestro pasado es una abundante fuente de aprendizaje. De cada uno depende el uso que le dé. En este desarrollo, lo esencial es aprender a dar un paso atrás. Un pez no se da cuenta de que el agua es el agua, hasta que salta fuera de ella, “da un paso atrás” y puede ver en perspectiva. Sólo así se da cuenta de que lo que él creía un todo, no lo era.

Donde está nuestra atención está nuestra vida
La mayoría de las personas llevamos la atención una y otra vez a lo que no queremos, ya sea para quejarnos o para resolverlo. Es cierto que hay diferencia, sin embargo, de una u otra forma estamos dirigiendo nuestra atención a lo que NO QUEREMOS. Por el contrario, son pocas las veces que nos ejercitamos en dirigir la atención a lo que SI QUEREMOS. 

Aprender a ELEGIR la dirección del foco atencional, iluminar más la solución y menos en el problema. No siempre es fácil poner las luces en lo deseado, porque las circunstancias que nos hacen quererlo todavía están presente demandándonos. Ya sea enfermedad, duelo, fracaso, tristeza, crisis, escasez, pérdidas, etc.


Conectar con la idea y con las sensaciones físicas de cómo nos sentiríamos si ya estuviera resuelto. Conectar con la idea y con cómo esta se siente en el cuerpo, no tiene que ver con hacer de cuenta que aquello no existe, sino que es otra forma de transitar una realidad, reconociendo que hay algo más que lo actual.

Paulatinamente disolvemos los patrones que crearon cierta identidad. Damos origen un nuevo cableado, construyendo una nueva imagen de nosotros mismos y por ende una nueva realidad.



Escuchar Otras Opiniones


No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero lo más habitual cuando se habla de política, fútbol o religión es que el respeto sea lo primero que se pierda. Son temas en los que tendemos a enfrentarnos y acabamos discutiendo de forma bastante irracional. No son éstas las únicas cuestiones sobre las que solemos mantener posiciones encontradas, y en las redes sociales, los foros y otros puntos de encuentro que nos ofrece internet podemos encontrar infinidad de ejemplos cada día.

Las matemáticas, la física y la historia también son muy importantes. Pero siendo las relaciones interpersonales uno de los elementos definitorios fundamentales del ser humano, es llamativo que nadie nos enseñe a cultivarlas de la mejor forma posible.
Escucha activa

Para poder abordar una reflexión desde todas sus perspectivas, conviene disponer de toda la información y los datos necesarios. A menudo la mayor parte de esta información reside en las personas, por ello es primordial maximizar la capacidad de adquirirla mediante la escucha activa.

Es probable que pienses que sabes escuchar. Es lo normal, casi todas las personas piensan que lo saben hacer y que lo practican con esmero. Pero cuando las mismas personas que hacen esta afirmación se ponen “al otro lado”, es decir, en el lado del que habla,  piensan que los demás no les escuchan como a ellos les gustaría.

El problema es que cuando escuchamos no solemos ponernos en la actitud mental de “estoy escuchando”, sino en la de “voy a responder a eso” o en “pues mi opinión es…”. Sin embargo, una escucha debe ser genuinamente receptora, abierta, sin ponerse a la defensiva, sin espíritu crítico, debe estar ávida de obtener la información y comprender al emisor. Y debe ser activa, es decir, que no sólo se recibe información pasivamente, sino que también se generan y despliegan comportamientos y entornos dirigidos a  promover su obtención, a facilitar que fluya y llegue, optimizando su calidad y cantidad.

Las personas tenemos sentimientos y vidas complejas, llenas de emociones y pensamientos que nos acompañan cada minuto y que condicionan la perspectiva con la que interpretamos el mundo. Por eso, cuando interaccionamos con alguien mediante una conversación es importante ser consciente de que todos esos factores influyen enormemente. Se debe realizar un esfuerzo especial por intentar comprender estos condicionantes y cual es la perspectiva que dicha persona tiene para poder hacer un ejercicio de ponerse en su lugar, realmente, sin caer en el “qué haría yo en su situación”, sino buscando el “entiendo su situación”, y preguntándose  “¿por qué está diciendo lo que está diciendo?”

La pregunta inteligente es la forma más eficaz de canalizar una indagación. Las preguntas deben ser concretas si queremos obtener respuestas precisas. Deben transmitir un sincero interés por conocer la realidad, sin parecer inquisitivas o acusadoras. El modo en que se formula una pregunta puede promover entusiasmo y franqueza o posiciones defensivas y resistencia.

Una indagación eficaz enfocada en lo que es correcto y cuyo objetivo sea hallar la mejor solución o elegir la opción acertada cumple lo siguiente:
Promueve la reflexión cuestionando todo lo relevante y conduce a nuevos consensos.
Permite que todas las persones compartan sus reflexiones e información, de manera franca y espontánea y así todo lo relevante se tiene en cuenta.

Anima a compartir información y reconoce a las personas que lo hacen. 
Establece la base para una evaluación objetiva de la situación.

Recuerda que solamente lograrás la escucha activa cuando la otra persona considere que, en efecto, le has escuchado mientras hablaba. Por mucho que tú pienses que has hecho lo que debías, la única forma de saber si lo has conseguido es preguntándole a tu interlocutor. 

Si él confía en ti, te dirá sinceramente si se ha sentido escuchado y en qué aspectos de los comentados anteriormente tienes opciones de mejora.


El Mundo Social


La realidad social se configura y re-configura permanentemente a partir del sentido que las sociedades dan al mundo. Desde estas significaciones las personas configuran su orden social; sus formas de ser, hacer, representar en el mundo, organizando en este marco su vida cotidiana.

Ella se establece como práctica social en la medida que adquiere el suficiente arraigo, significación y objetivación que les da un sentido transformador a sus actores sociales y su entorno.

El objeto del presente artículo es abordar algunas perspectivas desde las cuales se ha configurado la práctica social, que se salen decididamente de la dimensión meramente funcional, y que evidencian la potencia de este concepto en la configuración de seres humanos como expresión de humanidad desde los imaginarios sociales. 

En el texto se propone un análisis de algunas tendencias de la práctica social buscando establecer una síntesis de consideraciones por las cuales esta adquiere una dimensión como expresión de humanidad; confronta teorías que la apoyan y soporta su propuesta en la lógica de los imaginarios sociales para superar la práctica como mera actividad y situarla como escenario socio-histórico y psicosomático.

La práctica social debe ser considerada como expresión de toda la humanidad del ser humano representada en sus imaginarios sociales; esto es, que debe reconocer, en primer lugar, que el ser humano, quien realiza la práctica social es un ser socializado, o sea que cuando interactuamos con alguien, ese alguien es de por sí y por herencia social, un sujeto con un complejo entramado socio/histórico el cual influye en una práctica social.