Las personas comprometidas inspiran nuestra confianza. Construyen un
camino seguro sobre el que dirigir nuestros pasos. Son luz en las tinieblas.
Las personas comprometidas nos hacen sentir más tranquilos a la hora
de tolerar la incertidumbre, puesto que sabemos que actuarán como ya han
manifestado.
Alguien que se compromete con algo no solo lo hace en los grandes planes
o en los grandes proyectos. Lo hace también con los pequeños
gestos. Y los pequeños gestos, en verdad, tienen un valor mucho más grande
del que pensamos. Imagina aquella persona que cada vez que os disponéis a fijar
un día para poder reencontraros acaba cancelando la cita. La cancela
varias veces. A veces incluso cuando ya estás saliendo a su encuentro.
Las personas comprometidas nos hacen sentir más tranquilos y confiados
Pero no solo lo hace cuando os queréis ver, sino que ya has percibido
que es alguien de quien dudar. Alguien que te acaba generando una
incertidumbre impropia de un amigo. Cancela compromisos, encuentra cientos de
excusas para justificar su falta de interés… Pequeñas mentirijillas que, sumadas
una tras otra, generan un efecto devastador en la otra persona. El efecto
de la desconfianza. La falta de confianza mata las relaciones. Nos llena de
inseguridad. Es abono para el reino de la incertidumbre.
Y la incertidumbre es esa asesina silenciosa que destruye cualquier
terreno fértil en nuestra vida. Que no nos interese una persona o no sea
de nuestro agrado es algo totalmente natural. Algo de lo que no deberíamos
avergonzarnos.
Es más, lo extraño sería que todo nos interesara de la misma manera
siempre.
“La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien es confiar en
él”
-Ernest Hemingway-
De alguna manera, aquí la solución parece sencilla. Si no me
interesa algo me alejo de ello porque no tengo ningún interés en comprometerme con
ello.
No obstante hay personas que tienen tan inculcado el complacer a
todo el mundo que acaban por anularse a sí mismas. Todo por una búsqueda
incansable de la aprobación del otro.
Se pierden y encontrarán un grito sordo dentro de ellas que les avisará
de que hay algo que marcha mal en sus vidas. Algo que no funciona de manera
auténtica. Quizá pienses en aquella vez que hiciste algo solo por
complacer a la otra persona. No te sentiste cómodo. Probablemente te
sentías “vendido” a algo que no iba contigo.
No obstante, cuando hablamos de personas que sí nos importan, es
importante reflexionar sobre cómo de confiables estamos
resultando ser para esas personas. Si queremos ser confiables o si en verdad
esto es algo que no nos importa tanto.
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