El idioma español está considerado como una lengua romance del grupo
ibérico y uno de los más limpios del habla moderna porque a no ser porque la H
es muda, se lee y escribe tal cual se pronuncia. Es rico en conceptos y se los
articula fácilmente y con una curiosidad: tiene 15.000 verbos que han sido
publicados ya hace mucho tiempo en un diccionario especial (Sopena).
En ese número de verbos están incluidos los de la vieja habla castellana
pero ello no impide reflexionar sobre la poca cantidad de verbos que se
utilizan en la actualidad. Desde la Academia Nacional del Idioma se dijo que la
mayoría de los rioplatenses empleaba alrededor de 600 palabras en el lenguaje
coloquial cotidiano. Este achicamiento idiomático está relacionado seguramente
con el abandono del hábito regular de la lectura, algo que ha ido decayendo
pronunciadamente en los últimos años como consecuencia de la invasión
tecnológica y de un cierto debilitamiento en la enseñanza dentro del sistema
educativo.
El mundo del idioma español es muy rico y ello se nota en los grandes
disertantes y en los escritores. La riqueza que ha dejado Jorge Luis Borges en
su producción es inmensa y ha sido considerada mundialmente.
El idioma se articula con palabras y la palabra es la unidad mínima del
significado de una lengua. La palabra es considerada específicamente como un
conjunto de sonidos que expresa una idea. Por ello, utilizar los términos con
precisión impide que quien escucha se equivoque en la interpretación de los
significados.
Esta observación es fundamental para la apreciación del idioma.
Por otra parte, las diferencias generacionales son visibles en el uso
idiomático. En principio porque el idioma responde a la realidad de la vida, es
decir tiene un presente en su expresión así como un pasado en su
estructuración. No obstante, en un amplio sector de los jóvenes se incluyen
modismos antojadizos y contracciones en el uso de la palabra, por ejemplo no
dicen «vamos a ver una película» sino vamos a ver una «peli». Y, hay que
admitir que estas caracterizaciones se llevan aula y que a los profesores de
lengua les cuesta poner las cosas en su lugar. Mucho más con la indisciplina
tan frecuente hoy en el ámbito escolar.
El aporte más importante que puede hacer una persona al idioma, es
hablar bien en la vida cotidiana, es decir expresar correcta y claramente sus
ideas para evitar cualquier confusión .
Hay que hablar teniendo en cuenta que la palabra es el vínculo y que,
entendida como tal, mejora y profundiza la comunicación.
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