sábado, 9 de mayo de 2020

Las Expectativas Y La Realidad


Las expectativas versus La realidad: la eterna batalla.
No hay ninguna conspiración contra ti, nadie te quiere hacer daño y nadie te ofende. Créeme. Lo que de verdad te ofenden son tus expectativas.

Y es que no hay nada más devastador que esperar algo y que la realidad no cuadre con lo que teníamos pensado. ¿O acaso es al contrario?

¿Acaso no son nuestras expectativas la verdadera causa de nuestro malestar y dolor?

Hoy quiero hablarte de esta disonancia que vivimos continuamente y te quiero regalar mi técnica take-away para vivir en la realidad y vencer esas expectativas que te restan felicidad.

Quiero que realices conmigo un ejercicio de introspección y busques esas situaciones donde tus expectativas no se han ajustado con la realidad.
Quizá esperabas un regalo en tu cumpleaños que no recibiste.

Quizá un día que estabas especialmente mal esperabas afecto de tus amigos más cercanos  y no te lo dieron.

Quizá esperabas ciertas notas en un examen y el resultado no fue el esperado.
Quizá esperabas que tu pareja te llevara a un lujoso restaurante y te agasajara a cumplidos y halagos… y al final todo lo que pensaste no podía estar más lejos de la realidad.

Y claro, después de estas situaciones te enfadabas. Te entraba la típica rabieta de cuando un niño quiere un helado y no se lo compran.

Ahora, date cuenta de dónde está el problema.

¿Son los demás los que te ofenden o eres tú quien exige demasiado a la realidad?
Puedes pensar lo que quieras, pero creo que es más sano deshacerse de esas expectativas que te están amargando y estropeando los momentos felices.

Ni tu familia (padres, madres, hermanos), ni tus amigos, ni tu pareja te pertenecen. Son personas distintas con motivaciones distintas y vidas distintas.

No puedes pretender que estén ahí para ti cumpliendo todas tus expectativas. No los puedes comprar, no los puedes acaparar, no los puedes atar… Son libres, igual que un pájaro o el agua corriente de un río
.
Y es bello que sea así, porque así es la vida. Un ir y venir de personas que te tocan, comparten contigo su tiempo y se van.

No te ofenden los demás, son tus pensamientos acerca de cómo tienen que actuar las personas, cómo tienen que actuar tus padres, tus amigos o tu pareja. Deja que cada uno actúe como es, como seres libres y conscientes de otra realidad (la que perciben ellos) y que es totalmente distinta a la tuya.

Nuestra mente quiere ayudarnos a ver la realidad y que nos esforcemos lo mínimo posible, por lo que hace que nos guiemos diariamente por pensamientos y creencias. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente estos patrones sirven para que nuestro comportamiento esté más orientado y haya menos incertidumbre en nuestra vida. Aunque muchas veces estos pensamientos automáticos nos jueguen malas pasadas. Nuestra mente quiere ayudarnos a ver la realidad y que nos esforcemos lo mínimo posible, por lo que hace que nos guiemos diariamente por pensamientos y creencias. 

Esto no es ni bueno ni malo, simplemente estos patrones sirven para que nuestro comportamiento esté más orientado y haya menos incertidumbre en nuestra vida. Aunque muchas veces estos pensamientos automáticos nos jueguen malas pasadas.


Ni tú deberías nada, ni los demás deberían nada. La palabra “debería” quítala de tu diccionario mental, elimínala para siempre. No es más que un peso de obligación sobre nosotros, sobre nuestra propia capacidad y sobre lo que esperas de los demás. 

Créeme, ni tú debes hacer nada por nadie ni los demás deberían hacer nada por ti. Hazlo si quieres hacerlo, y los demás lo harán por ti si les sale desde el corazón.

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