sábado, 11 de julio de 2020

Las Decisiones


Todas las cosas que nos ocurren en la vida son resultado de alguna decisión. A veces son decisiones pequeñas, que podemos tomar sin apenas darnos cuenta: ¿voy por la derecha o por la izquierda?, ¿cruzo la calle o sigo andando por la acera?, ¿entramos en este bar o mejor vamos a otro? Otras veces pueden ser decisiones mucho más trascendentales: ¿acepto su propuesta de matrimonio o es demasiado pronto?, ¿me arriesgo y me dejo llevar con ese chico que me gusta?, ¿debería hacerme donante de órganos?

Decidimos qué queremos aprender, a qué nos queremos dedicar, en qué queremos invertir nuestro tiempo y con quién deseamos compartirlo. Decidimos qué deporte practicar y cuándo, decidimos qué queremos comer o beber, elegimos qué libros queremos leer, qué películas queremos ver y qué música queremos escuchar, y también decidimos qué queremos hacer con lo que hemos leído, visto o escuchado. Y al elegir, nos hacemos responsables de las consecuencias positivas y negativas que nuestras elecciones nos puedan traer.

Nosotros decidimos, y lo hacemos libremente, por lo que debemos asumir los riesgos, costes y consecuencias de dichas elecciones. Y nosotros las aceptamos, pero seguramente cada uno de nosotros no ha podido evitar pensar alguna vez qué habría pasado en nuestra vida, o cómo sería si nuestra decisión hubiera sido diferente. Si en vez de tomar el camino de la derecha hubiéramos tomado el de la izquierda, o si nos hubiéramos dado la vuelta y salido corriendo sin elegir ninguno de los dos.

Porque echando la vista atrás, ¿cómo sería tu vida ahora, si en un momento dado no hubieras tomado la decisión de irte a estudiar a otra ciudad o a otro país; si en vez de irte a un importante núcleo cultural hubieras decidido quedarte en tu pequeña ciudad de provincias? Quizás ahora, en vez de ser una persona independiente que no necesita ni depende de nadie, con estudios, un trabajo, amigos de todas partes del mundo y libre para hacer lo que quiera, serías una persona sin mayores horizontes. O puede que no.

Y es que aunque muchas veces no sepamos cómo una decisión puede cambiar el curso de nuestra vida, nos guste o no, esta está condicionada por cada elección que hacemos. Porque como decía Joseph O'Connor: "La vida consiste en una serie de pequeñas decisiones".


Así que, si la vida es el recuerdo de nuestras decisiones, entonces no podemos cambiar lo que somos, pero sí que podemos elegir lo que seremos. Elige bien.


Construyendo Futuro


"Los hombres amontonan errores en sus vidas
y crean un monstruo al que llaman destino”.
John Hobbes

"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras.
Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos.
Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."
Mahatma Gandhi

"Debemos obrar,
no para ir contra el destino,
sino para ir delante de él".
Hebbel

"El hombre es el verdadero creador de su destino.
Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida".
Gustavo Le Bon

Muchas personas creen que la vida es una cuestión de azar, que las experiencias y oportunidades que se presentan espontáneamente, además de ser gratas sorpresas, son lo mejor manera de vivir y de crecer personalmente. Este tipo de personas confían más en los eventos externos y por esa razón esperan a que las cosas sucedan.

Son personas que creen en las coincidencias y que el universo les tiene preparado un gran futuro, sencillamente porque sí.
Según este tipo de personas, sólo tienes que “darle tiempo al tiempo" y resistir las inclemencias de tus problemas en la vida. Al fin y al cabo, “después de la tormenta llega la calma”, así que lo mejor que puedes hacer es soportar las dificultades actuales, porque tarde o temprano, "vendrán tiempos mejores" para ti.

El destino que está escrito especialmente para ti te encontrará y ya no tendrás las complicaciones que tienes ahora, después de todo “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, así que algún día, quieras o no, tus inconvenientes terminarán.

Sencillamente, las cosas extraordinarias de la vida aparecen de forma inesperada, tú simplemente tienes que estar –de una u otra manera- preparado para hacer uso de los buenos momentos que el destino te está ofreciendo o te ofrecerá, mañana mismo o en un par de años.

A toda esta verborrea fantasiosa e idealista, me opongo rotundamente.


Personas De Bien


¿Cansado del trepa, del que espera que tropieces para hacerse con tu puesto, del que sabes que te pone buena cara y al girarte te está poniendo verde, del que solo piensa en él mismo y carece de empatía? Esto es la selva. La experiencia nos dice que hay deshonestos, desleales, corruptos, imbéciles, desagradecidos, oportunistas, imitadores y un sinfín de especímenes que a veces no sabes ni cómo clasificar.

Pero tú no eres así, por eso estás leyendo este artículo. Tiendes a replantearte tu forma de ser y actuar porque cada vez que te comportas conforme a tu escala de valores y eres benevolente, alguna de esas fieras te hace dudar.

Mucha gente te dirá: "Tú es que eres tonto, de bueno eres tonto de remate, así no llegarás a ningún sitio porque siempre habrá uno que te quiera hacer daño. Espabila que este mundo es para los listos".

Pues queridos, yo me he llevado en la vida un palo detrás de otro, y los que me quedan por recibir. Pero me niego a sucumbir al poder de los insensibles, a los que practican la crítica despiadada porque es la única herramienta que tienen para hacerse valer. No serían nada si no desacreditaran a quien bien intenta ganarse la vida. Son unos amargados, que necesitan contagiar su ira y avinagramiento al resto de la humanidad. Porque cuando los demás comparten y son generosos, la rabia les mata por dentro. Y si pudieran, desaparecerían del mapa y se desintegrarían con tal de perderse tu victoria.

¡No desistas! Ni se te ocurra, no te cambies de bando. ¿Y sabes por qué? Porque hay cambios que en lugar de enriquecerte, te empobrecen y te convierten en tan mediocre como los buitres. Lo bueno de ser bueno, es que en algún momento tiene su recompensa, y el que es como tú, te descubre, se pega a ti y generas sinergias. Yo he conocido a gente maravillosa, con ganas de compartir, de sumar, de ofrecerse. Y solo por esto, vale la pena cualquiera de las puñaladas recibidas.

Si buscas que tus actos tengan un efecto bidireccional, igual equivocas el objetivo. Aquí no se trata de recibir, sino de comportarte de forma honesta y coherente con tu escala de valores. Nada más. No busques recoger, solo sembrar. Tarde o temprano, algo vuelve a ti. Porque la buena gente se siente cómoda con los de su misma escala de valores y poco a poco se irán encontrando.

La Integridad


El concepto de integridad, que deriva del término de origen latino integrîtas, hace hincapié en la particularidad de íntegro y a la condición pura de las vírgenes. Algo íntegro es una cosa que posee todas sus partes intactas o, dicho de una persona, hace referencia a un individuo correcto, educado, atento, probo e intachable.

Una frase que puede funcionar para mostrar más claramente el significado último del concepto que nos ocupa es el siguiente: “Eva era una persona admirada por todos y especialmente por una gran cualidad que poseía, su integridad, que la hacía ser equilibrada, honesta, justa y ante todo defensora de las injusticias”.
Puede hablarse, por ejemplo, de la integridad moral. Esta se reconoce como una cualidad humana que le da a quien la posee la autoridad para decidir y resolver por sí misma cuestiones vinculadas a su propio accionar. La integridad moral está también aceptada como un concepto de orden jurídico y todas las constituciones democráticas vigentes lo consagran como un derecho fundamental.

En este caso con el citado concepto de integridad moral lo que viene a establecerse, por tanto, es que una persona en cuestión sea defensora a ultranza de sus derechos, pensamientos, ideas y creencias en base a los cuales no sólo actúa de un modo u otro sino que también basa sus comportamientos.

Tal es la importancia que tiene aquella citada clase de integridad que estamos abordando que la legislación de países como España lo engloba dentro del desarrollo de sus normativas y leyes. Así, por ejemplo, en la Carta Magna de la citada nación se protege a aquella como un derecho fundamental. Y eso sin olvidar que también a nivel internacional existen tratados muy diversos que también hacen lo propio con la integridad moral y que condenan todos los actos que puedan atentar contra la misma tales como la tortura, los tratos inhumanos o las penas crueles.

Por otra parte, la integridad personal permite nombrar a la totalidad de las aptitudes que puede llegar a reunir un ser humano. Una persona íntegra se destaca por no conformarse con una única actividad sino que recorre distintos campos del saber.


Cumplir Las Promesas

Una promesa implica el cumplimiento de un compromiso, bien sea con uno mismo o con otra persona. Cumplir con lo prometido es beneficioso para ambas partes: para el prominente porque se siente bien consigo mismo al haber cumplido con su voluntad y haber llevado a cabo su logro personal y para el promisario (beneficiario) porque ve cumplido lo que inicialmente se le había ofrecido.

Cuando cumplimos nuestras promesas ganamos en credibilidad y hacemos que los demás aumenten la confianza en nosotros y nos vean como personas más fieles, leales y responsables, lo que se traduce en un incremento de nuestra autoestima. Por el contrario, si fallamos e incumplimos lo que hemos prometido nos presentaremos ante los ojos de los demás como personas desleales, poco comprometidas e irresponsables, en las que no confiar demasiado porque no sabes si van a responder. Quizás por no disponer de tiempo suficiente, bien porque nos arrepentimos a última o porque consideramos después de hacer la promesa que no es lo suficientemente importante como para cumplirla, el perjuicio de faltar a nuestra palabra hace mella en nuestra reputación y daña nuestra autoestima.

Si ya resulta hiriente para los beneficiarios cuando no se cumple una promesa, imagínate lo que supone para un niño que un padre prometa algo que después nunca lleva a cabo. El impacto negativo, la decepción, frustración y desilusión que puede llegar a generar en un niño el incumplimiento de una promesa por parte de sus padres hace que mengüen la confianza depositada en ellos, e incluso su autoridad.

Además, este hecho puede repercutir gravemente en la autoestima del infante hasta el punto de sentir que sus padres no le quieren lo suficiente como para validar su palabra. Como ya hemos mencionado anteriormente, los niños tienden a copiar modelos de conducta, por ello hemos de intentar cumplir con todo aquello que prometemos o al menos procurar que nuestras promesas no generen demasiadas expectativas para que la caída después sea menos dolorosa.

Sigue estos consejos si tienes compromisos con tus hijos: Si tienes una o varias promesas recientes, cúmplelas sin dejar pasar más el tiempo. Si últimamente has incumplido alguna recuerda pedir disculpas sinceras y enmendar el error con alguna recompensa de otro tipo. Sé lo más honesto posible y si prevés que no vas a poder cumplir una promesa explícale con franqueza a tu hijo las razones. Un argumento lógico y razonable a tiempo seguro que amortiguará la decepción. Si vas a prometer algo a tus hijos, reconoce primero tus capacidades y sé lo más realista posible. 

No prometas alcanzar la luna y las estrellas si solo vas a llegar a contemplarlas. Controla tus impulsos de prometer, especialmente si quieres recompensar a tu hijo por un gran logro conseguido.

Cuando prometas, especifica, concreta y deja claro el objeto de la promesa para que no haya malos entendidos ni falsas expectativas que pueda crear mayores desilusiones.

Las promesas que le hagas a tus hijos han de ser sinceras y no por presión social, como por ejemplo el hecho de ver que otros padres les compran cosas a sus hijos, o por el sentimiento de culpa, por ejemplo ante un divorcio. Ellos tampoco han de presionarte para que les prometas algo.

Hazle saber a tus hijos que las recompensas fruto de las promesas son un extra adicional y no la norma a seguir.
   
Siempre es mejor que prometas poco pero lo lleves a cabo a que les hagas muchas promesas y te quedes a mitad de camino en todas. 


Antes de abrir la boca y formular una promesa piénsalo muy bien: a quién vas a prometer algo, cuál va a ser el objeto de la promesa y si piensas honestamente que vas a ser capaz de cumplirla.

Ser Coherente

La integridad supone un valor vital para poder prosperar en el camino de la vida. Es el compromiso factico entre pensamiento y acción. Nada de verdadero valor y crecimiento puede ser obtenido sin la aplicación constante y decidida de un propósito integro, es decir, aquel que está en consonancia con nuestros más profundos pensamientos.


La realidad circundante nos muestra un modelo fluctuante de la existencia. Los parámetros de valor oscilan como si de estaciones se tratase. Nada tiene un valor imperecedero, genuino e inherentemente positivo. El comportamiento integro queda suplantado por patrones de “conveniencia”. 

Nuestras actitudes se amoldan a lo que la circunstancia demanda o requiere, produciendo así maneras de ser camaleónicas, poco integras y consistentes. ¿Y qué es lo que genera esta pobre actitud en los demás y en ti mismo? Una enorme desconfianza.

Por otro lado, abunda una manera de ser generalizada en las personas, las cuales, pregonan una serie de actitudes y pensamientos, pero modelan otros absolutamente distintos. Podríamos llamarlo el síndrome de la inconsistencia y la deshonestidad.

Establecen una serie de parámetros o códigos sobre los cuales cimientan su existencia, pero las distintas personalidades que “tienen” que adoptar según las circunstancias y los ambientes, modifican claramente su visión. Dejamos de ser nosotros mismos, para vivir una vida sin protagonismo, dejamos de ser coherentes con nuestra más profunda visión para satisfacer las demandas de otros. 

Dejamos de ser íntegros y verdaderos en cada una de nuestras intenciones para ser personas que se muevan en la frontera de lo políticamente correcto.

Puede ser que esta actitud nos ahorre algunos disgustos y nos permita contentar a la gran mayoría de personas, pero en el fondo de nuestro ser sabemos que no estamos actuando conforme a los dictados de nuestro corazón.

Se produce un grave desajuste de nuestra integridad. Cuanto mayor sea la diferencia entre nuestras acciones y nuestros valores, peor funcionará nuestra vida y menos felicidad obtendremos de ella. ¿Cuál es la razón de estoLa razón es que tus palabras no van acompasadas por tus actos.

Se produce un potente conflicto interno, ya que no podemos eludir el mensaje de nuestra conciencia, la cual nos insta a seguir nuestro particular camino hacia la realización. Puedes ignorar o no tener en cuenta aquello que sabes que debe hacerse, pero jamás puedes mitigar la voz de tu conciencia.

Es en la reflexión interna de este pensamiento cuando la integridad entra en juego. Tomas conciencia de que no puede haber felicidad, crecimiento y contribución, si tu manera de ser no se ajusta a tus valores y visiones más profundos. 

Es aquí́ cuando se produce el cambio necesario hacia la verdadera realización. Te conviertes en aquel que actúa según lo que piensa, que lidera con el ejemplo de la acción.


El Saber Hacer

Saber, saber ser y saber hacer es la ecuación que en los nuevos tiempos traza y define el camino que nuestros estudiantes deberán irremediablemente recorrer si desean convertirse en profesionales actualizados, competentes y responsables.

Al descomponer esta ecuación, la palabra “saber” hace referencia al conocimiento científico impartido, siendo este la base de la formación profesional; “saber ser” hace referencia a las condiciones humanas que son intrínsecas a la persona y que deberían ser fundamentales, pues se refiere a aptitudes y comportamientos en función de las reglas de la ética y de la humanidad, también se refiere al sentido de responsabilidad.


“El saber hacer” hace referencia a la habilidad que debe poseer un profesional para ejercer bien su trabajo. Esta ecuación se conoce pedagógicamente bajo el nombre de aprendizaje por desarrollo de competencias y es el camino o la tendencia que se impone cuando se desea formar profesionales bajo los parámetros del mundo de hoy.

Loa Adultos

En algunas sociedades, el adulto o la etapa de adultez, se alcanza en conjunto con las responsabilidades que se llevan al mando, cuando ya se tiene una familia formada, se tienen mayores responsabilidades, categoría dentro de la sociedad y se vale por sí mismo, sin embargo, este no siempre se suele cumplir, ya que pueden existir personas en la etapa adulta que aun continúen viviendo con sus padres, estudiando una carrera universitaria o no tengan una familia conformada.


El concepto de adultez es percibido, en líneas generales, por lo que se supone representa, es la capacidad para tomar decisiones y hacerse responsable de las consecuencias que acarren las mismas, aunque no vayan de acuerdo al tiempo cronológico que la vida misma ha señalado.

Cambios físicos: El aspecto toma un poco más apariencia de madurez, no suelen ser tan pronunciables como los ocurridos en la adolescencia, pero la piel comienza su proceso degenerativo.

Alcance de metas: La mayoría de las metas y logros que las personas suelen alcanzar en la vida, están estrechamente relacionadas con el periodo de adultez. 

Las mayorías de las carreras universitarias culminan justo en este periodo, las familias se conforman aquí, la mayor producción de dinero igual, por lo que considerada una de las etapas de mayor generación de beneficio por parte de los humanos.

Vida social: Al igual que en la etapa de juventud, las relaciones amistosas pasan por un proceso de limpieza, son menos frecuentes los grupos enormes de amigos, y las pandillas, en cambio, los grupos más reducidos e íntimos juegan un rol más significativo.

Estabilidad: La estabilidad en la adultez está mucho más sólida que en las etapas anteriores, se alcanza un punto de mayor producción y crecimiento personal, si bien no se presenta en la mayoría de las personas, es una generalidad.

Matrimonio y paternidad: Los matrimonios son más frecuentes en este periodo de vida que en los otros 6, la paternidad igual, aunque en los últimos tiempos, las estadísticas han cambiado su balanza situándola en la etapa de juventud e incluso, en la etapa de adolescencia.
Sexualidad: Una de las etapas en la vida donde las personas pueden mostrar sus gustos e inclinaciones sexuales es en la adultez, la independencia juega un papel importante en la elección de los adultos.

Enfermedades: Si bien a cualquier etapa de la vida de las personas se puede presentar enfermedades, es la adultez avanzada se comienza el proceso degenerativo, la fuerza y vitalidad comienzan a decaer y se comienzan a tonar los rasgos de la ancianidad, sin embargo, cada uno de estos aspectos, va muy estrechamente relacionado con el estilo de vida de la persona.


Finalmente, la adultez es, al igual que la juventud, una de las mejores y más provechosas etapas de vida de las personas, es aquí donde se condensan la mayor cantidad de experiencia que les ayuda a forjar y consolidar aspectos como la personalidad y los gustos o tendencia hacía áreas específicas, por ello, aunque exista biológicamente un punto de corte establecido, no todas las personas se sitúan en esa regla, sino que se convierten en casos atípicos dentro de lo normal.

Siempre Abiertos


 Llega una oportunidad de hacer algo diferente a lo que has estado haciendo hasta el momento (me refiero a cambio de estilo, temática, ambiente, etc...), muchos tiemblan al cambio y permanecen en su zona de confort. 

Sin embargo, esas oportunidades de cambio que se nos presentan, muchas veces son maneras de expandirse uno y sus talentos. Por supuesto aplica a muchas cosas. Un estudiante de mecánica que le ofrecen escribir una columna en algún blog, un artista gráfico que encuentra una oportunidad de trabajar montando una página web, una estilista que tiene la oportunidad de dedicarse a maquillaje también, o Un Director de Arte que consigue su trabajo de ensueño, pero en otro país.

Se trata de destrezas adicionales a las cuales les abrimos nuestras puertas y aprendemos de ellas. Haciéndolas nuestras y usándolas para nuestro beneficio.
Si antes sólo dibujabas personajes de cómics, ahora podrías ilustrar automóviles y convertirte en un diseñador industrial. Un publicista que se convierte en escritor de blogs sobre comida. En fin las posibilidades son infinitas. Es todo cuestión de apertura espiritual y mentalidad abierta para abrazar el cambio.

En estos tiempos de economía difícil, esta mentalidad te proveerá maneras diversas de sobrepasar los obstáculos económicos. Piénsalo.



Dimensiones

Cuando nos referimos a los procesos de crecimiento y desarrollo humanos, con mucha frecuencia, recurrimos a utilizar metáforas espaciales para explicarlos. Sabemos que una metáfora es utilizar una cosa por otra, como, por ejemplo, decir “labios de rubí” en lugar de “labios rojos”.

Al describir los procesos mentales y aquellos que están relacionados con el crecimiento y desarrollo del ser humano, frecuentemente usamos metáforas espaciales, las cuales nos indican no sólo la orientación, sino también el tipo de proceso al que estamos haciendo referencia. No es extraño, pues, que hablemos de “las dimensiones” de la mente, de la “profundidad”, de la “altura”, del proceso de “interiorización, etc.

En sentido estricto las descripciones anteriores no son reales, ya que la mente es a dimensional, es decir, no tiene dimensiones espacialmente hablando. Sin embargo, como metáfora, dichas descripciones nos ayudan a entender mejor estos aspectos y pueden ser verdaderamente útiles.

Es frecuente que el desarrollo humano se plantee como un proceso que tiene que ver con “profundizar” en nosotros mismos, aunque también, en otros casos utilizamos el término de “expandir” la consciencia.

A pesar de lo que pudiera parecer, dichos conceptos no son antagónicos, sino que más bien son complementarios, porque tienen la capacidad de hacer enfocar la atención hacia diferentes modos de procesar información pero persiguen una finalidad común, la autorrealización.

La metáfora de profundidad hace referencia a la posibilidad de llegar a las partes más hondas del ser. Tiene conexiones con lo no consciente, con el  mundo subterráneo, con la sombra, con lo reprimido, etc. Básicamente, desarrollarnos en profundidad viene a ser algo así como llegar a la raíz, a nuestras zonas más recónditas. Y esto nos ayudará en nuestro proceso de desarrollo personal.

Sin embargo, hay que señalar que, si sólo progresamos en profundidad, correremos el riesgo de olvidar hacerlo hacia otras dimensiones del Ser. Es decir, además de profundizar (crecer hacia abajo) habría que “ascender” (crecer hacia arriba).

Es por eso que resulta especialmente útil plantearse la dimensión de la “altura del ser humano”, ya que hace referencia a procesos de crecimiento y elevación hacia planos superiores de consciencia.

Otro aspecto interesante de estas metáforas espaciales se refiere a la “interiorización”, lo cual significa pasar de fuera a dentro, de lo exterior a lo interior, de lo periférico a lo más íntimo de nosotros mismos.

Pero este proceso de interiorización no puede transcurrir ajeno a otro proceso, el de “expansión”, mediante el cual, a la vez que interiorizo, expando mi consciencia hacia límites más allá de lo habitual y cotidiano. Es por tanto una dinámica comparable a la sístole y diástole cardíaca, (interiorización – expansión).

Así que, visto globalmente, podríamos decir que nuestro crecimiento ha de ser multidimensional, ya que habrá de incluir arriba-abajo, dentro-fuera así como la dialéctica en la relación entre el sí mismo y los demás.

Tal vez por eso, cuando crecemos multidimensionalmente abrimos la puerta del profundo misterio del ser humano que nos hace trascender nuestros límites aparentes. Ampliar dichos límites es, sin duda, el proceso necesario para acceder a la sabiduría, para descubrir que no estamos limitados en esencia, sino en la concepción que cada uno de nosotros tiene de sí mismo.

Y podremos darnos cuenta de que, tanto en profundidad como en altura, cuando la consciencia reflexiona sobre sí misma, cuando se produce un Insight, ampliamos nuestros propios límites individuales trascendiendo lo meramente personal (recordemos que “persona” significa “máscara”) para adentrarnos en la dimensión Transpersonal del Ser (más allá de la máscara).

Llegados a la experiencia de que cuerpo y consciencia corresponden no a dos cosas separadas sino a los aspectos cuánticos de una misma realidad y que, ambos, están conectados y regidos por la propia energía del ser humano, no podemos sino traspasar las fronteras de nuestras limitaciones cotidianas para introducirnos en la senda evolutiva del progreso y desarrollo humano.

Cuando una persona se encuentra en este estadio, no por la mera lectura de un libro o unos apuntes, sino cuando llega a él desde la vivencia integrada y plena, se puede decir que ha despertado al desarrollo espiritual. Desde este punto de vista, existe, en lo que se refiere a los niveles elevados y profundos del ser, un momento en el que de lo puramente psicológico se pasa, sin solución de continuidad, a lo espiritual.

Y lo realmente fascinante de este tema es que desde el principio de los tiempos y hasta nuestros días, han existido seres humanos que afirman haber recorrido este camino. Y además enseñan que se puede aprender y, por si fuera poco, han dejado métodos por escrito.

Lo anterior es una buena noticia, pero no hemos de olvidar que una de las características que no deja lugar a dudas de que uno se encuentra en ese nivel de desarrollo transpersonal, es que dicha vivencia trascendente de la realidad ha de transformar al sujeto. La transformación positiva de cada persona en un individuo más autónomo, libre y feliz, irradiando dichas cualidades a su ambiente, son las pruebas fehaciente que deberíamos tomar como testigos ciertos de que el proceso se ha realizado.


Cosas bonitas puede decir cualquiera, pero transformarse positivamente como ser humano y, al mismo tiempo, mejorar el mundo que nos rodea, sólo puede llevarse a cabo desde la autenticidad del desarrollo interior.

La Discapacidad Intelectual

La discapacidad intelectual implica una serie de limitaciones significativas en las habilidades que la persona aprende para funcionar en su vida diaria, comprender, e interactuar con el entorno. En otras palabras, las personas con discapacidad intelectual tienen limitaciones a nivel intelectual y a la hora de mostrar conductas adaptativas, lo que implica que sea más complicada la interacción con un entorno generalmente poco adaptado a las mismas.

La Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAIDD), definen la discapacidad intelectual del siguiente modo:
La discapacidad intelectual se caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa que se manifiesta en habilidades adaptativas conceptuales, sociales, y prácticas. Esta discapacidad se origina antes de los 18 años“.

De esta definición se extrae la premisa principal que sigue el enfoque actual en este campo: Si se mantienen los apoyos personalizados y apropiados durante un largo periodo de tiempo, el funcionamiento en la vida de la persona con discapacidad intelectual generalmente mejorará (Schalock et al., 2010).

El enfoque actual ha conllevado un cambio de término para designar esta condición, y se ha sustituido el término retraso mental por el término discapacidad intelectual porque además de encajar mejor en el modo de llevar a cabo la práctica e investigación profesional en el campo, es menos ofensivo para las personas con discapacidad intelectual. También quedan en desuso términos como deficiencia mental, discapacidad cognitiva, discapacidad psíquica, retardo mental, anormal o subnormal. La discapacidad intelectual no es una enfermedad mental.


¿Es lo mismo discapacidad intelectual que discapacidad del desarrollo? Discapacidad del desarrollo es un término más amplio que engloba a la discapacidad intelectual, la parálisis cerebral, los trastornos del espectro autista y otras condiciones de discapacidad bastante relacionadas con la discapacidad intelectual (o que requieren de un proceso de apoyo muy similar al requerido para personas con discapacidad intelectual).

viernes, 10 de julio de 2020

Incluye


El lenguaje inclusivo se refiere a hablar tanto en masculino como femenino y también en género neutro, tomando en consideración a las personas Trans. El lenguaje español se caracteriza por un machismo, siempre y cuando se habla en masculino y algunas veces, se escribe poniendo una (a) al final de la palabra. 

¿Por qué usar un lenguaje inclusivo? He leído que muchas personas se ríen que se hable para todos y para todas, alegando que la RAE incluye en lo masculino a las mujeres pero la verdad es que la RAE y nuestra lengua es bastante machista.

No sé tú pero yo quiero ser nombrada. No quiero que me pongan en un paréntesis. La raza humana tiene hombres, mujeres, niños, niñas y personas Trans y todos, todas y todes debemos ser nombradas. Si un Presidente se dirige a la ciudadanía, tiene que dirigirse también a las mujeres y diversidad sexual nombrándolas, incluyéndolas.

Lo que más cuesta de procesar es el lenguaje inclusivo de la diversidad sexual. Al existir personas trans no binarias, se debe también hablar dirigiéndose a éstas terminando las palabras con una e y cuando se escribe, con una x. Por ejemplo, todos se pronuncia todes y se escribe todxs.

La verdad es que no entiendo por qué hay personas que se molestan con el lenguaje inclusivo. ¿Qué tiene de malo? Estás nombrando y reconociendo a todos los seres humanos y no los generalizas sólo en hombres. No olvidemos que el lenguaje crea y representa realidades y si vamos a hablar de la raza humana, dirijámonos a todos, todas y todes, pues la población no es sólo masculina.

¿Cómo escribir en género neutro?

Una forma fácil de escribir incluyendo a todas las personas es en género neutro, donde ahí sí caben hombres, mujeres y diversidad sexual. Esto lo haces escribiendo una x al final de la palabra. Por ejemplo: buenos días a todxs. 

En este ejemplo, todxs, incluye a hombres, mujeres y diversidad en general.

¿Cómo hablar de forma inclusiva?
Cuando decimos todos, nos estamos refiriendo a los hombres. Cuando decimos todas, nos estamos refiriendo a las mujeres ¿y qué pasa con la diversidad sexual no binaria, como las personas Trans? Para eso, es fácil hablar en lenguaje inclusivo reemplazando la letra o por la letra e. Buenos días a todes. Al no referirse sólo a un género, incluimos inmediatamente a personas Trans no binarias.

Si a ti no te gusta el lenguaje inclusivo pues déjame decirte que una  mujer quiere ser nombrada y no invisibilizada. No quiero que cuando me llegue una carta se dirijan a mi como señor (a). No soy un paréntesis y tengo derecho a ser incluida en el lenguaje, como también tienen derecho a ser nombradas las personas Trans y para eso no es suficiente usar @ pues significa señor o señora, pero no incluye a quienes no se identifican con uno de los dos géneros binarios.


El lenguaje crea y refleja realidades y lamentablemente, el lenguaje español a diferencia del inglés, nombra específicamente a mujeres y hombres, no tiene palabras en género neutro y es por eso que es necesario nombrar a ambos géneros cuando hablamos, pues existen hombres, mujeres y personas no binarias.

Así es nuestra realidad, rica, diversa e inclusiva.

Disfruta Tu Iniciativa

Veamos dónde nace la iniciativa y luego cómo desarrollarla, donde trataré lo que es y lo que no es.

Los niños y la iniciativa
El ser humano nace con muchísima iniciativa. De hecho, los niños pequeños son puros exploradores, sobre todo hasta que desarrollan el lenguaje. Sin embargo, los adultos a veces nos cargamos esa actitud exploradora y esa capacidad de tener iniciativa: de ser rápidos a la hora de actuar. Además, la iniciativa parte siempre de un cuestionamiento, por lo que incentivarle a hacerse preguntas y responderlas es vital para que el niño conserve y acreciente su iniciativa.

La iniciativa nace en los primeros años de la vida de un ser humano y es cierto que si en el proceso de socialización se ha cercenado esta capacidad, luego es más difícil desarrollarla de adulto, aunque por supuesto no es imposible. Y no es fácil de desarrollar porque es intrínseca al ser humano, una puerta que se abre desde dentro, nunca desde fuera.

No obstante, hay procesos que ayudan a acrecentarla. Veamos cómo:

Capacidad de observación. Se trata de desarrollar una actitud ante la vida de observar el entorno. De estar despiertos. El ir tan rápido en todo nos hace estar muy dormidos a mundo más próximo. En suma, se trata de estar con los ojos abiertos y observar.

Cuestionamiento interno. No se trata de cuestionar a los demás, sino a uno mismo; de preguntarte lo que te interesa o no, y si quieres participar. También preguntarte cómo puedes hacer las cosas de otra manera y cómo puedes hacerlas mejor. Con estas preguntas, surge la prontitud a la hora de actuar. 

Si uno no se cuestiona internamente, llegará otra persona que sea quien te proponga hacer alguna otra cosa, con lo que perdemos la oportunidad de tener iniciativa.

Primer paso que se ha de dar. Tras el cuestionamiento interno, hemos de preguntarnos cuál es el primer paso para poner en acción esa iniciativa que nos parece atractiva. Este proceso, una vez dado el paso, estimula las endorfinas, potenciadoras del bienestar. Antes de continuar, quiero aclarar que el excesivo cuestionamiento a veces nos puede llevar a dudar o a paralizarnos ante tanto análisis. Si es la duda quien nos paraliza, lánzate. Como se suele decir: “mejor pedir perdón que pedir permiso”. 

La vida es ensayo y error, y lo normal es que no pase nada, al menos en el campo de iniciativas, también, digamos normales.

Con la iniciativa solo hay que tener cuidado con “los tontos motivados”, hablo de personas que no se cuestionan nada, ni tienen habilidades, ni… pero van a toda prisa a hacer las cosas. Por eso para desarrollar la iniciativa, insisto, hay que desarrollar la observación y el cuestionamiento. Este es el equilibrio.

Cómo educar en iniciativa
Para educar en iniciativa o promover la iniciativa en nuestro entorno, primero hemos de desarraigar o no cultivar “la indefensión aprendida”, que es sentirnos indefensos, que no depende nada de nosotros. Hemos de tener en cuenta que “la indefensión aprendida”, valga la redundancia, se aprende, es decir la transmitimos con comentarios a los niños o empleados tipo: tú no opines, tú eres muy pequeño para… tú no tienes formación para… A menudo a los niños les tratamos más como tontos que como niños. Hay que ser muy cuidadosos con estas frases y comentarios, ya que al final el niño se cree que él no puede, ni sirve lo que pueda hacer.

“La indefensión aprendida” también influye en los adultos fruto de estar rodeados de malas noticias. Ante tanta mala noticia y catástrofe se puede llegar a tener la sensación de que, se haga lo que se haga, nada va a cambiar ni a mejorar. Por tanto, hemos de tener cuidado con los mensajes que nos hacen creer que estamos indefensos.

La clave para una educación en la autonomía y la iniciativa es lanzar mensajes de “inténtalo”, “sí puedes” o “tienes permiso para equivocarte”, y sobre todo no cortarlos con explicaciones ridículas. Si en un momento determinado la iniciativa del niño no es adecuada, lo correcto es posponerla y explicarle por qué.  

Es cierto que el sistema no favorece la iniciativa ni de los niños ni de los emprendedores.

Claves para despertar nuestra iniciativa y la de los demás:
Sé valiente. Entrena tu iniciativa en cada oportunidad en el día a día. Ejemplo, vas a hacer un viaje con amigos, crea tú el grupo de whatsapp.
Estás en casa y no te ocupas de ayudar, prueba con hacer una tarea doméstica. Eso es iniciativa.

Se trata de hacer cosas que no estás acostumbrado a hacer en el día a día sin que nadie te lo pida.  Y como siempre apunto, comienza por cosas pequeñas, así el día que se presente una oportunidad en la que sea importante tener iniciativa ya estarás entrenado y se te ocurrirá de manera espontánea.

Con los niños y adolescentes es muy importante promover una educación que potencie el que sean personas autónomas. Se consigue enviando mensajes a los niños y adolescentes de que sí pueden y con explicaciones adaptadas a su entendimiento, tal y como ya he avanzado. Asimismo, se ha de darles responsabilidades desde edades tempranas adaptadas a sus posibilidades.

Los adultos podemos trabajar la iniciativa buscando noticias positivas, así como modelos y referentes que nos animen a actuar y a ver la vida con buenos ojos. Y sobre todo no pierdes la oportunidad de lanzarte ante cada pequeña iniciativa, que te hará más feliz a ti y seguramente a las personas que te rodean.
Haz que las cosas sucedan. ¡Buena suerte!



Idiosincracia


La idiosincrasia es una característica de comportamiento, manera característica de pensar, sentir, actuar, rasgos y carácter propios o culturales, distintivos y peculiares de un individuo o un grupo, y es la palabra de origen griego ἰδιοσυγκρασία, que se define como temperamento particular.


La idiosincrasia identifica, por tanto, las similitudes de comportamiento en los aspectos culturales, en las costumbres sociales y en el desempeño profesional. El término tiene varios sentidos, depende de dónde se utiliza, y también se puede aplicar a los símbolos que significan algo para una persona en particular.

La idiosincrasia, en la medicina y en la fisiología, se refiere a cómo los médicos definían la enfermedad en el siglo XIX, es decir, cada enfermedad se relaciona con cada paciente, en lugar de evidencias como lo es actualmente. Era un tecnicismo que indicaba peculiaridad o particularidad individual.

En psiquiatría, el término idiosincrasia es una condición mental específica de un paciente, y en el psicoanálisis se utiliza para referirse a la forma como los individuos reaccionan, perciben y experimentan una situación común.

En economía, la idiosincrasia es parte de la teoría de la cartera o la teoría del portafolio, donde existen riesgos de cambios en los precios debido a circunstancias especiales en determinados casos.

En la religión, la idiosincrasia es el comportamiento extraño o diferente del usual en las personas, diferente de lo común.

La comedia de observación se basa en gran medida de la idiosincrasia, porque algunos detalles de la conducta de determinadas personas pueden ser muy divertidos.

Idiosincrasia y farmacología
La idiosincrasia puede estar relacionada con la farmacología, ya que representa una reacción individual particular, con un agente terapéutico.

La idiosincrasia es una hipersensibilidad constitucional congénita que ciertos individuos presentan cuando se exponen a ciertas sustancias. Por ejemplo, el polen en individuos predispuestos puede causar fiebre del heno (reacción alérgica).