Todas las cosas que nos ocurren en la vida son resultado de alguna
decisión. A veces son decisiones pequeñas, que podemos tomar sin apenas darnos
cuenta: ¿voy por la derecha o por la izquierda?, ¿cruzo la calle o sigo andando
por la acera?, ¿entramos en este bar o mejor vamos a otro? Otras veces pueden
ser decisiones mucho más trascendentales: ¿acepto su propuesta de matrimonio o
es demasiado pronto?, ¿me arriesgo y me dejo llevar con ese chico que me
gusta?, ¿debería hacerme donante de órganos?
Decidimos qué queremos aprender, a qué nos queremos dedicar, en qué
queremos invertir nuestro tiempo y con quién deseamos compartirlo. Decidimos
qué deporte practicar y cuándo, decidimos qué queremos comer o beber, elegimos
qué libros queremos leer, qué películas queremos ver y qué música queremos
escuchar, y también decidimos qué queremos hacer con lo que hemos leído, visto
o escuchado. Y al elegir, nos hacemos responsables de las consecuencias
positivas y negativas que nuestras elecciones nos puedan traer.
Nosotros decidimos, y lo hacemos libremente, por lo que debemos asumir
los riesgos, costes y consecuencias de dichas elecciones. Y nosotros las
aceptamos, pero seguramente cada uno de nosotros no ha podido evitar pensar
alguna vez qué habría pasado en nuestra vida, o cómo sería si nuestra
decisión hubiera sido diferente. Si en vez de tomar el camino de la derecha hubiéramos
tomado el de la izquierda, o si nos hubiéramos dado la vuelta y salido
corriendo sin elegir ninguno de los dos.
Porque echando la vista atrás, ¿cómo sería tu vida ahora, si en un
momento dado no hubieras tomado la decisión de irte a estudiar a otra ciudad o
a otro país; si en vez de irte a un importante núcleo cultural hubieras
decidido quedarte en tu pequeña ciudad de provincias? Quizás ahora, en vez de
ser una persona independiente que no necesita ni depende de nadie, con
estudios, un trabajo, amigos de todas partes del mundo y libre para hacer lo
que quiera, serías una persona sin mayores horizontes. O puede que no.
Y es que aunque muchas veces no sepamos cómo una decisión puede cambiar
el curso de nuestra vida, nos guste o no, esta está condicionada por cada
elección que hacemos. Porque como decía Joseph O'Connor: "La vida consiste
en una serie de pequeñas decisiones".
Así que, si la vida es el recuerdo de nuestras decisiones, entonces no
podemos cambiar lo que somos, pero sí que podemos elegir lo que seremos. Elige
bien.
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