miércoles, 31 de agosto de 2016

Usando Nuestro Autocontrol


 Nuestros contactos que a diario mantenemos además de ser una muy grata costumbre de convivencia también nos ofrecen la oportunidad de poner en práctica nuestra capacidad de autocontrol en el sentido de “mantener las riendas” de todas nuestras emociones e impulsos que toda comunicación “entre iguales” requiere.

Es entonces donde quedan en evidencia viejos dichos como el que solíamos escuchar en boca de nuestros abuelos, (en una época donde no teníamos ni noticias de informática y mucho menos el uso de internet) haciendo referencia a la discusión entre dos personas que ponían cierto énfasis en la expresión de sus opiniones personales, nos decían esta frase: “dos picudos no se besan”.

“Los especialistas en técnicas de autocontrol recomiendan, siempre que sea posible, no forzar el cuerpo ni la mente.

Cuando un individuo está relajado, sereno y descansado, se encuentra en mejores condiciones para enfrentar las dificultades. Por otra parte, el autocontrol necesita del diálogo sereno, para evitar que la confrontación derive en situaciones de violencia emocional o hasta física.

La paciencia resulta una virtud clave a la hora de autocontrolarse. Los psicólogos enseñan a que una persona sepa perdonarse a sí misma por sus fallos y equivocaciones, lo que contribuye a su equilibrio interior y la prepara para aceptar las debilidades y errores de los demás.

Por último, cabe destacar que el principal enemigo del autocontrol son las ideas irracionales, que ocasionan una falta de autovaloración, inseguridad, dependencia psicológica y la necesidad de aprobación, por ejemplo.

Estas ideas incluso pueden ocasionar depresión.

Es necesario subrayar además que ante esas situaciones que pueden generarnos estrés y que consiguen hacernos perder los nervios existe una serie de técnicas de autocontrol que son recomendadas por los expertos en la materia. Se trata de un conjunto de pautas muy sencillas que lograrán que nos calmemos, que no nos dejemos guiar por nuestros impulsos y que no nos alteremos más de lo estrictamente necesario.”

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Hugo W Arostegui
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martes, 30 de agosto de 2016

La Amplitud De Miras

En cuánto ocupamos cada vez más nuestros espacios disponibles en la comunicación con otras personas con las que hemos establecido “contactos” ya sea por intermedio de las “redes sociales” o por los múltiples otros medios que actualmente disponemos, vemos que cada uno de los que intervenimos en este trasiego de información, incluyéndonos a nosotros mismos, traemos consigo un “bagaje enorme” de experiencias de vida, algunas simples o “livianas” y otras sumamente pesadas y dolorosas, tan pesadas y dolorosas que lo agobiante de su carga apenas nos sentimos capaces de soportar, muchas veces no nos hemos desprendido de ellas por causa de aún sentirnos ligados a su contenido y otras tantas por las resistencias que ejercen en nuestra mente las heridas que continúan espoliando como un aguijón nuestro resentimiento.
Lo cierto es sean cual fuesen las razones por las cuales permanecen latentes en nuestros sentimientos la realidad nos muestra que mientras no superemos “estas marcas” que aunque consideremos que “han cicatrizado” aún las sentimos en nuestro interior, estas marcas nos condicionarán a tal punto de que nos pudiesen afectar en nuestras posteriores reacciones sobre tales asuntos no superados de un todo.

Estas son las situaciones ante las cuales expresamos nuestro deseo de superación de tales condicionamientos a través de la “limpieza interior” de todo aquello que pudiese enturbiar la tranquilidad espiritual  para que nos ilumine y embellezca nuestro semblante poniendo una nueva sonrisa de esperanza en nuestro trato con los demás.

“La amplitud de miras es la actitud del que mira las cosas con corazón limpio. Todo es limpio para los que miran las cosas con ojos limpios. Con la mirada serena, aprende uno a descubrir el lado bueno de las cosas, que todas lo tienen, y a distinguir lo esencial de lo accesorio. Es la mejor actitud para descubrir el valor que todos los seres llevan consigo, para descubrir la belleza de la vida y apreciar a las personas.

Lo verdaderamente importante, las cosas realmente necesarias, son muy pocas. «Sólo una cosa es necesaria», por la que la jerarquización de los valores no resulta excesivamente difícil y facilita notablemente las opciones personales.

De este modo, con esta sencillez el individuo se expansiona anímicamente y desarrolla una flexibilidad mental que le hace quitar hierro e importancia a muchos problemas o a tantas cosas que se bastan para desasosegarnos y quitarnos la paz del espíritu, pero que, reducidos a su dimensión real, pueden ser perfectamente asumidos en una vida que fundamentalmente sigue siendo bella.
Esta flexibilidad te convierte en un «espíritu libre», por encima de las minucias escrupulosas, de las normas rígidas y de las observaciones incordiantes e impertinentes.

Adopta una actitud equilibradamente crítica, tan lejos del permisivismo de manga ancha como del estrecho fariseísmo que todo lo juzga con las miras cortas del convencionalismo legal.”

Hugo W Arostegui

lunes, 29 de agosto de 2016

Nuestro Potencial


Por mayores que nos parezcan nuestras actuales limitaciones para afrontar con posibilidades de éxito los innumerables desafíos que intuimos nos acechan, quizás un tanto agazapados en algún futuro cruce de caminos, digo intuimos porque difícilmente hayamos alcanzado siquiera a vislumbrar los límites o barreras infranqueables que tengamos por delante, digamos que todo lo que pudiese conspirar en contra de nuestras aspiraciones siempre estará ligado en una forma directamente proporcional al grado de interés y dedicación que pongamos en nuestro empeño por superar esos hipotéticos límites o barreras.

El potencial que todos los humanos tenemos para alcanzar nuestros objetivos de realización en todo aquello que nos propongamos desarrollar en la vida siempre contará con la premisa de que estamos transitando por un espacio que es propio de cada uno y en este espacio que nos pertenece por derecho, si algo verdaderamente existe, es la ausencia absoluta de limitaciones
de las cuales no estemos potencialmente capacitados para poder superar

“El potencial humano es lo que somos capaces de hacer o conocer, el potencial que tiene una persona en su interior y obviamente dicho potencial se puede entrenar. El concepto del Potencial humano es importantísimo porque hay que ser consciente de que todos tenemos un gran potencial humano y podemos utilizarlo para mejorar nuestra vida y por qué no mejorar el mundo, de hecho desarrollar nuestro potencial humano es mejorar el mundo porque si nosotros somos mejores personas el resto del mundo lo va a notar.”
      

  Hugo W Arostegui    

domingo, 28 de agosto de 2016

Principios


Cuando maduramos lo suficiente como para sentirnos parte de la sociedad que todos integramos ocurre que esa “toma de conciencia” de quienes somos nos hace “despertar” a un nuevo mundo del cual hemos formado parte desde siempre, esta sociedad organizada nos ha acogido en su seno aún antes de nuestra concepción y “nuestra irrupción al mundo de los humanos” se produce amparada por los principios y valores que todos los integrantes de la sociedad hemos aprobado y aceptado como fundamentales en la consolidación de nuestra convivencia y posibilidades de futuro.
De manera que en este darnos cuenta de quienes somos y consecuentemente que es lo que se espera de nosotros nos reencontramos con la vigencia de ciertos valores que han estado desde siempre, aunque quizás no nos hayamos dado cuenta de ello y que estos valores con los cuales convivimos son una herencia que asumimos al madurar en “nuestra conciencia colectiva” poniendo “voluntariamente” sobre nuestros hombros la continuidad y enriquecimiento de tan valioso legado.
“En ética, los principios son reglas o normas que orientan la acción de un ser humano cabiendo las facultades espirituales, racionales y sexuales.
Se trata de normas de carácter general, máximamente universales, como, por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida de las demás personas, etc. Los principios morales también se llaman máximas o preceptos.
Los principios éticos son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad, los principios son universales y se los puede apreciar en la mayoría de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia de la humanidad.
Immanuel Kant fundamenta la ética en la actividad propia de la razón práctica. Considera principios aquellas proposiciones que contienen la idea de una determinación general de la voluntad que abraza muchas reglas prácticas. Los clasifica como máximas si son subjetivos o leyes si son objetivos.
Los principios morales son una codificación de las cosas que el hombre ha descubierto que son malas para él mismo y para los demás en algún momento de su historia, y habiendo descubierto que estas cosas inhibían su propio bienestar, legisló entonces sobre ellos. 
Por otro lado, Stephen R. Covey define los principios como faros y como leyes naturales que no se pueden quebrantar. Tal como observó Cecil B. de Mille en torno a los principios contenidos en su película "Los Diez Mandamientos": "Nosotros no podemos quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos y en contra de la ley". Así, la "realidad objetiva", el territorio del ser humano, está compuesto por principios (faros) que controlan el desarrollo y la felicidad humanos.
Son en sí, leyes naturales enraizadas en la estructura de todas las sociedades civilizadas a lo largo de la historia y de aquellas instituciones que han perdurado. Algunos de estos principios son la rectitud, integridad, honestidad (Estos dos últimos crean los cimientos de la confianza), la dignidad humana, el servicio o idea de contribuir, el potencial, entre otros. Tales principios son verdades profundas, de aplicación universal. Se aplican a los individuos, las familias, los matrimonios, y organizaciones de todo tipo. Es decir, son directrices para la conducta humana que han demostrado tener un valor duradero, permanente. 
Para captar su naturaleza únicamente basta con considerar vivir una vida basada en sus opuestos tales como la mala fe, el engaño, la bajeza, la inutilidad, la mediocridad, entre otros.”

Hugo W Arostegui


La Indiferencia Una Forma De Agresión


Algunas personas adoptan ciertas formas de comportamiento que francamente atentan contra algunas normas básicas de relacionamiento social, todo lleva a pensar que a estas personas de  las cuales nos referimos, tienen la errónea idea de que todo lo que pueda acontecer “gira a su alrededor” como si fuesen  “el ombligo de sus congéneres”
Pareciera que todo aquello que las demás personas realizan o que simplemente su forma de  pensar discrepe con lo que ellas consideran “es la única posición correcta” y por consecuencia es “la única admisible”, como suele decirse vulgarmente, ya fueron, lo que equivale a decir que están condenadas a desaparecer de nuestro ámbito de amistades, son condenadas al “ostracismo social”  y entran en esa especie de nebulosa donde ingresan todos aquellos seres de quienes “no se quiere saber más nada” son tratadas con la mayor indiferencia.
“Generalmente, es común que se dé entre la gente que cuando una persona quiera castigar a otro por alguna actitud que no le gustó y que por supuesto le molestó muchísimo, en vez de gritar, pelear o discutir por la misma, opte por asumir ese estado de ánimo que no muestra ningún tipo de sensación o emoción para con el otro que le provocó ese daño, es decir, lo que popularmente se dice y conoce como matar con la indiferencia. Este dicho o frase muy popular en el mundo, lo que promueve es que ante una situación como la descripta, la mejor venganza o la mejor respuesta ante una persona que nos lastimó será justamente ignorarlo, hacer como que sus dichos y actitudes no existen para nosotros. Hay una creencia general en que la indiferencia es una de las mejores terapias para aquellas personalidades que gustan o disfrutan de someter a otros a situaciones ridículas, difíciles, peligrosas o indignas.

Porque quienes asumen una actitud de indiferencia suponen y no muy alejadamente de la verdad realmente están, que cuando se relega a la nada misma a una persona, reduciéndola a cero a la insignificancia misma, casi como diciéndole en la cara tu no eres nada, entonces, será la mejor respuesta antes que el grito, porque para este tipo de personas omnipotentes, soberbias y pagadas de sí mismas no habrá nada peor en el mundo que otro los ignore y los reduzca prácticamente a la no existencia.

En tanto, esta razón seguramente se encuentra en que como la naturaleza del hombre es social, generalmente, no soportamos justamente esa falta de mirada del otro sobre nosotros, sobre lo que hacemos o sobre lo que decimos, ya que la misma es algo así como un aliciente para nuestras autoestimas.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/indiferencia.php
Ninguna persona merece un calificativo semejante y quienes adopten una actitud de esta naturaleza parecen emular a los avestruces las cuales suelen intentar evadirse de la realidad que les circunda enterrando su cabeza en un pozo excavado por ellas mismas.


Hugo W Arostegui

sábado, 27 de agosto de 2016

El Ser Responsable


Alcanzar un grado de “conciencia ciudadana” debe ser uno de los objetivos más importantes en nuestra búsqueda de un lugar, “nuestro lugar” en el ámbito del quehacer colectivo que sin duda es la demostración contundente de los avances realizados en la evolución de “nuestra socialización”.
“El ser humano por necesidad, se debe relacionar con otros y para ello debe cumplir una serie de reglas de comportamiento, dependiendo del lugar y el tiempo en el que se encuentre; estas obligaciones que cada individuo debe cumplir con los demás se les denomina responsabilidades sociales.
La idea de que los individuos tengan una responsabilidad para su sociedad se remonta a los filósofos griegos y el sistema romano de legalidad.
"En la antigua Grecia el pueblo libre tenía por costumbre, en ambiente de franco debate, participar y cuestionar los argumentos de diálogo abierto en el ágora o plaza mayor; sin embargo, la esclavitud era parte fundamental de su estructura social y económica"; la vida de las personas era pública, no existía la intimidad y por tanto era normal ver personas desnudas de todas las edades compartiendo todo; por tanto la responsabilidad de cada persona que hacia parte de esta sociedad libre era la participación de todos en cualquier asunto público.
En la Edad Media Occidental las creencias eran las que mostraban las reglas de convivencia y el diario vivir de cada persona, por tanto si alguna persona no aceptaba la religión era castigada, perseguida y excluida de la sociedad; "todo se hacía con el único objeto de obtener la salvación que se acreditaba en el credo de la única y verdadera Iglesia", con esto apareció la vida privada, el pudor, la intimidad y las propiedades; la responsabilidad era exigir el respeto a los espacios privados y a su vez vigilar que se cumplan las leyes establecidas por la iglesia.
La Edad Moderna se caracterizó por un gran movimiento intelectual; la razón se convirtió en el centro de todo, los derechos del hombre aparecieron y con estos la esclavitud dejó de existir; por tanto "una de las principales obligaciones de los actores sociales consistió en defender la libertad y promover los derechos humanos" además se le dio responsabilidad al Estado con los individuos y con exigir el cumplimiento de las reglas sociales de la época.”
Este comportamiento implica la madurez necesaria como para incorporar “como algo natural y propio” el reconocimiento de todos y cada uno, de que hemos asumido el rol de asegurar el cumplimiento de nuestros derechos y obligaciones, en aras de la preservación de una sociedad debidamente organizada.

Hugo W. Arostegui 

viernes, 26 de agosto de 2016

Ingratitud


La persona que no cultiva su capacidad de agradecimiento por todas las cosas que recibe se torna insensible y carente reconocimiento.

En realidad nuestra vida se tornaría imposible de ser vivida de no contar con todos los elementos que nos rodean y que han sido puestos allí, a nuestro alcance y usufructo, por personas a las cuales ignoramos en todos los aspectos, personas que nos han legado la posición que hoy ocupamos, incluyendo nuestra filiación, educación, entorno y posibilidades de sobrevida.

“La ingratitud es la actitud contraria al agradecimiento, muestra la actitud distante y poco considerada de una persona que no valora los gestos de los demás o los detalles positivos que alguien haya podido tener hacia él. De este modo, una persona que es ingrata olvida con facilidad estos detalles.

Se considera una persona ingrata a aquella que tras haber recibido ayuda de alguien, olvida pronto esta ayuda y no corresponde del mismo modo en caso de que la situación sea a la inversa. Una persona ingrata responde con indiferencia hacia este tipo de comportamientos que la persona agradecida valora tanto.

La gratitud parte de la humildad de reconocer que todo ser humano puede necesitar ayuda en algún momento pero también, debe de tener la misma humildad para ofrecer esta ayuda. Por el contrario, la ingratitud muestra el deseo de autosuficiencia que surge de la soberbia.

Falta de empatía

La persona que es ingrata puede serlo incluso con los familiares y amigos más cercanos, en ese caso, carece de la empatía suficiente para ponerse en el lugar del otro. La ingratitud también se muestra por un diálogo emocional carente de términos clave como gracias, lo siento y por favor.

Una persona ingrata decepciona al otro ya que con su actitud hiere las buenas intenciones de aquel que ofreció su ayuda en algún momento. Así como el amor es un sentimiento que puede ser correspondido o no serlo, del mismo modo, la gratitud es un sentimiento que puede darse de forma mutua entre dos personas. Así ocurre, por ejemplo, cuando dos amigos que se sienten bien juntos se sienten agradecidos por poder contar el uno con el otro. Sin embargo, la ingratitud muestra la falta de correspondencia en este sentimiento.”

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Hugo W Arostegui