domingo, 6 de noviembre de 2016

El Común Denominador


“El precio de la educación solo se paga una vez. El precio de la ignorancia se paga toda la vida”. Autor desconocido

“Todos estamos familiarizados con los resultados que muestran algunos estudios, diagnósticos e incluso noticias, que abordan la importancia de la educación en los niños y posteriormente en los adultos.

La falta de educación genera incapacidades de diversa índole. Las personas no logran adaptarse al medio en el que se desenvuelven. Las personas no desarrollan las aptitudes necesarias para enfrentar problemas y abordar los cambios y retos del futuro.

La ignorancia, sino es la madre, por lo menos es la madrina de todos los males. Pero la educación no se limita a la función académica de enseñar conocimientos generales que se imparten en las aulas.

Hay una educación superior que antecede y se encuentra por encima de la académica, me refiero a la enseñanza que se brinda con ejemplos en cuestiones de principios y valores. Esta corresponde en primera instancia al núcleo familiar.”

Lo que todos entendemos como denominador común es aquella tendencia que predomina e introduce de hecho determinados cambios en la conducta que prevalecen e imponen nuevas modalidades de uso en nuestro comportamiento social.

Resulta evidente que el avance de la tecnología impone cambios radicales en el uso y la forma en la cual todos nos comunicamos, no tener presente lo que ocurre es permanecer marginados, delegados a un segundo plano sumidos en la ignorancia y condenados a asumir los costes que tal falta de actualización del conocimiento presuponen.

Hugo W Arostegui


Vivir Es Volver A Empezar


En realidad nuestra vida es un constante volver a empezar pues como es sabido por todos, los acontecimientos al igual que las oportunidades, no suelen “golpear dos veces” en nuestras puertas, lo que ha sido ayer, hoy se ha tornado en experiencia, si pensamos bien encontraremos que todo cuánto hayamos logrado a lo largo de nuestra existencia ha sucedido sólo una vez, es probable que nos haya transformado y ya no seamos los mismos, pero la vida que continúa y no se detiene nos obliga a continuar, eso sí, en circunstancias diferentes.

Adjuntamos una creación artística, un aporte literario, que se refiere a esta circunstancia, la de volver a empezar, un tributo que deberemos aportar cada vez que recomencemos.


“Pasa la vida y el tiempo                                                                                     
no se queda quieto
llevo el silencio y el frío
con la soledad.
En qué lugar anidaré
mis sueños nuevos
y quien me dará una mano
para volver a empezar.
Volver a empezar
que no termina el juego.
Volver a empezar
que no se apague el fuego.
Queda mucho por andar
y que mañana será un día
nuevo bajo el sol
volver a empezar.
Volver a empezar
volver a intentar
Se fueron los aplausos
y algunos recuerdos
y el eco de la gloria
duerme en un placard.
Yo seguiré adelante
atravesando miedos
sabe Dios que nunca es tarde
para volver a empezar
Volver a empezar
que aun no termina el juego.
Volver a empezar
que no se apague el fuego.
Queda mucho por andar
y que mañana será un día
nuevo bajo el sol
volver a empezar.
Volver a empezar
volver a intentar “      
                       Alejandro Lerner  Fuente: musica.com

Hugo W Arostegui

sábado, 5 de noviembre de 2016

Si Dependiera De Mí …


Hemos escuchado muchas veces frases muy similares a las de este título, decir, ha si dependiera de mi… es algo que está en la punta de la lengua cuando nos referimos a lo que hacen o deberían hacer otras personas, por extensión agregaríamos: si dependiera de mí no haría tal cosa, si dependiera de mí tendría más cuidado, y seguiríamos utilizando esta expresión tantas veces como posibilidades de evaluar el comportamiento ajeno tuviésemos por delante.

Ahora bien, esta premisa de “dependiera de nosotros”, no solamente es universalmente válida sino que además, debemos estar gratos de que así suceda, nadie puede hacer por nosotros lo que deberíamos hacer por nosotros mismos, nuestras posibilidades de sobrevivencia dependerá de cuánto lo hayamos comprendido y no solamente se trata de comprender sino más bien de aplicar en todo cuánto sea menester que tengamos el desafío imperativo re realizar.

Esto que mencionamos se aplica en todos los órdenes de la vida comenzando desde la niñez y continuando, desde entonces, hasta cuantas etapas de nuestra consolidación como criatura humana lo requiera.

Esta realidad también puede ser utilizada como “una gran excusa” un comodín que podemos esgrimir cuando lo queramos en el “gran mazo de nuestras justificaciones” todo lo que hemos expuesto no nos exime de responsabilidad para con nuestros semejantes, lo cierto es que nadie puede hacer lo que nos corresponde a cada uno, pero nuestra condición humana requiere de que sintamos en nuestro fuero íntimo de que si  “dependiera de nosotros” indudablemente lo haríamos.

Hugo W Arostegui


Rendirse Jamás


“De esto se trata, en gran medida, el “ser o no ser” felices. Se trata de qué hicimos con nuestros sueños. Porque sueños tenemos todos:
-sueños propios y sueños prestados.
-sueños humildes y sueños de grandeza.
-sueños impuestos y sueños olvidados.
-sueños horribles y sueños encantadores.
Nuestra vida está llena de sueños. Pero soñar es una cosa y ver qué hacemos con nuestros sueños es otra. Por eso, la pregunta inicial es, siguiendo al tango, qué hicimos, qué hacemos y qué haremos con esa búsqueda llena de esperanzas que los sueños, ellos, prometieron para bien y para mal a nuestras ansias. El sueño del que hablamos no es una gran cosa en sí mismo: una imagen de algo que parece atractivo, deseable o por lo menos cargado de cierta energía propia o ajena, que se nos presenta en el mundo del imaginario. Nada más y nada menos. Pero si permito que el sueño me fascine, si empiezo a pensar “qué lindo sería”, ese sueño puede transformarse en una fantasía. Ya no es el sueño que sueño mientras duermo.
La fantasía es el sueño que sueño despierto; el sueño del que soy consciente, el que puedo evocar, pensar y hasta compartir. “Qué lindo sería” es el símbolo de que el sueño se ha transformado. Ahora bien, si me permito probarme esa fantasía, si me la pongo como si fuera un saco y veo qué tal me queda, si me miro en el espejo interno para ver cómo me sienta y demás… entonces la fantasía se vuelve una ilusión. Y una ilusión es bastante más que una fantasía, porque ya no la pienso en términos de que sería lindo, sino de “cómo me gustaría”. Porque ahora es mía.
Ilusionarse es adueñarse de una fantasía. Ilusionarse es hacer propia la imagen soñada. La ilusión es como una semilla: si la riego, si la cuido, si la hago crecer, quizá se transforme en deseo. Y eso es mucho más que una ilusión, porque el “qué lindo sería” se ha vuelto un “yo quiero”. Y cuando llego ahí, son otras las cosas que me pasan. Me doy cuenta de que aquello que “yo quiero” forma parte de lo que soy. En suma, el sueño ha evolucionado desde aquel momento de inconsciencia inicial, hasta la instancia en que claramente se transformó en deseo sin perder el contenido con el cual nació. Sin embargo, la historia de los sueños no termina aquí; muy por el contrario, es precisamente acá, cuando percibo el deseo, donde todo empieza.”

Hugo W Arostegui


viernes, 4 de noviembre de 2016

Extravagantes Y Excéntricos


Todos hemos tenido en ciertas ocasiones la oportunidad de compartir parte de nuestro tiempo con algunas personas cuya forma de comportase pareciera estar completamente ajena con lo que pudiera considerarse como “socialmente admitido” al punto de prescindir en absoluto de “normas o estilos” que hacen a sus “presentaciones en sociedad”.

La excentricidad no es, como se suele pensar, una forma de locura. Habitualmente es una clase de orgullo inocente, tanto el genio como el aristócrata a menudo son recordados como excéntricos porque ambos actúan sin temor y no son influenciados por las opiniones y los caprichos de la muchedumbre.
Los excéntricos puede que no comprendan los estándares del comportamiento normal en su cultura, viven absolutamente despreocupados por la desaprobación que puedan tener sus hábitos o creencias dentro de la sociedad y exhiben lo más a menudo posible un individualismo extremo.
Muchas de las mentes más brillantes de la historia han mostrado comportamientos y hábitos inusuales.
Otras personas manifiestan un gusto excéntrico a la hora de elegir su ropa o tiene aficiones o colecciones excéntricas que mantienen con absoluta persistencia. También pueden tener una manera del hablar precisa y pretenciosa, con originales juegos de palabras y recursos lingüísticos.
Algunos individuos pueden incluso realizar excentricidades consciente y deliberadamente, en un intento de apartarse de las normas sociales o aumentar un sentimiento único de identidad; empujados de forma considerable por los estereotipos (por lo menos de la cultura popular y especialmente por los personajes ficticios) asociados a menudo a la excentricidad. Sin embargo, esto no siempre resulta acertado y el individuo en cuestión puede ser rechazado por los demás, que piensan que simplemente pretende llamar la atención.
Lo cierto es que estas personas existen, forman parte de nuestra convivencia y sin duda alguna enriquecen nuestros conceptos de “compartir la diversidad” son nuestros amigos y vecinos de barrio, compañeros de estudio o de trabajo, y también, por qué no, miembros de nuestra propia familia.

La vida en sociedad les incluye de pleno derecho y si su comportamiento social no contempla nuestro  “concepto de normalidad” deberemos aceptarles e integrarles tal cual son.


Hugo W Arostegui

Cultivemos La Ilusión


 “Con esta frase se apostilla las esperanzas que mantienen la ilusión que no siempre se cumple. Se trata de una frase consolatoria empleada cuando la realidad no ha proporcionado lo que anhelamos.”

Los sueños y la ilusión son el motor que alientan a la esperanza e incentivan la capacidad creativa de la persona humana, nunca se sitúan fuera de nuestro alcance como jamás se es tan viejo, nos referimos a los sueños y a la ilusión de que algún día, no tan lejano como la vida misma, formen parte de nuestra realidad como un corolario merecido por  todo el esfuerzo realizado.

“La ilusión está vinculada a los sentidos y es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo.

Ilusión es una palabra que procede del latín ilusionis y significa engaño. Porque así es la ilusión, es ese don que tenemos los seres humanos para creer en aquellas cosas que no vemos, pero que nos ayudan a vivir.

La ilusión está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados.

Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos empodera.

Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien quisiéramos tener a nuestro lado. 

La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.”

La ilusión atraviesa horizontalmente todas las etapas de nuestra vida, desde nuestra primera infancia nos ilusionamos con los duendes y las hadas y aunque el tiempo transcurra inexorablemente desde que recibimos la primera palmada en nuestra cola, nada ni nadie podrá jamás impedirnos soñar y poder nutrir a la alma del encanto de la ilusión.

La ilusión al igual que el aire que respiramos siempre estará latente y aunque no la veamos fluye constantemente impregnando de sentido a nuestra existencia.

Hugo W Arostegui


El Valor De La Confidencia


Una de las consecuencias previsibles y esperables en el incremento de intercambio de información que se produce entre “los nuevos amigos” que incorporamos a nuestras redes sociales las que han crecido tanto en cantidad como en intensidad.

Como sabemos en este intercambio mencionado, como es propio de las personas intervinientes suelen darse situaciones muy particulares donde afloran además del intenso intercambio de información que mencionamos relaciones de confianza entre los intervinientes donde se comparten datos de orden personal y confidencialidad que hacen parte de la privacidad de cada uno de los actores.

“Si bien la confidencia puede aparecer en cualquier ámbito y nivel de relación, entre los amigos íntimos resulta ser sumamente frecuente dado que uno a los amigos que más confianza les tiene les cuenta sus cuestiones más íntimas y personales. Por caso, la confidencia es más frecuente que se produzca cuando existe un importante grado de confianza entre las personas.

Uno de los sinónimos de este término que más empleamos es el de secreto. El secreto es una cuestión que permanece oculta y se esconde de la mayoría de las personas, por tanto, es desconocido por una importante cantidad de individuos y solamente conocido por quienes comparten el secreto en cuestión.

Asimismo como indicábamos respecto de la confidencia, el secreto puede implicar cuestiones personales que atañen a las personas ordinarias o bien tratar cuestiones o situaciones vinculadas a sectores de poder y de autoridad que de conocerse pueden causar notable repercusión en el común de la gente.

Cabe destacarse que en cualquiera de los casos mencionados, una confidencia entre amigos o una información clasificada que atañe a la seguridad de una nación, por ejemplo, deberán establecerse medidas de seguridad entre los intervinientes para garantizar la confidencialidad de aquello que se comenta.

Si le contamos un secreto a un amigo debemos cerciorarnos que alrededor o en la habitación en la que lo hacemos no haya nadie escuchando.”

Como se suele mencionar “las paredes escuchan” de manera que la confidencia mejor guardada es aquella que involucra a adultos conscientes y responsables que bajo ningún concepto admitirían divulgar aquello que se les ha confiado y que por su contenido íntegra   uno de los más preciados valores que hacen a una sincera y genuina amistad.

Hugo W Arostegui