Hemos escuchado muchas veces frases muy similares a las de este
título, decir, ha si dependiera de mi… es algo que está en la punta de la
lengua cuando nos referimos a lo que hacen o deberían hacer otras personas, por
extensión agregaríamos: si dependiera de mí no haría tal cosa, si dependiera de
mí tendría más cuidado, y seguiríamos utilizando esta expresión tantas veces
como posibilidades de evaluar el comportamiento ajeno tuviésemos por delante.
Ahora bien, esta premisa de “dependiera de nosotros”, no solamente
es universalmente válida sino que además, debemos estar gratos de que así
suceda, nadie puede hacer por nosotros lo que deberíamos hacer por nosotros
mismos, nuestras posibilidades de sobrevivencia dependerá de cuánto lo hayamos
comprendido y no solamente se trata de comprender sino más bien de aplicar en
todo cuánto sea menester que tengamos el desafío imperativo re realizar.
Esto que mencionamos se aplica en todos los órdenes de la vida
comenzando desde la niñez y continuando, desde entonces, hasta cuantas etapas
de nuestra consolidación como criatura humana lo requiera.
Esta realidad también puede ser utilizada como “una gran excusa”
un comodín que podemos esgrimir cuando lo queramos en el “gran mazo de nuestras
justificaciones” todo lo que hemos expuesto no nos exime de responsabilidad
para con nuestros semejantes, lo cierto es que nadie puede hacer lo que nos
corresponde a cada uno, pero nuestra condición humana requiere de que sintamos
en nuestro fuero íntimo de que si “dependiera
de nosotros” indudablemente lo haríamos.
Hugo W Arostegui
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