La descalificación de alguna
persona por la sencilla razón de que no contamos con los elementos de juicio
medianamente razonables como para rechazar sus opiniones generalmente
contrarias a nuestro modo de ver las cosas, suele ser un recurso, o un golpe
bajo o, como se dice vulgarmente, “una puñalada trapera” que “escondida debajo
del poncho” le ensartamos con el ánimo de eliminar de alguna manera su
pensamiento adverso a los nuestros.
Todos contamos con “con cierto
morbo” que nos hace proclives a “a degustar” ese sabor especial que suele
emitir el “condimento” que casi siempre, por no decir siempre, acompaña a este
procedimiento de deslizar subrepticiamente alguna referencia tendiente a
descalificar el concepto, generalmente buen concepto, que alguna persona ha
sabido ganarse a lo largo de su trayectoria.
Como alguien entendido en el
asunto ha dicho: “cuánto más alto crece el árbol mayor es el ruido que produce
al caer”.
“Descalificar se utiliza también en aquellas
situaciones en las que alguien es desacreditado. Así, si una persona hace una
afirmación inadecuada es muy probable que alguno de sus interlocutores rechace
su idea y la descalifique.
El concepto de descalificar se emplea en contextos de agresividad verbal. De hecho, si alguien dice "no voy a consentir ningún tipo de descalificaciones personales" está indicando que se opone a los insultos y a las críticas.”
El concepto de descalificar se emplea en contextos de agresividad verbal. De hecho, si alguien dice "no voy a consentir ningún tipo de descalificaciones personales" está indicando que se opone a los insultos y a las críticas.”
Lo cierto es que cuando se
recurre sin argumentos válidos, por el hecho de que de alguna forma cierta
envidia nos corroe, o nos sentimos impotentes de ante la argumentación
esgrimida por nuestro ocasional contendor, en el ámbito que fuere, lamentablemente
el daño que se produce suele salir mucho más caro que la enfermedad que nos
aqueja y moleste.
Generalmente la desacreditación
suele dejar sus víctimas tanto en el lado de quien las formula como en el de
aquel a quien se le formulen tales acusaciones, lamentablemente su accionar
tiene el “efecto boomerang” suele
golpear por detrás a quien lo arroje.
Hugo W Arostegui
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