lunes, 26 de junio de 2017

Sometimiento



Se entiende por sometimiento a aquel acto mediante el cual una persona maltrata a otra, la obliga a hacer algo contra su voluntad, la fuerza, la hace sentir profundamente mal. El sometimiento parte de un sentimiento de perversión que hace que una persona (conciente o inconscientemente) se sienta superior al otro y disfrute con placer el maltratarlo. Si bien el sometimiento entre animales también existe, el peligro del sometimiento entre humanos reside en el hecho de que al ser conciente muchas veces se genera un sentimiento de adicción o de goce que el que somete desarrolla, por lo cual se vuelve el sometimiento un acto común y cada vez más exacerbado.

Se entiende por sometimiento a aquel acto mediante el cual una persona maltrata a otra, la obliga a hacer algo contra su voluntad, la fuerza, la hace sentir profundamente mal. El sometimiento parte de un sentimiento de perversión que hace que una persona (conciente o inconcientemente) se sienta superior al otro y disfrute con placer el maltratarlo. Si bien el sometimiento entre animales también existe, el peligro del sometimiento entre humanos reside en el hecho de que al ser conciente muchas veces se genera un sentimiento de adicción o de goce que el que somete desarrolla, por lo cual se vuelve el sometimiento un acto común y cada vez más exacerbado.

Los psicólogos y analistas describen al sometimiento como una actividad normal o común entre seres que pertenecen a una misma comunidad o no. El sometimiento no sólo daña la psiquis y muchas veces también el físico del que lo sufre si no que además genera una sensación adictiva de placer y de superioridad en aquel que lo ejerce. Si bien el sometimiento puede no estar basado en la violencia física, siempre supone algún tipo de violencia psicológica o emotiva desde el momento en que una persona obliga o fuerza a otra a hacer algo contra su voluntad. Además, el sometimiento implica siempre un alto nivel de degradación, humillación y negación del que es sometido.

El sometimiento es hoy en día una forma común de actuar especialmente entre algunos grupos sociales, por ejemplo desde el hombre hacia la mujer, desde los ricos hacia los humildes, desde los que poseen conocimiento hacia los que no, etc. Sin embargo, a lo largo de la historia de la Humanidad ha desarrollado el hombre actos que implican alguna forma de sometimiento, incluso en niveles que hoy en día no son aceptables. Tal es el caso de la esclavitud o de la servidumbre, ambas dos formas de trabajo forzadas que impedían al individuo actuar libremente y que lo sometían a los deseos y prácticas violentas de sus amos o de quienes poseían poder sobre ellos. Las guerras han sido también históricamente formas 'justificadas' de ejercer sometimiento sobre las poblaciones vencidas.


Jamás Desistir


El tiempo y su manejo son un asunto altamente subjetivo. Cada cultura, e incluso cada persona, trata de clasificarlo en etapas bien demarcadas, pero aun así resulta imposible hacerlo.

¿Hasta dónde llega la infancia? Antes decían que hasta los siete años cuando se alcanzaba “el uso de la razón”. Ahora sabemos que puede llegar hasta los 90 años, aunque el cuerpo no lo sepa.
Así como a veces aparecen chicos de 10 años que se hacen preguntas trascendentales sobre el mundo y su sentido, también encontramos personas de 70 años que se enojan si alguien les niega un chocolate.

Hace unas cuantas décadas las personas de 20 años estaban listas para casarse y formar un hogar. Hoy en día esto se considera un exabrupto. Si consultamos lo que ocurre en la realidad solo podemos llegar a la conclusión de que en verdad nunca es demasiado temprano, ni tampoco demasiado tarde para la mayoría de experiencias en la vida.

“Volver a empezar, aún no termina el juego. Volver a empezar, que no se apague el fuego. Queda mucho por andar. Y que mañana será un día nuevo bajo el Sol. Volver a empezar”.
-Alejandro Lerner-

La rutina y los cambios
Aquello de que “Loro viejo no aprende a hablar” es válido seguramente para los loros, pero no para los seres humanos.

Estamos dotados de un cerebro con infinitas posibilidades. Es muy cierto que se hace más lento con los años, pero nunca se vuelve ineficiente del todo, excepto con la muerte.

Muchas veces nuestra vida no corresponde a lo que en verdad deseamos que sea. Es fácil dejarse atrapar por la rutina y los compromisos, y pensar que vivir es cumplir con el trabajo, sobrellevar una familia medianamente feliz y tener alguno que otro escape para la diversión.

Aunque la mayoría de nosotros ha soñado con aprender a interpretar un instrumento musical, o volverse a enamorar, o realizar un extraordinario viaje, 

Mientras la rutina permanece inalterada, trabajamos más en mantenerla intacta que en romperla. Pero la vida es dinámica y a veces, sobrevienen cambios que no teníamos previstos.

Esos momentos de cambio nos recuerdan que el tiempo no es una línea continua y ascendente. Pero también nos evocan todo lo que podríamos llegar a ser o a hacer cuando vemos que la siguiente página de nuestras vidas está completamente en blanco.

Siempre podemos renovarnos
Lo bueno de las crisis es que nos obligan a examinar los diferentes rumbos que puede tomar nuestra vida. A veces, sencillamente es imposible volver al estilo de vida que llevábamos, bien sea porque hay un factor externo que lo impide, o porque sentimos que no podemos seguir viviendo como veníamos haciéndolo.

En esos momentos de cambio es cuando puede aparecer una suerte de maravillosa locura que siempre hemos llevado dentro. Nos preguntamos entonces “¿por qué no?” ¿Por qué no ir a buscar a esa persona con la que tuvimos un distanciamiento, pero que sigue teniendo un lugar importante en nuestras vidas? ¿Por qué no dejar de una vez por todas ese trabajo que parece inventado por nuestro peor enemigo? ¿Por qué no aprender a tocar piano, como tantas veces lo soñamos? ¿Por qué no abrir los brazos a un nuevo amor y buscarlo en entornos hasta ahora desconocidos para nosotros?

Cuando de renovarnos se trata, lo único importante es tomar la decisión.

Tenemos la tendencia a apegarnos más de la cuenta al estilo de vida que solemos llevar. Nos cuesta trabajo creer que es posible vivir de una manera diferente. Desconocemos hasta dónde somos capaces de llegar cuando arde la llama de un nuevo deseo de cambio.

Nunca es tarde para vivir, ni para amar, ni para aprender, ni para soñar. En esos terrenos somos eternamente adolescentes. Ahí vive siempre el eterno aventurero valiente que todos llevamos dentro y que saldrá a buscar buena fortuna si reconocemos que mientras estemos vivos, el tiempo nos pertenece.



Apatía



En el lenguaje más coloquial, la apatía se expresa como un concepto mucho menos virtuoso: se le relaciona con la pereza, depresión y la actitud de abandono personal, en el más oscuro de los sentidos.

En teoría la apatía no constituye en sí una enfermedad, pero podría ser muchas veces una puerta de conexión con el círculo vicioso de la depresión, en especial si no se es capaz de vencerla, dejando que invada cada pensamiento y aplaste cada sentimiento hasta condicionar cada conducta.

Los síntomas más característicos de la apatía son:

     »Una pérdida de interés hacia las cosas que antes hacían disfrutar a la persona.
     »El sentirse triste, decaído emocionalmente o cabizbajo.
     »El abatimiento.
     »El sentimiento de indignidad.
     »La culpa.
     »La soledad del aislamiento.
     »La falta de la motivación.
     »La fatiga fácil.


La gente apática creen que son inadecuados o inútiles, atribuyen sus experiencias desagradables y sus futuros fracasos como defecto que consideran estigmático, aun en los casos en los que saben que es transitorio. Consideran que el mundo vive planteándoles exigencias que exceden su potencial y poniéndoles obstáculos que interfieren en el logro de sus metas.

Tal parece que no existe solución, pero si existe una salida para todo esto: para salir de la apatía se debe hacer uso de la voluntad, tener la voluntad para ver de otra manera las cosas. Recuerde la solución es el uso de la voluntad.

Escépticos


Si voy a mi oficina es únicamente para tener el privilegio de volver luego a casa paseando con Gödel
Albert Einstein (1879-1955), físico germano-estadounidense

 ¿Quién era esta persona a la que Einstein tenía en tanta estima? Pues únicamente el lógico más brillante desde Aristóteles, muy posiblemente la mente más preclara del siglo XX, y sin ningún género de dudas una de las personas que cambió nuestra concepción de la realidad.

Mucho más joven que Einstein, Kurt Gödel era de los pocos a los que el gran maestro de Ulm consideraba entre sus iguales, y ciertamente se encontraba entre los muy pocos con el empaque intelectual para permitirse darle la réplica en sus legendarias conversaciones sobre física y matemáticas. Gödel compartía con Einstein su genialidad y su oposición a las líneas de pensamiento dominantes en la época.

Al igual que la Teoría de la Relatividad demolió la idea de un espacio y un tiempo independiente, absolutos, e inmutables, sus Teoremas de Incompletitud cambiaron el rumbo de la filosofía y las matemáticas, demostrando la inherente inaprehensibilidad del concepto de verdad matemática absoluta y completa. Y al igual que Einstein se alejó de la mayoría de comunidad física al oponerse a la teoría cuántica como modelo final del Cosmos, Gödel hizo lo propio al aferrarse a sus ideas platónicas sobre las matemáticas.

La vida de Gödel nunca fue simple, empezando por la relación afectiva con la que se convertiría en su mujer (que contó con la oposición de la familia de Gödel), continuando por la anexión de Austria por la Alemania Nazi (que motivaría finalmente su huida cuando estalló la Segunda Guerra Mundial), y terminando con el deterioro de su salud mental en sus últimos años en los EE.UU. De esta última época se cuentan historias acerca de sus temores paranoicos (que finalmente acabarían por causarle la muerte por inanición), pero prefiero quedarme con la genial anécdota de su nacionalización estadounidense.

Siendo alguien que se tomaba las cosas realmente en serio, aunque se pudiera tratar de meras formalidades, decidió estudiar en detalle la Constitución de los EE.UU. para su examen de nacionalización. El día antes del mismo llamó a Oskar Morgenstern -brillante matemático de origen alemán, padre de la Teoría de Juegos- muy nervioso; había descubierto una inconsistencia lógica en la Constitución por la que se podía instaurar una dictadura en los EE.UU. Morgenstern intentó calmarle, temeroso de las consecuencias que un comentario sobre eso podría tener sobre sus posibilidades de nacionalizarse. Al día siguiente el propio Morgenstern y Einstein acompañaron a Gödel, intentando distraerle para que olvidara el asunto. El juez Philip Forman, impresionado por el dúo de genios que hacían de padrinos les permitió quedarse durante el examen. En el desarrollo del mismo le pregunto a Gödel “Vd. tenía la nacionalidad alemana hasta ahora, ¿no?” -“Austriaca” le corrigió Gödel; “Es igual” -prosiguió el juez- “aquello fue durante una horrible dictadura, pero afortunadamente eso no puede pasar aquí“; “¡De ninguna manera, yo puedo demostrarle que sí!” afirmó Gödel, que comenzó a explicarle el mecanismo que había descubierto. 

Afortunadamente, el juez Forman le interrumpió, y Einstein y Morgenstern consiguieron calmar a Gödel, que poco más tarde juraría su nueva nacionalidad. Es aún un misterio qué fue lo que Gödel había descubierto. Algunos expertos apuntan que podría tratarse del Artículo V que describe cómo se cambia la Constitución, pero no pone límites en dichos cambios, aunque es difícil creer que fuera algo tan relativamente simple lo que hubiera llamado la atención de Gödel.

La fascinación de Gödel por el pensamiento puro le llevó a analizar lo que el consideraba la cuestión filosófica por excelencia: el tiempo. Su conclusión fue, como casi todo en él, extrema pero sólida en sus términos. Para Gödel el tiempo -tal como intuitivamente se entendía, con su noción de pasado y futuro- no existía. Esta idea general la plasmó en una solución a las ecuaciones de campo de Einstein que no daba lugar a un universo estático (como Einstein erróneamente postulaba inicialmente), ni a un universo en expansión (como Lemaître descubrió, de manera consistente con la observación), sino a un universo en rotación en el que era posible viajar al pasado, lo que elimina la propia noción de pasado y futuro. Y si había un universo en el que esto era así (aunque no fuera el nuestro), el papel del tiempo se derruía, ya que dejaba de ser necesario en términos absolutos, y para Gödel lo que no era necesario, no era.


Kurt Gödel murió en 1978. Fue uno de esos genios irrepetibles cuya inteligencia desbordante alumbra el Universo, y que no aparecen todos los siglos. Gödel dejó de estar entre nosotros, pero como Palle Yourgrau sentenció, “en un sentido profundo, todos vivimos en el Universo de Gödel”.

La Particular Realidad Del Mito


"Enfocado en lo que tiene de vivo, el mito no es una explicación destinada a satisfacer una curiosidad científica sino un relato que hace vivir una realidad original y que responde a una profunda necesidad religiosa, a aspiraciones morales, a coacciones, a imperativos de orden social e incluso a exigencias prácticas."
Bronislav

Dice Mircea Elíade que el mito es una realidad extremadamente compleja, que podría abordarse e interpretarse de diferentes maneras, a menudo complementarias. EL mito contaría, en general una historia sagrada que relata un acontecimiento sucedido durante un tiempo primordial, la edad de oro, el fabuloso tiempo en el que todo comenzó. En este sentido, el mito cosmogónico es "verdadero" puesto que la existencia del mundo está ahí para demostrar que el mito ha sucedió y sucede: el mito de la muerte existe puesto que la mortalidad humana así lo prueba.

Existirían, sin embargo, dos categorías de narraciones mitológicas, las que se refieren al "tiempo primordial" cuyas historias suponen una modificación sustancial del mundo cotidiano y los relatos cuyos acontecimientos no implicaron una consecuencia drástica para la condición humana.

Respecto a la primera de estas categorías es posible afirmar que el tipo mítico conforma una realidad fuera de la realidad, transfigurada por la intervención de Seres Sobrenaturales. En algunas culturas, el individuo, al participar de la experiencia que lo pone en contacto con este saber mitológico se inserta e integra en ese tiempo fabuloso haciéndose contemporáneo de los acontecimientos evocados.

"Vivir" los mitos supone una experiencia religiosa puesto que se diferencia de la experiencia de la vida cotidiana. La religiosidad de la experiencia mítica se debe a la actualización de los acontecimientos fabulosos, exaltantes y significativos; se asiste nuevamente a las obras creadoras de los Seres Sobrenaturales. Los mitos "revelan" que el mundo, el hombre y la vida tienen un origen y una historia sobrenatural y que esa historia es significativa y ejemplar.

Hugo W Arostegui




Mitomanía


La mentira es algo que se da naturalmente: los animales, por ejemplousan el camuflaje para esconderse de los cazadores o capturar a su presa, representando así una estrategia para que las circunstancias giren a su favor. En el caso de nosotros, los seres humanosla mentira se emplea recurrentementepero cuando se llega a practicar de manera exagerada se conoce como mitomanía.

Si se acostumbran a hacerlo, dichas personas ni siquiera lo piensan, únicamente buscan inventar y contar historias destinadas a proyectar una mejor imagen de sí mismas. Esto implica un abuso de poder, ya que al inducir una idea falsa se ponen como meta obtener alguna ventaja.

Se ha establecido que detrás de este fenómeno se halla la inseguridad y los deseos de sobresalir, pues las personas que mienten creen que si se presentan como son nunca alcanzarán sus objetivos. “Son seres con baja autoestima que tratan de compensarse. Si creen que no tienen lo suficiente deben crearlo a base de engaños”

Pero aquí la interrogante es: ¿Cómo reconocerlos? Aunque no lo crean, es simple. Para contar falacias es necesario sustentarlas en otra afirmación, y así sucesivamente. Quienes inventan demasiado les resulta imposible no olvidar sus argumentos en algún momento y, por consiguiente, contradecirse. Adicional a esto, para relatar algo que nunca pasó debe considerarse que el otro sea incapaz de darse cuenta.

“Nos pueden engañar una, dos o tres veces, pero tras una serie de embustes es fácil detectarlos”, opinó Mercado Corona.

Esto hace que quienes padecen mitomanía tengan una vida inestable, ya que no persisten en sus empleos y sus relaciones interpersonales no son duraderas. “Nos desagrada tratar con un mentiroso; nos generan incertidumbre. Por lo tanto, ellos se crean problemas y si no son buenos al elaborar sus artificios experimentan ansiedad y miedo de que se descubra lo endeble de sus historias”

Además, se sienten incómodos con quienes son y potencian ficciones de ellos para sentirse bien con y ante los demás. Ya concretadas estas acciones, sobre todo si llevan haciéndolo durante mucho tiempo, les cuesta mucho aceptar que no han dicho la verdad y prefieren seguir en la falsedad.

Ante ello ¿Qué podemos hacer ante un mentiroso patológico? Lo primero sería confrontar las contradicciones, lo segundo sería alejarse de la persona. La investigadora agregó que lo incongruente es que establecen una imagen ficticia a fin de no ser rechazados; y si son descubiertos generan repulsión hacia sus similares.


Por lo anterior, es fundamental tratar la mitomanía. La académica abundó que el tratamiento recomendado incluye una psicoterapia enfocada en la cognición (para alejarse de este mal hábito) y trabajar en los aspectos emocionales, pues quizás actúe como el detonador de la mitomanía.

Rumiando Pensamientos


¿Eres de las personas que piensa todo a fondo, antes de actuar? Entonces quizás es momento de dejar a tu cerebro en paz. No es que pensar sea malo, todo lo contrario, pero pensar demasiado puede ser un obstáculo en el camino para alcanzar lo que deseas.

 Resulta ser que nuestro cerebro es capaz de operar a nivel inconsciente con una gran efectividad. Esto es posible porque aprende con rapidez y luego es capaz de ejecutar acciones “en automático”. Es lo que el neurocientífico David Eagleman llama “los programas impresos en el sistema”. 

Con ello quiere decir que una vez que nuestro cerebro aprende a hacer algo ya no le dedica tanta energía a repetir esa acción, y lo mejor, es capaz de mejorar el desempeño a medida que avanza en la práctica.

Tu clase de yoga. Las primeras sesiones obligan al cerebro a aprender una cantidad de poses, un ritmo de respiración, y de paso, a concentrarse en el presente. Nada fácil. Pero a medida que avanzas en la práctica se desarrolla una memoria que mueve al cuerpo sin necesidad de pensar en cada detalle. Así llega el momento cuando vas de una pose a otra simplemente porque el cerebro sabe lo que tiene que hacer. Lo mismo sucede con el tenis o el manejo de un auto. Así se desarrolla lo que en artes marciales se llama munshi no shin o “mente sin mente”. Es acción sin intervención del pensamiento racional y consciente.

Lo que sucede a partir de ese instante es que comienzas a fluir con la acción y tu conciencia es capaz de entrar en terrenos más sutiles y enfocarse en la profundidad del presente. Paul Zehr, profesor de neurociencia y autor de Black Belt Brain, sugiere que no se trata de no usar el cerebro, al contrario, la idea es usarlo de manera más efectiva y eficiente. Para ello hace falta dejar que nuestro sistema nervioso trabaje libremente en ciertas acciones sin estar intentando hacer las cosas a propósito y tras mucho pensar.

 Otro ejemplo: cuando los deportistas caen en un bajón suelen decir “es que estoy pensando demasiado en lo que hago mal”. Con esto se refieren a que están tan pendientes de sus movimientos que no dejan espacio a la sabiduría del cuerpo. Y acá es donde viene una aclaratoria importante: este estado de fluidez en el presente, que permite la acción del inconsciente, es posible luego de haber hecho el esfuerzo de aprender y practicar mucho. No cae del cielo.

 Lo que nos trae de vuelta a la costumbre de pensar mucho las cosas antes de actuar. Porque si bien la conciencia de nuestras acciones y la atención que surge de la mente racional es vital para desenvolvernos en el presente, no podemos estar constantemente “metiéndonos en el camino” de nuestro cerebro. 

¿La razón? Este órgano maravilloso es más complejo y profundo que nuestros pensamientos. Estos son, a fin de cuentas, una manifestación de la mente, pero no lo son todo. Nuestro cerebro está conectado de forma más integral a nuestro cuerpo y alma (si crees en ella).

¿Le dedicarías unos minutos a pensar en esto? No lo pienses demasiado y prueba. Déjate fluir, abriéndole la puerta a tu intuición y sabiduría interna, y lo más importante, disfruta el paseo.


 ¿O acaso eres también de esas personas que van rumiando pensamientos cuando navegan río abajo?